No valen términos medios en el más auténtico de los valles meridionales cántabros, hemos llegado al sur. En Valderredible encontrarás montañas como barcos varados, que separan el municipio de la meseta castellana, y, a la vez, guardan sus mejores secretos entre nieblas, ¡que para eso estamos en Cantabria!
Valderredible, esencia rural de Cantabria. Actualizado en febrero de 2024
Algunas regiones cuentan con tantos atractivos y son tan diferentes que cuesta elegir un solo lugar para recomendar. Ese es el caso de Cantabria, que podríamos escribir todos los días sin cansarnos. Entre todas sus propuestas, os queremos hablar de una comarca que puede que ni os suene pero que tiene una importancia histórica, cultural y natural que merece la pena destacar entre los artículos de Etheria Magazine. Os hablamos de Valderredible, ¿os suena? Después de leer este reportaje, seréis grandes expertas.
1. Pisar la primera patria de los cántabros Si no fueron todos los caminos, al menos los más importantes del poblamiento cántabro debieron de pasar por Valderredible , a juzgar por el rico patrimonio cultural que esconde en los casi 300 km2 que abarca. Así se convierte en la comarca cántabra más extensa y en la primera que poblaron los cántabros. A un paso de la meseta, pero abrigada entre montañas, se convirtió en un refugio para permanecer a salvo del agitado Medievo peninsular.
Paisaje de Cadalso, en Valderredible. 2. Cuando el río Ebro se hace poderoso Un joven río Ebro , como un desorientado adolescente, abandona su ruta hacia al sur y pega un marcado quiebro hacia el oriente, ahí sabrás que has entrado en Valderredible. La fertilidad de la tierra, en los campos de labor a sus orillas, parece darle la bienvenida para que recorra con su energía fluvial el escaso desnivel del valle. Vigilantes de su paso son los perfiles montañosos cántabros –frente a la altiplanicie mesetaria–, que desde el valle parecen una gigantesca ola piedra, con la que hace frontera al sur tocando con tierras palentinas y burgalesas .
El río Ebro a su paso por La Puente del Valle, Valderredible. 3. Embajadoras del mundo rural En la montaña, las nieblas se entretienen entre prados jugosos de postal alpina que salpican el panorama valle arriba. Mientras, el sol acaricia los campos de cereales en lo más abrigado del valle; las patatas son las auténticas protagonistas del amplio fondo de vega, un tubérculo que suele acompañar su rotunda gastronomía. Aunque las patatas de Valderredible no son de variedad autóctona, tienen gran fama por su extraordinario color dorado y forma alargada . Pero, sobre todo, su sabor es lo que más te llamará la atención, el clima del valle es el culpable de que no te canses de comerlas. Ya sean fritas o cocinadas a fuego lento en la olla ferroviaria y en el guiso de jabalí. Presumen de no lavarse como una marca única, una señal distintiva del valle donde se han criado.
Girasoles en Valderredible. 4. Al fresco de la piedra En Valderredible penetras en uno de los mejores enclaves románicos del mundo . Prepárate para recorrer un mapa tachonado de bellísimas ermitas rupestres . Desde el año 711, su paisaje se fue salpicando de torres y espadañas, burlescos canecillos e inmensas pilas bautismales. Esto es obra de los cristianos que hallaron el valle secreto entre montañas como refugio de sus creencias religiosas frente al avance musulmán. Su fuerza espiritual creció abrigando sus templos en el vientre materno de la roca. Pisarás un mundo de rocas convertidas en ermitas.
No dejes de visitarlas todas porque en un territorio pequeño podrás abarcarlas fácilmente y deleitarte con sus detalles exclusivos. Comienza en la iglesia de Santa María de Valverde , verás su imponente espadaña románica señalando una de las más espectaculares huellas de la cristianización del valle junto al Centro de Interpretación de la Arquitectura Rupestre .
Iglesia de Santa María de Valverde, en Valderredible. 5. Es la hora del bosque Si tienes fijación con las catedrales, la del Monte Hijedo te ha va a resultar única y natural gracias al verde tan refrescante de sus robles. No obstante a los monjes medievales que partían a expandir el cristianismo desde tierras riojanas les parecía una selva llena de peligros. Por sus sendas pisarás uno de los mejores bosques que se conocen de roble albar y eso que buena parte de sus árboles, a los que suman pinos silvestres, hayas y tejos, fueron talados para leña y para alimentar los Reales Astilleros de Guarnizo. Escucha ese repiqueteo constante sobre la madera, es el taladrar del pito real y el picamaderos negro , aves que se desenvuelven a placer en los bosques maduros y saludables. Busca el sendero que más te apetezca recorrer visitando el Centro de Visitantes del Monte Hijedo instalado en una bonita casa torre medieval en el pueblo de Riopanero.
