Delfos es una de las visitas que no pueden faltar en un viaje a Grecia con amigas. Incluso si sólo pasáis unos días en Atenas, este yacimiento arqueológico tiene que estar en vuestra agenda, ya que es una excursión perfecta de día completo desde la capital griega. En este artículo te contamos su historia y lo que os vais a encontrar en el yacimiento, pero no dudéis ni un instante en descubrirlo por vosotras mismas.
Columnas del Templo de Apolo. © Susana Garcia Cuando la carretera te va aproximando al yacimiento arqueológico de Delfos te queda bastante claro por qué los griegos lo eligieron como el centro del mundo, como el lugar donde se juntaban el cielo y la tierra y los hombres podían escuchar a los dioses. Ubicado en la ladera del monte Parnaso, la belleza del paisaje es sobrecogedora, con un mar de olivos a los pies de este enclave que se extiende a sus pies como un río verde y plata hacia el mar.
Todo en Grecia suena a mitos que se confunden con la historia y en el antiguo oráculo de Delfos ya eran los propios sacerdotes del templo los que sacaban partido de esta dualidad. Porque Delfos era un lugar de peregrinación, pero también el mayor ejercicio de diplomacia de la Antigua Grecia donde todo tenía un sentido, mítico o político. O las dos cosas.
Inscripciones en la Vía Sacra con relatos sobre las victorias de las ciudades estado. © Susana Garcia La historia del oráculo de Delfos Ya hay relatos sobre el oráculo de Delfos desde el siglo VIII a.C. y llegó a ser el más importante del mundo helénico, sobre todo durante su máximo apogeo, que se dio desde el siglo VI a.C. hasta la llegada de los romanos en el 191 a.C. Aquí, el dios Apolo respondía a las preguntas de los emisarios de las diferentes ciudades estado o de los particulares a través de la Pitia, la sacerdotisa del templo. No está muy claro si el trance al que llegaba era teatro o un estado provocado por los gases que emanaban de la roca sobre la que se levanta el templo de Apolo, situado sobre una falla geológica, pero lo que sí que es cierto es que eran recibidos como las palabras directas del dios en un clima de fe absoluta.
En realidad, la Pitia emitía unos sonidos incompresibles que eran interpretados por los sacerdotes del templo siempre de una forma bastante ambigua, lo que dejaba respuestas bastante abiertas e interpretables. Como cuando Creso, rey de Lidia, preguntó si debía atacar a los persas y el oráculo respondió que si cruzaba el río destruiría un gran imperio. Creso cruzó el río confiado y el imperio destruido fue el suyo propio.
Vía Sacra. © Susana Garcia Función diplomática de oráculo Además, el oráculo sólo hablaba unos días muy concretos en el año: el séptimo día de cada mes de los nueve meses activos de Apolo. Durante los meses de invierno el dios se marchaba del templo, a la tierra de los hiperbóreos, ya que como dios solar y de la luz, su presencia era incompatible con la estación oscura y fría. En esa época, en lugar de estar cerrado el santuario, se intensificaban las labores diplomáticas, ya que muchos emisarios pasaban allí esos meses esperando a los primeros oráculos de la primavera. Y era allí, en Delfos, donde los sacerdotes recibían toda la información de los conflictos entre las ciudades-estado, comenzaban su labor de mediación y aplicaban en ocasiones las “amnistías délficas”, que ayudaban a resolver conflictos. En cierta manera, Delfos funcionaba como una especie de tribunal supremo espiritual y político de la Antigua Grecia.
El oráculo fue perdiendo poder con la diversificación de las prácticas religiosas en Grecia, aunque mantuvo durante mucho tiempo su prestigio. Fue prohibido de forma definitiva en el año 391 cuando el emperador Teodosio eliminó cualquier signo de paganismo que quedara en el Imperio Bizantino. Después, quedó en el olvido y sus ruinas fueron la base del pueblo de pastores de Kastri hasta que con el auge de la arqueología clásica del siglo XIX su ubicación comenzó a generar interés. En 1892 comenzaron las excavaciones de la Escuela Francesa de Atenas tras un acuerdo con el gobierno griego, que trasladó Kastri a la ubicación actual del pueblo de Delfos.
