Más allá de sus luces durante las fiestas, las calles de Vigo brillan por su deslumbrante gastronomía: variada, de producto y en permanente renovación. Sigue nuestros pasos por esta rutiña de tabernas, restaurantes, mesones y furanchos vigueses, y reúne el hambre suficiente, porque la vas a necesitar.
Panorámica desde el ‘Mejor banco del mundo’, en la ría de Vigo. © Kelu Robles Actualizado 8/2025 Entre tanta y tan buena oferta gastronómica, elegir dónde comer en Vigo puede convertirse en un problema –¡y bendito problema!–. Para que no te hagas líos, en Etheria Magazine hemos seleccionado cuatro opciones gourmand para que recorras la ciudad de Iván Ferreiro y devores, como es debido, la ría del ‘Príncipe de las Bateas’ –así apodan a Iago Aspas, el delantero más querido del R.C. Celta de Vigo–. ¿Estás preparado para conocer los mejores restaurantes y bares de Vigo? Allá vamos.
1. Tapeo en el ‘Casco Vello’ Si el corsario inglés Francis Drake se hubiera tomado una copa de godello mientras rechupeteaba una nécora en la Taberna A Mina (Rúa San Vicente, 8), quizá no se hubiera liado a cañonazos contra la ría viguesa en 1583. O al menos no con tanto ahínco. Cada miércoles, este hipsterizado local de los años ochenta elabora uno de los cocidos más reconocidos de la ciudad, aunque sus berberechos, mejillones y croquetas también representan un delicioso recuerdo del local más retro del casco antiguo.
A unos metros, las raciones de A Regueifa (Rúa San Vicente, 1) recuerdan que en Galicia no escatiman en cantidades ni en creaciones propias. Como la tortilla del Bar Chavolas (Rúa Cesteiros, 3), que lleva la jugosidad por bandera y anuncia la llegada de un trío de ases gallego: zamburiñas, empanada y pulpo en un ambiente rústico de grandes sillares de piedra y mesas de madera que conservan cierto aroma a sidra. Para tomar la contrapartida marítima, la Taberna A Pedra (Rúa Cesteiros, 2) sirve grandes dosis de marisco en su blanquiazul vajilla de Santa Clara, mientras la ‘carne o caldeiro’ triunfa en su reverso cárnico.
Exterior de © Taberna A Mina, en la rúa San Vicente. El regreso de chefs que se han curtido en el extranjero como Juan Manuel de la Cruz, de Casa Obdulia (Avenida de Galicia, 140, Teis), y la frescura de jóvenes como Adrián Albino, de Niño Corvo (Rúa Real, 22), ha aportado un aire renovado al plantel gastronómico vigués. Prueba de ello: tomarse un exótico Bao Bil de Baiuca sobre un poyete de la rúa Menéndez Núñez, 11 se ha convertido en una parada más del aperitivo en el casco.
Donde parece que no pasa el tiempo —tanto por sus precios como por sus elaboraciones— es en el bar O Porco (Rúa Real, 23), un pequeño local de toda la vida famoso por su bocata de jamón asado y por su delicioso lacón con grelos.
La realidad dista mucho de la popularidad turística de las ostras de Vigo. Su consumo no es tan tradicional y extendido como imaginamos. Entonces, ¿a qué se debe su fama?
Mercado da Pedra Tras la Guerra Civil, cinco mujeres decidieron buscarse la vida vendiendo ostras en el Mercado da Pedra , en la calle Pescadería. Su gesto, servir ostras frescas con un chorretón de limón, ha llegado de generación en generación hasta nuestros días, aunque hoy queda poco de aquel clan. Apenas el restaurante Casa Vella (Pescadería, 1 (A Pedra) Calle das Ostras) y pocos más mantienen su actividad ostreira en sus terrazas de A Pedra, más frecuentadas por foráneos que vigueses. Sin embargo, en la localidad de Arcade , a 20 kilómetros de Vigo, este marisco sí representa un importante capítulo de su tradición comercial. De hecho, Arcade exporta ostras conservadas en escabeche desde la época del Imperio romano.
