Tarazona, una de las ciudades más bonitas de Zaragoza, invita a vivir una experiencia histórica y cultural a los pies del Moncayo. En su momento enamoró a Bécquer y, hoy día, cautiva a cuantos la visitan. Te contamos algunos de los lugares que os gustará conocer en vuestro viaje.
Vista panorámica de Tarazona. Tarazona no necesita ocupar el primer puesto en los listados de los pueblos más bonitos de España porque basta dar un paseo por sus calles para que ocupe las primeras posiciones de nuestro propio ranking. Este rincón aragonés sufrió el asedio de Alfonso El Batallador y la ocupación de Pedro El Cruel, y también presenció la boda de Alfonso VIII, rey de Castilla, con la hija de Enrique II de Inglaterra. Con un pasado donde las batallas y las alianzas matrimoniales estaban a la orden del día, no sorprende que se haya creado una nueva ruta turística denominada Amor y guerra en tierra de frontera . Este itinerario lleva al viajero a pasear bajo casas colgadas y robustas murallas, antiguas mezquitas, una misteriosa judería y una catedral que nunca deja indiferente porque está considerada el máximo exponente del gótico peninsular más primitivo. Sin duda, Tarazona tiene todos los elementos necesarios para convertirse en un cuento medieval, con sus luces y sus sombras.
Retorno a la Edad Media Su particular ubicación geografíca hizo que Tarazona, la antigua Turiaso, tuviese un papel protagonista durante la Edad Media. A veces le dio poder, otras la llevó a la guerra… pero siempre fue un punto de encuentro de reinos y culturas.
Una rápida mirada a su historia nos permite ver clara esta diversidad cultural: en el siglo V, cabeza de diócesis; en el VI, una de las fortalezas más importantes del estado visigodo; después, cuatro siglos de dominio musulmán, en los que se convivió pacíficamente con la comunidad mozárabe; en el siglo XII, enclave estratégico de la Corona de Aragón y en el XIV “llave del reino” por su influencia en territorios de los reinos de Aragón, Castilla y Navarra.
Cada etapa dejó su huella en Tarazona, por lo que pasear por sus calles es ir descubriendo sus restos hispanovisigodos, mozárabes, románicos, góticos y renacentistas. Y, por supuesto, el mudéjar, la única manifestación artística surgida como ejemplo de convivencia entre diferentes culturas en un mismo lugar y que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Esta ciudad zaragozana también contribuyó a ampliar los horizontes intelectuales de Europa gracias a la traducción del conocimiento árabe al hebreo y al latín, lenguas que convivían en la misma ciudad.
Ruta medieval por Tarazona. Visitas esenciales en Tarazona Aunque el corazón medieval de Tarazona lo vais a ir descubriendo en vuestro deambular por la ciudad, no está de más hacer una parada más prolongada en algunos de sus monumentos y espacios de mayor interés histórico y cultural.
Catedral Nuestra Señora de la Huerta La Catedral de Tarazona es una de las joyas artísticas más importantes de Aragón, en ella conviven el estilo gótico francés y el mudéjar con elementos renacentistas únicos en Europa, como sus flamantes pinturas del siglo XVI que le han dado fama en todo el continente. Los estudios realizados durante la restauración indican que hay estructuras que datan de época romana y que en los primeros siglos del cristianismo pudo haber culto cristiano.
Coro de la Catedral de Tarazona.
Palacio Episcopal Este bonito palacio renacentista, con su peculiar fachada volada hacia el río, es una de las imágenes más reconocible de Tarazona. Antigua fortaleza musulmana y castillo medieval, el Palacio Episcopal pasó a ser después un magnífico palacio renacentista con grandes exponentes de ese estilo.
Calle de acceso a la plaza del Palacio Episcopal de Tarazona. Iglesia Santa María Magdalena Ubicada cerca del Palacio Episcopal, ésta fue la iglesia principal en tiempos de los visigodos. Convertida en mezquita en la dominación árabe, fue la parroquia de la nobleza turiasonense tras la Reconquista de la ciudad por El Batallador en 1119. En ella se celebraron Cortes del Reino, en su puerta se verificaban las subastas oficiales y en su plaza se reunía el Concejo Municipal. Reconstruida tras la guerra de los dos Pedros, los elementos constructivos más antiguos conservados son románicos.
