La Mancha es… Don Quijote, horizontes infinitos, pueblos blancos, molinos, castillos, caminos entre parcelas de tierra roja, sol, campos de cereal, más sol, vino… y turismo del vino. La Ruta del Vino de La Mancha es la expresión de ese turismo, la expresión del enoturismo en la región que alberga el viñedo más grande del mundo.
Autor: Óscar Checa Algarra
Atardecer sobre el viñedo de © Bodega Finca Antigua. La del alba sería cuando llegamos a Alcázar de San Juan. En realidad, durante los meses más alejados del verano no importa tanto madrugar para recorrer La Mancha: nosotros lo hemos hecho para que nuestro relato tuviera lazos a la hora de redactarlo con la obra literaria que puso en el mapa esta región (por si alguien anda despistado hablamos de Don Quijote de La Mancha , claro está). No importa madrugar, decimos, porque hasta que no llega el estío cualquier hora del día es soportable por estos lares, pero cuando nuestros calendarios señalan los meses de junio, julio y agosto, conviene dejar las visitas para las horas mañaneras o del final de la tarde. Pero bueno, con las primeras luces del día nos plantamos en Alcázar de San Juan , el pueblo que hemos elegido como punto de partida para recorrer la Ruta del Vino de La Mancha .
El vino es el guía de este itinerario, sí, pero también se convierte en un pretexto para conocer otros aspectos de la historia de esta comarca y de sus pueblos, especialmente de los seis que forman parte de esta ruta: Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Tomelloso y Socuéllamos, en Ciudad Real; Villarrobledo, en Albacete; y El Toboso, en Toledo.
Molinos de Alcázar de San Juan. © O.Checa De molino en molino Alcázar de San Juan En Alcázar de San Juan (www.turismoalcazar.es) se encuentra la sede de la Denominación de Origen La Mancha , un lugar que bien puede convertirse en la primera de las visitas, para conocer en su Centro de Interpretación cómo son los vinos que se producen en esta tierra. Unos vinos que ya se elaboraban hace siglos, cuando esta localidad fue capital del Priorato de San Juan, perteneciente a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén.
La historia relacionada con ese pasado la encontraremos en el Conjunto Palacial del Gran Prior . Cerca de aquí está el Museo FORMMA , el Museo de la Alfarería de La Mancha . Fue el granero de un antiguo convento pero ahora se ha convertido en un llamativo y moderno museo para conocer todos los usos que se le han dado a las piezas alfareras desde tiempos remotos. Entre ellos estaba el de almacenar el vino, claro está, con las tinajas.
Lagunas de Alcázar de San Juan. © O. Checa El universo quijotesco no tarda en salir a nuestro encuentro en esta tierra y aquí en Alcázar de San Juan es imprescindible visitar el Museo del Hidalgo para entender la figura de los hidalgos, la aristocracia rural que inspiró a Cervantes para crear el personaje de Don Quijote. Tampoco hay que perderse el Complejo Lagunar , un conjunto de lagunas que forman parte de la llamada ‘Mancha Húmeda’ y que sorprenden en mitad de esta tierra de secano.
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Campo de Criptana Abandonamos Alcázar de San Juan en dirección a Campo de Criptana (www.tierradegigantes.es). Los molinos del cerro de San Antón nos vuelven a traer a la memoria la obra de Cervantes, pero si los cuatro que se yerguen como vigías a las afueras de Alcázar llaman la atención, esperad a llegar a la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana, poblada por diez de estas gigantescas máquinas. A sus pies, el antiguo albaicín árabe de Criptana, de casas bajas y blanquísimas y, más allá, la enorme llanura manchega. Algunos de estos molinos se pueden visitar. Unos son museos (como el dedicado a Sara Montiel) y otros, que conservan la estructura y maquinaria original del siglo XVI (el Infanto, el Burleta y el Sardinero), aún se utilizan para hacer demostraciones de la molienda tradicional.
