Poitiers se conoce como la ciudad de los cien campanarios, es capital de la región de Vienne, tiene 2.000 años de antigüedad, en su universidad estudió Descartes y muchos de sus logros se deben a mujeres. En este artículo os hablaremos de sus figuras femeninas más destacadas y también de las visitas de mayor interés de este destino.
Poitiers es una ciudad animada y con numerosos bares y cafeterías. © Manena Munar El importante papel de la mujer en la historia de Poitiers es innegable , y un dato curioso, aunque sea coincidencia, es que dos figuras clave comparten el nombre Leonor. Dicho nombre, según en qué lengua o credo se traduzca, puede significar luz, compasión, voluntad. Nobles apelativos que se ajustan al carácter de dos mujeres relevantes de la ciudad. A Leonor de Aquitania , del siglo XII, se la podría considerar la protagonista de este rincón francés que habla de ella en cada esquina. Una mujer donde las haya, sobre la que corren todo tipo de leyendas que recuerdan su importante papel en Poitiers, un condado que heredó junto con el Ducado de Aquitania –el mayor dominio de Francia– a la muerte de su padre. Y la otra es Léonore Moncond’huy , alcaldesa de Poitiers desde 2020, una figura clave en el panorama político francés por sus posiciones ecologistas.
En Poitiers también hay que recordar a Juana de Arco , que fue defensora de la casa de Orleans antes de terminar en la hoguera. Del juicio que tuvo en la ciudad salió vencedora, ya que un jurado admitió su papel guerrero y divino, pero no tuvo la misma suerte en Rouen (Ruan, en español), donde un tribunal eclesiástico pro inglés la terminó condenando.
Centro histórico de Poitiers. © Manena Munar Un poco de salseo histórico sobre Leonor de Aquitania Si desde niña apuntaba maneras cuando luchaba por sus ideas, pronto se convirtió en una mujer independiente y rebelde. Las costumbres que impuso, la moda, incluso su actitud, diferían bastante de las normas sociales que por aquel entonces imperaban en París.
A los quince años, Leonor de Aquitania decidió casarse con Luis VII, rey de Francia, pero el matrimonio comió pocas perdices. Tras años de una relación un tanto tormentosa, cambió de tercio y de país para contraer nupcias con el rey de Inglaterra, Enrique II. Tuvieron ocho hijos, uno de ellos fue el famoso Ricardo Corazón de León. Otro, el tristemente conocido como Juan sin Tierra, se le recuerda en la maravillosa película El León de Invierno , protagonizada por Anthony Hopkins, Katherine Hepburn y Peter O’Toole.
Segundo matrimonio con Enrique II La impresionante y gótica Catedral basílica de San Pedro , levantada bajo mandato de Leonor de Aquitania, fue el lugar elegido para la magna boda con Enrique II. El rey iba mucho por su Inglaterra natal, mientras que su esposa, culta e inquieta, amante de las artes, organizaba conciertos, veladas con trovadores y tertulias en el palacio de los condes de Poitou y duques de Aquitania, que representa uno de los conjuntos arquitectónicos más notables de la Edad Media en Francia. Allí es donde se encuentra la llamada Sala de los Pasos Perdidos , por lo mucho que paseaban los imputados esperando sentencia, y donde, por cierto, se rodó parte de la película Juana de Arco , dirigida por Luc Besson.
Sala de los Pasos Perdidos, antiguo salón de encuentros culturales de Leonor de Aquitania. © M.M. Su segundo matrimonio tampoco fue un cuento de hadas. Tras diversas infidelidades por parte del monarca y altercados varios, el rey inglés la encerró en la torre de Salisbury durante quince años, al estilo Rapunzel. Una vez murió el rey, Leonor no cesó en su empeño y siguió contribuyendo a las artes, y también a la política pues, de hecho, le tocó ser regente de los reinados de sus dos hijos, Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. Se la cree alta, rubia, de ojos azules, y buena figura. Pasó sus últimos años en la abadía de Fontevraud donde descansa junto a su familia de la Casa de Plantagenet. En la escultura de su féretro yace con un libro en la mano.
Vista de Poitiers, la ciudad de los 100 campanarios.© M.M. Léonore Moncond’huy, la alcaldesa de Poitiers Al salir de la Sala de los Pasos Perdidos , en el centro de Poitiers, se observa el bullicio de una ciudad estudiantil, viva y animada, cuyo aire transporta el aroma de los deliciosos macarons de Montmorillon. Sin embargo, la ciudad cuenta con dos mil años en sus muros, una historia que se remonta a tiempos de los romanos, de los que quedan restos de su coliseo. En su cotidianidad se adivina una gran calidad de vida, a precios más que razonables, y un constante pensar en el ciudadano. Prebendas que hay que agradecer en parte a la otra Leonor de esta historia, que no tiene siglos sino que anda por la treintena. Léonore Moncond’huy es la alcaldesa de Poitiers desde 2020 y su “misión ecológica”, según ella misma mantiene, ha dejado de ser un proyecto marginado para pasar a materializarse.
