Vive una experiencia medieval única en el corazón de la provincia de Cuenca, y recorre las llanuras de la comarca castellano-manchega como lo hiciera Don Quijote, es decir: sin pisar el asfalto. Te contamos qué ver en Belmonte, un viaje apropiado tanto para hacerlo con amigos como en familia. Tú eliges.
Castillo de Belmonte. ©P.Grifol Considerado como uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha y catalogado Conjunto Histórico Artístico, la villa conquense de Belmonte empieza a destacar como destino turístico para pasar un divertido, a la par que instructivo, fin de semana.
Belmonte se llama así porque siempre tuvo un monte con mucha belleza –sencillo ¿eh?– . Pues en lo alto de ese bello monte –que ahora se llama cerro San Cristóbal– se yergue el gran castillo de Belmonte, que es lo primero que hay que visitar en el pueblo para ir introduciéndonos en el ambiente. La historia de la fortaleza, que como es habitual ha pasado por las pertinentes etapas de monasterio, cuartel y cárcel, es larga y complicada; así que la resumiremos diciendo que su estilo es gótico-mudéjar, que su construcción se inició en 1456 y que no se sabe cuándo finalizó.
Vistas de Belmonte desde su castillo. ©P.Grifol Lo que nos conviene saber cómo visitantes es que después de muchos desafortunados sucesos a través de siglos, la última fase de su reconstrucción se acabó en 2016. El castillo es ahora propiedad del duque de Peñaranda Hernando Carlos Fitz-James Stuart y Falcó , que junto con el empeño del pueblo de Belmonte (hablar de dinero es de mal gusto) ha conseguido su rehabilitación, y ahora se encuentra en perfecto estado de visita.
Monumental aljibe del castillo de Belmonte. ©P.Grifol Visitas organizadas Dada la riqueza y peculiaridad de sus estancias, es recomendable valerse de la audioguía que entregan a la entrada o documentarse con el libro que venden en la tienda del castillo. También es interesante apuntarse a las visitas teatralizadas que reviven las gestas más memorables de las que sus muros han sido testigo. Ahora, el de Belmonte, es uno de los castillos mejor conservados y más importantes de España.
El castillo de Belmonte ha tenido dos grandes hitos en su historia: la época medieval y el siglo XIX. Fue en esa última época cuando la española Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia por su matrimonio con Napoleón III, empezó a restaurarlo y lo transformó en su residencia.
Torneo medieval en Belmonte. ©Castillo de Belmonte Combates medievales A los pies del castillo se encuentra el mayor parque histórico-temático de Máquinas de Asedio del mundo , que recibe el nombre de Trebuchet Park , haciendo honor a uno de los artefactos lanzapiedras del Medievo. El recinto, inaugurado en 2018, tiene 40 máquinas de asedio a escala real, organizadas en cuatro sectores temáticos: Mundo Cristiano, Mundo Musulmán, Mundo Oriental y Máquinas del Renacimiento.
Trebuchet Park. ©P.Grifol Son piezas construidas bajo las directrices de Rubén Sáez (Historiador y Premio Nacional de Defensa 2004), que recrean las auténticas piezas de los siglos V a XV. Ingenios como ballestas, catapultas, fundíbulos, manteletes, onagros y trabuquetes (el aparato de contrapeso o trebuchet, que da nombre al parque), hacen las delicias de los niños… o casi más de sus padres.
«El recorrido constituye una experiencia cultural digna de aplauso. Es historia recreada. Contundente cultura».
Junto al parque hay una gran explanada habilitada para celebrar combates y torneos medievales –allí se rodó la película El Cid–.
El combate medieval es un deporte federado. ©P.Grifol Los combates se pueden confundir con una teatralización, un juego o una batalla campal, pero no es ninguna de estas tres cosas, sino que se trata de un deporte federado que empezó a practicarse en Rusia hace unos veinte años, donde ahora incluso luchadores ¡y luchadoras! ya tienen la categoría de profesionales patrocinados. Es decir: que cobran -cobran de las dos maneras (se entiende)-: en la chapa de la armadura y en metálico. En fin, todo sea por el deporte, porque cuando dos se pegan… es porque los dos quieren.
La cetrería La cetrería –el noble arte de la caza de volatería (quizá)– se practica en Belmonte durante todo el año. Así que también, y en fechas señaladas (ver calendario), los asistentes pueden disfrutar de exhibiciones de vuelo de aves rapaces, ya que el castillo dispone de una halconera propia . Conocer más sobre la educación ambiental a través de la observación de las técnicas de vuelo y comportamiento de las aves rapaces resulta una actividad muy interesante.
Cetrería en el castillo de Belmonte. ©Castillo de Belmonte En bici, en quad o en buggy Belmonte Aventura es una empresa de turismo rural que intenta crear un nuevo concepto turístico sumando gran parte de los recursos de la comarca, tales como historia, cultura, gastronomía y ecoturismo. Si a este amplio paquete de iniciativas le sumamos la emoción que supone conducir un vehículo off-road , podemos pensar en un cóctel muy atractivo que sumerge al visitante en una experiencia difícil de describir si no la vives directamente allí.
