Marina Paul nos cuenta su confinamiento y los atractivos turísticos de El Salvador, el destino que estaba recorriendo en esos momentos.
Iglesia de Panchimalco. © O.T. El Salvador El pulgarcito de América”, como también se conoce a El Salvador, se ha convertido en un ejemplo a seguir entre los países de la América Latina, y del mundo, en cuanto a las medidas adoptadas para contener el virus COVID-19. Aplaudido unánimemente, la oficina de turismo y el gobierno del país han sabido aprovecharlo para poner el país en el mapa y promocionarlo a viajeros de todo el mundo.
El Salvador Ya desde el pasado 7 de marzo, el gobierno de la nación prohibió la entrada a los viajeros procedentes de algunos de los países afectados como España, Italia, Alemania e Irán, entre otros, convirtiéndose en el primer estado de América Latina en decretar acciones preventivas aún sin casos confirmados.
A su vez, también obligó al cumplimiento de una cuarentena de 30 días en centros designados a todos los nacionales, residentes y diplomáticos que llegaran al país a partir de la fecha. Posteriores medidas incluyeron la prohibición de ingresar por vía terrestre desde Guatemala y Honduras, el despliegue del ejército en las fronteras para evitar ingresos por los puntos ciegos, o limitar el derecho de movilidad y la suspensión total de reuniones y eventos públicos, cerrando bares y discotecas, y hasta el aeropuerto para vuelos de pasajeros.
Todas estas medidas han conseguido que El Salvador se convierta en uno de los países más seguros de la América Latina en la actual lucha contra el coronavirus.
El Salvador cuenta con buenas olas para surfear. © O.T. El Salvador Sin embargo, preocupados por su devenir y tras cancelar la celebración del Campeonato Mundial de Surf, que pretendía dar a conocer sus playas al mundo, el gobierno aprovecha para hablar públicamente de las estrictas medidas de prevención tomadas, no solamente respecto al COVID-19, sino a recientes decisiones en la lucha contra las maras (grupos violentos relacionados con el tráfico de drogas) y potenciar el turismo en el país.
Días de reflexión Mi viaje a El Salvador, tras realizar escalas en Los Ángeles y Houston, tenía una duración prevista de entre 3 y 4 semanas, sin embargo ¡poco podría esperar lo que sucedería durante este tiempo!
Abandoné España sin casos de COVID-19 confirmados, pero éstos no tardaron en empezar a llegar. Mientras recorría el país, subía sus volcanes o disfrutaba de baños matutinos en el Atlántico, las noticias sobre los primeros casos en España iban ocupando las portadas de los medios y con ellos, crecía la alarma social. Casi un mes después de aterrizar en el país intenté poner rumbo hacia Nicaragua , mi segundo y más esperado destino de un viaje que pretendía llevarme hasta Panamá .
Dicen que la vida es lo que pasa mientras tú haces otros planes, así que mi viaje a Nicaragua fue cancelado en el último momento después de que Honduras anticipara el cierre de sus fronteras a las 12 del mediodía del pasado día 15 de marzo.
Sin posibilidad de entrar a Honduras y cruzar los 200 km que me separaban de Nicaragua, puse rumbo de vuelta a la playa de El Zonte , donde había pasado mi última semana relajándome en las playas del Atlántico y realizando un voluntariado en un hostal. Allí me encontré con otros 5 europeos y un estadounidense también “atrapados” por la situación que el mundo entero parecía vivir.
La playa del Tunco se encuentra a solo media hora de San Salvador. © O.T. El Salvador Hoy en día, tras más de una semana de encierro y 25 días más por delante , agradezco no haber podido cruzar la frontera, poder pasar la cuarentena en un lugar en el que todos nos sentimos muy seguros gracias a las políticas preventivas activadas con antelación y en donde disfrutamos de un clima agradable que nos permite usar nuestro pequeño jardín y piscina para realizar actividades en grupo que nosotros mismos organizamos sin jerarquías.
Practicamos yoga y ejercicio por la mañana con Barry, el chico de EEUU, y Kriss, de Alemania. Luego, nos permitimos un relajante chapuzón en la piscina y un poco de tiempo libre que se alarga hasta después de la siesta, justo cuando nos juntamos para realizar clases de español, que esas sí, corren a mi cargo.
Un encierro donde todos hemos intentado que se convierta en un ejemplo de buena convivencia y trabajo en equipo.
Ruta de los volcanes en El Salvador. ©OT El Salvador Qué ver en El Salvador Ruta de los Volcanes A pesar de su diminuto tamaño, El Salvador es el país con más volcanes de Centroamérica . Ni más ni menos que ¡170 volcanes! Y aunque el 90% del total de su territorio está formado por materiales de este origen, solamente 14 de ellos siguen activos hoy en día. Entre los más populares, constantemente monitorizados por expertos vulcanólogos ante peligro de posibles erupciones, podemos visitar el volcán de Izalco, Ilopango, Pacayal, Coatepeque, San Vicente, San Miguel o el de Boquerón.