El yacimiento arqueológico La Vía Sacra La entrada al yacimiento arqueológico comienza con un recorrido por la Vía Sacra, hoy en día flanqueada por restos de exvotos, bases de estatuas y tesoros. Estos edificios eran unas capillas que las polis construían para mostrar su poder y agradecimiento al dios Apolo y en la época de esplendor del oráculo se apretaban a ambos lados de este camino que llevaba hasta el templo. El más famoso es el Tesoro de los Atenienses , que ha sido reconstruido y muestra un elegante edificio clásico que conmemora la victoria de Maratón sobre los persas.
Tesoro de los Atenienses. © Susana Garcia Hay que imaginar esta vía plagada de gente en espera de su turno en el oráculo, rodeada de edificaciones y adornado con estatuas policromadas y símbolos de la riqueza de aquellos que acudían a consultar al dios Apolo.
El Templo de Apolo Hoy sólo quedan las columnas y cimientos de uno de los edificios más importantes y venerados de la Antigüedad, que era el corazón de Delfos. Aquí estaba la cámara donde la Pitia pronunciaba los oráculos sentada sobre un trípode. Según la tradición griega, su interior albergaba el ómphalos , la piedra que marcaba el centro del mundo.
Templo de Apolo. © Susana Garcia Tuvo varias reconstrucciones, la más importante la del siglo VI a.C. que se realizó después de un incendio. Tomó forma de templo dórico, con seis columnas en la fachada y quince en cada lado y, en su interior, el espacio se dividía entre el pronaos , el naos (donde estaban la estatua de Apolo y el ómphalos ) y una cámara subterránea llamada adyton , el lugar donde el dios se comunicaba con la Pitia.
El teatro y el estadio Sobre el templo se puede ver el teatro, que tenía capacidad para cinco mil personas y que era uno de los más grandes e importantes de la Grecia Clásica. Aquí se celebraban competiciones de poesía y música durante los famosos Juegos Píticos , que se celebraban cada cuatro años en honor de Apolo, y ofrece unas vistas inigualables del entorno.
Teatro de Delfos. © Susana Garcia La otra prueba que incluía los Juegos Píticos era la atlética y, todavía más arriba en la ladera del monte Parnaso, se ubica el estadio, de 177 metros de largo, donde se celebraban las competiciones.
El Museo Arqueológico de Delfos Al final del recorrido se llega al Museo Arqueológico, una visita imprescindible ya que en sus trece salas guarda algunas de las piezas que se han encontrado en el yacimiento. Algunas de las más importantes son el famoso Auriga de Delfos (una de las esculturas de bronce mejor conservadas de Grecia), algunos fragmentos del Templo de Apolo y trozos de relieves de algunos tesoros, como el friso del ateniense que muestra la lucha entre los dioses y los gigantes.
Esfinge de los Naxios. © Susana Garcia Una de las piezas más bellas de este museo es la Esfinge de los Naxios , una ofrenda de los habitantes de esta isla como muestra de gratitud hacia Apolo, que estaba colocada originalmente sobre una alta columna jónica de más de 10 metros, cerca del Templo de Apolo.
Además, en este espacio se encuentra una bonita maqueta a escala del santuario construida en mármol, caliza, terracota y oro que permite hacerse muy bien a la idea de cómo fue este lugar en su época de esplendor.
Guía práctica de Delfos Cómo llegar Delfos se encuentra a 180 kilómetros de Atenas (unas dos horas y media) y suele realizarse como excursión de día desde la capital griega o como parada en la ruta hacia Meteora.
Cómo visitar Delfos Delfos es uno de esos lugares donde es casi imprescindible realizar la visita con un guía turístico. Si realizas la excursión desde Atenas hay empresas como Civitatis que cuentan con excursiones organizadas.
Consulta recorrido y precio en Excursión a Delfos con guía.
Horarios El yacimiento abre a las 8 h y cierra entre las 15 y las 20 h dependiendo de la época del año. El Museo Arqueológico abre de 10 a 17 h de martes a domingo.
Cuándo visitar Delfos La primavera y el otoño son los mejores momentos para aprovechar la buena temperatura. Los veranos son calurosos y en invierno puede hacer mal tiempo e incluso nevar.
Qué llevar Es imprescindible llevar calzado cómodo para caminar por el empedrado, que además está en cuesta. Protector solar, agua, gorra en verano y chubasquero en otoño y primavera. Y, si lo visitas en invierno, un buen abrigo.
También te puede interesar:
Nauplia, el secreto mejor guardado del Peloponeso
Escapada ‘slow’ a Paros, Amorgos y Milos, el secreto mejor guardado de las Cícladas