Eslovenia es un destino poco conocido en España si se compara con otros países como Italia, Austria o Croacia. Algo que solo puede explicarse por las escasas conexiones con nuestro país que suelen pasar por los aeropuertos de Venecia o Trieste, desde donde lo más conveniente es alquilar un vehículo con el que recorrer el fascinante territorio esloveno.
Lago Bled, en Eslovenia. Una vez gestionado el modo de llegar a Eslovenia, sólo podemos decir que es un destino ideal para recorrer con un grupo de amigas por diversos motivos. Por lo asequibles que son las distancias en este país (de apenas 20.000 km² de superficie) y por ser un catálogo concentrado de naturaleza, de culturas y de paisajes. Respecto a lo primero, cerca del 40 por ciento del territorio está declarado espacio protegido, lo que lo convierte en uno de los más verdes y respetuosos con el medio ambiente en el continente europeo.
Además, por lo general, las carreteras están en buen estado (por si alguien dudara de la utilidad de los fondos de la Unión Europea). Pero, importante, conviene no despistarse y comprar antes la “viñeta”, una especie de “pass fee” que permite circular por las carreteras eslovenas, con validez para una semana, un mes o un año, y que se puede abonar a través de la página web evinjeta.dars.si/en o en los puestos autorizados situados junto a las fronteras.
Goriška Brda. Goriška Brda: ¿esto es Eslovenia o la Toscana? Viniendo desde Italia, la ruta puede comenzar en la fronteriza región de Goriška Brda . Al recorrer sus carreteras parece que, en cualquier momento, van a aparecer las torres medievales de San Gimignano, tal es la similitud de esta zona con la Toscana: colinas cubiertas de viñedos, olivares y frutales, casas de labranza dispersas por la campiña, pequeñas y coloristas localidades coronadas por elevados campanarios o castillos de origen medieval…. Pero esto es Eslovenia, sin duda. Y se nota en la tranquilidad que se respira en sus pueblos (a salvo del turismo masivo), en la cercanía que demuestran quienes los habitan y en los aromas y sabores tan característicos de la vida rural.
En el camino se impone una visita al castillo de Dobrovo , del siglo XIV, que domina la localidad del mismo nombre y que es un lugar ideal para hacer parada y fonda. En su restaurante se pueden degustar los vinos y aceites de oliva de la zona, elaborados casi siempre por productores familiares.
La exigua producción de vinos y, sobre todo, de aceites locales, explica que los precios puedan ser algo más elevados de lo que estamos acostumbrados. A cambio, en lo culinario hacen que esta zona sea la más mediterránea de Eslovenia. Es una delicia sentarse a las mesas de sus restaurantes a degustar los productos de temporada, que ponen a prueba la habilidad y creatividad de cocineras y cocineros locales.
Cueva de Postojna. El Karst y su espectáculo bajo tierra Desde Goriška, la ruta por carretera lleva de forma natural hacia el Karst. Una región geológicamente “hueca” donde hay más de 80.000 cuevas y dolinas horadadas por el agua y otras fuerzas de la naturaleza. Entre las más conocidas y visitadas está la cueva de Škocjan (www.park-skocjanske-jame.si/en), Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1986. Está a unos 80 kilómetros de Dobrovo, que se pueden cubrir conduciendo en torno a una hora y cuarto.
El interior de esta impresionante cueva se puede conocer gracias a un recorrido a pie, de unos 3 kilómetros, a través de galerías gigantescas. Así, el cañón que ha horadado a lo largo de milenios el río subterráneo Reka es, pura y llanamente, sobrecogedor. Sobre todo, en la llamada Sala de los Murmullos, con un desnivel entre techo y fondo de 146 metros de altura.
No muy lejos, a 35 kilómetros y una media hora de coche, está la otra gran joya subterránea de Eslovenia: la cueva de Postojna. Con más de 24 kilómetros explorados, es uno de los sistemas kársticos más grandes entre los que se pueden visitar en Europa. Con la particularidad, además, de que para llegar a la zona más espectacular de esta oquedad hay que subirse a un tren eléctrico que recorre unos 5 kilómetros bajo tierra. Una vez llegado el convoy a su destino, la ruta continúa a pie a lo largo de 1,5 kilómetros entre estalactitas, estalagmitas, columnas y otras formaciones geológicas que se antojan irreales.
Škofja Loka. Škofja Loka, entrada a los Alpes Julianos Tras el espectáculo subterráneo, esta ruta en coche puede continuar por la región de Škofja Loka , magnífica entrada a los verdes paisajes de los Alpes Julianos, con sus inmensos bosques de coníferas y pétreas morrenas de origen glaciar que, desde la distancia, parecen neveros.
En cuanto a la localidad como tal, a unos 70 kilómetros de Postojna, Škofja Loka es una de las ciudades de origen medieval mejor conservadas del país. Fundada en el siglo X, su casco antiguo se desparrama por un entramado de calles adoquinadas, casas con fachadas pintadas en colores pastel y deliciosas plazas peatonalizadas. Pero el elemento más característico de Škofja Loka es su castillo, desde donde se disfruta de magníficas panorámicas de la ciudad y su entorno natural y agrícola. Esta construcción alberga un museo gracias al cual es posible acercarse a la historia y tradiciones de la zona.
