El sur de Islandia es el más amable de los extremos de esta isla pero, aún así, supone un desafío en forma de climatología caprichosa, paisajes aislados (aislados de verdad), carreteras sin asfaltar y una naturaleza extrema que no se anda con chiquitas. ¿Preparadas para vivir un viaje de aventura? El geyser Strokkur en la región termal de Haukadalur. El título que da nombre a este reportaje no es nada casual. Y es que todo aquello que en otros lugares puede parecer trivial, en Islandia se convierte en una Aventura en mayúsculas. Así, una simple excursión se puede traducir en una caminata sobre los hielos milenarios del Vatnajökull, el segundo mayor glaciar de Europa. Darse un baño supondrá sumergirse en pozas termales generadas por la palpitante actividad volcánica. Y un simple paseo por la playa nos puede regalar, fácilmente, la presencia de ballenas o de focas . Aquí te proponemos una ruta por el sur de Islandia, la parte más accesible del país.
Islandia es así, un desafío, una sorpresa, un quedarse con la boca abierta en cada curva del camino.
Reykjavík, punto de partida El lugar de inicio de este viaje, que tendrá tres etapas, será Reykjavík . Es una primera parada indispensable para cargar provisiones y para tomarle un primer pulso a los (altísimos) precios que se barajan en este país. La respuesta de la capital al creciente flujo de turistas que cada año visitan Islandia se traduce en todo un bosque de grúas que auguran nuevos hoteles y espacios urbanos. Entre los cambios provocados por la gran afluencia de visitantes —Islandia tiene poco más de 330.000 habitantes y en 2017 recibió a 1,7 millones de turistas— también se cuenta la nueva normativa que prohíbe la acampada libre en todo el país . Era uno de los mayores atractivos para los aventureros más independientes que ahora deberán conformarse con plantar la tienda en las zonas habilitadas para ello.
Casas de colores en Reykjavík. Herencia vikinga Antes de partir rumbo a la Islandia oriental, daremos un paseo por esa Reykjavík que a pesar de las multitudes no ha perdido ni un ápice de su encanto norteño. Entre el muelle y la famosa iglesia Hallgrimskirkja se extiende todo un entramado de calles cuyas casitas multicolor albergan un universo de cafés hipsters y boutiques de diseño islandés. Los souvenirs más autóctonos tienen forma de jerséis tejidos a mano, de sales volcánicas, de bacalao seco para picar y de acuarelas de artistas locales.
En la parte más elevada, Hallgrimskirkja , con su arquitectura de hormigón blanco hecha para impresionar, parece sacada de una película de Fritz Lang. Desde su torre veremos el mar, los límites de la ciudad y ese paisaje quemado que se extiende más allá. Vayamos a por él.
La iglesia Hallgrimskirkja es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Parque Nacional de Thingvellir Nuestra siguiente parada en ruta será el Parque Nacional de Thingvellir , el lugar de mayor importancia histórica de Islandia. ¿El motivo? Aquí los vikingos establecieron el primer parlamento democrático del mundo, el Althingi , en el 930 d.C. Todos los clanes islandeses estaban llamados a las reuniones que aquí se llevaban a cabo y en ellas se aprobaron las leyes que rigieron la nación hasta 1262, cuando la corona noruega se anexionó Islandia.
Poco queda de aquellos tiempos de las sagas. Tan solo el propio paisaje roto, desgarrado, partido en dos por la falla que separa los continentes americano y euroasiático y que (ya lo advertimos) deja a muchos con la boca abierta. En Thingvellir tenemos el paisaje de piedra vertical y tenemos también el río Oxará. Sus lagunas y cascadas idílicas que una vez sirvieron para ajusticiar a quienes cometían crímenes o serias ofensas. Hoy, en sus aguas de pasado sórdido, podemos bucear entre placas continentales.
Parque Nacional de Thingvellir. Geysir, el padre de los géiseres Hay que desplazarse hacia el Este desde el Parque Nacional de Thingvellir para llegar a otro de esos lugares que no tiene un pasado histórico desde el punto de vista humano, pero sí desde la óptica geológica. En la región termal de Haukadalur , los científicos estiman que Geysir lleva activo unos 800 años . Hoy, este géiser, que dio nombre al resto de géiseres del planeta, ha llegado a expulsar agua hasta una altura de 80 metros. Pasa por un período de inactividad y es su hermano menor Strokkur —que estornuda cada 10-15 minutos— quien da más opciones fotográficas a los turistas.
