Odio el rosa y me encanta el rosado. Y no porque sea cosas de chicas. Los que me conocéis un poco, sabéis que odio esas distinciones sexistas, que nos etiquetan, por el hecho de ser mujer, en ese perfil “bajo” de consumo de vinos facilitos, cuquis, para chicas. Hoy te hablo de Izadi Larrosa.
Vino Rosado para mujeres Izadi Larrosa 2017 Creo firmemente que los gustos en el mundo del vino no están determinados por colores o sexo, sino por cultura y memoria en el paladar. Y que los rosados son unos vinos excepcionales, tanto para iniciarse en el consumo de vino, como para tomarlos de chateo o con un sinfín de cocinas ligeras. Versátiles, cómodos, con una graduación más moderada que sus hermanos tintos y una menor acidez que sus primos blancos, son los vinos que yo elijo cuando voy a tomar el aperitivo o el afterwork, la botella que abro en cuanto mi cocina empieza a consolidarse en modo ligerito y barbacoa.
España tiene la suerte de contar con diversas zonas de rosados de calidad, cada una con sus características, uvas y maneras de elaboración diferentes. Los Cigales, los Navarra, los Somontano… los Rioja.
Larrosa es un rosado riojano, considerado por la Comunidad Verema (una de las más influyentes para los frikis del vinos), como el mejor de su categoría en la añada 2017.
No os esperéis un rosado de «colorazo», porque Larrosa no es así. Sigue más esa línea «al estilo provenzal», es decir, con menos color, más ligero, más fresco, menos goloso, que está ahora tan de moda.
Mis notas de cata de Izadi Larrosa Rosado Izadi Larrosa 2017. DO Ca Rioja. De suave color asalmonado, el 2017 es realmente exuberante. Me sorprende encontrarme desde que lo acercas a nariz, con un marcado lado floral, que me llega a recordar a esos caramelos de violeta que nos daban nuestras abuelas, a ese caramelo de fresa bazooka de nuestra niñez, pero sin ser empalagoso, todo como un suave perfume que dura pero no agobia. Junto a estos aromas tan agradables y que nos traen tantos recuerdos, encontramos una boca súper fresca, más en la gama de los cítricos y las hierbas, pero con una acidez bien ajustada, muy bien integrada en un conjunto equilibrado, largo y muy frutal. Un vino que se bebe con una facilidad pasmosa y que te va a alegrar el día seguro. Doy fe.
Me lo tomo con: una manera de armonizar comida y vino que nunca falla, aunque parezca una tontería, es lo que llamamos la “armonía cromática”, es decir, un rosado irá siempre bien con alimentos de su color. Pruébalo por ejemplo con una pasta acompañada de unos taquitos de salmón marinado, te va a encantar. Lo que cuesta: sobre 6 euros.