Fueron mujeres decididas y valientes que trazaron rutas donde no las había, que jalonaron retos que parecían imposibles y que dejaron un legado impagable. Estaban hechas de una madera muy especial, de una materia por la que resbalaban los prejuicios sociales.
Alexandra David-Neel, la sembradora de estrellas (Libro Intrépidas). Ajenas a cumplir el papel que la sociedad demandaba de ellas, estas mujeres persiguieron su sueño y lo alcanzaron. Llegaron hasta donde nadie pudo imaginar en su época. Estamos ante 25 mujeres extraordinarias, 25 exploradoras que cambiaron el mundo y lo hicieron mejor. Ahora, la editorial Pastel de Luna les rinde homenaje con el libro Intrépidas , una cuidada edición que firma Cristina Pujol Buhigas con ilustraciones de Rena Ortega .
1. Etheria o Egeria Son biografías fascinantes las que nos encontramos en Intrépidas . Nada más abrir las páginas del libro nos topamos con Egeria o Etheria , seguramente la primera aventurera de la Historia y a la que también admiramos y rendimos tributo, hasta con nuestro nombre, desde Etheria (una variante de Egeria). Hizo algo imposible de imaginar en el siglo IV que le tocó vivir, ya que abandonó su Galicia natal para adentrarse en Tierra Santa y descubrir los lugares que había intuido con anterioridad en la Biblia. Recorrió más de 5.000 kilómetros en burro, entre los años 381 y 384, y tomaba nota de todo lo que veía. Escribía, hacía dibujos y mantenía correspondencia con sus amigas y compañeras en la fe, unas cartas que nos han servido para resucitar a esta mujer tan especial que llegó a Jerusalén y al monte Sinaí, escuchó el bullicio del puerto de Alejandría y durmió al raso en Egipto mientras la contemplaban las estrellas.
Egeria fue una de las pioneras del viaje de exploración dispuesta a conseguir sus metas. Pero hay muchas más. Cada una con su estilo. Unas se subieron a las montañas más altas, otras recorrieron un fragmento del mundo en bicicleta, las hay que viajaron al espacio y cruzaron océanos, incluso las que tuvieron que sobrevivir en el desierto o bajar a las profundidades del mar. Muchas de aquellas experiencias han quedado arrinconadas por el paso del tiempo, pero sus protagonistas las contaron y nos legaron su aventura, con sus luces y sus sombras.
2. Andar los caminos Gudrid ¿Por qué salieron a andar los caminos? En el caso de la islandesa Gudrid , porque escuchó que un grupo de vikingos había llegado a una tierra desconocida de nombre Vinlad y convenció a su segundo marido de que tenía que llegar allí. Y vaya si lo consiguió, y eso que estaba en el siglo X. Dicen que pasó los últimos años de su vida como una ermitaña en una pequeña iglesia situada en la costa islandesa, desde donde rememoraba el Nuevo Mundo que vio por primera vez.
Jeanne Baret y Nellie Bly Fueron muchos los obstáculos que debieron de sortear estas exploradoras históricas. Jeanne Baret, por ejemplo, se disfrazó de hombre para embarcarse con su amante en el viaje de exploración botánica de Louise Antoine de Bougainville que circunvalaría el globo. Y Nellie Bly las pasó canutas intentando dar la vuelta al mundo en 72 días, contados a partir del 14 de noviembre de 1889. Quería emular a Phileas Fogg, el protagonista de “La vuelta al mundo en ochenta días” de Julio Verne.
Sacagawea En el caso de Sacagawea , fue el azar lo que le condujo a su viaje de exploración en busca de una ruta que comunicara el este de Estados Unidos con el Pacífico. Había nacido en el siglo XVIII en el seno de la tribu shoshone y, sin planificarlo, acompañó y guió a la Expedición de Lewis y Clark, quienes sabían que si iban con una mujer y un bebé los indios no les atacarían.
