Sania Jelic nos cuenta sus impresiones al viajar sola a Sri Lanka, un país donde los precios invitan a compartir transporte y experiencias con otras viajeras y viajeros. Templos milenarios, plantaciones de té, parques nacionales y trenes que atraviesan paisajes imposibles la han acompañado en su viaje por esta isla fascinante.
Sania Jelic en un campo de té de Sri Lanka. © Sania Jelic Conocida como «la lágrima de la India» y, anteriormente, como Ceilán, Sri Lanka es una isla situada al sur de la India. Su población ronda los 27 millones de personas, de las cuales un 70% son cingaleses (del norte de la India) y mayoritariamente budistas, un 13% hinduistas y un 11% tamiles (del sur de la India), en su mayoría musulmanes. El 7% restante son cristianos.
Cada religión tiene sus templos, rituales y festividades, y cada región respira el ambiente espiritual correspondiente. Las diferencias son marcadas y conviene estudiar la distribución religiosa del país antes de emprender el viaje para adaptarse mejor.
Un respiro en Negombo La capital, Colombo, suele ser el punto de entrada al país. Su interés turístico es relativo, por lo que muchas personas optan por trasladarse al cercano pueblo de Negombo para aclimatarse o descansar antes del regreso. Allí hay playas, alojamiento y tranquilidad. Además, está muy cerca del aeropuerto.
Playa de Negombo. © Sania Jelic Wilpattu, un safari sin elefantes Sri Lanka alberga unos 17 parques nacionales y 7 reservas naturales. Visitar el más grande, Wilpattu, fue una experiencia inolvidable. Aunque es famoso por su población de leopardos y osos, curiosamente es el único parque sin elefantes en la isla. Los paisajes son vibrantes y repletos de aves, especialmente faisanes que se pasean alegremente junto a las carreteras.
Desde los alojamientos de la zona se venden safaris al parque en vehículos abiertos. Contratar uno de forma individual puede resultar caro, por lo que lo más recomendable es buscar opciones para compartir el vehículo, que suele tener capacidad para ocho personas. Otra posibilidad es optar por un alojamiento más barato y asumir el coste del safari, o al revés. También conviene negociar el precio de la comida, ya que no hay restaurantes cercanos y se suele comer en el mismo hospedaje.
Al parque se puede llegar en autobús desde Colombo en dirección a Wilpattu, pero éste sólo llega hasta la carretera principal. Desde allí, se debe coordinar la recogida con el alojamiento o negociar con un tuk-tuk. Una vez más, compartir gastos es lo más práctico.
Parque Natural de Wilpattu. © Sania Jelic El Parque Nacional de Yala, en el sureste, es el segundo en extensión y el más visitado. Probablemente sea una opción más accesible que Wilpattu si se está en esa región.
Anuradhapura, historia en estado puro En Anuradhapura, antigua capital del reino y uno de los mayores centros culturales de Asia, se respira historia viva. Fundada en el siglo IV a.C. y activa hasta el siglo IX, está extraordinariamente bien preservada. El complejo arqueológico se extiende por unas 4.000 hectáreas (el equivalente a 40 km2 o 4.000 campos de fútbol), siendo uno de los más extensos del mundo.
Algunos templos pueden visitarse de forma gratuita, pero para acceder a los principales es necesario adquirir una entrada (30 USD). Dada la extensión del lugar y la señalización limitada, lo más recomendable es contratar un tuk-tuk que realice un recorrido guiado por los templos durante varias horas. Dependiendo de la negociación, el servicio cuesta alrededor de 40 €. Visitar los principales puntos requiere un día completo o dos medias jornadas.
Trincomalee, entre el Ramadán y el hinduismo Trincomalee, en la costa este, tiene una fuerte presencia tamil y musulmana. Llegué durante el Ramadán, lo que condicionó la experiencia: muchos restaurantes y comercios estaban cerrados o tenían horarios restringidos. Fue interesante ver a las familias musulmanas pasear y cenar en la playa al atardecer, mientras que, en el otro extremo del pueblo, en el templo Koneswaram, se celebraba una festividad hindú.
Templo de Trincomalee. © Sania Jelic Trincomalee cuenta con el puerto natural más profundo del mundo, que fue refugio de submarinos durante algunos conflictos bélicos. Allí se encuentra una gran base militar que también funciona con fines turísticos: se puede bucear con el equipo de la marina o navegar hasta la cercana Sober Island.
