Tienen arte, patrimonio, buena gastronomía y una cultura cervecera que ha sido reconocida como Patrimonio Universal Inmaterial por la Unesco. Desde luego, como cualquier ciudad flamenca, reclamos no les faltan para hacer una escapada. Pero además, su historia es también la de dos mujeres extraordinarias que ejercieron el poder cuando el mundo era de (y para) los hombres.
Casas típicas flamencas en Malinas. © Yolanda Cardo La huella del rico pasado de Malinas y Oudenaarde nada tiene que envidiar a sus vecinas Brujas, Gante o Amberes. Hileras de casas de cuento, magníficos palacios, canales y rincones pintorescos… Pero estas urbes flamencas, acogedoras y poco masificadas, comparten una peculiaridad y es que su historia está ligada a la de dos figuras fascinantes: Margarita de Austria y Margarita de Parma. Dos mujeres que, pese a vivir en un mundo dominado por hombres, llegaron a tener muchísimo poder. En parte, todo hay que decirlo, porque ambas estaban emparentadas con el todopoderoso emperador Carlos I de España y V de Alemania. Por eso, antes de entrar en materia, y desvelaros los imprescindibles de Malinas y Oudenaarde, veamos unos breves apuntes para entender su relevancia.
La primera, Margarita de Austria (Bruselas, 1480-Malinas, 1530), asumió por expreso deseo de su padre, el emperador Maximiliano de Austria, la regencia de los Países Bajos y se hizo cargo de la educación de sus sobrinos: Leonor, Carlos (futuro emperador), Isabel y María, hijos de su hermano, repentinamente fallecido, Felipe el Hermoso.
Por su parte, Margarita de Parma (Oudenaarde, 1522-Italia, 1586) fue hija ilegítima de Carlos V y Johanna Maria Van der Gheynst, una dama de confianza de la baronesa de Montigny. Pese a sus inusuales orígenes, llegó a ser gobernadora general de los Países Bajos a propuesta de su hermanastro Felipe II.
Las bambalinas de la historia resultan siempre apasionantes y las biografías de estas dos mujeres bien podrían alimentar un buen serial televisivo donde las intrigas palaciegas, las guerras estratégicas, los tratos diplomáticos o los matrimonios por amor, o por conveniencia, engancharían a cualquiera. Ahora sí, veamos los imprescindibles de Malinas y Oudenaarde, dos ciudades flamencas que tienes que visitar.
Si las paredes hablaran… un paseo comentado por la ciudad de Margarita de Austria. © Yolanda Cardo En Malinas las paredes hablan… Cuántas veces habéis escuchado la frase: “si las paredes hablaran…” Pues bien, eso es precisamente lo que hacen los muros de Malinas (Mechelen en neerlandés). Y lo hacen gracias a la tecnología y a unas trompetillas acústicas que, como si de un viaje en el tiempo se tratara, te transportan hasta su época de máximo esplendor, cuando la poderosa Margarita de Austria fija aquí su residencia, transformando esta pequeña urbe en epicentro del Renacimiento Borgoñón , un auténtico imán para comerciantes, artistas, científicos e intelectuales.
La experiencia (el precio es el que cada uno pueda pagar) comienza y finaliza en la Casa Consistoria l, ubicada en la espléndida Gran Plaza (Grote Markt), presidida por la imponente torre de San Rumoldo y enmarcada por un conjunto de bellísimas fachadas y edificios nobles. Allí se recogen las trompetillas y un plano con el recorrido. En total son 10 paradas que podemos hacer siguiendo la ruta básica, la corta o bien la alternativa (para visitantes en sillas de ruedas). Sea cual sea nuestra elección, nuestro ilustre guía-narrador, el arquitecto medieval Antoon I Keldermans , nos conducirá por calles y plazas mientras, en los puntos señalados, escuchamos confidencias entre ilustres personajes y sirvientes o conversaciones entre albañiles y maestros de obra.
No haremos spoiler pero sí os detallamos un breve adelanto de lo que os espera.