Robles en Valderredible. 6. Abierto hasta el amanecer Valderredible no solo mira al río que favoreció la comunicación y el desarrollo del valle sino que, ascendiendo desde el pueblo Rocamundo hacia la meseta se alcanza el borde del crestón calizo con el que el páramo de la Lora cierra el valle por el sur. Se abre a vista de pájaro sobre la comarca, además de, gracias al Observatorio Astronómico de Cantabria (observatorioastronomicocantabria.com), lograr que el valle cántabro más secreto tenga una conexión directa con el cosmos . Visítalo por el día o durante la noche, identifica planetas y constelaciones o sigue a algún cometa. Basta con ascender hasta su cúpula y mirar por el telescopio, tendrás el universo ante tus ojos.
Observatorio Astronómico de Cantabria, en Valderredible. 7. Viaje al más allá Al asomarte a Puente del Valle verás que el Ebro ya avanza tentador expandiendo sus frescas aguas por un ancho cauce. Cruza el puente y sube al altozano para admirar una de las necrópolis más impresionantes que hayas visto, la de San Pantaleón. Sus tumbas antropomorfas excavadas sobre la roca marcan el camino hacia el otro mundo. Son el enterramiento medieval practicado por el valle. La única iglesia rupestre que no posee una necrópolis en sus inmediaciones es la de Santa Eulalia en Campo de Ebro , aunque es uno de los templos al que se ha dado más usos, pues fue escuela y refugio de guerra. La cantidad de tumbas que verás en la espectacular necrópolis de Santa María de Peñota , en Susilla, te cuenta de la notable población medieval que albergó el valle. Y es que la arquitectura ligada al paisaje sigue siendo parte de la identidad valluca, y si no contempla la magnífica muestra del Centro de Visitantes de la Piedra en Seco (más información en cultura@valderredible.es).
Santa Leocadia (Castrillo de Valdelomar) y Centro de Interpretación de la Arquitectura Rupestre (Santa María de Valverde). 8. En la Persépolis cántabra Y cuando creas que ya ha visto todo tipo de arquitectura en comunión con el paisaje del valle surge al oriente San Martín de Elines . Su colegiata románica del siglo XII es un bellísimo emblema del templo que en sus orígenes, dos siglos antes, fue parte de un cenobio mozárabe. Fíjate bien en los adornos que sustentan sus columnas y en los canecillos, sentirás que has entrado en la Persépolis cántabra entre tanto detalle en piedra de la vida en el Medievo. También verás sarcófagos profusamente decorados e, incluso, la concha peregrina que nos confirma que está en uno de los caminos compostelanos más ancestrales. Cuando en su ábside veas los restos de una pintura mural con dos apóstoles –la única conservada en tierras cántabras-, sabrás que pisas uno de los más valiosos enclaves de la Europa románica.
Colegiata de San Martín de Elines, Valderredible. 9. Cambia al rural contemporáneo Algo tiene Valderredible que te hace fijarte en cada rincón urbano, tanto es así que estudiantes y profesionales de arquitectura y de la construcción de todo el mundo acuden cada verano para estudiar su urbanismo y el respeto a la arquitectura tradicional de sus pueblos. Las lenguas se solapan por los núcleos rurales, así como las exposiciones de los dibujos realizados y las charlas que destacan la tradición para salvar la belleza rural. Cuando se marchan, los pueblos vuelven a llenarse de silencio. La despoblación marca su presente pero la dinamización que la comarca está desarrollando –y tal vez con el impulso del cambio climático– logrará un nuevo esplendor rural para el más sureño valle cántabro.
Centro de Visitantes del Monte Hijedo, Riopanero, Valderredible. 10. Una ducha en la cascada del Tobazo Antes de que el río Ebro se encajone en un cañón de profunda belleza asciende hasta la cascada del Tobazo , en la localidad de Villaescusa del Ebro. Sobre la curiosa roca de toba calcárea se desprende una extensa cortina de agua. Es la cascada del Tobazo que reparte su agua en mil hebras plateadas sobre la anaranjada roca y el verde del musgo. La magia de verla solo se produce en otoño cuando las lluvias favorecen los bonitos hilos líquidos.
Cascada El Tobazo, en Villaescusa de Ebro.