El yacimiento arqueológico de Pompeya ofrece una experiencia que no podrás encontrar en ningún otro lugar del mundo: pasear por una ciudad tal y como fue concebida en la época romana, sin alteraciones en su urbanismo. Además, cuenta con algunos de los frescos más delicados y mejor conservados de la antigüedad. Sigue leyendo para saber cómo organizar y qué ver en una visita a Pompeya.
Detalle de los frescos con escenas mitológicas de la casa de los Vettii. © Susana García Hay lugares en el mundo de esos que no puedes dejar de visitar si te encuentras a una distancia razonable de ellos. El yacimiento arqueológico de Pompeya entra dentro de esta categoría y es una de las excursiones obligadas si pasas unos días en la zona de Nápoles y la costa amalfitana, pero tenlo también muy en cuenta si estás en cualquier otro punto de la mitad sur de Italia porque merece la pena.
Y es que, en Pompeya, a su innegable dimensión histórica, se le une el imaginario colectivo, ese creado a través de la literatura (y posteriormente por el cine) desde que comenzaron las excavaciones arqueológicas a mediados del siglo XVIII y que resulta tan atractivo.
Una ciudad romana congelada por la ceniza Esta ciudad romana, conservada en el tiempo debido a la violenta erupción del Vesubio del año 79 d.C. que la sepultó bajo seis metros de cenizas y piedra pómez, nos ha dado muchos datos sobre cómo era el urbanismo, la arquitectura y el día a día de este tipo de ciudades. Pero, también, es una fuente inagotable de historias sobre cómo afrontaron los pompeyanos el terrible momento de la erupción, y ahí entran los mitos y la literatura. Aunque ahora sabemos que Pompeya no era una ciudad ajena a los temblores del Vesubio, ya que se había producido un cierto éxodo de la ciudad por una serie de terremotos previos como el del año 62 d.C., recorrer el yacimiento supone dar un maravilloso paseo por una ciudad romana dos mil años atrás. Gran parte de la ciudad ha sido ya excavada y se pueden observar calles, edificios, lugares públicos y las maravillosas casas pompeyanas.
Atrio (patio) de la Casa de los Vettii. © Susana García El urbanismo en Pompeya Pompeya refleja de manera fiel el trazado de las ciudades romanas, basadas en el cruce ortogonal de calles —cardines y decumani —, pero también vestigios de épocas prerromanas. El recinto estaba rodeado por una muralla con diversas puertas, entre ellas la Puerta Marina (por donde se suele entrar actualmente al recinto arqueológico), Puerta Vesubio, Puerta de Sarno y Puerta de Stabia, todas conectadas a las arterias principales de la ciudad, como la vía dell’Abbondanza y la vía de Stabia.
Calle de Pompeya. © Susana García Además, Pompeya hay que imaginarla como una ciudad con un activo puerto conectado al mar a través del río Sarno. Tras la erupción, los depósitos volcánicos y el alzamiento del terreno provocaron que la línea de costa se alejara varios kilómetros y, hoy en día, Pompeya se encuentra a más de dos kilómetros del mar.
Lugares imprescindibles Al yacimiento arqueológico de Pompeya le puedes dedicar el tiempo que quieras, ya que es enorme y está lleno de rincones interesantes. Normalmente las visitas guiadas son entre dos y cuatro horas, las mismas que se suelen emplear si lo visitas por tu cuenta. Aquí te damos diez lugares imprescindibles en el recorrido, todos fácilmente accesibles desde la entrada principal de Porta Marina, que podrás ampliar a tu gusto hasta la hora de cierre.
El Foro La enorme explanada del Foro de Pompeya era, como en el resto de las ciudades romanas, el centro de la vida pública. Las excavaciones arqueológicas han permitido descubrir la evolución del espacio de una forma mucho más clara que en otros yacimientos donde la presencia continua del hombre los ha modificado tanto que son difíciles de datar las diferentes remodelaciones. Se sabe que el Foro más antiguo era del siglo IV a.C. y que la presencia comercial se dejó notar después gracias a las tabernae (tiendas) en el lado este. Después, en el siglo II a.C., se pavimentó con cemento y toba y en la época imperial con losas de travertino.
Alrededor de este inmenso espacio, con el perfil del Vesubio visible al fondo, se ubican edificios como la Basílica y los templos de Apolo y Júpiter.
