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Ruta en coche para recorrer la Toscana en 7 días

Recorrer en coche la Toscana permite perderse por sus sinuosas carreteras y descubrir en cada recodo un precioso pueblo o una villa que ni siquiera aparece en las guías. Porque Toscana son sus pueblos y ciudades históricas, pero también sus paisajes únicos y no hay mejor forma de verlos que desde la ventanilla de un coche.

viñedos en Toscana
Paisaje toscano. © Reuben Teo
Actualizada junio 2021

Las regiones europeas son una fuente inagotable de viajes e Italia un país para visitar mil veces. Por eso una ruta a Toscana en coche es un acierto seguro con el que triunfarás en una escapada con amigas, en pareja o con la familia. Aquí te damos algunas ideas para combinar varias localidades en las excursiones, pero esta región merece varios viajes para conocerla en profundidad. Seguro que cuando vuelvas ya estás pensado en el siguiente.

Un buen punto de partida para un viaje por el centro de la Toscana es Florencia en un fin de semana, claves par aprovecharlo , la gran ciudad del arte. Aquí es imposible renunciar a una parada para descubrir su imponente catedral, sus animadas calles, el maravilloso Ponte Vecchio y esas obras de arte que tenemos todos en la retina gracias a los libros y que es un privilegio poder ver en persona: el David de Miguel Ángel, los tesoros de la Galería de los Uffizi… Puede combinarse una estancia en la ciudad con unas noches en alguno de los borgos y hoteles rurales que salpican toda la Toscana, perfectos para realizar excursiones a los pueblos cercanos.

Plaza de Duomo en Pisa
Plaza del Duomo en Pisa. © SG

Excursión desde Florencia: Pisa y Lucca

Pueden conocerse en una excursión de un día desde Florencia. Pisa se encuentra a poco más de una hora en coche de la capital toscana (83 km). La inmensa Piazza dei Miracoli, donde se encuentra la torre, el Duomo y el Baptisterio, es en sí misma un buen motivo para acercarse a la ciudad. Su belleza supera la anécdota de la inclinación del Campanile. Subir a esta torre hecha en su totalidad de mármol y muestra del poderío de la ciudad, es toda una experiencia y las vistas impagables. Junto a ella, el Duomo Románico, que fue modelo del resto de catedrales de Toscana de la época y que no se sabe si es más bello por dentro o por fuera.

Para completar la visita, el curioso Baptisterio (donde fue bautizado Galileo Galilei) y el Camposanto. Es un lugar menos visitado pero lleno de encanto, donde descansan paisanos ilustres en una tierra traída desde Tierra Santa y con un Sala de Frescos que merece verse con detenimiento. Sobre todo el fresco dedicado al Infierno, de Buonamico Buffalmacco.

torres de Lucca
Lucca. © Marian Brandt

Lucca se encuentra a tan sólo 20 kilómetros de Pisa y es fácil recorrerla a pie. La primera mirada a la ciudad tiene que ser desde lo alto de sus anchas murallas renacentistas. Hoy en día han sido convertidas en un bonito paseo lleno de gente corriendo, bicicletas y paseantes, desde donde se vislumbra su riqueza arquitectónica. Plazas, iglesias y torres asaltan en un paseo por la ciudad y es difícil quedarse con un lugar favorito: la iglesia de San Martín; la catedral de San Miguel; el Palazzo Pfanner; o la siempre viva Piazza Anfiteatro.

Siena, a poco más de una hora de Florencia

Se encuentra a 75 kilómetros de Florencia (1 hora y cuarto) y tiene una de las plazas más bonitas del mundo, la Piazza dei Campo. Aquí se celebra una de las fiestas más famosas, el Palio, que cada 2 de julio y 16 de agosto desata la emoción local y la competición entre los barrios de la ciudad. Además, guarda el Palazzo Comunale del siglo XIV con su torre Mangia que desde la altura permite una vista increíble de esta ciudad gótica.

