Cuba es mucho más que La Habana y sus playas y prueba de ello es la zona oeste de la isla, donde localidades como Las Terrazas y Viñales muestran una naturaleza explosiva, llena de diversidad y perfecta para el turismo activo. Un destino que tienes que incluir sí o sí en tu próximo viaje a esta isla caribeña.
Lago en Las Terrazas. © Susana García Cuando se visita Cuba es casi un pecado quedarse solamente con La Habana y alguna de sus playas. Este país ofrece una riqueza cultural y paisajística que merece ampliar el viaje unos días para llegar a lugares tan especiales como Las Terrazas y Viñales, situados en la provincia de Pinar del Río. Ubicadas en la parte oeste de la isla, muestran una Cuba donde palabras como biodiversidad, ecología o sostenibilidad se viven desde la naturalidad de quien está inmerso en el verde más profundo. Además, es una zona que pide a gritos realizar alguna actividad de turismo activo, pero sin dejar de ser esa Cuba contradictoria, divertida y llena de música que tanto seduce al viajero.
Las Terrazas, destino de ecoturismo La comunidad rural de Las Terrazas, ubicada en la sierra del Rosario y Reserva de la Biosfera de la Unesco, tiene una curiosa y nada habitual historia detrás. Esta zona sufría una gran deforestación, que comenzó ya en la época colonial, y el gobierno cubano en los años sesenta puso todo el empeño en recuperarla. Para ello se creó esta comunidad de campesinos para los que se construyeron casas e instalaciones para los servicios básicos y comenzaron a plantarse árboles en las colinas para detener la erosión, además de dedicar parte de las tierras al cultivo. Hoy viven aquí poco más de mil personas en diez bloques de apartamentos donde no pagan alquiler y que pueden pasarse a la siguiente generación, pero nunca venderse ya que son propiedad del Estado.
Naturaleza en Las Terrazas. © Susana García Este lugar es uno de los mejores destinos de ecoturismo de Cuba, ya que alberga más de ochocientas especies de plantas y setenta de aves, muchas endémicas como el famoso tocororo, el ave nacional. Su ecosistema puede conocerse en el centro de interpretación y merece la pena contar con la presencia de uno de sus guías para que explique con detalle el contexto tan peculiar de la zona y todos los secretos de su flora y fauna. Y no dejes de comprar alguna pieza de artesanía realizada por los mayores de la comunidad, además de llevarte un bonito regalo estarás contribuyendo a una buena causa.
Refugio de artistas Las Terrazas es un destino también para los amantes del arte, ya que esta comunidad, dedicada fundamentalmente al campo, se ha convertido en refugio de artistas. Muchos pintores y escultores han establecido aquí sus estudios llamados por una vida tranquila y rodeados de un entorno de lo más inspirador, como Lester Campa, que tiene aquí una galería, o Ariel Gato. Además, es un lugar del que han salido muy buenos músicos cubanos como Polo Montañez, al que se ha dedicado una casa-museo en Las Terrazas.
El cafetal Buenavista Después de visitar alguno de estos estudios para charlar con los artistas y conocer sus obras, es imprescindible acercarse al cafetal Buenavista. Fue fundado en 1801 por colonos franceses de Haití y está considerada la plantación más antigua de Cuba. Aquí se puede comprobar cómo era el modo de vida en estos lugares y cómo se distribuían los espacios para, por ejemplo, dejar fuera de las casas las cocinas para que con los olores de la comida no se viera afectado el proceso de secado del café.
Una de las construcciones del cafetal Buenavista. © Susana García Viñales, la vida entre mogotes Siguiendo por esa carretera que se adentra en el oeste cubano llegamos a Viñales. Es un pueblo de lo más pintoresco, con casas coloniales de colores donde los vecinos pasan la tarde en las mecedoras que tienen en los porches. Aquí el pasar del tiempo es tranquilo y sosegado, y si esperas encontrar a gentes tostadas por el sol por trabajar en el campo, nada más lejos de la realidad. La inmigración ha hecho a gran parte de los habitantes de esta zona rural rubios de piel clara, algo que contrasta con la población mulata tan presente en La Habana y en otras zonas de Cuba.
La vida urbana se estructura a lo largo de su calle principal llamada Salvador Cisneros Betancourt, enmarcada por soportales que protegen de la lluvia y el sol. En algún tramo se abre una pequeña plaza que se convierte en punto de encuentro local y hay suficientes restaurantes y bares con música para sentir esa vida cubana que suda alegría a pesar de no venir siempre bien dadas.