El Foro de Pompeya con el Vesubio al fondo. © Susana García El Macellum El Macellum (mercado) es uno de esos rincones que se abren en Pompeya que te deslumbran y sobrecogen al mismo tiempo. Aquí, las pinturas que aparecen y que se conservan al aire libre son un anticipo de las maravillas que encontraremos después en otros lugares de la ciudad, sobre todo en las casas. Y, en unas urnas de cristal, se conservan unas estatuas de ceniza con el volumen de tres personas que murieron abrasadas. Ésta es la imagen que se ha hecho tan popular de los cuerpos de los pompeyanos congelados en el instante en el que los sorprendió la nube de ceniza, pero no por eso deja de impactar el verlas de cerca
Estatuas de ceniza en el ‘Macellum’. © Susana García El Templo de Apolo Conectado con el Foro, este santuario era uno de los lugares de culto más antiguos de la ciudad. Su origen se remonta a principios del siglo VI a.C. y en el siglo II a.C. sufrió una profunda remodelación que le dio la forma que ha llegado hasta nuestros días. Se conserva el podio sobre el que fue construido, parte de las columnas de toba y el pórtico que delimitaba el patio. Las estatuas de bronce ubicadas en este espacio, dedicadas a Apolo y Diana, son copias de las originales, que se encuentran en el Museo Arqueológico de Nápoles.
Templo de Apolo. © Susana García El Templo de Vespasiano Ubicado en el Foro, este templo se encontraba en construcción cuando se produjo la erupción del Vesubio. Aunque la hipótesis más aceptada es que estaba dedicado a un emperador, posiblemente a Vespasiano, algunos expertos consideran que podría tratarse de un templo dedicado al «Genio» imperial, culto de los inicios del Imperio. Se ha llegado a esta conclusión ya que no hay alusión directa a ningún emperador y en uno de los lados del altar central se aprecia la “corona cívica”, símbolo genérico del poder imperial.
Templo de Vespasiano. © Susana García La Basílica En el extremo sureste del Foro se encuentra la Basílica, construida en la segunda mitad del siglo II a.C. y una de las primeras construcciones de este tipo del mundo romano. Este edificio, dedicado a actividades comerciales y a la administración de justicia, consta de tres naves y en él destacan las columnas de ladrillo con capiteles jónicos. Se sabe que estaba decorado con una estatua ecuestre y con pinturas en estilo pompeyano antiguo, además de tener varios grafitis de la época.
Restos de las columnas de la Basílica. © Susana García Las Termas del Foro Estas termas son uno de los complejos termales mejor conservados del mundo romano. Están en excelente estado las salas principales del sector masculino: el apodyterium (vestuario), el tepidarium (sala templada) y el caldarium (sala caliente), todas ellas decoradas con estucos y techos abovedados. Sorprende el grado de sofisticación del sistema de calefacción, visible bajo los suelos elevados, y el ingenioso sistema de canalización de aguas.
Termas del Foro. © Susana García También se conservan los nichos para dejar la ropa, así como bancos, columnas y restos del frigidarium (sala fría), con su pila aún visible. En algunas paredes se aprecian frescos originales y detalles ornamentales que reflejan el refinamiento estético de Pompeya.
La tahona de Modesto Entre los vestigios mejor conservados de Pompeya destaca la Tahona de Modesto, una panadería que sobrevivió intacta bajo la ceniza de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C y que es uno de esos rincones que dan idea del día a día de la ciudad. Las inscripciones revelan que en Pompeya el comercio del pan estaba bien estructurado, con tiendas especializadas y venta ambulante.
La tahona de Modesto. © Susana García El establecimiento conserva su maquinaria original: molinos de lava volcánica, mesas para amasar y un horno de cocción. Una de las muelas ha sido restaurada con piezas de madera para mostrar cómo funcionaba. En el horno se hallaron ochenta panes carbonizados, con su forma redonda y cortes radiales, similares a los representados en frescos de la época.
La Casa del Fauno La Casa del Fauno, que recibe el nombre de la estatua de un fauno hallada en el atrio (en Pompeya está una reproducción, el original se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles), es una de las residencias más fastuosas de Pompeya y data del siglo II a.C.
Mosaico de la Batalla entre Alejandro y Darío en la Casa del Fauno. © Susana García Este gran complejo sorprende la refinada decoración, los suelos de mármol de varios colores y las estancias, distribuidas en torno a amplios atrios y peristilos. Entre sus tesoros destaca el famoso mosaico de la Batalla entre Alejandro y Darío , considerado una de las obras más importantes de la antigüedad.
