Hay ciudades que brillan siempre y otras que destacan, a pesar de que su fulgor sigue ahí, durante algunos días del año. Ese es el caso de Maastricht, que es la más deseada durante la celebración de TEFAF, la feria de arte más destacada en su género a nivel mundial. ¿Nos acompañas a visitar esta ‘bella desconocida’ con sus mejores galas?
El Kruisherenhotel es un monasterio del siglo XVI transformado en hotel de lujo. Seguro que recordáis el ‘Tratado de Maastricht’, firmado hace ya casi treinta años en la ciudad homónima, y que constituyó uno de los pilares político-jurídicos de la Europa Comunitaria para la creación del Euro. Pues bien, aunque parece que aquella Vieja Europa ha cambiado un poquito, la ciudad sigue como entonces, es decir: alejada del turismo masivo e igual de bella, elegante, presumida y con el espíritu de buen vivir que la caracteriza.
Mercado de flores en la Plaza Mark de Maastricht. La codiciada Maastricht Situada muy al sur de Holanda, incrustada en una franja de tierra entre Bélgica y Alemania, la ciudad debe su nombre a los tiempos en los que bajo el dominio del emperador romano Julio César se construyó un puente para cruzar el río Mosa. De la frase latina Trajectum ad Mosam (el que cruza el Mosa –Maas en holandés–) derivó el nombre de Maastricht. El puente de piedra, todavía operativo, recuerda el lugar del paso de los ejércitos.
Puente de San Gervasio, en Maastricht. Durante el medievo, la ciudad prosperó gracias a su privilegiada posición en la Europa de la época, y mucho más tarde, los tercios españoles de Alejandro Farnesio tomaron la ciudad en 1579, quedando en manos españolas durante cincuenta años.
Recuperada por los Países Bajos de nuevo, vuelve a sufrir otro ataque, esta vez por las tropas francesas de Luis XIV. En el asedio francés, al mando de D’Artagnan, capitán de la primera compañía de Mosqueteros del Rey , se libra el combate decisivo y se ocupa la villa en 1673. Una estatua del cuarto mosquetero, D’Artagnan, que murió en la contienda, se encuentra en el parque Aldenhof. Y no sería hasta 1814 cuando volvió a formar parte de Holanda.
Buen vivir y mejor beber Avatares históricos al margen, la ciudad actual destaca por sus preservados edificios en perfecto estado de revista, el diseño de interiores en locales públicos y por su ‘calidad de vida’. En su habilidad con el diseño para combinar estilos, en algunos edificios convergen clasicismo y modernidad. Dos espléndidos ejemplos dan testimonio de ello: el Kruisherenhotel , que vale la pena visitar aunque sea a tomar una copa, ya que se trata de un monasterio del siglo XVI transformado en impactante hotel de lujo; y la Selexyz Dominicanen , una iglesia gótica reinventada como librería-cafetería donde pasado y presente están integrados con maestría. La colorida iluminación que entra por las ventanas ojivales fue razón suficiente para que el diario The Guardian la calificara como ‘la librería del paraíso’.
Librería Selexyz Dominicanen y Kruisherenhotel. Probablemente una de las razones por las cuales los romanos se asentaron allí fue por su admiración a Baco, el dios del vino. Varios tipos de uva (Pinot Noir, Riesling, Müller-Thürgau) se cultivan con éxito en el vecino valle de Jeker; y que el vino sigue a salvo lo podemos comprobar en la tienda de vinos más antigua de Holanda, la Thiessen Wijnkoopers Sedert .
La tienda de quesos Frómaasi & Zoe es toda una institución en la ciudad. La ciudad tiene también su propio queso, el Rommedoe (de fuerte sabor). La tienda de quesos Frómaasi & Zoe es toda una institución en la ciudad. De Bisschopsmolen es una tradicional pastelería enclavada en un antiguo molino de agua construido en el siglo XVII y todavía en funcionamiento hoy en día. Es un lugar ideal para tomar un café con un vlaai , peculiar flan holandés.
Experiencias gastro Y para que no falten alicientes para viajar a Maastricht, según la Biblia del buen comer (la guía Michelin), Maastricht es de las ciudades holandesas donde la alta cocina está mejor representada con el Beluga a la cabeza con 2 estrellas Michelin, y otros seis establecimientos que tienen una estrella. Después de las delicatesen gastro, podemos seguir haciendo el turista por el Hoge Fronten , un bastión militar del siglo XVII, o darnos una vuelta por el Hoeve Lichtenberg , el castillo más antiguo del país, que se conserva en perfecto estado ‘de ruinas’.
