Linz, un viaje con amigas a orillas del Danubio
- Viajar con amigas
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En el corazón de Austria, a orillas del Danubio, vive tranquila una pequeña ciudad que parece estar a trasmano de los paquetes turísticos al uso. Ese es un buen motivo para lanzarse a viajar con amigas (o sola) a Linz.

Cómoda para visitar a pie, alejada de las hordas de turistas fagocitadores de monumentos famosos, con un ambiente tranquilo (como el de sus patios interiores transformados en jardines cerveceros) y orgullosa de poseer un peculiar museo futurista (único en su género), la Linz austríaca –porque en Alemania existe otra Linz– bien merece un sosegado viaje con amigas.
Lo primero que hay que ver es su emblemático Ars Electronica Center, que no es un museo propiamente dicho, sino que se trata de un punto de confluencia entre tecnología y sociedad, donde se participa y experimenta con sus artefactos electrónicos. El AEC es una mirada dirigida a las nuevas tecnologías multimedia. Se inauguró en 2009 como ‘museo del futuro’, y la verdad es que, aunque la ciencia avanza que es una barbaridad no todos hemos tenido tiempo de seguir sus avances técnicos.

Las fascinantes imágenes de las proyecciones 3D de su espacio Deep Space 8K son sorprendentes. Podemos ‘jugar’ con robots y hacernos una radiografía virtual. Resulta ideal para ir con niños, aunque si se tienen más de 12 años también resulta de lo más entretenido.
En un tiempo muy lejano, el científico Johannes Kepler pasó algunos años en Linz. En 1618, el eminente ciudadano descubrió en esta ciudad las leyes del movimiento planetario… casualidades de la Historia.
Como probablemente habremos empleado toda la mañana de este viaje con amigas a Linz en el AEC, llega el momento de pensar en almorzar. Como es verano, lo mejor es una terracita, así que es recomendable instalarse en alguno de sus biergarten, es decir: bares con jardín. El más famoso es el Stieglbräu Klosterhof, al que se llega por un pasaje de la Landstrasse, la calle principal (no tiene pérdida). Se trata de un restaurante que frecuentan clientes de toda la vida que se mezclan con los visitantes. Es bastante grande y habrá mesas libres. Platos abundantes y no caros.

Otra cervecería entrañable es Alte Welt, situada en un patio porticado de la Hauptplatz (Plaza Mayor), donde el pilar de la Santísima Trinidad –o de La Peste– preside el discurrir de transeúntes y tranvías.
Al lado de la plaza, al principio de la Landstrasse, no hay que perderse la visita a la tienda Vom Fass, una sucursal de la franquicia alemana que comercializa todo tipo de bebibles: aceites, vinagres, whiskies y bourbons. Te informarán amablemente y te ofrecerán probar todo. Un buen ejemplo de tienda con personal amable… Seguro que ’picarás’ con alguna compra.

Como un gato por los tejados
Ninguna ciudad del mundo tiene un recorrido por sus tejados a través de pasarelas, escaleras y rampas de madera que comunican entre sí edificios, techos y azoteas; atravesando buhardillas y campanarios de iglesia. Solo Linz ofrece un atractivo recorrido por las alturas, en el que vamos viendo intervenciones artísticas creadas ex profeso que forman parte del programa Höehenrausch, una manifestación multimedia que se celebra anualmente.

Los artistas invitados a participar en la muestra varían cada año, pero algunas obras, por su importancia –¡y por lo que han costado!– se ‘indultan’ y se quedan permanentemente ancladas in situ. Hay muchas obras interesantes, pero una de las instalaciones del año pasado, llamada The Flying Ship (del ruso Alexander Ponomarev), te dejará boquiabierto. Se trata de un gigantesco barco suspendido en el espacio a 80 metros de altura por cables de acero ¡que pesa más de dos toneladas! Una inquietante visión.
A las pasarelas se accede desde el Centro OÖKulturquartier; y existe un tour guiado de aproximadamente 70 minutos de duración al que es muy recomendable apuntarse, porque ya se sabe que esto del arte moderno es mejor que te lo explique un experto.

Como la ciudad es pequeña podemos ir andando a cualquier parte, excepto si quieres subir a Pöstlingberg, la colina de la ciudad, a la que se llega en un antiguo tranvía desde la Plaza Mayor. Las vistas son magníficas. Arriba hay una basílica; el museo del Tranvía; un tren en forma de dragón -Grottenbahn- que hace un trayecto entre gnomos y escenas de cuentos de los hermanos Grimm; y un restaurante tradicional de nombre Freiseder, donde puede quedarse a degustar un clásico Wiener Schnitzel para cenar. No os lo podéis perder en un viaje con amigas a Linz.
No solo es un castillo…
Donde sí se puede subir paso a paso (15 minutos cuesta arriba) es hasta el castillo Schlossmuseum Linz. Está en el centro de la ciudad. Como es habitual, en sus pretéritas épocas fue fortaleza, cuartel, hospital y cárcel; pero ahora es un interesante museo donde hay de todo. Pero para no pasar todo el día allí, y porque ver 3.000 piezas en una mañana es un despropósito, hay que elegir. Son recomendables las salas dedicadas a la colección de arte Kastner, donde merece la pena descubrir al pintor local Johann Baptist Reiter (1813 -1890), que probablemente no conozcas… y merece ser conocido; y en otro contexto, darse una vuelta por los dioramas de las salas de Historia Natural, por lo instructivo que resulta y porque da gusto ver la obra bien hecha de los taxidermistas, puro realismo para nada kitsch.

Desde la terraza del museo, donde también hay un agradable restaurante ajardinado, puedes planificar el plan para el día siguiente. Por ejemplo: desde allí se ve la playa de Linz. Sí, Linz tiene playa. Los lugareños acostumbran bajar a la arena del Danubio a las 4 o 5 de la tarde (en verano) ¿Te atreves?

También puedes poner el broche cultural visitando el Lentos Kunstmuseum, un edificio icónico en cuanto a arquitectura moderna se refiere. Si tienes la suerte de que la exposición temporal te haga vibrar… puedes permanecer allí hasta el cierre; y si no es así puedes ir pensando en tomarte una copa en alguno de los bares de moda, como Solaris situado en el Kulturquartier; Sandburg Bar, uno de los chiringuitos de la playa; la clásica coctelería Chaplin’s, cerca del castillo; el ‘polinesio’ Tiki-Tiki Bar, también cerca del castillo; o en RememBar que tiene actuaciones en directo por la noche y un ambiente más sofisticado.

Ah… Y ¡por tener! Linz también tiene su propia tarta, que compite con la famosa Sacher Torte vienesa. Se llama Linzer Torte, y dice Wikipedia que la receta de la tarta de Linz es considerada la más antigua conocida en el mundo… desde 1653 se la conoce por su nombre. Para probarla, el Café Jindrak es el sitio por excelencia.
Linz, la de la Alta Austria, una ciudad llena de sorpresas, en teoría, fuera de ruta.

Guía de Linz | Etheria Magazine
Cómo llegar
No hay vuelos directos a Linz, pero Lufthansa vuela a Frankfurt con conexión muy cómoda al aeropuerto Linz Danubio Azul.
Dónde dormir
De entre los hoteles más modernos y minimalistas, destaca el hotel am Domplatz. Tiene un spa en la azotea.
Y de entre los más clásicos está el Wolfinger, con muros de cinco siglos de historia, donde los estucos y el mobiliario exudan un cierto esplendor y boato.
En el hotel Schwarzer Bär algunas habitaciones tienen cama de agua, y puede -quizá- constituir una nueva experiencia.
