¡Viajeras a bordo! Nos hacemos a la mar para alcanzar los 60 grados norte donde se hallan las islas Shetland. A mitad de camino entre Gran Bretaña y Noruega, son un paraíso verde de prados festoneados por el oleaje del Atlántico Norte. Marino o rural, no te pierdas ninguno de sus paisajes porque esconden un exclusivo encanto escocés. Sigue leyendo porque te damos 10 pistas para no perderte lo imprescindible en estas islas.
Los paisajes de las islas Shetland son únicos. Las islas Shetland son uno de los rincones más desconocidos de Europa. Un archipiélago de paisajes impresionantes, vida rural de lo más auténtica y un paraíso para los amantes de la naturaleza. Con una historia que se remonta a seis mil años de antigüedad, en sus quince islas habitadas encontrarás la esencia un lugar que parece al margen del mundo.
Atención a la carretera Te acostumbrarás a sus carreteras estrechas. Después de viajar en barco desde Aberdeen hasta las Shetland verás que cada una de las islas que componen el archipiélago posee un extraño nombre, es nórdico antiguo. No te has equivocado, estás en Escocia , aunque los primeros en desembarcar en ellas fueron los navegantes vikingos por su proximidad al sur noruego. Una travesía marítima que como contrapunto te ofrece adaptarte al ritmo tranquilo de las estrechas carreteras –solo cabe un vehículo– que atraviesan las islas habitadas. Disfruta de su encanto rural, no te olvides de conducir por la izquierda y ceder el paso a las ovejas autóctonas de las Shetland , famosas por su apreciada lana, con la que se tejen chales calentitos, mientras que la variedad de colores de su lana al natural queda reflejada en los tradicionales jerséis de múltiples cenefas.
Todas a bordo Del ferry desembarcarás en la isla Mainland pues atraca en Lerwick , el principal puerto del archipiélago y la ciudad más animada de las islas. Más allá del ambiente portuario, donde siempre verás ajetreo por la flota de pesca o con los barcos que trabajan en el sector petrolero del mar del Norte, la localidad esconde atractivos entre sus edificios victorianos y los negocios locales.
En Commercial Street déjate seducir por la tentación de comprar algún producto de lana Shetland , te mantendrá abrigada y con estilo durante el viaje. Deléitate, ante el esmero decorativo de sus escaparates de alimentos, joyas, pastelería o cosmética natural hecha con leche de cabra. Admira las buenas vistas del Sound of Bressay, bahía donde se asienta la ciudad, desde el fuerte Charlotte, construcción defensiva desde la que nunca hizo falta disparar ni una bala de cañón, para acabar en el museo y archivos de las Shetland en cuya moderna exposición empezarás a enamorarte del centenar de islas y pequeños islotes que componen el archipiélago.
Puerto de Lerwick, en la isla Mainland. El norte de las Islas Británicas Cuando llegues a la isla Unst ya habrás atravesado el archipiélago y te habrás parado un montón de veces a contemplar los paisajes litorales. Aunque no sabrás lo que es vértigo del auténtico hasta que te asomes a los acantilados de la Reserva Natural Hermaness , un excepcional refugio de aves marinas con vistas al encuentro del mar del Norte y el océano Atlántico. Alcatraces, frailecillos, págalos, alcas, araos y fulmares crean notables colonias en el enclave más septentrional de las Shetland. Visita el viejo faro donde conocerás todo lo relativo a esta reserva natural nacional escocesa y sabrás del itinerario senderista que, en tres horas, te muestra lo mejor de su naturaleza siguiendo la costa desde los impresionantes acantilados hasta los tramos, sobre pasarela, que te invitan a descubrir la diminuta y frágil vida que alberga una turbera.
Acantilados de Hermaness Nature Reserve. Una parada y un trago de cerveza No olvides incluir prendas para la lluvia en tu equipaje pues será una compañera habitual durante tu viaje. Su presencia también será buen motivo para adentrarte en el ambiente popular de un pub o bien tonificar el ánimo visitando la destilería Shetland (www.shetlandreel.com)donde conocerás el único lugar de las islas en el que se elabora ginebra y whisky.
Cerveza artesana de Valhalla brewery. En la misma destilería Saxa Vord, situada en la isla de Unst, puedes degustar ambas bebidas desde abril a septiembre. Si eres más de cerveza tienes que probar la artesanal de Valhalla Brewery . A su originalidad de ser la cerveza británica más septentrional suma influencias vikingas así como denominaciones antiguas nórdicas y legendarias historias que han inspirado el nombre y las etiquetas que distinguen sus seis tipos de cerveza.
Ballena a la vista Desde el encanto urbano de Lerwick puedes saltar a otro mundo con apenas tomar un ferry que, en 10 minutos, te lleve a la isla Bressay . Su encanto está prendido en misteriosos lagos escoceses o lochs , acantilados con miles de aves -algunas tan reconocibles como el alcatraz por su esbelta silueta y el blanco brillante de su plumaje-, tranquilas bahías de playas con blanquísimas arenas y sendas para recorrer a pie.
