Un viaje a Évora con amigas es algo que todas necesitamos en algún momento del año. ¿Por qué? Porque es una ciudad con un tamaño reducido donde no existe el estrés, porque cuenta con una preciosa Catedral y un Osario y porque sus plazas repletas de terrazas son ideales para ver cómo el tiempo puede detenerse si queremos.
Calles de Évora. © Miriam Pereira Hay planes que nacen en una cena entre amigas y acaban convirtiéndose en recuerdos que se guardan para siempre. “¿Y si nos vamos un fin de semana a Portugal?”, sugiere alguien mientras apura la última copa de vino. Y así, casi sin darte cuenta, te lanzas a descubrir Évora, esa joya medieval del Alentejo que parece diseñada para ser compartida entre risas con las personas que mejor te conocen.
Comienzo en la Praça do Giraldo La primera parada no puede ser otra que la Praça do Giraldo, el corazón de esta ciudad de poco más de cincuenta mil habitantes que la Unesco declaró en 1986 Patrimonio de la Humanidad. Junto a los arcos de medio punto que abrazan la plaza, en la terraza del Café Arcada, se puede establecer el cuartel general. El ritual suele ser siempre el mismo: café (un galão en vaso largo), pasteles de nata recién hechos y esa conversación que va desde los planes del día hasta los problemas que solo se confiesan en los viajes.
Praça do Giraldo con la iglesia de Santo Antão y la fuente de ocho caños, en Évora. © Pepa García La fuente octogonal del centro marca el punto de partida hacia las calles empedradas que conducen a monumentos impresionantes, pero también a esos rincones secretos donde nacen las mejores fotos para Instagram. Porque Évora no es solo historia, aunque tenga uno de los conjuntos monumentales más bonitos de Portugal, sino una ciudad que invita a perderse por callejones irregulares y adoquinados en los que los zapatos de tacón están absolutamente prohibidos.
Además de la fuente de ocho caños, ocho como las calles que rodean la plaza, también se sitúa en este transitado espacio la bonita iglesia de Santo Antão , que fue construida en el siglo XVI y que sirve de fondo para las primeras fotos que la mayoría toma de Évora.
Templo romano de Évora. © José Santos Templo romano La segunda parada en Évora es en el Templo romano , que durante siglos se llamó de Diana pero que realmente fue erigido en honor al emperador Augusto (considerado un dios). Sus catorce columnas corintias han resistido invasiones, terremotos y ahora las sesiones fotográficas de los turistas. Contemplarlo al atardecer, cuando la luz dorada del Alentejo acaricia sus columnas, produce una emoción que nada tiene que ver con el sentimiento que produce cuando se visita a las doce de la mañana. Hay lugares que pierden su magia cuando el sol se eleva a lo más alto…
Cubiertas de la Catedral de Évora. © Pepa García Catedral de Évora Si la visita al templo romano puede durar sólo unos pocos minutos, no ocurre lo mismo con la Catedral , que merece una parada mucho más prolongada. Iniciada en 1186, la sobriedad de la fachada de la Catedral no nos prepara para la sorpresa del interior: el coro alto, que alberga una sillería del siglo XVIII de una finura extraordinaria, y la subida a las torres, una experiencia inolvidable. El primer tramo de escaleras es cómodo pero termina en una escalera de caracol, estrecha y empinada, que siempre provoca bromas sobre el estado físico. Pero, sin duda, la recompensa final que es admirar Évora desde las alturas vale cada jadeo. Desde aquí entendemos por qué esta ciudad fue durante siglos considerada la “Roma portuguesa”. La panorámica te invita a descubrir el resto de monumentos, y el recorrido por la cubierta del templo permite admirar de cerca cada detalle de las torres. Pero… ojo al subir y bajar porque hay que estar pendientes de un pequeño semáforo que intenta regular las subidas y bajadas (y que hay mucha gente que no ve).
Existen varias opciones de visita en la Catedral pero os recomendamos adquirir la entrada más completa que incluye la subida a las torres, el interior de la catedral con su bonito claustro, el museo y la sacristía con un tesoro compuesto de reliquias y otros elementos eclesiásticos. Merece la pena.
Portada de la Catedral de Évora. © Pepa García El Osario o capilla de los Huesos de Évora Para muchos visitantes la capilla de los Huesos, en la iglesia de San Francisco , es el principal motivo para visitar Évora, aunque ya comprobaréis que existen muchas más razones. La entrada al Osario constituye uno de esos momentos que permanecen grabados en la memoria colectiva del grupo, sobre todo si es el primero que se ve. Las paredes y columnas están tapizadas con huesos y calaveras (unidas con cemento) de más de cinco mil personas, dispuestos con una geometría que resulta, paradójicamente, bonita. La inscripción que preside la entrada no puede ser más explícita: “Nos ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos”.