Ábside románico de la iglesia de la Magdalena. Murallas de Tarazona Como ciudad de frontera y enclave estratégico para los diferentes reinos, durante la Edad Media Tarazona contaba con un importante sistema defensivo, con muros en cada uno de los barrios y una muralla exterior que incluía el casco urbano y zonas sin edificar. De ellas se conservan algunos lienzos de muros y dos torreones.
Iglesia San Miguel Arcángel Esta iglesia, originalmente una mezquita, se convirtió en templo cristiano en el siglo XIII. Sufrió daños durante la Guerra de los Dos Pedros y un incendio en el siglo XVI, lo que requirió su reconstrucción. Su torre mudéjar destaca junto con las portadas góticas. El interior, de una sola nave con bóveda estrellada, incluye varias capillas, como la del Santo Cristo, Santa Águeda y el Pilar. El retablo mayor, obra de Martín de Ahumel y Pietro Morone, muestra tallas y pinturas bíblicas. Además, hay diversas pinturas murales, destacando las de los siglos XIV al XVII.
Espacio Cultural San Atilano (antigua iglesia de San Atilano) San Atilano, nacido en Tarazona en 939, fue un noble que se convirtió en religioso y llegó a ser obispo de Zamora, donde falleció en 1009. A mediados del siglo XVIII se autorizó la construcción de una ermita en su honor con tres naves y una fachada barroca con el escudo de Tarazona. Su retablo mayor, presidido por una escultura de San Atilano, fue atribuido a José Carmona. La ermita fue restaurada y desacralizada en el siglo XX, convirtiéndose en espacio expositivo que alberga actualmente una exposición sobre el patrimonio inmaterial que recopila las tradiciones de origen medieval y las leyendas de amor y guerra de la época.
Casas Colgadas Esta es otra de las imágenes más conocidas de Tarazona. Estas viviendas, situadas en el Barrio de la Judería, están construidas en saledizo para ganar terreno al recinto amurallado. En ellas residían familias de la nobleza, de las más privilegiadas del lugar.
Casas colgadas de Tarazona. Iglesia Nuestra Señora de la Merced (ex convento de frailes mercedarios) Los frailes mercedarios llegaron a Tarazona en el año 1300. De acuerdo con su particular filosofía de pobreza, se dedicaron a recaudar dinero con el que sufragar la liberación de prisioneros cristianos en tierras musulmanas. En el siglo XV el Obispado les cedió parte del solar de la vieja parroquia de Santa Cruz del Rebate, desaparecida durante la Guerra de los Dos Pedros, y levantaron un pequeño templo desde el que establecieron importantes lazos con los turiasonenses.
Ermita San Juan Bautista Junto al nacedero del manantial Ojo de San Juan se encuentra, excavada en la roca, la pequeña ermita de San Juan Bautista. Aunque los elementos constructivos más antiguos conservados parecen del siglo XVII, se sabe que esta ermita ya existía en época medieval y fue siempre propiedad particular hasta que en 1973 fue donada al Consistorio.
Triforio gótico de la Catedral de Tarazona. Crucifijo Humilladero A partir del siglo XIV, en las encrucijadas de los caminos reales del reino de Aragón, generalmente a las afueras de las localidades, se colocaban cruces para conmemorar fechas, acontecimientos o como testimonios religiosos para fomentar la piedad y la confianza en la Divina Providencia de los viajeros al transitar los inseguros caminos. Algunas de las cruces, como la de Tarazona, estaban protegidas por templetes y se empezaron a llamar “humilladeros” por ser lugares públicos de ajusticiamiento.
Iglesia y claustro San Francisco de Asís Según la tradición, fue el propio San Francisco de Asís quien, en peregrinación a Santiago de Compostela, pasó por Tarazona en 1214 e instauró una comunidad de frailes menores. Para apoyarla, el obispo y el cabildo catedralicio le donaron la ermita de San Martín, situada extramuros pero muy próxima a la catedral, para que le sirviera de oratorio. El convento de San Francisco se fundaría un poco más tarde.
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