Una de sus ideas más controvertidas es que considera a la aviación altamente perjudicial para el planeta, lo que ha generado en un país como Francia, muy vinculado a la aeronáutica, una considerable oposición. Valiente y fresca, tanto en su discurso como en su físico de rasgos suaves pero mirada fuerte y decidida, considera indispensable valorar tres dimensiones (ecología, justicia social y democracia) a la hora de tomar decisiones. Piensa en los servicios públicos, esenciales para toda la población, pero no entiende que se consideren sólo para personas sin recursos. Y se muestra positiva frente a las nuevas generaciones que apuestan por «los verdes» de forma natural.
Basílica Catedral de San Pedro, mandada levantar por Leonor de Aquitania. © M.M. Una ciudad milenaria pero joven al mismo tiempo Aunque milenaria, también está considerada una de las más jóvenes de Francia. Al atardecer se llena de gente que llena bares y cafés, especialmente en el merendero al borde del río, cerca del bucólico bosque de Blossac, donde no faltan food trucks de gastronomía diversa, buena cerveza y buen vino, a donde se llega en bicicleta o caminando cuesta abajo. El amplio espacio del merendero tiene juegos para niños y una preciosa arboleda que convierte a Guinguette Pictave en el lugar donde tomar la penúltima copa del día. Como también son lugares de moda las dos plazas más relevantes de la ciudad que delimitan su posición entre dos colinas.
En la plaza de Charles de Gaulle se encuentra el magnífico templo románico de la iglesia de Notre Dame La Grande , que regala un espectáculo lumínico al anochecer. Este es el enclave de un mercado cubierto donde se exhiben todo tipo de delicias aquitanas, cuyos puestecillos salen al aire libre los sábados. La siguiente plaza, en el otro extremo de la ciudad, es la del Mariscal Leclerc , sede del Ayuntamiento, y de restaurantes y bares, donde la gente va a tomar algo y a esparcirse en ese espacio público de monumentales dimensiones.
Mercado de Notre Dame la Grande. © Manena Munar Camille Claudel nació escultora Otro lugar ineludible de Poitiers es uno de los primeros baptisterios cristianos, el de San Juan, del siglo IV, que aún conserva su primaria apariencia merovingia. Cercano al baptisterio está el Museo de la Santa Cruz , reconstruido sobre lo que fue la abadía homónima por el arquitecto Jean Monge, en 1974. Una auténtica joya que alberga multitud de piezas que hablan de 400 años de historia local. Ricas colecciones arqueológicas que navegan desde la Prehistoria hasta la alta Edad Media.
Su departamento de Bellas Artes cuenta con obras del siglo XIII y principios del XX , entre las que se encuentra una de las mayores colecciones de Francia de la controvertida escultora Camille Claudel , adquiridas en 2017. Entre las diez piezas más destacadas están “Niobide blessée y Jeune femme aux yeux clos”, y “La vieille Hélène”. En 1983 se realizó una catalogación completa de su producción y un año después tuvo lugar la primera muestra en la que se dio a conocer su obra en el Museo de Rodin y en el de la Santa Cruz de Poitiers.
«El gran vals», de Camille Claudel, en el Museo de la Santa Cruz, de los Musées de Poitiers. © M.M. La influencia de Rodin Rodin tuvo una influencia decisiva en el arte, y también en el corazón de su alumna y amante, que terminó sus días internada en un sanatorio. La semejanza de sus estilos escultóricos ha hecho dudar de la autoría de algunas piezas, atribuidas originalmente a su maestro. Hay que aclarar que la influencia de Rodin en Claudel nunca tuvo un matiz servil sino de introspección a la hora de contemplar y esculpir a sus modelos. Entre las obras que se exponen en el Museo de la Santa Cruz está “La vieille Hélène”, realizada cuando tenía 17 años, que fue uno de sus primeros trabajos. Esta obra emociona, ya que se puede observar cómo Camille logra extraer emociones del bronce: ternura, nostalgia, vida…
El Museo de la Santa Cruz inaugurará una exposición permanente en 2025 dedicada a la discriminación de la mujer en el mundo del arte.