Visitas esenciales en Malinas La torre de San Rumoldo, un mirador de altura Una de las principales atracciones de Malinas es sin duda la catedral de San Rumoldo. Protagonista del skyline, este imponente templo de estilo gótico brabantino comenzó a construirse en el siglo XIII y se prolongó durante varios siglos. Si el interior, decorado con pinturas de Anton Van Dyck y obras de Janssens o Lucas Faydherbe, resulta impresionante, lo que viene a continuación os dejará sin aliento, literalmente. Primero porque toca subir los más de 500 escalones que conducen a lo alto de la torre (97 metros). Segundo porque sin aliento os quedaréis al contemplar las magníficas vistas de la ciudad, incluso, si el día está despejado, se vislumbran las siluetas de Amberes y Bruselas. El esfuerzo merece la pena.
Pero no os preocupéis porque durante el ascenso hay paradas en las seis salas de la torre donde iréis descubriendo sus entresijos como la maquinaria del reloj, el conjunto de 49 campanas (cada una con tono y nombre propio) del carillón o la sala del órgano.
La imponente torre de San Rumoldo, emblema de la ciudad flamenca. © Yolanda Cardo Un paseo por la historia en el Museo Hof van Busleyden Como ya hemos dicho, Malinas fue un poderoso enclave estratégico y comercial donde mercaderes de todo el mundo llegaban con exóticas mercancías. Margarita de Austria convierte el Palacio de Saboya en su hogar, y mientras ejerce con habilidad su regencia como gobernadora de los Países Bajos y se encarga de la instrucción de su sobrino Carlos V, cultiva su pasión por las artes y el coleccionismo.
El Hof van Busleyden Museum, un magnífico palacio renacentista reconvertido en museo histórico-artístico, recoge toda esa época de esplendor, siguiendo los pasos de la célebre regente, de Erasmo de Rotterdam o de Tomás Moro.
Detalle de un hortus conclusus, una obra maestra extremadamente rara. © Yolanda Cardo En sus salas encontramos verdaderas joyas como el Cantoral de Malinas , uno de los manuscritos musicales más bellos del siglo XVI que perteneció a la colección particular de Margarita de Austria; o los extraordinarios jardines cerrados (hortus conclusus ), unos pequeños retablos que representan escenas bíblicas o paradisiacas elaboradas con reliquias, piedras preciosas, perlas, seda o delicadas figuritas de alabastro. Verdaderas obras maestras extremadamente raras, incluso en Bélgica.
Palacio renacentista, sede del Hof van Busleyden Museum. El lugar donde conocer a fondo la historia de Malinas. © Yolanda Cardo La ciudad de las beguinas No dejéis de pasear por las tranquilas y encantadoras callejuelas empedradas del Gran Beaterio, incluido en la lista patrimonial de la Unesco. Una pequeña ciudad en sí misma donde residían las beguinas, mujeres religiosas que vivían en comunidad, bajo sus propias normas, sin tener que rendir cuentas a las autoridades eclesiásticas. Hoy en día sigue siendo un verdadero remanso de paz y resulta realmente placentero deambular por sus callejones de casas encantadoras hasta llegar la iglesia del beaterio en la Nonnenstraat, 28, una joya tanto por su exterior, impresionante su fachada barroca, como por su interior y las obras que contiene.
Un bucólico rincón del Gran Beaterio de Malinas. © Yolanda Cardo El Ayuntamiento y el hogar de Margarita de Austria y Carlos V Pero sigamos el paseo por Malinas porque todavía hay dos paradas imprescindibles más. Por un lado, el Ayuntamiento, uno de los principales y más bellos monumentos de la ciudad, en la Grote Markt. Se trata de un complejo de edificios compuesto por el Ayuntamiento, la sala de paños y la antigua prisión.
La otra nos lleva hasta el Palacio de Margarita de Austria y antigua sede de la corte de Saboya, en la Keizerstraat 20. Este edificio, ahora Tribunal de Justicia, fue el patio de recreo del futuro emperador y aquí recibió junto a sus hermanas una exquisita educación.
Con estos highlights bien marcados en la hoja de ruta, no dejéis de pasear y sorprenderos con algunas joyas escondidas, como las tres asombrosas casas del siglo XVI y XVII, junto al puente de la Grúa, conocidas como San José, Los Diablillos y El Paraíso; el Jardín del Silencio del Palacio arzobispal, un remanso de paz entre las calles Wollemarkt y Schoutetstraat, y, justo al lado, la antigua abadía de Tongerlo que actualmente alberga la Manufactura Real De Wit, el prestigioso taller de fabricación y restauración de tapices.