Valle de Viñales. © Susana García El valle Viñales es el punto de partida para recorrer el valle del mismo nombre, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este paraje natural está definido por los mogotes, unas curiosas formaciones que parecen colinas con perfiles abruptos y que tienen su origen en la erosión de los acuíferos subterráneos en la piedra caliza. Para comprender bien el paisaje, lo mejor es contemplarlo en conjunto desde la altura que proporciona el mirado del hotel Los Jazmines y descubrir cómo cambia el perfil de los mogotes según incida la luz del sol.
Mirador junto al hotel Los Jazmines sobre el valle de Viñales. © Susana García Después, hay que introducirse en el valle con una ruta de senderismo o a caballo (por ejemplo por el Valle del Silencio) para comprender por qué las plantaciones de esta zona de Cuba ofrecen el que está considerado el mejor tabaco del mundo. El paseo en medio de la naturaleza es sencillo y maravilloso.
Merece la pena acercarse a una plantación de tabaco donde un guajiro te explique el proceso de cultivo y secado de este producto, que sigue métodos tradicionales. Incluso puedes aprender a liar un puro con la parte de la cosecha que se quedan los productores locales (el 90% va a las industrias gubernamentales para formar los famosos Cohiba, Montecristo o Romeo y Julieta). Aquí, la costumbre es mojar la boca del puro en un poco de miel y acompañarlo de la “vitamina R” (el famoso ron de caña cubano). Anímate a probarlo porque el sabor no tiene nada que ver con los puros que se realizan con procesos más industriales.
Guajiro liando un puro. © Susana García Mural de la Prehistoria Este curioso mural está realizado sobre la roca de uno de los mogotes, concretamente sobre el mogote Pita del valle de Dos Hermanas, a cuatro kilómetros de Viñales. Diseñada por de Leovigildo González Morillo, discípulo de Diego Rivera, en 1961, alcanza los 120 metros de largo. La idea de esta colorida obra es retratar la historia de la evolución de la vida en el archipiélago, con figuras que representan los grandes procesos biológicos y geológicos que tuvieron lugar en este territorio. E impresiona su tamaño, que adquiere todo el protagonismo de esta zona del valle y se convierte así en el objeto de todas las fotografías.
El Muro de la Prehistoria. © Susana García Actividades en el valle de Viñales Además de rutas de senderismo o a caballo, en Viñales es imprescindible visitar la Cueva del Indio . Esta galería de cavernas formadas en la roca caliza se puede recorrer en un agradable paseo, primero caminando y después en barca. Tampoco puedes perderte las tirolinas, que permiten ver el valle desde las alturas y atravesar a toda velocidad un paisaje natural inigualable. Las aficionadas a la escalada encontrarán en los mogotes un lugar único para practicar este deporte, y lo mejor es contactar siempre con una empresa local que te ayude con el material y a localizar los mejores lugares.
Guía práctica de Las Terrazas y Viñales Cómo llegar A estas localidades al oeste de Cuba hay que llegar en coche y se tarda desde La Habana hasta Las Terrazas una hora y media y hasta Viñales unas tres horas, aproximadamente. Siempre se puede alquilar un coche, pero es recomendable viajar con conductor, tanto por la irregularidad de las carreteras cubanas como por la dificultad que se suele encontrar para echar gasolina. En un viaje organizado con conductor te olvidas de esos problemas y puedes concentrarte en disfrutar del paisaje.
Dónde dormir En esta zona es muy recomendable alojarse en las casas privadas de los cubanos, que se pueden alquilar enteras o por habitaciones, y que llevan incluidos el desayuno y la cena. Son muy sencillas, con muebles antiguos, pero limpias y acogedoras y se pueden encontrar tanto en plataformas de alquiler vacacional como en los operadores de viaje cubanos.
Cómo organizar el viaje Una buena opción es contratar el viaje con una agencia local a través de la plataforma Evaneos (www.evaneos.com) o como excursiones a través de Civitatis . También puedes contratar un viaje organizado en una agencia de viajes tradicional. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que a Cuba hay que viajar con paciencia, buen humor y tolerancia a la improvisación, que es el modo de vida cubano. A veces se va la luz, a veces no hay agua caliente o a veces se retrasa un conductor porque está buscando gasolina. Así que sólo queda relajarse y disfrutar de la buena conversación que tienen todos los cubanos, otra manera excelente de disfrutar del viaje.
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