Kandy y Ella: las joyas del interior Pero lo más impactante de Sri Lanka se encuentra en el interior, entre las localidades de Kandy, centro cultural del país, y Ella, una ciudad turística encantadora. El paisaje montañoso, cubierto de una vegetación exuberante y salpicado de plantaciones de té, es sencillamente espectacular.
El tren más lento y hermoso La ruta en tren entre Kandy y Ella está considerada una de las más paisajísticas del mundo. No sé si es la más bella, pero sin duda es extraordinaria. Tanto, que vale la pena hacer el recorrido dos veces. El tren es sencillo, con limpieza y comodidad básicas. En segunda y tercera clase las puertas y ventanas están abiertas (en primera clase hay aire acondicionado y ventanas selladas).
El tren avanza lento, muy lento, haciendo paradas tanto en estaciones como en medio del campo. En cada estación, los perros esperan comida de los viajeros. Algunos, heridos, impresionan por su determinación de seguir adelante pese a sus limitaciones. Los paisajes cambian, el clima varía y los pasajeros entran y salen. Se forman amistades, se comparten comidas, se hacen fotos, se intercambian historias. Es mucho más que un trayecto: es un viaje en sí mismo.
Tren entre Kandy y Ella. © Sania Jelic Cultura y rituales en Kandy En Kandy, centro cultural del país, asistí a un espectáculo de danza tradicional que, pese a estar pensado para turistas, parecía muy auténtico. Visitar el templo Sri Dalada Maligawa o Templo del Diente de Buda es imprescindible. Este gran complejo arquitectónico, situado junto al lago, cobra vida al atardecer con las ceremonias religiosas (a las 18.30 h). A las 16 h se bañan elefantes en el lago, aunque no llegué a tiempo por entretenerme en el bello jardín botánico.
Para cenar, opté por el restaurante Balaji Dosai , probablemente el mejor de Kandy. Es vegetariano, con platos sabrosos, abundantes y a buen precio. El regreso al alojamiento esa noche fue algo tenso: por error tomé el camino lateral al mercado, junto a la terminal de autobuses. La escasa iluminación y las figuras deslizándose entre los puestos vacíos me pusieron en alerta. Aceleré el paso y llegué bien, aunque algo inquieta. Desde entonces, siempre llevo una linterna pequeña.
Llanuras de Horton: precios que desconciertan Para visitar el Parque Nacional de las Llanuras de Horton sólo es posible ir en coche. La entrada cuesta 25 USD + 18% de IVA. A eso se suma un impuesto para el mantenimiento de carreteras (12 USD), válido hasta para 11 acompañantes locales. En otras palabras, un viajero solo paga más de 40 USD por una entrada que incluye tarifas para otras 11 personas. No logre comprender la lógica de esta estructura de precios, que perjudica claramente a los viajeros que vamos en solitario. Ademas, el precio para visitantes locales es de apenas 1 USD. Aunque es habitual ofrecer precios más bajos a la población local, la desproporción es llamativa y penaliza al viajero independiente. Me dejó un sabor de boca amargo.
Llanuras de Horton. © Susana García Una despedida pasada por agua No llegué a visitar el sur, las zonas de Matara y Galle, por las malas condiciones meteorológicas. Tormentas y lluvias intensas habían cerrado la temporada turística.
Guía práctica de Sri Lanka Cómo moverse por Sri Lanka Aunque Sri Lanka tiene una buena red de transporte público, acceder a zonas remotas requiere vehículo privado, algo que afecta especialmente a los viajeros en solitario. Los tuk-tuks pueden resultar demasiado incómodos para trayectos largos y tienen acceso restringido a determinadas áreas.
Lo más conveniente es alquilar un coche con conductor. Para estos desplazamientos hay que sumar entre 60 y 80 € diarios al presupuesto, además del alojamiento, comida y entradas, lo que convierte al país en un destino inesperadamente caro si se viaja solo. Una opción es unirse a un grupo organizado, antes del viaje o ya en destino.
Sania con unas mujeres en Sri Lanka. © Sania Jelic Algunos consejos Descarga la aplicación «Pick Me», similar a Uber, para moverte por las ciudades. Antes de viajar, busca en redes sociales grupos de viajeros en Sri Lanka para compartir transporte (en WhatsApp o Facebook). Reserva con antelación los billetes de tren entre Kandy y Ella. Aunque se dice que siempre hay billetes para tercera clase en la estación, conviene asegurarse.
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