Jaipur es desmesurada, caótica, colorida, desordenada… Los adjetivos que nos sugiere al recorrer sus calles no se agotan y la perplejidad en la que se instala el cerebro occidental acompaña durante toda la estancia. Un viaje a Jaipur con amigas, que puede formar parte de una ruta más larga por el norte de la India, seguro que va a incluir palacios, fuertes, templos y bazares, pero lo que nunca olvidaréis es ese mundo tan ajeno e incomprensible que se derrama en sus calles.
Fachada del Palacio de los Vientos. © Susana García En India todo es desmedido. En este país que se desborda y sigue códigos ajenos a los ojos occidentales, Jaipur responde a la perfección a ese prototipo de ciudad desordenada y caótica. Pero es justo eso, un prototipo creado desde el otro lado del mundo que, como no comprende, trata de ajustar sus propios adjetivos a un lugar que es inclasificable.
En Jaipur, desde la ventanilla del coche que os transporte en vuestras excursiones por la ciudad, veréis un mundo para el que te van a faltar ojos. Familias completas subidas a una tísica Vespino, rickshaw con mujeres con brillantes saris y tantos niños que no puedes ni contarlos, autobuses con gente tan apretada que dudas de que puedan seguir respirando, vacas pastando entre la basura, un elefante cruzando una vía rápida de la ciudad… y alguno de estos elementos, muy probablemente, en sentido contrario a las normas de circulación.
Es fácil que en medio de este desconcertante cóctel urbano los atractivos arquitectónicos que tiene la ciudad, que son muchos, pasen desapercibidos. Así que no queda más remedio que planificar las visitas con mimo, un guía y un buen transporte. Las señalizaciones son escasas y el tráfico intenso, así que, si queremos aprovechar bien el tiempo y no sucumbir ante un mundo que nos es tan ajeno, lo mejor es ponerse en manos de expertos que nos lleven y nos cuenten. Y asumir que estamos muy lejos de comprender una sociedad como la de la India. Ese es el encanto.
Patio del Fuerte Amber. © Susana García Una ciudad rosa por un príncipe Jaipur, capital del Rajastán, fue fundada en 1727 por el Maharajá Sawai Jai Singh II, gobernante al que se le quedaba pequeña la antigua capital de Amber y decidió levantar una ciudad nueva y planificada siguiendo los principios del Vastu Shastra (antigua ciencia india de la arquitectura para diseñar espacios en armonía con el cosmos) y la astronomía hindú. Se organizó en cuadrículas con amplias avenidas, palacios monumentales y bazares especializados que hoy en día siguen marcando el urbanismo de la ciudad.
El apelativo de “Ciudad Rosa” llegó después, cuando la ciudad pintó de este color sus edificios para recibir al Príncipe de Gales en 1876, el futuro Eduardo VII, un color que se mantuvo después y que se convirtió en símbolo de una ciudad capital de un importante estado con amplia autonomía de sus maharajás durante el dominio británico. Tras la Independencia, en 1947, los maharajás perdieron su poder político, pero la familia real mantiene hoy en día su prestigio social y sus inmensas propiedades.
Lugares imprescindibles El Palacio de la Ciudad Su origen está ligado al de la ciudad, ya que se construyó en el momento de la fundación de Jaipur. Aquí, el maharajá Sawai Jai Singh II trasladó su corte desde Amber y se mantiene como residencia de la familia real en parte de sus dependencias.
Palacio de la Ciudad. © Susana García El complejo está formado por varios edificios que albergan importantes colecciones de armamento y objetos reales, patios dedicados a celebraciones y rituales y jardines. Su arquitectura y decoración es símbolo del poder que tuvieron los maharajás en Jaipur y de la riqueza y delicadeza de la cultura hindú. La puerta Pritam Niwas Chowk, decorada con relieves que representan las estaciones del año, es uno de los lugares más populares para tomarse unas fotos.
El Palacio de los Vientos Si hubiera que elegir una sola imagen de Jaipur esa sería muy probablemente la del Palacio de los Vientos. Este edificio icónico de 953 pequeñas ventanas, construido en 1799, se sitúa delante del Palacio de la Ciudad y permitía a las mujeres de la familia real ver la vida en la calle sin ser vistas. Una recomendación para sacar una buena foto: enfrente hay algunos comercios con terraza que tienen el mejor ángulo. Te dejarán subir como gancho para que eches un vistazo en sus tiendas.
Palacio de los Vientos. © Susana García El Fuerte Amber Después del enclave que forman el Palacio de la Ciudad y el Palacio de los Vientos, el Fuerte Amber es el otro gran conjunto arquitectónico de Jaipur. Esta gran fortaleza-palacio, situada a once kilómetros del centro, domina la ciudad desde una colina de la cordillera Aravalli con un aspecto imponente. Su construcción comenzó en 1592 bajo el mando del maharajá Man Singh I, quien erigió el núcleo del complejo como muestra de poder del poderoso reino Amber. La construcción continuó durante más de un siglo y medio, completándose bajo la dirección de sus sucesores.