Antes de abandonarla, convendría cruzar el río Selška Sora por su bien conservado puente de piedra (de los Capuchinos), levantado en el siglo XIV. Y luego, si hace buen tiempo, tomarse un café o un refresco en una de las terrazas de la plaza principal, disfrutando de la placidez que transmiten sus habitantes en su quehaceres cotidianos.
Lago Bled. El lago de Bled, la imagen más icónica de Eslovenia A unos 55 kilómetros de esta ciudad, no hay panorámicas más conocidas de Eslovenia que la que regalan los diferentes miradores del lago de Bled, enmarcado por las cumbres alpinas. Esta superficie lacustre presume de tener la única isla natural del país, ocupada por una iglesia con torre de campanario con el típico tejado en forma de cebolla. A la isla solo se puede llegar en barcas de remos (no hay motoras que perturben la tranquilidad del lugar).
Muy recomendable es subir hasta el castillo de Bled en coche o a través de un paseo de unos 15-20 minutos. Construido entre los siglos X-XI sobre un acantilado, es un lugar de lo más evocador: desde aquí se puede contemplar ese espejo de colores cambiantes (según la época del año) que es el lago.
El verano, sin duda, es la mejor época para visitar la zona, convertida en uno de los principales destinos vacacionales de los propios eslovenos y de muchos de sus vecinos. Vienen aquí a bañarse en unas aguas no tan frías como podría parecer (para llegar directamente de los Alpes, se entiende). Y es así, gracias al aporte de varios manantiales termales que la templan.
La realidad es que a Bled se puede acudir en cualquier época del año. En invierno, por ejemplo, el lago se congela y el ambiente deviene en algo mágico, como una postal navideña. Tal es la belleza de Bled que muchos artistas, intelectuales y alguna que otra celebrity del star system internacional han comprado residencias en torno al lago para convertirlas en sus segundas (o terceras) viviendas.
Nada nuevo: el mariscal Tito, jefe de estado de la antigua Yugoslavia, de la que Eslovenia fue el primer país en escindirse (en 1991), ya eligió este lago para levantar su Vila Bled . Esta enorme y monolítica residencia conserva el aire solemne de otros tiempos, rodeada de un jardín paisajístico y hoy acoge uno de los hoteles más lujosos (y con mejores vistas) de la zona.
Liubliana desde el castillo. Liubliana, una de las capitales más cómodas de Europa Apenas a 40 minutos en coche desde Bled (55 kilómetros) está Liubliana. En la capital eslovena viven unas 300.000 personas y es una ciudad muy “manejable” a pie, acogedora, vibrante y entretenida. En esto último tiene mucho que ver la comunidad estudiantil. De hecho su Universidad está entre las favoritas de los Erasmus de toda Europa.
Lo que más llama la atención al llegar a la ciudad es su castillo, sobre una colina que se puede salvar mediante un moderno funicular. Cómo no, la torre que preside el conjunto regala las mejores vistas del conjunto urbano y de los bosques que la rodean.
Una de las elegantes calles de Liubliana, con el castillo al fondo. Pero la auténtica vida está junto al río Liubljanica y, más en concreto, en el espacio delimitado por los llamados Tres Puentes y el del Dragón, que es el símbolo de la ciudad. Respecto a esto, hay dragones (en una suerte del Rocadragón de los Targarien) en forma de esculturas, grabados, pinturas y otras manifestaciones creativas por los lugares más insospechados de Liubliana.
En paralelo al río se concentran bares y restaurantes con terraza, ideales para sentarse a tomar un café o una copa de vino local y dejarse llevar por el distendido ambiente. También junto al río, solo los fines de semana entre marzo y octubre, es aconsejable darse una vuelta por Odprta Kuhna , mercado gastronómico al aire libre donde se pueden probar platos y productos tradicionales eslovenos (también internacionales), al tiempo que adquirir alguna artesanía y/o souvenir con estilo.
Escultura de dragón de Liubliana. En Liubliana están algunos de los hoteles más encantadores de Eslovenia. También de los más lujosos. Lo cierto es que los hay para todos los gustos y bolsillos. Pero el más emblemático quizás sea el Grand Hotel Union Eurostars, que es también el más antiguo del país, pues abrió sus puertas en 1905. Fue también el primero en ofrecer comodidades impensables para la época como electricidad, aire acondicionado y teléfono en las habitaciones.
El edificio que ocupa es uno más del catálogo de construcciones de estilo modernista (o Secesión) de que presume Liubliana. La mayoría se concentran en la calle Miklošičeva , que es la vía principal y que parte la plaza de los Tres Puentes. Entre ellas están las casas Hauptman y Urbanč, donde se situaron los primeros grandes almacenes de la ciudad, y el edificio del Banco Comunitario.
Puesto de cerámica en Odprta Kuhna, mercado gastronómico al aire libre. En esa misma calle está también Sarajevo 84 (sarajevo84.net), una taberna con decoración bien peculiar donde se puede probar una de las especialidades locales: el čevabčiči , bocadillo de pan de pita a base de una especie de salchichas sin piel de carne de cordero, muy especiadas, que se acompañan con cebolla y una pasta a base de pimiento rojo. Sin duda, una buena idea para llevarse un buen sabor de boca (aún más) de la pequeña y fascinante Eslovenia.
Prueba el ćevapčići en Sarajevo 84. También en Etheria Magazine Organiza tu viaje a Eslovenia con amigas: un territorio no apto para perezosas .
Ruta en coche por la península de Istria, la Riviera más estilosa de Croacia .