Volcán Llamatepec o de Santa Ana. © O.T. El Salvador El ascenso de 1,5 horas al volcán de Santa Ana o Ilamatepec (en lengua indígena Náhuatl), también activo, sigue siendo uno de los más populares entre los turistas.
Con vistas al vecino Izalco, el lago Coatepeque y al océano Pacífico, en el interior de su cráter, de 1 km de diámetro y unos 300 m de profundidad, se encuentra una laguna sulfurosa con activas fumarolas que lo convierten en el más “instagramable” del país.
Ruta de las Flores. © O.T. El Salvador Ruta de las Flores La ‘Ruta de las flores’ sigue siendo el principal atractivo del país. Imitando la campaña turística del México ‘Pueblos mágicos’, El Salvador está intentando impulsar el turismo de experiencias, costumbres y festividades bajo el lema “pueblos vivos” incluyendo 6 de los pueblos de la reconocida “Ruta de las flores”.
En ella, los pintorescos pueblos de Ahuachapan , Nahuizalco , Juayuá , Apaneca , Concepción de Ataco y Salcoatitlán organizan actividades culturales promovidas por artistas locales y artesanos durante los fines de semana para dar a conocer su herencia indígena, gastronomía y usanzas de materiales como madera, mimbre o añil.
Sin duda, el lugar ideal para disfrutar de un agradable clima fresco en un país que parece vivir un verano eterno y donde poder impregnarse de sus tradiciones y gastronomía durante unos días.
Ruta de la Paz Situado en el poco turístico departamento de Morazán , al noreste del país, la Ruta de la Paz fue creada para conservar esa parte de la historia y de la cultura del país desconocida para los turistas. Esta ruta permite al viajero conocer más sobre los eventos y las zonas de combate de la época del conflicto armado de la década de los 80, una de las épocas más duras y violentas por las que haya pasado este pequeño país.
Una de las paradas imprescindibles es la visita al pueblo de Perquín , un pequeño municipio apartado en las montañas que alberga el Museo de la Revolución Salvadoreña donde excombatientes realizan tours guiados por antiguas trincheras y lugares de gran importancia histórica, mientras comparten anécdotas en primera persona.
El añil, una técnica de teñido precolombina, es una de las actividades que identifican a El Salvador. © O.T. ElSalvador Lago Coatepeque En ocasiones descrito por los salvadoreños como “la octava maravilla natural del mundo” –después de que se postulara como tal en el año 2013 y donde obtuvo el segundo lugar–, la visita al lago Coatepeque, declarado centro de interés turístico nacional es, sin duda, en un imprescindible de cualquier recorrido por El Salvador.
Formado sobre un antiguo cráter volcánico, muelles de madera se elevan sobre su orilla en forma de hoteles, lujosas segundas residencias y restaurantes con vistas que ofrecen un merecido descanso entre el bullicio de la ciudad de San Salvador, las altas temperaturas del país y los largos ascensos a sus diferentes volcanes.
San Salvador, un mercado al aire libre San Salvador sorprende al viajero por ser una ciudad de grandes contrastes: desde su casco antiguo con edificios de estilo colonial de la época española, a sus calles abarrotadas de mercados callejeros a ambos lados o su nueva área destinada a los centros comerciales, embajadas y, en definitiva, a la élite del país, la también llamada “zona rosa”.
Centro histórico de San Salvador. © O.T. El Salvador Aunque algunos viajeros decidan dedicarle únicamente la últimas horas antes de abandonar el país o tras su llegada a éste, San Salvador comienza a afianzarse como destino turístico en Centroamérica a la altura capitales como San José de Costa Rica o Ciudad de Panamá.
Sea lo larga que sea tu estancia, algunas de las paradas obligatorias de visita en la ciudad son: la Catedral de San Salvador y su Cripta a Monseñor Romero , la iglesia del Rosario , la visita a las plazas de la Libertad , de Gerardo Barrios y de El Salvador del Mundo , el Palacio Nacional y al Teatro Nacional , que es, a su vez, el teatro más antiguo de todo Centroamérica.
Tumba de Monseñor en San Salvador. © O.T. El Salvador En definitiva, San Salvador es una ciudad que está dando pasos agigantados para modernizarse, que se activa tras la salida del sol y parece no cesar su actividad hasta que todos sus habitantes hayan disfrutado de pupusas para cenar, la comida tradicional del país.
Sin duda, un país que sigue luchando para olvidar su pasado y mejorar su futuro con políticas sociales innovadoras y con una población deseosa de romper con los prejuicios y la imagen de un país violento, recibiendo a quienes se animen a visitar este desconocido e interesante país, con tanta fuerza de superación en su historia como bondad entre sus habitantes.