Iglesias en Siena
Basílica de Santo Domingo en Siena. © Pedro Lastra

El otro lugar imprescindible es el Duomo, con la fachada y el interior en mármol blanco y verde que difícilmente podría ser más bello. Está llena de tesoros y hay que recorrerla y degustarla con calma, parándose a ver su pavimento, el púlpito y los frescos de la Sala dei Nove. Durante siglos ha guardado los secretos de los frescos de su cripta, recientemente descubiertos y que se pueden visitar. Imprescindibles.

Siena es mucho más, es una ciudad bonita en sí misma, que se gusta en cada uno de los escaparates de sus tiendas y en las fachadas de sus restaurantes, donde pasear y detenerse en lugares como la Loggia della Mercanzia, del siglo XIII, o el Palazzo Tolomei es obligatorio..

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Piazza dei Campo, Siena. © SG

Volterra, San Gimignano y Monteriggioni

Un día da para acercarse a estos tres pueblos. Se puede comenzar con Volterra, una ciudad medieval con un pasado etrusco y romano que se pueden ver en el Museo Etrusco Guarnacci, el Parco Archeologico y el Teatro Romano. Entre ellos, un paseo por sus calles de casas de piedra y bellos rincones que se puede iniciar desde la Piazza dei Priori, centro de la ciudad. Muy cerca está la catedral y el baptisterio.

La carretera atraviesa bellos paisajes hasta llegar a San Gimignano (a tan sólo 30 kilómetros de Volterra, aunque las curvas hacen que se tarde al menos tres cuartos de hora). Es uno de los iconos de Toscana con sus trece torres marcando el perfil de una ciudad que en siglo XIII fue una de las más florecientes de la zona. Mantiene casi intacto su casco histórico y todas las calles parecen llevar a la Piazza della Cisterna. Aquí merece a pena la subida a la Torre Grossa para contemplar el bello paisaje toscano desde lo alto. No te resistas y prueba un helado en la Gelatteria Dondoli (también en la Piazza della Cisterna), que presume de tener los mejores helados del mundo.

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Piazza della Cisterna, San Gimignano. © SG

Si da tiempo, merece la pena acercarse en este día a Monteriggioni, a 25 kilómetros de San Gimignano. La mejor ruta es por la carretera que pasa por Colle di Val d’Elsa para ver esta bonita ciudad al menos desde el coche). Este pequeño pueblo medieval merece un paseo por sus callejuelas para disfrutar de su ambiente tranquilo. No dejes de subir a sus murallas para admirar el bello paisaje.

Montepulciano, Pienza y Montalcino

Estos pueblos muestran en sí mismos y en las carreteras que los enlazan los paisajes más típicos de Toscana, los del valle de Orcia: suaves colinas tapizadas de viñedos y cipreses con pueblos pintorescos y villas que asaltan en cada curva de la carretera. Las cuestas de Montepulciano confirman su ubicación sobre una colina. Las calles principales llegan a la Piazza Grande, su punto más alto, donde se puede ver su catedral y el Palazzo Comunale. Entre tanto, bellos palacios de los siglos XIV y XV decoran sus calles y se alternan con pintorescas tiendecitas de artesanía y delicatessen de la zona.

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Montepulciano, encaramado a una colina.

La carretera lleva hasta Pienza (situada a 13 kilómetros), ciudad que debe su nombre y aspecto al ego del Papa Pío II, que quiso convertir su ciudad natal en un modelo renacentista. La transformación de Pienza no se completó debido a la muerte del Papa, pero quedó para siempre la magnífica plaza de Pío II con la curiosa catedral de Santa María Asunta de inmensos ventanales por deseo expreso del Papa. De aquí es el famoso queso Pecorino que encontrarás en todas las cartas de Toscana y que merece una degustación pausada.

La misma carretera lleva hasta Montalcino (a 23 kilómetros de Pienza), también subido a una colina y cuyas calles ascienden hasta la imponente Fortezza. Esta ciudad, conocida por el famoso vino Brunello (que aparece en decenas de vinotecas y restaurantes), merece un paseo para descubrir lugares como el Palazzo dei Priori, la iglesia de San Agostino o la Logia gótica de Il Capellone.

Montalcino
Montalcino.

CONSEJOS ETHERIA

viaje a Toscana
Panorámica del © Borgo Santo Pietro

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