Excursión con Belmonte Aventura. ©P.Grifol Desde Belmonte podemos hacer excursiones con el aliciente de conducir un quad, un buggy o recorrer en bicicleta de montaña las extensas llanuras de la comarca castellano-manchega sin prácticamente pisar el asfalto. Aparcar junto a un molino y dejar que corra la imaginación, parar junto a una mina romana en medio del campo, degustar un típico almuerzo manchego con vino de la tierra en algún pequeño ‘pueblo olvidado’, visitar el taller de un artesano o la fragua de un chispero, o conocer por dentro una bodega en una visita guiada con cata comentada, son actividades susceptibles de poder ser programadas si nos ponemos en manos de Antonio Abad, artífice y promotor de la seductora idea (Tel. 670666744 y www.belmonteaventura.com)
Antonio Abad con un grupo de Belmonte Aventura. ©P.Grifol …Y no te olvides de la Colegiata En algún momento tenemos que hacer un hueco para ver (por dentro) el edificio religioso más importante de Belmonte: la colegiata iglesia de San Bartolomé . Construida en el siglo XV con un estilo gótico-renacentista, sobre los restos de un santuario visigótico del siglo V. En su interior llama la atención la sillería del coro , el primer coro historiado de España que tallaron en madera de nogal los maestros flamencos Egas y Hanequín de Bruselas. Sobre la silla presidencial cuelga el lienzo del ‘Divino’, de Luis Morales.
Colegiata de San Bartolomé e imagen del Cristo de la columna. ©P.Grifol En su pila bautismal fue bautizado el poeta fray Luis de León ; y sus retablos tienen joyas escultóricas como ‘Jesús atado a la columna’ del maestro Salzillo y ‘Maria Magdalena Penitente’ de Salvador Carmona. Tras una imponente reja se asoma el Cristo de los Peligros , una talla en marfil sobre madera de ébano que debe su nombre a que los marineros que traían la imagen en barco desde Filipinas pusieron la imagen en lo alto del palo mayor para serenar las tempestades.
Una curiosidad que el librito de la iglesia no dice: allí está enterrado el Tío Camuñas . Busca en la wiki al personaje porque no tiene desperdicio. Después, ya podremos retirarnos al hotel mucho más tranquilos.
Rueda tu propia película en Belmonte Como estamos en un escenario de cine, es recomendable transportase (mentalmente) a la época en la que se rodó la película El Cid (1961). Imagínate como aquella esplendente Sofía Loren en el papel de Doña Jimena ¡que no envejecía nunca!… Y si te toca el rol del mismísimo Cid Campeador (Charlton Heston), sueña que cabalgas en la explanada del castillo montado en su legendario Babieca. Échale fantasía y valor.
Foto de archivo del rodaje de El Cid en Belmonte. En ese mismo lugar, con el castillo de fondo, se rodó toda una saga de películas sobre el noble castellano Rodrigo Díaz de Vivar: Las hijas del Cid, La espada del Cid , etc., que eran las series a las que estaban enganchados tus padres (o tus abuelos) en los años sesenta del siglo pasado ya en Tecnicolor.
Si te va más el cine de terror, también puedes ponerte en el contexto, porque ese fue el plató de El retorno del hombre lobo (1970), El Felino (1978) y El aliento del Diablo (1993).
Y si te da por sentirte Dulcinea, pues también vale, porque allí se rodaron Dulcinea del Toboso (1966) y El caballero Don Quijote (2001) de Manuel Gutiérrez Aragón, que fue la última película rodada en Belmonte.
Así que carga la batería de tu móvil… y rueda tu propia película.
Guía práctica de Belmonte Cómo llegar En coche. Belmonte está a 150 Kilómetros de Madrid por la A-3
Dónde dormir Sin duda, la posibilidad de alojarse en un antiguo palacio del siglo XIV es una experiencia de la que no se puede disfrutar todos los días. Con una impresionante arquitectura, el palacio del Infante Don Juan Manuel Hotel SPA cuenta con habitaciones dotadas con todas las comodidades de un 4 estrellas, además de un recomendable restaurante –Los Alarifes – y un spa.
Hotel Palacio del Infante Don Juan Manuel. Dónde comer La Muralla (www.lamurallabelmonte.com) tiene una amplia variedad de platos tradicionales como Morteruelo, Ajo Arriero, Perdiz escabechada y Gachas… pero ¡ojo! No comas gachas si ha muerto algún vecino del pueblo. Se dice que si alguien la ha ‘palmao’, ese día mete el dedo en el puchero. La tradición es la tradición.
Perdiz escabechada del restaurante La Muralla. Enoturismo A tan sólo 5 minutos de Belmonte se encuentra Mont Reaga (www.montreaga.com) una afamada bodega que te ofrece posibilidad de disfrutar del mundo del vino y del descanso en una placentera jornada de enoturismo. Cultiva varias variedades, pero con la uva Merlot ha conseguido uno de sus productos estrella: Fata Morgana , un vino dulce natural envejecido entre 12 y 14 meses en fudres franceses. Enhorabuena.
Carmen Fernández Montes, presidenta de bodegas MontReaga. Más información www.castillodebelmonte.com
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