Gernika es uno de esos lugares cuyo nombre trasciende a su realidad diaria de villa vasca amable y llena de vida. Pero en lugar de hacer de su trágica historia una carga pesada, ha sabido reconvertirla en memoria y transformarse en un símbolo de paz. Por este motivo, además de otros muchos como tomarse unos ‘pintxos’ en sus bares, es una parada imprescindible si viajas con niños por Bizkaia.
Casa de la Cultura, en la plaza de los Fueros. © Susana Garcia Gernika es uno de esos lugares en los que su tamaño de villa pequeña y amable, con cuidadas plazas y parques y flores en los balcones, no debe confundirse con su dimensión simbólica, que es enorme. Porque esta localidad vasca, que fue azotada de forma terrible durante la Guerra Civil española, ha elegido ser símbolo de paz y reconstrucción, por eso es una visita imprescindible en un viaje en familia por Bizkaia . Aquí, además de recorrer una villa encantadora con una historia amplia y antigua, se aprende sobre la crueldad de la guerra para transmitir a las nuevas generaciones que ese no puede ser nunca el camino.
Una ciudad llena de vida Gernika comparte con el resto de las localidades de Bizkaia el gusto por la vida al aire libre (con mejor o peor tiempo) y ese buen vivir que dan los zuritos y los pintxos. Conserva el día de mercado semanal que reúne a los productores de la comarca todos los lunes, una ocasión perfecta para comprar delicias como los pimientos de Gernika, el pan de maíz o el queso Idiazabal y que es símbolo de esa vida en comunidad que tanto gusta en el País Vasco.
En un paseo por la ciudad, además de los museos y espacios que te contamos más adelante, tienes que incluir el Parque de los Pueblos de Europa , con dos esculturas de arte contemporáneo: «Gure Aitaren Etxea” (La casa de nuestro padre), de Eduardo Chillida, y “Labiaga”, del alemán Henry Moore. Además, tendrás que estar atenta para descubrir las muestras de arte urbano, ya que hay numerosos murales que relatan la historia de la ciudad y reinterpretan el famoso cuadro de Picasso.
Plaza de Pasealeku. © Susana García El Museo de la Paz La Memoria es una herramienta poderosa contra los errores del pasado y este museo, situado en la Plaza de los Fueros, nació en 1998 con la vocación de que no se olvide lo que pasó en Gernika el 26 de abril de 1937. Ese día, la Legión Cóndor alemana y la aviación italiana bombardearon la villa sin piedad durante tres horas, en uno de los primeros ataques aéreos sistemáticos contra población civil desarmada, que estas potencias utilizaron como ensayo de lo que vendría después en la Segunda Guerra Mundial. Era día de mercado, cuando los productores locales de los alrededores se acercaban a Gernika a vender sus productos, por lo que a la destrucción material de una ciudad que quedó en llamas se le sumó un número de víctimas que oscila, según las fuentes, entre 150.000 y 300.000.
Sala del Museo de la Paz. © Susana García Las salas del museo El museo comienza con unas salas dedicadas a la pregunta «¿Qué es la paz?», en las que se reflexiona sobre este valor universal y se pasa por ejemplos históricos de conflictos y reconciliaciones. El recorrido sigue con las salas que responden a la pregunta «¿Qué ocurrió en Gernika en un momento de ausencia de paz?», para relatar la historia del bombardeo a través de cartas, experiencias de supervivientes, vídeos y hasta con una sala que recrea cómo vivió una casa ese momento. Termina con la pregunta «¿Qué pasa actualmente con la paz en el mundo?», en unas salas en las que se analiza el estado actual de los derechos humanos y la paz.
Un lugar para el aprendizaje y la reflexión sobre temas como la violencia del sistema, el perdón, los refugiados o la justicia, donde además se puede ver una reproducción del ‘Guernica’ de Picasso. Una visita imprescindible en un viaje en familia a esta localidad.
El horror de los túneles-refugio Aunque ahora nos pueda parecer impensable, tras el levantamiento militar de Franco y la posterior guerra civil, la zona donde se ubica Gernika esperaba de algún modo que se pudiera producir un ataque aéreo. Por ese motivo se comenzaron a construir en esta localidad (y en las villas cercanas) refugios antiaéreos para proteger a la población, aunque la realidad fue que el bombardeo llegó antes de lo esperado y no estaban terminados. Aun así, salvaron la vida de muchas personas y fueron claves en los momentos posteriores al bombardeo cuando la ciudad estaba destruida.
