El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta la primera retrospectiva en España de Gabriele Münter, cofundadora del grupo expresionista El Jinete Azul. Del 12 de noviembre de 2024 al 9 de febrero de 2025, se podrán admirar 145 obras de esta artista alemana que desafió las convenciones de su época.
Gabriele Münter. Mujer escribiendo en un sillón (Estenografía: Mujer suiza en pijama), 1929. Lienzo, 61,5 × 46,2 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza organiza la primera retrospectiva dedicada a Gabriele Münter en España, de esta manera continúa con su labor de investigar y reivindicar la obra y el lugar que merecen grandes mujeres artistas. Esta pintora alemana (1877-1962) fue una de las fundadoras de El Jinete Azul , un reconocido grupo de artistas expresionistas con sede en Múnich que surgió a finales de 1911, al que también pertenecieron Wassily Kandinsky y Franz Marc. Aunque el Museo Thyssen ya contaba con cuatro de sus obras, no es una artista muy conocida en nuestro país.
En esta nueva exposición, «Gabriele Münter, la gran pintora expresionista «, que se podrá visitar del 12 de noviembre de 2024 al 9 de febrero de 2025, se exhibirán 145 pinturas, dibujos, grabados y fotografías. Con dicha muestra se desea descubrir no solo la riqueza de su obra sino también a una autora que se rebeló contra las limitaciones que se cernían sobre las mujeres de su época y que logró convertirse en una de las artistas más reputadas del expresionismo alemán a comienzos del siglo XX. A lo largo de su trayectoria, Münter demostró su capacidad de adaptación, iniciativa y falta de prejuicios ante lo diferente. En sus pinturas, de líneas precisas y colores intensos, nos sumerge en su mundo, donde no faltan objetos cotidianos, amigos, amantes o incluso ella misma.
Tres mujeres vestidas de domingo, Marshall, Texas, 19 de junio de 1900. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich. Qué saber antes de visitar la exposición ‘Gabriele Münter, la gran pintora expresionista’ El recorrido comienza con una sección en la que la artista se presenta a sí misma a través de varios autorretratos y fotografías, seguida de un recorrido cronológico-temático que abarca su dilatada carrera artística. En primer lugar se dedica un extenso capítulo a sus inicios como fotógrafa aficionada, donde se analiza cómo su relación con este medio de expresión moderno, menos codificado que las tradicionales Bellas Artes, fue fundamental para su desarrollo posterior.
Posteriormente se muestra su creación pictórica en un paseo que arranca con las obras realizadas durante sus viajes por Europa y el Norte de África junto a su pareja, Wassily Kandinsky , y prosigue con un amplio espacio dedicado a sus obras maestras del periodo de El Jinete Azul . Para finalizar, la muestra se centra en su exilio en Escandinavia durante la Primera Guerra Mundial y los distintos caminos de expresión que encontró tras su regreso a Alemania a partir de la década de 1920.
Paseo en barca, 1910. Óleo sobre lienzo. 125,1 x 73,66 cm. Milwaukee Art Museum, Milwaukee, donación de Mrs. Harry Lynde Bradley. Reflejos y sombras Como hemos comentado, la exposición comienza con una sala dedicada a los autorretratos de Gabriele Münter, realizados entre 1908 y 1914, cuando fue protagonista del expresionismo en Múnich. Destacan fotos donde la sombra de Münter se proyecta, recurso que utilizaba también en obras como “Paseo en barca” (1910) y “Desayuno de los pájaros” (1934), donde se representa de espaldas. Estos juegos de reflejos y sombras sugieren una introspección artística, en la que su propia imagen y presencia se convierten en elementos clave de la composición. La muestra ofrece una visión íntima de una mujer pionera que, al retratarse, también refleja su papel dentro de la evolución del arte expresionista.
Comienzos en blanco y negro Entre 1898 y 1900 Münter viajó por Estados Unidos, donde exploró la sociedad americana desde una perspectiva europea, documentando su experiencia en cuadernos y fotografías. Un regalo en 1899, una cámara Kodak portátil, le permitió ampliar su expresión artística a través de la fotografía. La exposición presenta 20 imágenes de las 400 que realizó durante este viaje, donde investigó temas como paisajes, vistas urbanas e interiores domésticos, que luego también aparecerían en sus pinturas. Estas obras iniciales revelan un interés temprano por capturar instantes y estructurar espacios con simplicidad, rasgos que se consolidarían en su obra pictórica posterior.
Callejón en Túnez, 1905. Lienzo, 16,3 × 24,5 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich Aire libre A su regreso a Alemania en 1901, Münter comenzó su formación artística en Múnich, donde Kandinsky influyó decisivamente en su elección de la pintura sobre la escultura. Junto a él, recorrió Europa y el norte de África, experimentando tanto con la pintura al aire libre como con la fotografía. Durante estos años, sus obras adoptan un estilo más cercano al impresionismo tardío, centrado en los volúmenes más que en los efectos atmosféricos. Este período marca una evolución en su carrera, donde fotografía y pintura convivieron como formas complementarias de expresión creativa, con un creciente interés por el paisaje y la captura del entorno.
El descubrimiento de Murnau El verano de 1908 fue clave para Münter, quien junto a Kandinsky y otros colegas visitó Murnau , un pequeño pueblo bávaro que se convertiría en el epicentro de la vertiente expresionista del sur de Alemania. Durante esta etapa, Münter adoptó un nuevo estilo, dejando atrás las pinceladas cortas para dar más protagonismo al color y la forma, eliminando lo anecdótico en sus composiciones. El éxito de esta colaboración artística la llevó a adquirir una casa en Murnau en 1909, que se transformaría en su refugio creativo y en un punto de encuentro para la vanguardia artística alemana.