Este conjunto de edificios combina elementos rajput y mogoles en su arquitectura y está construido en la típica piedra arenisca roja de la zona y mármol blanco. El diseño del palacio se articula en cuatro secciones principales, cada una con su propio patio. Destacan espacios como el Jaleb Chowk (Patio de Desfile), el Diwan-i-Aam (Salón de Audiencias Públicas), el Diwan-i-Khas o el Sheesh Mahal (Salón de los Espejos). Hay que dedicar un buen rato a recorrer estos espacios, en especial el Salón de los Espejos, una sala decorada con miles de espejos que reflejan la luz como si fueran estrellas. Probad a iluminarlos con la linterna de tu móvil, el efecto es increíble.
El Salón de los Espejos del Fuerte Amber. © Susana García Para subir al Fuerte Amber, la opción más tradicional es hacerlo en elefante, pero si subís en todoterreno podéis hacer una ruta previa al fuerte parando en algunos lugares muy interesantes que hay en el camino y realizando el último tramo a pie (merece la pena y no contribuís a la explotación de los elefantes que se encargan de esta tarea).
El aljibe Panna Meena ka Kund Es uno de esos lugares encantadores y poco turísticos que aparecen en el camino del Fuerte Amber. El Panna Meena ka Kund es un baori o aljibe escalonado del siglo XVI que sorprende por los efectos geométricos creados por sus huecos y escalinatas. Construido con arenisca amarillenta, refleja la ingeniosa arquitectura rajastaní, donde cada elemento tenía un sentido práctico y simbólico. Las escaleras permitían acceder al agua desde cualquier nivel y, al mismo tiempo, servían como espacio social, donde los vecinos se reunían para conversar o descansar a la sombra.
Aljibe Panna Meena ka Kund. © Susana García El templo Jagat Shiromani Ji Entre las intrincadas callejuelas de acceso al Fuerte Amber también se encuentra el templo Jagat Shiromani Ji, construido a principios del siglo XVII, otro rincón poco visitado que es una parada perfecta antes de llegar al fuerte. Este lugar, que emana espiritualidad y arte, está dedicado a Lord Krishna, Vishnu y Meera Bai, la poetisa devocional más célebre de la India. Dedicad un rato para contemplar sus pórticos tallados con escenas mitológicas y las esculturas del interior con escenas de los textos sagrados del Ramayana y del Bhagavata Purana.
Templo Jagat Shiromani Ji. © Susana García Es un lugar de peregrinación y recogimiento donde veréis a población local rezando o realizando ofrendas ya que, según la tradición, aquí se conserva una de las pocas imágenes originales de Krishna que Meera Bai adoró en vida. Una auténtica joya.
El observatorio astronómico Jantar Mantar En el corazón de Jaipur se ubica el Jantar Mantar, un observatorio astronómico monumental declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Construido en el siglo XVIII por el maharajá Sawai Jai Singh II, el fundador de la ciudad que estaba fascinado por la astronomía y las matemáticas, reúne diecinueve instrumentos a gran escala diseñados para medir el tiempo, predecir eclipses, seguir órbitas estelares y calcular la posición del sol y la luna. En este singular espacio que une arte, filosofía y ciencia destaca el Samrat Yantra, un gigantesco reloj de sol triangular de veintisiete metros de altura capaz de marcar la hora con una exactitud sorprendente.
El templo de Birla Madir Este templo, construido en 1988 por la influyente familia Birla, es el contrapunto perfecto a los edificios antiguos de la ciudad. Está dedicado a Vishnu y Lakshmi, la diosa de la prosperidad, y construido exclusivamente en un reluciente mármol blanco, que le da un aspecto imponente y es perfecto para esa mezcla de arquitectura y espiritualidad que emana.
Templo Birla Mandir. © Susana García El interior es para el recogimiento y, a pesar de su dimensión, es capaz de crear un ambiente íntimo. En el exterior, hay que pasear con calma para descubrir los relieves con figuras de filósofos, líderes y personajes históricos de diferentes culturas.
Los cenotafios reales de Gaitor Este complejo funerario es uno de esos rincones inundados de paz y espiritualidad que es capaz de regalar una ciudad tan bulliciosa como Jaipur. Ubicado a unos quince minutos del centro, a los pies de las colinas Aravalli, agrupa los monumentos conmemorativos que se erigen tras la muerte de los maharajás de la dinastía Kachhwaha.
Estos cenotafios realizados en mármol blanco se conocen como chhatris , palabra que en hindi significa “paraguas” por la forma de sus cúpulas, y no guardan los restos funerarios de los maharajás. Según la tradición hindú, los cuerpos se incineraban en un ghat cercano a Gaitor y sus cenizas depositadas en un río sagrado (normalmente el Ganges).