Pralinés de escarabajo, una de las delicatessen de Mmm Malinas. © Yolanda Cardo Bocado a bocado, dónde comer en Malinas Como en cualquier viaje a Bélgica, la cerveza y la gastronomía tienen un papel destacado. Os dejamos varias recomendaciones. En la cervecería-brasería Het Anker, en la calle Guido Gezellelaan, una de las más antiguas del país, podréis disfrutar de su cocina tradicional y de las mejores cervezas artesanales de Bélgica, incluida la famosa Gouden Carolus.
Otro sitio muy recomendable es el mercado gastronómico De Vleeshalle, en la céntrica Huidevettersstraat, 7, con una deliciosa y variada oferta culinaria que va desde platos tradicionales belgas hasta comida asiática, española o italiana.
Y si lo que os apetece es probar un poco de todo, Mmm Malinas es una sabrosa experiencia culinaria, y un homenaje a la época dorada de Margarita de Austria, que consiste en una ruta gastronómica por varios establecimientos donde 10 “creadores de sabor” han elaborado auténticas delicatessen con ingredientes tradicionales, como el delicioso bombón de praliné en forma de escarabajo de Pieter Vaes, el pan especiado de Broodbroeders o el helado de manzana e hinojo de Gauthier.
La espectacular fachada del Ayuntamiento de Oudenaarde en la Grote Markt. © Yolanda Cardo La pequeña gran Oudenaarde Nos vamos ahora hasta Oudenaarde, conocida como la perla de las Ardenas flamencas y también como la meca del ciclismo. Por algo aquí se encuentra el Centro del Tour de Flandes, un museo consagrado al ciclismo y especialmente a la famosa competición ciclista que le da el nombre.
Además de epicentro deportivo, esta apacible ciudad a orillas del río Escalda, es también historia, cultura y patrimonio. Y de todo ello vamos a disfrutar con una interesantísima exposición que permanecerá en el MOU Museum Oudenaarde , en el magnífico edificio de estilo gótico tardío del Ayuntamiento, patrimonio de la Unesco, en la Grote Markt. No es de extrañar que Victor Hugo dijera que cada detalle de este fantástico edificio merece ser examinado.
Margarita. La hija del emperador entre el poder y la imagen (hasta el 5 de enero de 2025) ahonda en la fascinante figura de Margarita de Parma, la hija ilegítima de Carlos V. Retratos, trajes de época, preciados objetos que ella misma encargaba, vajillas, pinturas, dibujos y tapices, piezas de orfebrería o utensilios de cetrería, trazan un fresco extraordinario de su biografía y de la fastuosa corte donde vivió y ejerció su poder.
La exposición «Margarita. La hija del emperador entre el poder y la imagen» en Oudenaarde, ahonda en la vida y el contexto histórico de Margarita. Entre damas anda el juego En la misma plaza se encuentra la iglesia de San Walburja con su impresionante torre de 88 metros de altura y sus magníficos vitrales, además de un bellísimo conjunto de edificios gremiales.
Y como entre damas anda el juego, en la orilla derecha del Escalda se alza la iglesia de Nuestra Señora de Pamele, un bello templo de estilo gótico Escalda, donde fue bautizada Margarita de Parma.
La iglesia de Nuestra Señora de Pamele en Oudenaarde. © Yolanda Cardo Malinas y Oudenaarde | Guía Práctica Cómo llegar En el mismo aeropuerto de Bruselas se encuentra la estación de ferrocarril desde donde salen trenes tanto a Malinas como a Oudenaarde. La forma más rápida y económica de llegar.
Dónde alojarse En Malinas el céntrico Hotel Vé es muy recomendable tanto por su ubicación como por sus confortables habitaciones.
En Oudenaarde, el Hotel Leopold, a escasos metros del Centro Tour de Flandes y de la Grote Markt, es perfecto para pernoctar. Y para reponer fuerzas mientras disfrutáis de la gastronomía, apuntad esta dirección: Margaretha’s, en Markt 40, un encantador restaurante para disfrutar en un ambiente incomparable de la cocina franco-belga.
Más información en Visit Flanders .
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