(Dcha.) Mujer de Murnau (Rosalie Leiss), Préstamo de la Ernst von Siemens Kunststiftung, Múnich, y la PSM Privatstiftung Schlossmuseum Murnau en el Schlossmuseum Murnau. (Izq.) Retrato de Marianne von Werefkin, 1909. Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München, donación de Gabriele Münter, 1957. Personas La representación de seres humanos fue un desafío constante para Münter, quien consideraba el retrato como una de las disciplinas más difíciles y espirituales. A lo largo de su carrera, pintó sobre todo mujeres y niños, combinando simplificación compositiva y fidelidad física. Tras su evolución estilística en Murnau, sus retratos adoptan colores intensos y formas más sencillas, con contornos oscuros que enmarcan las figuras. En sus composiciones más avanzadas, los personajes se integran en escenas cotidianas , dialogando con los objetos que los rodean, lo que le permitió explorar el aspecto emocional y social de sus modelos.
Interiores y objetos Entre 1909 y 1914, Münter dividió su tiempo entre Múnich y su casa en Murnau, plasmando la vida sencilla que compartía con Kandinsky. Durante este período, exploró la pintura sobre vidrio, técnica popular en la región, que influyó notablemente en su obra. Fascinada por los colores expresivos y las formas simplificadas de esta técnica, la incorporó a sus composiciones. La conexión con lo rural y los objetos devocionales presentes en su vida cotidiana se reflejaron en sus naturalezas muertas. En ellas buscaba capturar la espiritualidad de los objetos y su entorno, alcanzando un nuevo nivel de expresión artística.
Gabriele Münter. Futuro (Mujer en Estocolmo), 1917. Óleo sobre lienzo, 97,5 × 63,8 cm. The Cleveland M. of Art, donación de Mr and Mrs Frank E. Taplin, Jr La amazona azul Münter fue una figura clave en la Nueva Asociación de Artistas de Múnich y en el grupo de El Jinete Azul. Sus fotografías y pinturas de esta época evidencian su papel central en este colectivo, comprometido con encontrar una forma de expresión artística auténtica, basada en lo que Kandinsky llamó “necesidad interior”. Münter se interesó por el arte popular europeo y de otros continentes, llegando a copiar dibujos infantiles en su intento de desaprender técnicas académicas. Aunque se mantuvo fiel a la figuración, su estilo adquirió características que la acercaron, en ciertos momentos, a la abstracción, consolidándose como una de las grandes exponentes del expresionismo.
Lucha contra el dragón, 1913. Óleo sobre lienzo, 78 × 100 cm. Centre Pompidou, París, Musée National d’Art Moderne/Centre de création industrielle, donación de la Société Kandinsky, 2015 Exilio en Escandinavia Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Münter se exilió en Suecia entre 1915 y 1920. Allí, fue acogida como una vanguardista de renombre, y su estilo se impregnó del expresionismo decorativo de los artistas locales. Durante su estancia, realizó paisajes con un enfoque más narrativo y pintó retratos por encargo, aunque también produjo obras más introspectivas, explorando los estados de ánimo a través de retratos simbólicos. En estos trabajos, Münter destacó su interés renovado por el ser humano, especialmente por la representación de la mujer, lo que subraya su constante búsqueda de la conexión emocional en el arte.
Gabriele Münter. Naturaleza muerta delante de la casa amarilla, 1953. Lienzo, 46,5 x 54, 5 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich. La vida nómada de Gabriele Münter Tras regresar a Alemania en 1920, Münter enfrentó la disolución de su círculo artístico y la pérdida de su relación con Kandinsky. Durante estos años de vida nómada, se dedicó al dibujo, documentando a mujeres emancipadas y modernas. Sin un estudio fijo, su cuaderno de bocetos se convirtió en su herramienta creativa principal, con trazos simples y espontáneos que capturaban la esencia de lo que observaba. Su trabajo en la década de 1920 se alineó parcialmente con la Nueva Objetividad. Esta corriente se caracterizaba por una reducción de la paleta y un enfoque menos expresivo, aunque sin comprometer su búsqueda de una representación sincera y personal del mundo.
Murnau y el legado de una gran artista En 1931, Münter se estableció definitivamente en su casa de Murnau, donde continuó pintando hasta su muerte. Durante los años del régimen nazi mantuvo un perfil bajo, pero tras la Segunda Guerra Mundial, su obra fue redescubierta y reivindicada. En 1957, donó gran parte de su colección, incluyendo obras de sus compañeros de El Jinete Azul, al Museo Lenbachhaus, consolidando su legado como una figura central del arte expresionista. A través de sus últimas obras, Münter reflexionó sobre su trayectoria, cerrando así una vida dedicada a la exploración artística y a la búsqueda de una expresión personal y sincera.
Datos de interés
Dónde: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza . Paseo del Prado, 8. Madrid.
Salas de exposiciones temporales, planta baja.
Horario: De martes a domingo, de 10 a 19 horas; sábados, de 10 a 23 horas. Lunes cerrado.
Sábados Uniqlo: Entrada gratuita todos los sábados, de 21 a 23 horas.
Precio : Entrada general a la Colección permanente y exposiciones temporales: 14 €. Reducida para mayores de 65 años, pensionistas y estudiantes previa acreditación: 10 €. Grupos (a partir de 7): 12 € por persona. Venta de entradas anticipada en taquillas, en la web del museo y en el 917 911 370
Entrada gratuita: menores de 18 años, desempleados, personas con discapacidad, familias numerosas, personal docente en activo y titulares del Carné Joven y Carné Joven Europeo.