Patxi y Ramón no lo tenían planeado, pero se enamoraron de este rincón perdido en la Baja Montaña de Navarra. Y de ese flechazo nació un sueño compartido en forma de refugio en Gallipienzo, porque Heredad Beragu es mucho más que un hotel rural donde dormir, es un abrazo en el que refugiarse para olvidarse del resto del mundo. Al menos durante unos días.
Terraza del hotel © Heredad Beragu. Ese temor a parar un momento y el miedo al atropello constante de las agujas del reloj en los entornos urbanos… no existe más que en nuestra cabeza. Y no es una conclusión que se deba extraer de un largo retiro espiritual en la India sino que basta alejarse un poco, llegar a Navarra, circular por un par de carreteras secundarias, pasar dos o tres pueblos abandonados, un bar destartalado de carretera y dos rebaños de ovejas para llegar a Gallipienzo. ¿Puede haber un pueblo más adecuado para reflexionar? Puede que no.
En el pequeño pueblo medieval de Gallipienzo, mirando de frente a la Foz Verde del río Aragón, se sitúa el Hotel Rural Heredad Beragu . Este cálido balcón de piedra, situado a varias alturas, se ubica en la calle de El Abrigo y no podría tener un nombre más adecuado porque ese abrazo se siente aún antes de cruzar la puerta de entrada.
Salón del hotel rural © Heredad Beragu. Heredad Beragu El conjunto de casas que forma el hotel rural Heredad Beragu fue adquirido en 2012 por Patxi Gómez y Ramón Navarra. Vieron en los viejos muros de una antigua heredad formada por Casa La Ubalda, Casa Antolín, Casa El Cuco y Casa Vidal el potencial suficiente para construir un alojamiento ecológico y sostenible con el que sorprender a aquellos viajeros que buscasen paz y desconexión. La ubicación no podía ser más idónea, en la falda del monte Beragu y en un pueblo con mucha historia pero con escasos habitantes. Tras una profunda transformación y no pocos sudores, nació Heredad Beragu en 2016.
Vista nocturna del patio de este hotel de Gallipienzo. © Heredad Beragu Interiorismo y filosofía El acogedor interior del hotel contrasta con la fría piedra dominante en el exterior. Las estancias son amplias, con un bien escogido mobiliario de estilo agro-chic, tapizados de tonos pastel que aportan calidez, alguna chispa de color, chimeneas y confortables sillones. Las salitas de cada planta invitan a disfrutar de la soledad o de la compañía, de un rato de lectura o de una copa de vino. Las vistas desde el comedor o desde los jardines son una invitación al sosiego y a disfrutar del momento. Sin duda, este hotel rural está pensado para viajeros que aman los detalles, la armonía y el contacto con la naturaleza.
Además, se ha tratado de cumplir todos los requisitos para ser una edificación sostenible, aprovechando el 90% del material extraído de las viviendas en la reconstrucción, empleando calefacción y agua caliente producida por biomasa y energía solar, reciclaje sistemático, huerto y gallinero ecológicos, y muchas otras medidas que denotan un gran compromiso medioambiental.
Habitación Almadieros. © Heredad Beragu Habitaciones con historia Las nueve habitaciones de Heredad Beragu poseen una personalidad propia y una historia que contar. Son principalmente dobles, de entre 14 y 26 m2, aunque también cuenta con una mini suite. Cada uno de sus nombres recuerda productos locales como el aceite o el vino, tradiciones como la de los almadieros que trasladaban la madera por los ríos o la molienda en los molinos, el entorno geográfico… Así podrás dormir en La Almazara , La Herbolera , Beragu, El Hogar , El Molino , La Bodega , La Capilla , La Fragua y Los Almadieros . La mayoría brinda vistas a la Foz Verde del río Aragón y a la Reserva Natural de la Kaparreta, pero en todas se disfruta de calma y silencio. Imagina despertar y observar desde la cama la vegetación, el río, el azul del cielo, el sonido de los pájaros…
Habitación La Herbolera. © Heredad Beragu Desayunos y cenas Para que este retiro cumpla su función de reencuentro con la naturaleza y con uno mismo, en el hotel se proporcionan desayunos y cenas que permiten pasar más tiempo en este idílico lugar. Ambas comidas son variadas y generosas, ofrecen alimentos de proximidad adquiridos directamente de productores o de mercados locales. En época de vendimia incluso podrás tomar el zumo de uvas recién exprimido y recogido de las vides de su jardín. Lo habitual es que durante el día se emprendan caminatas o pequeñas excursiones desde el hotel por lo que los almuerzos se pueden hacer en otros lugares o bien llevar un pícnic.
También debes saber que el establecimiento cuenta con el sello navarro de Reyno Gourmet , por lo que queda constatado que prestan una atención especial a los sabores de la tierra. En su carta están representados los productos de siete denominaciones de origen protegida, cinco indicaciones geográficas protegidas, alimentos artesanos y producción ecológica.
Desayuno del hotel rural Heredad Beragu. © Pepa García/ Etheria Magazine Visitas desde el hotel Como ya os hemos comentado, el hotel está en el pequeño pueblo de Gallipienzo (antiguo), a sólo 55 kilómetros de Pamplona. Esta villa navarra de casas amontonadas ofrece una imagen bucólica desde la lejanía, pero apenas muestra una pizca del encanto que se descubre al recorrerla a pie. Aunque se tiene constancia de su existencia desde época romana, alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media, cuando se construyó la fortaleza para defenderse de los árabes. Hoy en día lo ideal es pasear por sus calles de suelo irregular (prohibido tacones), observar la panorámica desde la fortaleza y visitar la iglesia de San Salvador y la parroquia de San Pedro. Los aficionados al astroturismo tampoco pueden perderse la experiencia de observar las estrellas en el entorno de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, a unos kilómetros de Gallipienzo.
Gallipienzo y su entorno. © Pepa García/Etheria Magazine Si os gusta la historia, otra visita de interés es el yacimiento de Santa Criz de Eslava , a sólo 12 kilómetros del hotel, que es la ciudad romana más monumental de todas las conservadas en Navarra. Se puede hacer la visita por libre pero es recomendable acudir primero al museo situado en Eslava para admirar algunas de las piezas encontradas. Preguntad ahí por las visitas guiadas al yacimiento (5 euros).
Si os quedáis con ganas de más excursiones, desde el hotel os pueden gestionar visitas a las Bodegas Caudalia (bodegascaudalia.com) donde no sólo se aprende de vinos sino que se pueden hacer catas y actividades, y al Monasterio de Leyre (monasteriodeleyre.com).
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