Dar voz a las mujeres viajeras y decididas es uno de los objetivos de Etheria Magazine. Por este motivo no podíamos dejar de relataros la aventura en la que se ha embarcado Sania Jelic, una croata con nacionalidad española que se ha propuesto viajar sola tras la jubilación. Pero eso no es todo, con su proyecto “Silver Sania” está decidida a demostrar que los sesenta son perfectos para recorrer el planeta y disfrutar con calma del placer de sumergirse en las culturas de otros países.
Sania Jelic viajando por el mundo. Sania Jelic es ante todo una viajera. Antes compaginaba esta pasión con sus trabajos en el sector turístico en empresas e instituciones como Amadeus o la Oficina de Turismo de Croacia, de la que fue directora durante diez años. Ahora, recién jubilada, puede dedicar su tiempo a recorrer el mundo y ha decidido comenzar con Sudamérica y Centroamérica. Un viaje de cinco meses con el que recorrerá países como Brasil, Argentina, Costa Rica, Perú, Bolivia, islas Galápagos, Colombia… y lo que surja. Y tenemos la suerte de que quiera compartir esta experiencia con todas nosotras en Etheria Magazine.
Sania es una mujer tremendamente vital e inquieta , por lo que un viaje de este tipo no responde sólo a su afición por viajar. Tras plantearse este nuevo modo de vida para los próximos años percibió un vacío en las propuestas para los mayores de sesenta y cinco años (más allá del Imserso). Es lógico que para una una persona que define los 65 como “los nuevos 45”, las propuestas para personas de su edad no encajasen en su concepción de viajar.
Según sus palabras “quiero contribuir a cambiar la percepción senior y animar a mayores, sobre todo a mujeres independientes, a viajar y disfrutar de esta etapa de la vida”.
Como no podía ser de otro modo, en Etheria Magazine nos ha encantado su plan de vida viajero para los próximos años y esperamos que su historia inspire a otras mujeres a superar los miedos a viajar solas se tenga la edad que se tenga. Le damos la palabra a Sania para que nos relate en primera persona su plan de viaje que, como casi todos, comienza con una idea que toma forma en el salón de casa y charlando con amigos.
Sania disfruta de cada viaje que hace. El gran viaje de Sania Jelic Cuando me faltaban unos meses para la jubilación, que llegaría al cumplir los 66 años, 2 meses y 2 días, ya me atreví a empezar a esbozar planes sobre qué hacer con mi vida. Tenía claro que quería viajar a lo grande por todo el mundo. El orden estaba por definir, pero desde el principio mi idea fue dedicar el primer año a América Latina , el siguiente a África , luego Asia y acabar con Polinesia . Entre medias, países sueltos de Europa y Oriente Medio que me faltaban por visitar. Para entonces tendré 70 años y se supone que habré decidido dónde y cómo quiero vivir.
Viajar tras la jubilación rompiendo estereotipos Cuando mis amigos me preguntaban que “qué quería hacer en la jubilación” les comentaba mis planes. Me miraban con cara de incredulidad y risitas. Lo que más me molestaba eran las palmaditas en la espalda con frases del tipo “bueno, ahora tienes tiempo, eh, puedes viajar”. Eran esas palmaditas y risitas lo que me hizo tan consciente de la actitud hacia los mayores.
Sania está dispuesta a recorrer el mundo durante los próximos años viajando sola. Aquí en el Jardín Botánico de Curitiba. Parece que las palabras “jubilación”, “mayor” o “senior” son más bien peyorativas. Denominan el actual estereotipo establecido en la sociedad según el cual a las personas mayores de 65 años se les mete a todas en un mismo lote. En él prevalece la imagen de la mujer solitaria mirando por la ventana, la pareja canosa feliz en la playa disfrutando del viaje del Imserso y la señora de 90 años que ha saltado con un paracaídas.