Túneles refugio de Pasealeku. © Susana García Algunos de los más importantes fueron el de la calle Andra Mari (destruido durante el bombardeo) y los refugios de las fábricas Astra y Talleres de Gernika (bien conservados, aunque sólo pueden visitarse en fechas especiales). Los que sí pueden visitarse son los del refugio de Pasealeku , en la plaza de la Unión, excavados en la ladera del monte, y que se realizaron para proteger a la gente del mercado. Merece la pena dedicarle unos minutos a esta visita que recrea con sonido el bombardeo y da idea de lo terrible que tuvo que ser ese momento.
La Casa de Juntas El sólido e imponente edificio neoclásico del siglo XIX que ocupa la Casa de Juntas anticipa la importancia histórica y simbólica del lugar. Aquí se reúnen las Juntas Generales de Bizkaia desde la Edad Media y es el lugar donde los reyes y señores juraban respetar los fueros de este territorio bajo un roble sagrado situado en el exterior. Por aquí pasaron figuras como Isabel la Católica o Fernando VII a jurar los fueros vascos y es símbolo de la unión de los territorios de Euskal Herria.
En el interior, la Sala de Juntas es el lugar donde se celebran los plenos de las Juntas Generales de Bizkaia, el máximo órgano de representación y participación popular de este territorio histórico. En su origen se concibió como una iglesia-parlamento que aunara la función política y religiosa, por eso cuenta con pilas de agua bautismal y altar en ábside. Destacan en la decoración los retratos de los Señores de Bizkaia del siglo XVII y los carteles que recuerdan las distintas fechas de la Jura de los Fueros.
Sala de Juntas de Gernika. © Susana Garcia Otro espacio interior que hay que visitar es el conocido como sala de la vidriera, que ha cumplido distintas funciones a lo largo de la historia. Destaca la enorme vidriera realizada en 1985 de forma artesanal que cubre el techo y que recoge el simbolismo del árbol como punto de encuentro de los pueblos de Bizkaia. Además, en la sala se pueden encontrar expuestos diversos objetos relacionados con esta institución como bastones de mando o la cruz presente en los juramentos.
El Árbol de Gernika El Árbol de Gernika no es eterno, y actualmente los juramentos se realizan bajo uno plantado en 2015, tataranieto del árbol histórico. Frente a él se celebran actos como la toma de posesión del cargo de Lehendakari y del Diputado General de Bizkaia.
El roble original, plantado hacia 1700, conserva su tronco en un templete con columnata circular situado en el jardín de la Casa de Juntas. Es el resto más antiguo que ha llegado hasta nuestros días y se sabe que tuvo sucesores como el plantado en 1860.
Tronco del árbol histórico de Gernika. © Susana García Guía práctica de Gernika ¿Cómo llegar a Gernika? Desde Bilbao se puede llegar en el Euskotren, hay trenes cada media hora y tardan unos 50-55 minutos. En autobús desde la estación Intermodal de Bilbao (A3513, A3514 y A3523). En coche desde Bilbao en viaje dura media hora por la carretera BI-635.
¿Cómo visitar los lugares de interés? El Museo de la Paz se puede recorrer por libre (dedicad al menos una hora) y el precio de la entrada general es de 6 Euros (reducida 4 Euros y menores de 12 años gratis).
La entrada a los túneles-refugio es gratuita.
La entrada a la Casa de Juntas es gratuita y merece la pena realizar una visita guiada. Puedes reservar en el teléfono 94 625 11 38 o a través del correo electrónico batzar.etxea@bizkaia.eus
¿Qué se puede visitar en los alrededores de Gernika? Gernika se encuentra en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai , un enclave natural maravilloso perfecto para realizar una excursión en familia.
Otros lugares singulares cercanos son el puerto de Elantxobe , un bonito pueblo de pescadores, y la ermita de San Juan de Gaztelugatxe , que todas tenemos en mente como Rocadragón de la serie de televisión Juego de Tronos .
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