Maastricht cuenta con una restauración de alto nivel. Y antes de retirarnos a nuestros aposentos, podemos elegir uno de sus clásicos y románticos cafés para vivir el pulso nocturno de la ciudad, como el Café d’n Elfde , el Sjinkerij de Bóbbel o el Café Charlemagne .
TEFAF, barómetro del arte mundial El otro aliciente para visitar Maastricht este mes es su incomparable feria de arte: la TEFAF (acrónimo de The European Fine Art Fair), la exclusiva cita anual que congrega, desde hace más de treinta años, las más importantes obras de arte de todos los tiempos que están disponibles en el mercado. Este año la feria se encuentra en un momento muy especial, ya que mientras otras ferias de arte se dirigen progresivamente hacia el arte contemporáneo, la TEFAF trata de convertirse en un escaparate del arte global, con piezas de todas las épocas de los cinco continentes y alejada de tendencias mediáticas.
«Ninguna otra feria se rige tanto por la calidad de sus obras expuestas, ya que un comité internacional de expertos selecciona la mercancía»
Feria TEFAF, de Maastricht. De entre el amplio abanico artístico que encontraremos este año, podemos destacar algunas piezas a modo de flashes : La alta joyería es una sección con mucho predicamento, ya que los ‘ornamentos ponibles’ a la venta tienen pedigree , bien porque los han lucido bellas (o no tan bellas) ricas señoras o porque han pertenecido a la aristocracia venida a menos. Están representadas las firmas más prestigiosas del sector: Cartier, Bulgari, Tiffani, Graff, Chopard… De entre las joyas modernas, destaca la diseñadora taiwanesa Cindy Chao , nueva en la feria, que presentará su ‘Greenovia’, un excepcional broche en titanio, oro blanco y plata, engarzado con un crisoberilo ojo de gato de 105 kt, diamantes y casi 2.500 piezas de 6 variedades de piedras preciosas verdes ¡Ele ahí… la ostentación del poder!
Glamour en la TEFAF de Maastricht. La galerista española Deborah Elvira volverá a sorprender con sus hallazgos de joyería histórica; entre las obras más rimbombantes se exhibirá la figura de una cruz del siglo XVIII, realizada en oro y diamantes. En el otro extremo está el arte tribal, que tiene su mejor representante en Claes Gallery con una máscara Songye procedente del Congo del siglo XIX. Una peculiar obra de Joan Miró, Métamorphose , realizada en lápiz, tinta china, acuarela, calcomanía y collage se expondrá en la Galerie Gmurzynska. Y una escultura que todos quisiéramos tener en casa: El Beso de Rodin –no la famosa escultura de mármol de tamaño natural, sino un bronce de 40 cm de alto–, se podrá comprar en la Galería Bowman. De esta pieza es de lo único que sé el precio: 480.000 €.
¡Ah! y de un Picasso de la serie ‘El pintor y su modelo’ que oferta la Galería Van de Wegne en 4.300.000 dólares ¡Anímense!
En las zonas chill outs de TEFAF se ofrecen ostras como degustación. No me resisto a comentar el ambiente de lujo y distinción que envuelve al evento y que la convierten en el referente del show business del universo artístico. Acompaña al arte la excelencia del buen gusto en el vestir. El vernissage es una exhibición de la alta costura (ellas) y del corte sastre a medida (ellos). Con la excepción de algún modelito excéntrico de pasarela rabiosa… no se ve nada de prêt-à-porter, ni jeans rotos, ni deportivas con purpurina navideña. El profuso y teatral despliegue de decoración floral que adorna los enmoquetados pasillos contribuye a que el viaje por el arte sea un verdadero placer. La ‘pompa y circunstancia’ de las áreas chill outs ofrecen tentempiés a base de ostras, caviar y champán… Increíble, pero verdad ¡Bueno, ya paro! Pero una parte del mundo vive así.
Máscara Songye (Congo); Métamorphose ; de Joan Miró; y El Beso , de Rodin. CONSEJOS ETHERIA • TEFAF.
La edición número 32 de TEFAF (tefaf.com) tendrá lugar en el Palacio de Exposiciones y Congresos MECC de Maastricht en marzo.
• Cómo ir.
Maastricht está a 120 km de Bruselas. La opción más recomendable es volar hasta Bruselas. Las compañías Brussels Airlines e Iberia tienen varias frecuencias diarias tanto desde Madrid como desde Barcelona. En el aeropuerto se puede tomar el tren o el autobús que conecta con la ciudad holandesa.
• Dónde dormir.
Si tienes planes para viajar a Maastricht en marzo, conviene reservar cuanto antes en la página de Maastricht Booking Service, ya que cuando se celebra la TEFAF los hoteles se llenan. Un establecimiento recomendable si quieres ahorrar dinero en el alojamiento y gastártelo en comer o ¡en una obra de arte! es el Eden Desinghotel Maastricht.