La Casa de los Vettii Si hubiera que elegir un único lugar para visitar en Pompeya, ese tendría que ser la Casa de los Vettii. Esta casa es uno de los mejores ejemplos para comprender cómo era el modo de vida de una familia acomodada de Pompeya. Destaca su atrio restaurado, el jardín interior de inspiración griega (con sus conductos de plomo originales), las estatuas, las fuentes… pero, sobre todo, los frescos. La calidad y excelente estado de conservación de las pinturas de varias de sus salas traslada al modo de vida de esa élite que decoraba sus estancias tanto con amorcillos y escenas mitológicas como con explícitas escenas sexuales. Dedica tiempo a este lugar, vale la pena cada minuto que se pasa recorriendo sus rincones.
Frescos en la Casa de los Vettii. © Susana García El Teatro Grande Construido entre el 200 y el 150 a.C. siguiendo el modelo griego, se realizó aprovechando la ladera natural de una colina para levantar una estructura con capacidad para 5.000 espectadores. Entre los elementos originales destaca la ima cavea , donde se sentaban los personajes importantes sobre mármol labrado, y restos de conducciones de agua bajo la orquesta, lo que indica que se realizaban espectáculos acuáticos. En época romana, la cávea superior (summa cavea ) incluía un toldo móvil para proteger al público del sol. El teatro fue parcialmente restaurado tras el terremoto del 62 d.C.
Teatro Grande. © Cole Ciarlello Guía práctica Cómo llegar a Pompeya por tu cuenta Tren : desde Nápoles se puede tomar la línea Circumvesuviana (Nápoles-Sorrento) y bajar en la estación “Pompei Scavi – Villa dei Misteri”, frente a la entrada principal Porta Marina.Autobús : líneas SITA y BUSITALIA desde Nápoles.Coche : por la autopista A3 Napoli-Salerno, salida Pompeya Ovest. Hay zonas de aparcamiento a unos 400 metros de la entrada principal.Entradas y horarios Merece la pena comprar las entradas de forma online a través del canal oficial TicketOne . También se pueden adquirir en la taquilla, pero seguramente tendrás que esperar una larga fila y no hay seguridad de que los consigas, ya que desde noviembre de 2024 las entradas son nominativas y sólo pueden entrar 20.000 personas por día. En la entrada hay planos del recinto y, si no tienes una visita organizada con guía, valora alquilar al menos la audioguía para tener todas las explicaciones necesarias para comprender la historia de Pompeya.
Precios: Entrada general 16 €; entrada combinada (incluye Oplontis y Boscoreale) 18 €. Descuentos para ciudadanos de la UE entre 18 y 24 años (2 €).
Horarios de apertura: del 1 de abril al 31 de octubre de 9 a 19 h (última entrada a las 17.30 h); del 1 de noviembre al 31 de marzo de 9 a 17 h (última entrada 15.30 h).
Excursiones organizadas Civitatis dispone de varias excursiones: Visita guiada por Pompeya , Visita a Pompeya con gafas de realidad aumentada o Entradas a Pompeya con audioguía .
Qué llevar a Pompeya Es fundamental calzado cómodo para caminar sus calles empedradas. Hay pocas sombras, así que, sobre todo en verano, no olvides llevar gorro, crema solar y gafas de sol. También es útil llevar una botella de agua, que puedes rellenar en las fuentes distribuidas por el recinto.
Cómo preparar una visita a Pompeya Para visitar el recinto arqueológico de Pompeya y comprender su importancia y dimensión es importante tener alguna idea previa de cómo era la ciudad antes de la erupción del Vesubio. Este acontecimiento histórico ha resultado siempre muy atractivo tanto a la literatura como al cine y, aunque se suele dar una visión algo distorsionada de la realidad histórica, libros y películas son una buena fuente para ir ambientándose. Algunos libros de novela histórica son Pompeya , de Robert Harris y el clásico Los últimos días de Pompeya , de Edward Bulwer-Lytton. Si buscas una información más académica, puedes leer Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana , de Mary Beard
El cine también se ha aproximado de muchas formas a este hecho histórico. Puedes ir al cine clásico a Los últimos días de Pompeya (1959) de Segio Leone o a versiones más actuales como Pompeya (2014), con Kit Harington como protagonista. También son recomendables los documentales Pompeya Eterna (Netflix) o Pompeya: el último día (BBC).
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