Un fin de semana en San Sebastián da para mucho, sobre todo para que queden ganas de volver. Esta ciudad combina arte, arquitectura, gastronomía y unos alrededores perfectos para realizar excursiones. Estirar 48 horas en Donosti para visitar la Costa Vasca es sencillo porque todo queda a mano.

Paseo de la Concha de San Sebastián.
VIERNES. Hondarribia y San Sebastián
Si accedes a San Sebastián en avión, por el aeropuerto de Hondarribia, aprovecha la llegada para pasear por esta antigua ciudad, la única de Guipúzcoa que conserva sus murallas renacentistas. Para subir a la parte antigua, de origen medieval, puedes emplear un cómodo ascensor y así evitas la cuesta y las escaleras. Una vez arriba, merece la pena caminar por sus callejuelas de piedra. En esta zona destaca la Plaza de Armas con la iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano y el Palacio de Carlos V. Si la hora de comer te pilla en Hondarribia, dirígete a la Hermandad de los Pescadores, ya en la parte baja de la ciudad, que sirve la sopa de pescado más sabrosa y el mejor txangurro que puedas imaginar. Después de comer, te darás cuenta de que la vida se ve de otra manera. Una vez en San Sebastián, reserva la tarde para pasear por el Barrio Antiguo. Te sorprenderán decenas de rincones, el ambiente y, por supuesto, los bares.
Para cenar, lo mejor es un recorrido de pinchos. Es casi imposible elegir entre tanta oferta gastronómica de nivel concentrada en este pequeño formato. Algunos de los locales más conocidos son Gandarias, La Cepa, La Viña y Ganbara.

Ir de pintxos en San Sebastián es obligatorio.
SÁBADO. Zumaia, Getaria y Zarautz
Para la mañana del sábado te proponemos un recorrido por algunos de los pueblos más bonitos de la costa: Zumaia, Getaria y Zarautz. Zumaia se encuentra en el Geoparque de la Costa Vasca, un territorio que atesora distintos capítulos de la historia del planeta. Merece la pena reservar una excursión para observar desde el mar el flysch, una formación geológica única en el mundo. Desde el barco, resultan más visibles los acantilados del geoparque. Estos esconden, escritos en los estratos rocosos, más de sesenta millones de años de historia (visitas guiadas en www.geoparkea.eus o www.begi-bistan.com). No renuncies en Zumaia a un paseo hasta la ermita de San Telmo, que ya era un lugar idílico antes de la fiebre de Ocho apellidos vascos (fue el lugar elegido por los protagonistas para casarse). Las vistas de los acantilados y el mar cortan la respiración.

Vista desde la ermita de San Telmo en Zumaia.
Tras este atracón paisajístico, nada mejor que continuar camino hasta Getaria. Esta pequeña población invita a pasear y a disfrutar del ambiente de la calle Nagusia, que baja hasta el mar. No te resistas a entrar en las tiendas y a tomar un pincho en alguno de sus numerosos bares. Te llamará la atención, casi llegando al puerto, la iglesia gótica de San Salvador, por su curioso suelo inclinado debido a la base rocosa. Desde aquí se puede ver el monte de San Antón, una pequeña península conocida, por su forma, como “el ratón de Getaria”.
Zarautz es la siguiente parada antes de regresar a San Sebastián. Luce un bonito paseo marítimo y un mar perfecto para el surf en la playa más larga del País Vasco. Si llega la hora de comer, una opción es acercarse al restaurante de la familia del televisivo Karlos Arguiñano. Aquí la fama que da la pequeña pantalla no les ha hecho relajarse y continuan ofreciendo una gastronomía de altura con excelentes materias primas ¡a un precio razonable!
Por la tarde, de regreso a San Sebastián, puede ser un buen momento para subir con el funicular al monte Igueldo. Las vistas son increíbles y, si se va con niños, se puede hacer una parada para que monten en alguna de las atracciones (¡no os perdáis la montaña suiza!) de este curioso parque de aire decadente y encantador.

El Paseo Marítimo que bordea la Concha merece un paseo a cualquier hora del día
DOMINGO. San Sebastián
La mañana del último día hay que aprovecharla para recorrer la ciudad: sus monumentos, los sorprendentes edificios y, por supuesto, el Paseo de la Concha. Al final del mismo se sitúa el Peine de los Vientos de Chillida, una escultura que literalmente peina el aire que la azota en medio de un paisaje contagiado por la energía de las altas olas.
La arquitectura cobra protagonismo en cualquier paseo por Donosti. No pueden faltar lugares como el Kursaal, el Ayuntamiento, la Diputación, la catedral del Buen Pastor o el Teatro Victoria Eugenia. Si se viaja con niños, son muy recomendables el Aquarium y los jardines del Palacio Miramar, con excelentes vistas sobre la bahía de la Concha.
La comida es un buen momento para elegir uno de los excelentes restaurantes donostiarras. Nuestra sugerencia es el restaurante Bokado del chef Mikel Santamaría, situado sobre el Aquarium.

Peine de los Vientos en San Sebastián.
CONSEJOS ETHERIA
• San Sebastián es una de las ciudades donde mejor se come del mundo. Cuenta con materias primas excelentes que provienen tanto de la tierra como del mar y en su cultura gastronómica se mezcla tradición y creatividad. Aquí hemos señalado algunos restaurantes pero los hay para todos los gustos: desde los tres estrellas Michelin hasta los bares más sencillos del Barrio Antiguo. Eso sí, si vais a un restaurante es imprescindible reservar con tiempo. Y tener en cuenta que en los bares de pinchos hay mucha gente; cambiad al de al lado si el que os han recomendado está lleno, en todos hay algún pincho especial.
• Si puedes, date un capricho y alójate en el Hotel María Cristina. Elegante, bien ubicado y con el aura que han dejado las estrellas de cine que han pasado por sus habitaciones cuando han acudido al famoso Festival de Cine de la ciudad.
• Si se alarga el fin de semana se puede realizar un salto a Francia para visitar San Juan de Luz, una bella ciudad marinera llena de historia.