Complejo funerario de los cenotafios reales de Gaitor. © Susana García Al atardecer es un lugar mágico, tanto por la tranquilidad que se disfruta al pasear entre sus jardines como por la preciosa luz que hace de este complejo uno de los más fotogénicos de Jaipur.
Jal Mahal, un palacio en el agua En el lago Man Sagar se encuentra, como un palacio flotante, el Jal Mahal, que significa literalmente “Palacio del Agua”. Es un broche perfecto para cerrar una estancia con amigas en Jaipur y realizar, en el paseo que bordea el lago, las últimas fotos con el palacio al fondo, al que se le suman las colinas Aravalli y el Fuerte Nahargarh en la lejanía. En esta zona, los habitantes de Jaipur pasean y descansan con ese precioso palacio del siglo XVIII al fondo. Lo levantó el maharajá Madho Singh I como pabellón de recreo y refugio estival de la corte y, aunque tiene cinco plantas, solo son visibles las superiores ya que las inferiores están sumergidas bajo el lago.
Jal Mahal. © Susana García Guía práctica- Preguntas frecuentes Cómo llegar a Jaipur Lo mejor es buscar una compañía aérea que vuele directa al aeropuerto internacional de Jaipur. Si voláis a otra ciudad india como Delhi tendréis que sumar al viaje otras cinco o seis horas de coche por la NH48.
Cómo moverse por esta ciudad Como ya hemos comentado en el artículo, lo mejor es visitar Jaipur a través de excursiones organizadas. Con Civitatis podéis reservar su Tour privado por Jaipur y el Fuerte Amber.
Es posible coger un rickshaw o utilizar el servicio de Uber para algunos trayectos concretos, pero no es nada recomendable alquilar una moto, los códigos de circulación de la ciudad nos son completamente ajenos a los occidentales.
Cuándo ir a Jaipur La mejor época para viajar a Jaipur es de octubre a marzo, cuando las temperaturas son agradables (entre 15 y 25ºC). En mayo y junio hace mucho calor (hasta 45ºC sin lluvias) y de julio a septiembre hace también algo de calor, en torno a 30ºC, con mucha humedad por las lluvias del monzón.
Qué llevar en la maleta Ropa cómoda y, como probablemente entraréis en algún templo, discreta. En los códigos de vestimenta indios, las mujeres se cubren piernas y hombros, aunque lleven la tripa descubierta con tops cortos. Eso sí, colores los que quieras, en India con lo que se desentona es con colores como el beige o el gris.
No hay que olvidar sombrero o gorra, crema solar, gafas de sol, repelente de mosquitos y chubasquero si viajas en la época de lluvias. Y, si llevas sandalias, unos calcetines en la mochila para ponerte cuando te descalces al entrar a los templos.
Dónde dormir en Jaipur En Jaipur alojarse en un auténtico palacio como el Shiv Villas Resort , situado en las afueras de la ciudad, es posible y una auténtica experiencia. Si buscáis un hotel más céntrico, el recién inaugurado Brij Castle es una muy buena opción.
Qué comprar en esta ciudad india Los bazares deslumbran en Jaipur al igual que en el resto de las ciudades indias. En esta ciudad destacan los de Johari (joyería y piedras preciosas), Tripolia y Chandpole (para la tradicional cerámica azul y objetos antiguos) y el de Bapu con preciosos textiles, incluidos los brillantes saris.
Jaipur es una ciudad de joyeros y artesanos de las valiosas alfombras del Rajastán. Si quieres invertir en alguna de estas piezas, que no son baratas pero sí excepcionales, lo mejor es acudir a establecimientos reconocidos: para joyas, Sharma Ji Jewellery Waale y para alfombras en Jal Mahal Textil & Carpets , donde puedes comprar también chales y colorida ropa india. En el caso de las alfombras, te explicarán el proceso de elaboración y, si quieres, te las pueden enviar directamente a tu domicilio.
Artesano en Jal Mahal Textil & Carpets. © Susana García ¿Es segura la ciudad de Jaipur? Si se siguen los circuitos turísticos, Jaipur es una ciudad segura, aunque, como en el resto de destinos, hay que cumplir con unas normas básicas como no mostrar objetos de valor o guardar la documentación en lugares adecuados.
Qué precauciones sanitarias se deben tener En cuanto a las condiciones sanitarias, hay que tener cuidado con la alimentación y, sobre todo, con el agua: bebe agua embotellada y sé precavida con los hielos o las ensaladas. La comida es completamente diferente a la que están acostumbrados nuestros delicados estómagos europeos, sé prudente con el picante y las especias, los problemas gastrointestinales pueden arruinar cualquier viaje.
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