Interior de la iglesia de Santa Radegunda. © M.M. Los muros de Poitiers en museos, tiendas y hoteles El museo está emplazado en la antigua abadía de la Santa Cruz, lo que incide en la idea de que en esta ciudad aquitana confluyen continuamente presente y pasado en la fusión de sus antiguos muros, que han servido para edificar los actuales. Tal es el caso del centro comercial Des Cordeliers , cuyas tiendas en la planta baja, entre las que se encuentra Zara, ocupan los restos de la capilla del convento Les Ordeliars. Al igual que el hotel Le Mercure, en el centro de la ciudad, ha sido levantado sobre lo que fue una antigua capilla jesuita, cuyo magnífico restaurante ocupa el coro de la iglesia.
Santa Radegunda, de princesa a monja Para terminar este reportaje sobre la huella femenina en Poitiers no hay que olvidar a Santa Radegunda (año 520), hija del rey de Turingia, casada con el rey franco Clotario I y finalmente dedicada a la vida religiosa tras fundar la primera abadía en Francia (la de Santa Cruz). Antes de su entrega religiosa, Radegunda tuvo una vida novelesca en la que no faltaron traiciones y castigos conyugales. Una vez tomados los hábitos se le atribuyen milagros varios, narrados por sus biógrafos Venancio Fortunato y la monja Baudovinia.
Leyenda de las llaves Entre los milagros de la reina-monja, el de las llaves fue uno de los más sonados. Corría el año 1202 y la ciudad estaba ocupada por los ingleses, cuando el escribano del alcalde traicionó a los poitevinos prometiéndoles las llaves de la ciudad a los británicos a cambio de dinero. Cual sería su sorpresa cuando la noche antes de Pascua, el traidor en cuestión, entró en la habitación del alcalde para robar las llaves y estas no estaban. Al despertar el alcalde a la mañana siguiente, cayó en la cuenta de la desaparición de las susodichas llaves. Presto y veloz se dirigió a rezar a la iglesia de Notre Dame la Grande. Tras la oración, al alzar la vista, se quedó estupefacto al observar las llaves en las manos de la escultura de la Virgen.
Y no sólo eso, la misma noche de los autos, la Virgen María, San Hilario y la Santa Radegunda que nos ocupa, se aparecieron a los soldados ingleses haciendo que estos saliesen pitando y así salvar la ciudad de Poitiers.
El dragón alado Otra anécdota curiosa es la del dragón alado, apelado La Grand’ Goule (la enorme boca), que es el protagonista terrorífico de la más célebre de las leyendas de Poitiers, y cuya imagen se encuentra en el Museo de la Santa Cruz. Su misión era comerse con sus afilados colmillos a las monjas de la abadía, hasta que Radegunda, cruz en mano y salpicando agua bendita a la bestia, terminó con ella y las abadesas pudieron dormir en paz. Radegunda fue canonizada en el siglo IX y ejerce el patronazgo de la ciudad de Poitiers. Está enterrada en la antigua capilla del monasterio de Notre Dame, fundado por ella, y que hoy ostenta el nombre de iglesia de Santa Radegunda.
Espectáculo de cetrería Gigantes del cielo. © Manena Munar Excursión: Mujeres cetreras en Chauvigny Como fin de trayecto os proponemos el espectáculo de cetrería «Gigantes del Cielo”, donde las mujeres también juegan un papel primordial. Es una buena excusa para acercarse la bella ciudad de Chauvigny, apenas a media hora de Poitiers. Una vez allí, se tiene la ocasión de ir en velo rail por la antigua vía del tren para disfrutar de las espectaculares vistas de la ciudad y la frondosidad de sus bosques.
Guía Práctica de Poitiers Donde dormir
Entre la oferta hotelera de Poitiers, destacamos el Hotel Mercure Potiers Center.
Dónde comer
En Poitiers encontraréis todo tipo de restaurantes desde los más clásicos hasta los más informales. Entre ellos, nos han gustado especialmente: Les Archives (lesarchives.fr), Auberge Chez Cul De Paille (3 Rue Théophraste Renaudot) y Guinguette Pictave (laguinguettepictave.fr).
Qué ver en Poitiers en un día
Algunas visitas especialmente destacables en Poitiers son el Palacio de Justicia (4Bd Maréchal de Lattre Tassigny), la iglesia Notre Dame Le Grande (plaza Charles de Gaulle), la iglesia de Santa Radegunda (17 Rue du Pigneon Blanc), la Catedral basílica de San Pedro (1 Rue Sainte-Croix) y el Museo de la Santa Cruz (musee-saintecroix.fr)
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