Isabella Bird Isabella Bird , hija de un pastor anglicano, dejó su Inglaterra natal para viajar hasta Hawái en 1872 y desde allí hasta las Montañas Rocosas, una fantasía que tenía desde pequeña. No medía más de metro y medio, pero eso no le impidió recorrer aquella escarpada geografía a lomos de su caballo. Se cruzó con osos grizzlies, trabajó como vaquera y se enamoró de un hombre de las montañas.
Jeanne Baret, la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Libro Intrépidas (Edit. Pastel de Luna) 3. Plantas y mariposas Marianne North y Margaret Fountaine Desde 1872 hasta 1886, Marianne North recorrió 17 países y pintó más de mil cuadros. Su pasión eran las flores y las buscó, para inmortalizarlas con sus pinturas, por todo el mundo. Y la inglesa Margaret Fountaine , en vez de plantas, buscaba mariposas por todo el mundo. Había sido educada para casarse y tener hijos, pero gracias a un desengaño amoroso y a una oportuna herencia, decidió perseguir estos bellos insectos por todo el mundo.
Annie Londonderry y Elspeth Beard El caso de Annie Londonderry está vinculado a una bicicleta. El 25 de junio de 1894 anunció que iba a ganar los 10.000 dólares de premio que dos comerciantes entregarían a la mujer que diera la vuelta al mundo en menos de 15 meses. Y lo consiguió y eso que aprendió a montar en bicicleta dos días antes de partir. El viaje de la inglesa Elspeth Beard fue también sobre dos ruedas, pero en su caso se trataba de una motocicleta BMW con la que recorrió más de 56.000 kilómetros.
Grace Marguerite Grace Marguerite dio la vuelta al mundo en zepelín en 1929 para contarlo en las páginas de un diario del magnate William Randolph Hearst. La aeronave partió de Nueva York y la primera parada fue en Alemania. Todo transcurría con normalidad hasta que un tifón les azotó en el Pacífico y el mundo entero les dio por desaparecidos. Pero no fue así y pudieron desembarcar en la bahía de San Francisco.
Amelia Earhart La primera mujer que cruzó el Atlántico en su propio avión fue Amelia Earhart . Cumplía así uno de sus sueños. El siguiente fue convertirse en la primera mujer piloto en dar la vuelta al mundo. Lo intentó. Partió de Florida el 1 de junio de 1937 1937. Recorrió Sudamérica, África y Asia por la línea ecuatorial, pero el 2 de julio de 1937 se perdió su pista. Hay quien dice que desapareció en la isla Howland, en el Pacífico, y hay quien piensa que aterrizó en las islas Marshall y allí fue capturada por los japoneses. Los más soñadores están seguros de que sigue volando.
4. Correr contra el cáncer Rosie Swale Pope Casi volaba Rosie Swale Pope cuando decidió ponerse a correr durante cinco años, tras la muerte de su marido por cáncer en 2003. Cruzó tres continentes, gastó 53 pares de zapatillas y recaudó miles de libras para luchar contra el cáncer. Una gesta que comenzó sola y triste y terminó con esperanza. En el caso de Robyn Davidson, su odisea la compartió con cuatro camellos con los que, desde el 8 de abril de 1977, recorrió 1.700 kilómetros hasta llegar a las aguas del océano Índico.
Clarenore Stinnes Clarenore Stinnes fue la primera persona que dio la vuelta al mundo en coche. Salió de Fráncfort el 25 de mayo de 1927 con dos mecánicos, un cámara de cine y su perro Lord. Recorrieron 23 países en dos años, pero la dureza del recorrido hizo que los dos mecánicos abandonaran la empresa al llegar a Moscú. Sólo Carl, el cámara, permaneció con ella hasta el final. Cruzaron Siberia sobre ríos congelados, se defendieron a tiros de los bandoleros en el desierto del Gobi y casi mueren de sed en los Andes. Al final, la aventura de la pareja acabó en boda.