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Molinos de Campo de Criptana. © R.V. de La Mancha Bombos y torres Tomelloso En Tomelloso (www.tomelloso.es) hay otras estructuras construidas por el hombre que también llaman la atención por su altura. Se trata de las chimeneas de las antiguas fábricas alcoholeras. Ahora sin uso, se han convertido en espectaculares monolitos que decoran el paisaje urbano. Estos elementos de la arquitectura industrial también están relacionados con el vino, claro.
Tomelloso es una de las localidades manchegas de mayor producción de vino. De hecho aquí está la mayor cooperativa vinícola de Europa, que es la segunda de todo el mundo.
Para dar salida a tal cantidad de vino, los tomelloseros buscaron diferentes ideas a lo largo de la historia, y desde la última mitad del siglo XIX, una de esas formas fue la creación de destilerías. Estas enormes chimeneas son los conductos de evacuación del humo de las calderas de carbón que suministraban energía a las torres donde se realizaba ese proceso de destilación. Su altura (más de 20 metros) estaba justificada porque de esa forma ejercían una fuerte aspiración del humo sin necesidad de usar ventiladores, y además lo elevaban a una altura suficiente para que no cayera al suelo.
Bodegas Lahoz (Tomelloso). © R.V. de La Mancha Esta industria fue tan importante para Tomelloso que en los años 50 del siglo XX llegó a haber aquí hasta 60 destilerías y 100 chimeneas. Hoy, las que quedan, están protegidas como patrimonio industrial y forman parte de la Ruta turística de las chimeneas. Pero si hay algo que sorprende en este pueblo es la red de cuevas (¡más de 4.000!) que se extiende por el subsuelo, horadadas desde hace siglos para almacenar el vino. Muchas de ellas conservan las tinajas y otros elementos con los que se elaboraba este producto y algunas se pueden visitar.
Museos como el de Antonio López o el del Carro y los Aperos de Labranza forman parte también de los establecimientos adheridos a la Ruta del Vino. En este último, por cierto, veréis el espectacular bombo construido a finales del siglo XX por Pablo Moreno ‘Cota’, uno de los maestros en este tipo de arquitectura. Bombo es el nombre que reciben unas construcciones rurales pensadas para alojar a personas y animales. Se levantaban en el campo, utilizando la técnica de la piedra seca, sin argamasa, y servían como refugio y vivienda durante la época de la recolección.
Torre del Vino de Socuéllamos. © J. López/ RVM Socuéllamos Estos bombos se pueden ver por muchos de los campos manchegos, tanto en Tomelloso como en Socuéllamos , que es nuestro próximo destino. Aquí los llaman chozos, eso sí. Son construcciones que datan del siglo XV y que tienen un posible origen ganadero pero que empezaron a multiplicarse con la expansión de la vid. Las lajas de piedra que salían de la tierra al labrar los campos se utilizaron para levantar estas maravillas de la arquitectura tradicional rural.
En el Museo Torre del Vino encontraréis una réplica de uno de los más conocidos de esta localidad. Este museo, fácilmente identificable con su torre-mirador, es uno de los lugares claves en la Ruta del Vino de La Mancha. Aquí se explica la historia del vino en esta comarca, el cultivo de la vid, la vinificación, la comercialización y cientos de aspectos relacionados con este producto. Por supuesto también se realizan catas y degustaciones para aprender a identificar y consumir el vino.
Si el pasado de Alcázar de San Juan está relacionado con la Orden de San Juan, el de Socuéllamos lo está con la de Santiago, pues llegó a convertirse en la tercera Encomienda de esta Orden Militar.
Esto determinó igualmente su vínculo con la vid y con el vino, ya que la concesión de la Carta Puebla otorgada por el gran Maestre de esta Orden eximía del pago de tributos a todo el que plantara viñedo. Como veis, un recorrido por todos estos pueblos nos aclara muchas de las preguntas que podemos hacernos sobre la actualidad de todos ellos, de esta comarca por donde se extiende el mayor viñedo del mundo, con más de medio millón de hectáreas plantadas.