El geyser Strokkur en plena actividad. Desde Geysir tomamos la Ruta 1 , la carretera de circunvalación. Esta línea de asfalto, aquí en el sur, ejerce de cordón umbilical entre Reykjavík y los pueblos del oriente islandés . En nuestro avance el verde gana terreno al negro y las praderas se apoderan del horizonte. En el mapa, todos los topónimos que tienen como sufijo foss nos indican que vamos a encontrar una cascada.
Las idílicas cascadas islandesas En el sur, y a pocos kilómetros (metros incluso) de la Ruta 1 están Selfoss, Seljalandsfoss, Skógafoss… con su estruendo fantástico y sus hordas de turistas tratando de no mojarse demasiado para hacerse el selfie del año.
¡Ay, las cascadas! hay tantas y son tan pintorescas que todas las guías de viaje les han hecho su propio ranking de belleza.
Pero hay que aventurarse un poco, salir de los caminos más transitados y conducir tierra adentro para buscar aquellas cataratas que no aparecen en el Top 10. Son muchas, son hermosas, son salvajes y en ellas la foto épica resulta más verosímil. (En voz baja y en letra pequeña: conviene explorar Thjofafoss, Gluggafoss o Haifoss ).
La cascada Seljalandsfoss. Vik y su playa de ‘Juego de tronos’ Nuestra ruta terminará en Vík , porque hemos decidido que Islandia no merece uno sino muchos reportajes (y prometemos dar más capítulos que completen la vuelta a la isla). Vík —cuyo topónimo en lengua vikinga significaba bahía— era tan solo un modesto puñado de granjas hasta hace escasos años. Aquí había prados verdes con caballos y ovejas que parecían estar puestos para la foto, una playa de arena negra que pocos conocían antes de la llegada de Juego de Tronos , y frailecillos, muchos frailecillos. Hoy Vík vive por y para el turismo y está preparada para recibir a todos aquellos que quieran pasear por los increíbles paisajes oscuros de Reynisfjara o hacerse fotos junto a un corderito.
Playa de arena negra de Vík. Hay hoteles-boutique, tiendas de souvenirs y varios restaurantes que en realidad no le quitan ni una pizca de encanto a una localidad donde la naturaleza lo domina todo. En realidad, lo domina más de lo que los visitantes ocasionales puedan sospechar. A escasos kilómetros de Vík se alza el volcán Katla agazapado bajo el glaciar Myrdalsjökull . De todos los volcanes activos que hay en el país, el Katla es el más temido por los expertos . Su eventual erupción podría causar una masiva inundación de la que, cosas de la vida, solo la iglesia de Vík —situada en lo alto de una colina— se salvaría de la catástrofe.
Iglesia de Vík. Dudas habituales si viajas a Islandia ¿Cómo son las carreteras en Islandia? La carretera de circunvalación (Ruta 1), le da la vuelta completa a Islandia y está, en su mayor parte, asfaltada. Desde ella parten muchas carreteras que conducen a poblaciones vecinas, algunas de ellas asfaltadas y muchas otras de grava, que son perfectamente transitables con un turismo convencional.
No obstante, si tenemos intención de salirnos con frecuencia de la Ruta 1 o de explorar un poco el interior, convendrá hacerse con un vehículo 4×4 . La mayoría de vías (incluso las no asfaltadas) son transitables en verano pero hay que tener especial cuidado en las tierras altas (interior de Islandia) y en las carreteras F. Las carreteras F tienen su propia señalización y para ellas será necesario un todoterreno de grandes dimensiones, pues el uso de turismos o 4×4 pequeños suele estar restringido y fuera de la cobertura de los seguros. En www.road.is podremos informarnos del estado de las carreteras (si están abiertas o cerradas, si hay que cruzar algún río o si ha habido cualquier incidencia en forma de inundación, desprendimiento, vendaval, nieve…).
¿Cómo es el clima en Islandia? Los veranos son suaves, con muchas horas de luz, pero tiene que tener en cuenta que el tiempo cambia en cuestión de minutos. Puedes pasar de un agradable momento de sol al frío y la lluvia en un momento. Por ello no dejes nunca el chubasquero o el cortavientos en el hotel.
Los inviernos son fríos y con poca luz, pero aún así el sur de la isla se puede visitar y disfrutar con los paisajes nevados. En esta época es casi imposible visitar la zona norte de Islandia.
• Más información en Turismo de Islandia .
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