Eve Sims, Anne Davies y Antonia Deacock Más doméstica pero no menos fascinante es la aventura que emprendieron tres amas de casa que decidieron descubrir el Himalaya. Eve Sims, Anne Davies y Antonia Deacock planearon ir a Zanskar, un reino budista prácticamente desconocido. Dejaron atrás Inglaterra en la primavera de 1958, se turnaban a los manos de un Land Rover y cantaban y se mostraban felices mientras iban dejando atrás Europa, Turquía, Irán, Afganistán y Pakistán.
Lynne Cox abrió la foranter entre EEUU y Rusia durante la Guerra Fría. 5. En el fondo del mar Sylvia Earle Sylvia Earle , más conocida como “Su Alteza de las profundidades” es la gran exploradora del fondo marino del siglo XX. Descubrió especies nuevas de algas en Chile, encontró dunas submarinas en Bahamas, exploró bancos hundidos en el Pacífico y siguió las migraciones de las ballenas desde Hawái hasta Alaska.
Kay Cottee También para Kay Cottee navegar era tan necesario como respirar. Por eso, cuando con 33 años confesó a su familia que iba a dar la vuelta al mundo en solitario y sin paradas, lo entendieron. Así que el 29 de noviembre de 1987 zarpó y recorrió 35.566 kilómetros a través de tormentas y escalando olas interminables, pero libre y feliz.
Lynne Cox Y también en el agua Lynne Cox libró una interesante batalla diplomática cuando decidió nadar la distancia que separa las dos islas Diómedes en el estrecho de Bering, una estadounidense y la otra rusa. El 7 de agosto de 1987, se sumergió en las frías aguas de Alaska y contribuyó con su hazaña a romper la frontera entre Estados Unidos y Rusia en plena guerra fría.
May French Sheldon Ahora vamos a cambiar de rumbo para acercarnos a May French Sheldon , protagonista de la expedición más extraña que se conoce por África. En 1891, viajó desde Londres hasta Mombassa para demostrar que se podía entrar pacíficamente en el territorio masái. Hizo circular la leyenda de que era una misteriosa reina blanca y todos la esperaban con expectación. Visitó 35 tribus africanas, consiguió su respeto y regresó ilesa a Inglaterra, a pesar de los pronósticos.
6. En la cima del Everest Mary Kingsley A Mary Kingsley también le tacharon de loca cuando decidió emprender su primer viaje a África en 1893. Pero ella supo ponerse el mundo por montera y convertirse en la primera mujer occidental en subir el monte Camerún. Y el 16 de mayo de 1975, la japonesa Yunko Tabei se convertía en la primera mujer en coronar el Everest con apenas 1,49 metros de altura y unos 49 kilos de peso.
Alexandra David-Neel Alexandra David-Neel era conocida como “la sembradora de estrellas” o “lámpara de sabiduría”. Había nacido en 1868 en una familia que la había criado entre encajes y algodones, fue presentada en sociedad ante los reyes de Belgica, conoció al Dalái Lama, fue amiga del maharajá de Sikkim, entró en Nepal en una caravana de elefantes y sobrevivió a muchas calamidades. Para ella, su gran aventura era vivir.
Helen Thayer Antes de alcanzar el polo norte magnético, Helen Thayer hubo de recorrer 585 kilómetros a pie en condiciones extremas durante 27 días, subsistir con nueces y masticar hielo para hidratarse. Cuando viajaba en el avión que la devolvía a su casa, aprendió que la naturaleza es la que manda y que el ser humano debe adaptarse a ella.
Valentina Tereshkova ¿Y quién fue la primera mujer que viajó al espacio? Pues Valentina Tereshkova . Ni siquiera su madre sabía que iba a pilotar la nave rusa Vostok VI. El 16 de junio de 1963, partió rumbo a las estrellas y completó los experimentos que estaban previstos. A su vuelta, lógicamente, fue tratada como una heroína.
Son sólo pequeñas pinceladas de grandes biografías de mujeres que, curiosas y decididas por naturaleza, lograron grandes gestas y que hubieron de enfrentarse a una sociedad que les había asignado otro papel, seguramente menos emocionante.
Libro: Intrépidas. Autora: Cristina Pujol Ilustradora: Rena Ortega Editorial: Pastel de Luna Precio: 17,50 euros.