Tinajas y amores caballerescos Villarrobledo Llegamos ahora a Villarrobledo (ww.venavillarrobledo.com), en la provincia de Albacete, localizado en una fértil vega que daba abundantes cosechas de cereal, olivo y azafrán. A partir del siglo XVII comenzó también a producir vino y con ello empezó igualmente la industria tinajera, que sería conocida internacionalmente. ¿Cómo se construye una de estas enormes vasijas de barro? El proceso lo podemos seguir en el Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera, ubicado en un antiguo alfar que conserva la era y el horno donde se cocían estos grandes recipientes. Uno de los últimos maestros tinajeros es el protagonista del video donde se explica paso a paso el proceso de creación de una tinaja. ¡No os lo perdáis!
Hoy, los pocos que quedan, elaboran tinajas más pequeñas y destinadas a un uso más ornamental, aunque muchas bodegas de todo el mundo han vuelto a apostar por la crianza en tinajas, en barro, por lo que quién sabe si la industria tinajera de Villarrobledo, tan importante en otra época, puede volver a conocer una edad dorada…
Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera (Villarrobledo). © Juanjo Isidro El Toboso El último de los pueblos de esta Ruta del Vino de La Mancha es El Toboso, en la provincia de Toledo. Los ecos del Quijote vuelven a resonar en nuestro camino, pues todo el mundo identifica esta localidad con el personaje de Dulcinea. De hecho aquí está la Casa Museo de Dulcinea . Es una casa que perteneció a Don Esteban Zarco, hermano de Ana Zarco, la mujer de la que estuvo enamorado Cervantes y que pudo haber inspirado el personaje de Dulcinea. El museo es una reproducción de un caserón manchego del siglo XVI, con las dependencias de labor en la planta baja, huerto, corrales y un palomar.
Otro museo, el Museo Cervantino, expone una colección de ediciones del Quijote en más de 70 lenguas diferentes.
Y si queremos seguir con el trazado quijotesco, podemos visitar la iglesia de San Antonio Abad, mientras nos acordamos del pasaje del capítulo IX de la segunda parte de la obra, cuando Don Quijote y Sancho llegan a El Toboso (“Con la iglesia hemos dado, Sancho”) en busca del palacio de su amada.
Como veis, esta Ruta del Vino de La Mancha no hace más que llevarnos de sorpresa en sorpresa con su riqueza cultural, patrimonial y gastronómica, todavía bastante e injustamente (además de inexplicablemente) desconocida. Si es vuestro caso, es hora de ponerle remedio…
Consejos Ruta del Vino de La Mancha Dónde dormir Si quieres alargar la escapada puedes alojarte en algunos establecimientos tan singulares como Hotel Intur, en Alcázar de San Juan, y Casa de La Torre, en El Toboso.
Dónde comer • La Viña E. Un gastrobar con muy buenas tapas y raciones y una estupenda selección de vinos por copas que cambia cada semana. Prueba los ‘duelos y quebrantos’ y la ‘ensalada de perdiz escabechada’. Alcázar de San Juan.
• Las Musas . Cocina muy bien resuelta, con guiños a los platos regionales; profesionalidad; gusto y un escenario perfecto junto a los molinos. ¿Qué más se puede pedir? (C/ Barbero, 3. Campo de Criptana).
• La Antigua . Una antigua casa a principios de siglo XX, con todos sus espacios y habitaciones conservados y ambientados es ahora un restaurante donde la cocina moderna convive con los platos tradicionales. No te pierdas las migas o las gachas. (C/ Don Víctor Peñasco, 112. Tomelloso).
Para ir de bodegas Toma nota de algunas bodegas que están abiertas al turismo: Bodegas Castiblanque (Campo de Criptana), Bodegas La Hoz (Socuéllamos), Bodegas Campos de Dulcinea (El Toboso), Bodegas Finca Antigua (Los Hinojosos).
Ruta del Vino de La Mancha • Para saber más sobre esta ruta y todos los establecimientos (museos, restaurantes, hoteles, bodegas, enotecas, agencias de viajes….) que forman parte de la misma, visita Ruta del Vino de La Mancha .
• Cencibel es el nombre que en La Mancha le dan a la variedad Tempranillo. Junto a la Airén (blanca) son las dos variedades que identifican a los vinos de la D.O. Mancha , aunque aquí se producen diferentes tipos de vinos con muchas otras variedades. Para saber más sobre los vinos entra en la Denominación de Origen La Mancha .