La exposición sobre dos grandes pintoras en el Museo del Prado y el libro ‘Grandes mujeres artistas’ pueden ocupar buena parte de nuestro tiempo (cultural) de estas fiestas navideñas.
‘Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana’, en el museo del Prado. A veces, en la historiografía artística algunos críticos han tratado de ver aspectos masculinos o femeninos en algunas obras de arte, pero las expresiones artísticas tienen que ver con la personalidad de cada artista (digo yo). El arte no tiene género –palabra complicada de emplear en estos momentos de convivencia humana–. Existe arte hecho por hombres y arte hecho por mujeres… obviedad que viene al caso de la exposición de dos grandes pintoras del siglo XVI inaugurada recientemente en el Museo del Prado. Ellas son Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana ; dos mitos en su época que disfrutaron de la fama, la admiración de sus colegas y el respeto de sus clientes.
Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana no fueron ‘invisibles’ No fueron pintoras ‘invisibles’… Pero, eso sí: por ser mujeres han estado ‘a la sombra’ de los siglos por mor de la avalancha de pintores más famosos que ellas. Contextualizar la historia es ardua tarea.
Ahora, el Prado da visibilidad a sus obras, que ha reunido entre propias y préstamos, 65 pinturas entre las dos; y también, eso sí: tenemos que felicitar esa decisión a la dirección del museo porque ahora tenemos la oportunidad de profundizar más en la personalidad de estas dos grandes pintoras.
‘Autorretrato tocando la espineta’, de Lavinia Fontana, y ‘Autorretrato ante el caballete’, de Sofonisba Anguissola. Sofonisba Anguissola , nacida 1534 en Cremona (Italia) y fallecida en 1625 en Palermo, estuvo en activo hasta entrados sus noventa años. Admirada por Miguel Ángel, quién reconoció su talento; y de la que Van Dyck dijo que había aprendido más sobre pintura de ella que de cualquier otra persona, alcanzó una enorme maestría en el retrato. Fue pintora de la corte de Felipe II durante catorce años… Toda una celebrity de la época.
Lavinia Fontana (Bolonia,1552 – Roma,1614) fue una verdadera transgresora. Probablemente la primera mujer que pintó desnudos, ya que pintó varios cuadros mitológicos siendo este asunto uno de los temas que habitualmente eran abordados por pintores. El cuadro que recibe al visitante en la muestra del Prado es un desnudo (formal) de la diosa Minerva; pero para ver su frescura erótica nada más ¡y nada menos! hay que colocarse frente al lienzo ‘Venus y Marte’ –casualmente, propiedad de la Casa de Alba y donde habitualmente duerme (en el reabierto Palacio de Liria)–, donde Marte le toca el culo a Venus. Lavinia, valiente como ella sola, rompió tabúes .
‘Marte y Venus'(1595), de Lavinia Fontana. Lavinia tuvo 11 hijos, así que pasó buena parte de su existir sumando embarazos, pero sin dejar de trabajar. Precisamente fue su marido, también pintor, quien más la apoyó, ya que decidió ser él quien se quedara en casa al cuidado de los hijos mientras ella se consagraba a su profesión. Además, fue la primera mujer que abrió un taller de pintura.
La exposición es un buen ejemplo para ver y aprender que el papel de igualdad de las mujeres no es un concepto actual… sino que ya existía en algunas esferas culturales. Como siempre: es cuestión de cultura. A estudiar más, por favor.
Retrato de Felipe II (1565), de Sofonisba Anguissola, y ‘Minerva vistiéndose’ (1613), de Lavinia Fontana. Los nombres de estas dos pintoras aparecen, junto a otras 400 mujeres artistas de los últimos cinco siglos en el libro que acaba de aparecer publicado por Phaidon bajo el título Grandes mujeres artistas (así: con la palabra mujeres tachada –cosas del diseño gráfico–). La selección, organizada alfabéticamente de la A a la Z, viene acompañada por un breve texto biográfico que explica una obra icónica dentro del contexto de la labor artística de cada una de las pintoras.
‘Grandes mujeres artistas’ es el libro ilustrado sobre mujeres artistas más extenso jamás publicado.
Portada ‘Grandes mujeres artistas’. Del siglo XVI al siglo XX El medio de la performance y la instalación tuvo su auge durante la segunda mitad del siglo XX. Hemos seleccionado la obra de dos artistas (a modo de ejemplo) que aparecen en el libro, y que nos dan la visión histórica de un tiempo de la trayectoria existencial del género femenino en el terreno de la reivindicación feminista en la escena de las galerías de arte.
En 1964, en el recorrido como performer de la mediática Yoko Ono (Tokio, 1933) destaca su performance titulada Cut Piece (Pieza de corte) en la que Ono viste de traje chaqueta y permanece sentada, quieta e inexpresiva, mientras invita a los espectadores a cortar lentamente su ropa con unas tijeras… desafiando la idea de una relación neutral entre el mirón y el objeto artístico. Ono quiso presentar una situación en la que el espectador se implicara en el acto, potencialmente agresivo, de revelar el cuerpo femenino, de desnudar a un cuerpo pasivo. Ono se iba tapando los pechos a medida que la ropa iba ‘deconstruyéndose’.
‘Cut Piece’ (1964). Performance de Yoko Ono. A este happening, que pasó hace más de cincuenta años, hoy habría que sumar también los aspectos de género, ya que se trataba de un cuerpo femenino.
A modo de colofón, reproducimos el comentario que expresó la artista en 1971: “Los espectadores fueron recortando las partes de mí que no les gustaban. Al final sólo quedaba yo, firme como una piedra, pero ni siquiera eso les satisfacía: querían saber qué había en esa piedra”.
La exposición del Prado, y el libro de Phaidon, dos homenajes a la creatividad de la mujer a tener en cuenta para seguir culturizándonos.
La otra artista escogida es Marina Abromovic (Belgrado,1946), cuya intervención consistió en permanecer quieta y callada en una galería de arte (en 1974) durante tiempo indefinido para representar su acción titulada ‘Ritmo 0’ , en la que se facilitaron materiales de atrezo para jugar con ellos –o interactuar (que queda más circunspecto)–, desde comida hasta objetos peligrosos como tijeras, cuchillos y un arma ¿cargada? Los espectadores debían intervenir sobre el cuerpo de la artista (algo parecido a lo que Ono diez años antes). La performance terminó cuando alguien apuntó a la cabeza con la pistola. Fin.
‘Rhythm 0’ (1974). Performance de Marina Abramovic. Y aquí acaba la historia… Hay cosas con las que mejor no jugar. No es necesario que nadie muera por defender el Arte.
Más información
La exposición sobre las pintoras Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana permanecerá en el Museo del Prado hasta el 2 de febrero de 2020. Entrada: 15 euros.
El libro Grandes mujeres artistas está disponible en las principales librerías al precio de 49,95 €.