Trinidad es una de las ciudades que no pueden faltar en un itinerario por Cuba. Situada en la costa sur, en el centro de la isla, en ella conviven su estampa de ciudad colonial rodeada de un paisaje verde intenso con ese espíritu musical que todo lo envuelve en Cuba y que en esta localidad se manifiesta en cada esquina. En este artículo te contamos qué ver en Trinidad, pero ya te adelantamos que lo más importante es visitarla para poder sentirla de cerca.
Calle de Trinidad. © Susana García Que Cuba es mucho más que La Habana y sus playas no es ningún secreto. Este país, que vive a medio camino entre el cómo quiere y el cómo puede, está lleno de ciudades, pueblos y paisajes que aportan tanto a la experiencia de viaje que es casi imprescindible ampliar el itinerario para conocer alguno de ellos. Y Trinidad, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1988, debería estar en todas las rutas por muchos motivos. Primero, porque su ambiente relajado y de vida en la calle donde la música es la protagonista es esencia cubana. Y, después, por su estampa colonial de calles con casas de colores por las que dejarse llevar sin seguir ningún rumbo es toda una delicia.
Pasear por el casco histórico Caminar por las calles empedradas de esta ciudad fundada por el conquistador Diego Velázquez en 1514 es un viaje en el tiempo. Las coloridas casas coloniales, las puertas de madera talladas, las rejas y los techos de tejas rojas forman un conjunto que te hará fijarte casi en cada fachada. La Plaza Mayor es el corazón de la ciudad y el punto de partida ideal para recorrer sus alrededores. Rodeada por elegantes palacetes de los siglos XVIII y XIX, refleja la época de esplendor de la ciudad durante el auge azucarero.
Muy cerca se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos, como la iglesia de la Santísima Trinidad , una de las imágenes icónicas de la ciudad; y el Palacio Brunet, donde se encuentra el Museo Romántico, que refleja el modo de vida de las familias acomodadas durante el siglo XIX. Otro museo que no puedes perderte es el Museo de Historia Municipal , ubicado en el Palacio Cantero. Además de narrar la historia de la ciudad desde la época colonial a la actualidad, ofrece unas vistas preciosas de Trinidad desde su torre.
Iglesia de la Santísima Trinidad. © Susana García Pero si quieres ver Trinidad desde lo alto para admirar sus tejados rojos y el verde campo cubano que rodea la ciudad enmarcado al sur por el mar Caribe, el lugar al que tienes que subir es la torre del Convento de San Francisco . Este espacio, que ha sido casi de todo desde que lo dejaron los franciscanos en 1848, está ocupado hoy en día por el Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos , dedicado al combate del gobierno cubano contra los grupos opositores de los años sesenta del pasado siglo, y tiene expuestas algunas fotografías muy curiosas de esta época.
Torre del Convento de San Francisco. © Susana García Una ciudad volcada al arte y a la música Trinidad es una ciudad de músicos y artesanos. En cada esquina se pueden encontrar talleres de artistas y tiendas con cerámica, bordados y pinturas, además del Mercado de Artesanía , donde se ofrece una muestra de las habilidades de los artesanos de la zona.
La Casa de la Trova. © Susana García Si te gusta la música cubana y bailar salsa, hay dos lugares en Trinidad que no puedes perderte. La Casa de la Trova, donde cada noche se celebran actuaciones en vivo y se puede disfrutar del son cubano y el bolero en un ambiente muy acogedor. Y la festiva Casa de la Música , al aire libre, el lugar perfecto para disfrutar de los ritmos cubanos en vivo y bailar al ritmo de la salsa, sobre todo cuando cae la noche y turistas y locales comparten la música y el baile.
Qué ver en los alrededores de Trinidad Una excursión al Valle de los Ingenios Es casi imposible hablar de Trinidad sin mencionar el Valle de los Ingenios, un testimonio de la riqueza azucarera que vivió la zona entre los siglos XVII y XIX. A solo unos minutos de la ciudad en dirección a Sancti Spiritus, este frondoso valle alberga las ruinas de más de cincuenta antiguas haciendas (llamadas ingenios) y torres de vigilancia que permiten comprender tanto la importancia de la producción azucarera como la historia de la esclavitud en Cuba.
Hacienda Manaca Iznaga. © Susana García Una buena opción para conocer más de cerca cómo fue el modo de vida de esta zona es visitar la hacienda Manaca Iznaga , que se ha reconstruido como museo y que alberga una imponente torre de 45 metros de altura. Subir sus escalones es obligatorio para obtener una vista espectacular del valle y del ingenio. Alrededor de estos edificios, se han establecido numerosos puestos con textiles y bordados realizados a mano que son un excelente recuerdo de Cuba.
Relajarse en Playa Ancón Completar en Cuba cualquier visita con un rato en una de sus playas es siempre un buen plan. En Trinidad, Playa Ancón , con su arena blanca y su agua cristalina se sitúa a unos doce kilómetros. Es una zona provista de tumbonas y algunos bares donde tomar un cóctel o un coco natural, pero no esperes los servicios de playa a los que estamos habituadas en otros destinos. Cuba hay que vivirla de forma sencilla y sin muchos lujos, disfrutando con calma de los bonitos paisajes y de la hospitalidad del pueblo cubano.
Playa Ancón. © Susana García Guía de Trinidad Cómo llegar a Trinidad Para recorrer Cuba lo mejor es un viaje organizado. Las carreteras cubanas no son sencillas y en ocasiones la gasolina escasea, así que lo mejor es llegar a Trinidad con un conductor local que sepa dónde puede repostar con garantías.
Cómo visitar Trinidad Trinidad se recorre caminando, las distancias son cortas entre los lugares de interés de la ciudad. Para no perderte nada, puedes apuntarte a una excursión organizada como el Free Tour por Trinidad de Civitatis.
Civitatis ofrece también otras experiencias que completan la visita:
Traslado en coche clásico a playa Ancón
Taller de cócteles en Trinidad.
Dónde dormir En Trinidad puedes alojarte en un hotel, como el Iberostar Grand Trinidad que está muy bien ubicado frente a la plaza Carrillo, o en una casa particular. Esta última opción, además de más económica, suele incluir desayuno y cena y la experiencia de vivir más de cerca el modo de vida cubano.
Dónde comer Paseando por Trinidad verás que aparecen numerosos lugares donde comer o tomar algo. Además de los típicos cócteles como el mojito o la piña colada, prueba la canchánchara , la bebida típica de la zona, que se prepara con aguardiente, miel y limón. Para un café o un cóctel relajado una buena opción es Casa Pepe , en la misma plaza del convento de San Francisco. Otro lugar muy recomendable es la Taberna La Botija , donde se sirven deliciosos platos de cocina local. Y para tomar una copa, como ya te hemos indicado antes, no puedes perderte una noche en la Casa de la Música .
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