Es inevitable que entre el silencio al que invita este espacio y las fotos discretas (porque el lugar lo merece), surja una reflexión sobre la vida en general. Tras la visita al Osario es recomendable subir a la primera planta para continuar conociendo su museo, con diversas pinturas y piezas religiosas. En la última planta se sitúan las exposiciones temporales, actualmente se pueden ver diferentes belenes de todo el mundo.
Capilla de los Huesos de Évora. © Pepa García Una ciudad alejada de la prisa Évora reserva sus mejores momentos para quien sabe caminar sin prisa, y eso es precisamente lo que hacemos cuando viajamos con amigas: deambular sin rumbo fijo, deteniéndonos donde nos apetece, entrando en las tiendas que nos llaman la atención, fotografiando cada rincón que nos parece especial.
El Largo das Portas de Moura, con su fuente renacentista y sus casas señoriales, se convierte en escenario perfecto para esas charlas entre amigas que surgen cuando el ambiente invita a la confidencia. Otra visita recomendable es la universidad , fundada en 1559, que conserva intacta su biblioteca barroca, una de las más bellas del país. Sólo por recorrer las distintas dependencias del antiguo colegio del Espíritu Santo con unos impresionantes azulejos del siglo XVIII, que recorren la historia del saber, merecería la pena acercarse. Esta es, además, la segunda universidad más antigua de Portugal, tras la de Coimbra.
Se respira historia en todos sus rincones. © Frank Nürnberger Gastronomía alentejana Évora no sólo seduce por su ambiente tranquilo o sus monumentos, también por su cocina, y viajar con amigas significa poder probar de todo compartiendo platos. En el restaurante Fialho, una institución local desde 1945, sirven una riquísima ensalada de pulpo y un no menos bueno carpaccio de bacalao. Y para las golosas, una queijada de Évora de postre. Todo ello hay que maridarlo con los vinos del Alentejo, que han pasado de estar situados en un segundo plano a ser considerados entre los mejores de Portugal.
Si sois de las que no podéis iros con las manos vacías, el mercado municipal se convertirá en vuestro lugar favorito, ya que en un mismo lugar encontraréis recuerdos tan sabrosos como los quesos de oveja de Serpa, las olivas negras de Elvas, la morcilla dulce de Portalegre y esos tomates de sabor intenso que solo crecen bajo el sol ardiente del Alentejo. Alrededor del mercado hay mucha vida y terracitas donde hacer después una parada para recuperarse. Y si sois golosas, en la pastelería Conventual Pão de Rala es imposible no sucumbir a los dulces conventuales, para llevar o para consumir en este local tan bonito y con tanta solera (pero con poquitas mesas).
Al caer la tarde, cuando las piedras devuelven el calor acumulado durante el día y las golondrinas dibujan arabescos, es hora de volver al punto de partida, la Praça do Giraldo para brindar con una copa de vino y planear la ruta para el siguiente día.
Campaña que invita a mantener limpia la ciudad. © Pepa García Guía práctica para tu escapada con amigas Cómo llegar
Para llegar en coche, podéis tomar como referencia la ciudad de Badajoz, que se sitúa a una hora y media aproximadamente. Desde aquí, la ruta más directa es por la carretera A6 en dirección al este.
Dónde dormir
Hotel M’AR De AR Muralhas . Un cuatro estrellas en el que no falta un detalle, además está en el casco histórico rodeado de jardines y con piscina. Es ideal para moverse andando por Évora. Más info en mardearhotels.com/esPousada Convento Évora . Este cinco estrellas aúna historia y lujo en un convento del siglo XV. Más info en pousadas.pt/esCasa do Vale Hotel. Para presupuestos más ajustados, recomendamos este tres estrellas con una buena relación calidad-precio. Más info en casadovalehotel.com/es
Dónde comer o picar algo
Restaurante Fialho. Con ochenta años de trayectoria, este restaurante es uno de los clásicos de Évora. Un valor seguro. Su especialidad es la cocina alentejana. Más info en restaurantefialho.ptTasquinha do Oliveira . Un local pequeño pero agradable donde se sirve cocina casera alentejana. Rua Cândido dos Reis, 45-A.Café Arcada. Quizás un poco turístico, pero perfecto para desayunar, tomar una cerveza o hacer una pausa durante el día en plena plaza de Giraldo. Tiene un amplio interior si no hace tiempo de terraza.
Qué comprar en Évora
Quesos de Serpa del mercado municipal. Es un queso con DOP del Alentejo que se hace con leche de oveja.Vino alentejano . Buenos blancos, rosados y tintos. Prúebalos previamente en las enotecas de Évora y elige tu favorito.Dulces de la Pastelería de Pão de Rala.Artesanía realizada con corcho o cerámica de las tiendas del centro histórico.
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