Estereotipos absurdos que poco o nada tienen que ver con la realidad de mujeres (y hombres) mayores de 65 años, prejubilados y jubilados, en plena forma física y mental, con tiempo y medios para gastar como les plazca.
El estigma contra gente mayor está presente en los medios, en la política y en el marketing corporativo. Yo no podré cambiarlo, claro está. Pero, lo que si me propuse, es intentar llegar a las mujeres mayores de 50 años para decirles que lo mejor está por llegar; que la jubilación es una etapa maravillosa de la vida y que se cuiden para llegar bien física y mentalmente hasta ahí para poder disponer de otra forma de su tiempo. Y, por supuesto, ¡que pueden viajar! Solas o acompañadas ; y que queda mucho mundo por descubrir y mucho por aprender y aportar. Esta reflexión, junto con las palmaditas, me reforzó para tomarme mi proyecto en serio.
Las cataratas de Iguazú son una de sus primeras paradas de viaje. El comienzo: el salón de casa Había viajado sola antes a distintos sitios. También había estado en viajes de trabajo en alguna capital en América Latina. Pero esto no es lo mismo que proponerse hacer un viaje de cinco meses, a siete países , con una maleta de a bordo y una mochila pequeña (no, no iba a cargar con una mochila de 65 litros). Tenía claro qué países quería visitar, qué zonas ver y en qué medio publicar para llegar al público que me interesaba que escuchara mi relato. Al final la ruta incluiría estos países:
Brasil: Curitiba, Cataratas de Iguazú, Manaus y Amazonas. Argentina: Ushuaia y Patagonia. Chile: Patagonia, Santiago, Viña de Mar, Antofagasta y desierto de Atacama. Bolivia: Salar de Uyuni, Oruro y La Paz. Perú: Lima (ya había viajado antes a otros lugares como Machu Pichu). Ecuador: Galápagos y buceo en liveaboard . Colombia: queda por ver. Según el tiempo que tenga y cómo me sienta después de cuatro meses de viaje… Costa Rica. El plan me traerá de regreso a Europa en la segunda mitad de abril de 2023.
Organizar la ruta Brasil es relativamente fácil, pero la Patagonia supone un reto. Hay muchísima información online y lo que al final me quedó claro es que es difícil, por no decir imposible, recorrer TODA la Patagonia (chilena y argentina), incluyendo los parques nacionales chilenos, en un viaje. Hay tantas maneras de trazar la ruta en América Latina que realmente todo vale. Pero hasta después del viaje no sabré lo que podría haber hecho diferente.
Los viajes habituales de vacaciones de dos o tres semanas son muy intensos. Suelen incluir vuelos, traslados y van a “tiro hecho” a los principales puntos de interés. Cuando no hay limitaciones, el enfoque es diferente.
Tracé la ruta para el primer mes de viaje, porque además incluía la época de ferias en América Latina, y las festividades de Navidad y Año Nuevo. No podía arriesgarme a no hacer reservas y, a la vez, me molestaba muchísimo tener que atar de una manera tan contundente mi viaje, sin saber qué lugar me gustaría más y dónde quería o no extender la estancia.
¿Me acompañáis en esta aventura? La importancia de la logística Nunca me gustó planificar todo al dedillo, sin dejar espacio de maniobra. Pero con esas fechas no había elección. Además, había que gestionar temas logísticos como el seguro de viaje , el tipo de equipaje , las tarjetas de crédito, el chequeo médico y dental antes de la salida, la copia de seguridad de móvil /tablet, ropa y calzado adecuado para el viaje, vacunas , fotocopias de documentos, etc.
Lo que me resultó muy útil fueron los blogs de varios viajeros que habían dejado una información de valor incalculable sobre sus recorridos y experiencias recientes por esos parajes.
Con todo hecho, o anotado en la lista de cosas por hacer, me senté al portátil y compré billetes y reservé alojamiento para los primeros 45 días. ¿Queréis saber cómo me fue? Os lo cuento en la próxima entrega.
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Fotografías cedidas por Sania Jelic.
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