Isabel, la última ostreira de A Pedra, un mural de © Mon Devane en la calle Bueu (barrio de Coia). 2. Sacar los pies del Casco No es lo mismo recorrer el Casco Vello, que el centro de Vigo. El Casco Vello pondera la arquitectura gallega tradicional, empedrada y con toques medievales, y el centro de Vigo representa el esplendor señorial y los ensanches típicos del siglo XIX. Sus calles alternan comercios de marcas internacionales con galerías de arte cosmopolita como el Museo MARCO (marcovigo.com), la Fundación Barrié (fundacionbarrie.org) y la Casa das Artes .
La figura de un enorme Sireno traza lo alto de la Praza Porta do Sol, y el Dinoseto —un enorme seto con forma de dinosaurio— protagoniza las fotografías más chistosas de los viajeros que llegan al centro de la ciudad. Para tomar un tentempié en esta zona, en Eligio (Travesía de Aurora, 4) encontrarás los pequeños placeres propios de una pequeña taberna.
Vigo es el puerto pesquero más importante de España —fue el sexto del mundo—, sería un pecado pasar por alto templos gastronómicos marineros como el minimalista Maruja Limón (marujalimon.es) junto al Paseo del Náutico , que cuenta con una estrella Michelin y dos Soles Repsol.
Pieza de cerdo a la brasa con glaseado agridulce, yogur de cabra y pepino (Izq). Jurel a la brasa con soja fermentada, cacahuete y chile (Dcha). © Maruja Limón En las inmediaciones del náutico, en la rúa de Luis Taboada 9, Othilio ofrece coquetas elaboraciones en su local a juego. No te pierdas su bocadillo de churrasco ibérico con pimientos asados y rúcula, y desafía la nostalgia probando los Othilitos, sus pastelitos inspirados en los míticos Phoskitos. Son tan buenos los bocadillos de Othilio, que enfrente cuentan con Melitón (en el número 12), su versión especializada en bocatas de lo más atrevidos. Valdevez (Rúa de San Bernardo, 4), Juanita Gastro bar (Joaquín Yáñez, 4. Arco de Quirós) y Picadillo (Fermín Penzol, 10) siguen el mismo estilo de hostelería cuqui , pero en el Casco Vello.
Situado en una humilde vivienda junto a la playa del Vao, el Restaurante Bao (Camiño Fontela, 138) sirve raciones de marisco sin tonterías , como en casa, ideal para las viajeras de interior que sueñan con darse un homenaje de centollas y percebes servidos en grandes bandejas.
El ambiente familiar de Bao recuerda una ley gallega no escrita que asegura que en casa es donde mejor se come marisco. © J.L. Migueláñez y F. Abente La mejor carne del sur de Galicia No deja de ser jocoso que uno de los santuarios más importantes de carne de Vigo se llame Asador Soriano (asadorsoriano.com). En sus más de mil metros cuadrados de salones ubicados en el barrio de Bembrive se sirve la mejor carne del sur de Galicia. Las viajeras sibaritas arroceras deben saber que MalaSangre Food & Club (Rúa República Argentina, 6) ganó el concurso ‘Mejores Arroces de España’ en 2019 gracias a las creaciones de su chef David Couñago, no muy galleguistas, pero sí suficientemente exigentes como para llevarse este galardón.
Un breve paseo hacia el barrio de Casablanca recompensará con la empanada y las jugosas brochetas de rape y langostinos de Tapas Areal (tapasareal.com/. Y, de camino hacia Teis, Casa Marco (Rua de García Barbón, 123 ) lidera todo tipo de listas gastronómicas en Tripadvisor. No olvidarás su rollito de solomillo de ternera gallega ni el rodaballo a la parrilla con salsa de caviar de erizo.
Comer en un furancho es lo más parecido a que una familia gallega te acoja en su casa y te sirva un banquete con sus mejores platos.
3. Los furanchos, una tradición en peligro de extinción Este modelo de negocio nació para aprovechar el excedente de vino de los pequeños productores locales. En sus garajes, e incluso en el salón de sus casas, cada familia productora ofrece su vino en jarras, botellas y cuncas —cuencos de cerámica blanca— y lo acompañan con raciones de pimientos de Padrón, zorza, caldo, tortilla, empanada y otros productos derivados de la matanza.
En su origen, cada familia colocaba una hoja de laurel en la entrada de su vivienda para anunciar la apertura de su furancho, también llamado ‘loureiro’, término derivado del laurel.
Interior de un furancho durante las fiestas de San Blas. © Turismo de Vigo Cada 3 de febrero, los furanchos del barrio vigués de Bembrive viven su momento álgido durante las fiestas de San Blas, aunque las actividades comienzan desde mediados de enero. Reserva con antelación una mesa porque esos días miles de personas comparten vino, comida y bailes típicos, como en una macrofiesta enxebre de invierno, llevando el ambiente tradicional gallego a su máximo exponente.
Así son las raciones de cocido de los furanchos. © Turismo de Vigo 4. La ría, de todo y para todos Todos los ángulos de la esencia gallega se reúnen en la ría de Vigo: la de interior, la marinera, la urbanita y la salvaje. La tradición pesquera de Nigrán , a 20 kilómetros de Vigo, se funde con el ambiente exclusivo de sus avenidas repletas de coches de alta gama y con los surferos que se zambullen en la playa de Patos . En esta población, las brasas de Los Abetos (losabetosrestaurante.com) anuncian su especialidad en churrasco.
Especialmente interesante en verano por sus treinta y ocho playas, Cangas do Morrazo y su casco histórico de palacetes blasonados y casas de patín —viviendas populares marineras— coleccionan suficientes motivos para cruzar la ría en ferry (mardeons.es/barco-vigo-cangas).
A nivel gastronómico, en Cangas te esperan las excelentes almejas a la marinera, berberechos y mejillones de Casa Eladio .
La localidad de Redondela se erige en la frondosa confluencia de los ríos Alvedosa y Maceiras. El municipio está especialmente de moda por las espectaculares vistas que ofrece el ‘Mejor banco del mundo’ , instalado en Cedeira por una persona anónima en el año 2015. Además, las veras fluviales de Redondela ofrecen una de las experiencias gastronómicas más auténticas de esta ruta: cenar en un molino . De esencia furanchil y familiar, todo suma para que sus turbinas nos trasladen a su mundo de fantasía. El rumor del agua, la ubérrima arboleda junto al cauce del río, e incluso sus enormes mesas de madera recuerdan los suculentos banquetes de Asterix y Obelix. O Muiño da Ponte y O Muiño Vello son los molinos más conocidos de Redondela.
Siguiendo la estela de lugares con vistas, Casa Pinales (Av. Redondela, 124, Teis. Redondela, Pontevedra) presume de posición frente a una de las mejores panorámicas de la ría y sirve el mejor arroz con bogavante de Chapela.
Y además… te proponemos descubrir con amigas el barrio pesquero de Bouzas a bordo de una tabla de paddle surf. Surf Vigo (surfvigo.com) aporta todo lo necesario para la experiencia: monitor, traje, tabla y fotografías para el recuerdo. En sus inmediaciones, Bodega Mondariz (Rúa Alfolíes, 1) sirve económicas y suculentas raciones de pescado y marisco, servidas al calor de la familia que la regenta.
Un trago de licor café y un buen neopreno eliminarán toda duda respecto al frío.
El © Parador de Baiona se encuentra en un extremo de la península de Monterreal. Un final perfecto… El Parador de Baiona pone la guinda a este viaje gastronómico. No sólo por el nivel de su cocina, también por su envidiable ubicación frente a la inmensidad del océano Atlántico, en una majestuosa fortaleza medieval.
Tradición, buen producto, variedad… Razones no nos faltan para que devoremos este pedazo de Galicia, ahora te toca a ti. ¡Que aproveche!
Tus visitas guiadas y excursiones en Vigo con Civitatis
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