Avistamiento de ballenas en Islas Shetland. Además de pintorescos enclaves como el faro de Bressay , mandado construir por el padre del famoso escritor de viajes Robert Louis Stevenson . Hoy, aunque automatizado, te invita a disfrutarlo gracias a los alojamientos rurales creados en las dependencias del farero. Permanece atenta a la orilla marina, donde no te costará mucho encontrar alguna foca gris. Hasta las familias de orcas en busca de alimento se divisan muy próximas al litoral. Las notables colonias de aves marinas de la isla Noss hacen que popularmente se la conozca como la “isla de los pájaros”. Para llegar hasta ella hay excursiones desde Lerwick que se asoman a las colonias pero no desembarcan, o bien toma el ferry a la isla que opera cinco días a la semana.
Placeres del campo En las 15 islas habitadas del archipiélago sentirás el orgullo de los lugareños por su historia que se remonta a 6.000 años. Tus ritmos se irán contagiando de la tranquilidad con que viven y te descubrirás más de una vez fascinada ante esos paisajes solitarios recortados por los azules turquesas y transparentes de las aguas atlánticas. Te acostumbrarás a la pronunciación del dialecto local que a veces te sonará a algún idioma escandinavo e incluso descubrirás la típica cruz nórdica en la bandera de las Shetland. Sigue inmersa en ese ambiente al alojarte pues lo más recomendable es instalarse en alguna casa rural de las que se reparten por el paisaje isleño. La hospitalidad de sus propietarios será la mejor manera de conocer los rincones más fascinantes de sus pequeños núcleos y las historias que esconden los pliegues del paisaje.
Las islas transmiten la paz del mundo rural. Vida en el mar Antiguamente los habitantes de la isla, por su aislamiento, debían ser autosuficientes y el mar su principal fuente de sustento. Hubo fareros y balleneros, son heroicas las intervenciones de sus patrullas de rescate marítimo y en la leyenda quedan operaciones clandestinas como la de Shetland Bus que, durante la Segunda Guerra Mundial, mantuvo una comunicación mediante barcos de pesca que apoyaba la resistencia noruega frente a la ocupación nazi, pero es sobre todas ellas la pesca la que perdura como uno de sus principales modos de vida.
Pescadores de las Islas Shetland. En cualquier puerto verás la llegada de las pequeñas embarcaciones locales con sus capturas de la jornada. Si quieres conocer al pez viajero más fascinante en estas frías aguas asómate a una piscifactoría de salmón de la isla Unst. También en la isla Yell, la segunda mayor del archipiélago, podrás admirar a este viajero del Atlántico. Ah y no dejes de fijarte en las tranquilas aguas de sus bahías porque la isla presume de ser la capital británica de las nutrias.
Contágiate del ‘simmer dim’ En cuanto veas el caballo de las Shetland , un pequeño poni con largas crines sobre su rostro y cuello, quedarás seducida ante el aspecto simpático y la curiosidad que muestra ante tu llegada. Es un caballo en miniatura que presume de hallarse entre los ponis más pequeños del mundo. Resulta fotogénico con ese flequillo con el que no sabrás si realmente te mira o está practicando el simmer dim , ese placer que invade a los isleños con la luz perpetua de la que gozan las islas durante el verano. En contrapunto a los temporales y el oleaje bravío que bate sus costas durante el invierno, los veranos se presentan idílicos bajo esta luz que podrás apreciar en toda su belleza a medianoche.
Poni de las Islas Shetland. Asomada a la Edad del Hierro Las construcciones prehistóricas de las islas son uno de los mejores motivos para deambular por los paisajes de las Shetland, en el camino encontrarás playas solo para ti. Algunos, como el Broch de la isla Mousa , conviene visitarlos a una hora determinada, con el atardecer, pues lo frecuentan cientos de paiños europeos, pequeñas aves marinas que tienen una magnífica colonia en su interior y que a esas horas regresan al hogar. Se refugian entre los huecos de sus dobles muros de piedra y crean un espectáculo natural que te dejará boquiabierta. El Broch de Mousa, gracias a estar situado en un paraje remoto, es la mejor conservada de estas torres y uno de los monumentos prehistóricos más interesantes de Europa.
Broch de la isla de Mousa (Islas Shetland). Paseo por el jardín de las Shetland Tendrás que tomar dos ferries para llegar a la isla Fetlar , pero merece la pena por recorrer el jardín de las Shetland como se conoce por sus tierras fértiles cubiertas de pastos que se salpican de mil tonalidades de las pequeñas flores a medida que avanza la primavera. Sus habitantes se enorgullecen de ser el primer lugar donde desembarcaron los noruegos, donde se ha recogido la botella con un mensaje más antiguo del mundo –año 1914– y que podrás ver entre los objetos expuestos de los barcos hundidos en su costa del Centro de Interpretación de Fetlar .
Menhir Stone of the Ripples. Si viajas en julio no te pierdas el ambientazo de su concurso de perros pastores de ovejas pues además hay actuaciones de música tradicional en vivo. Por la isla encontrarás algunas de las huellas más curiosas del remoto poblamiento isleño como Finnigert Daek , un muro de piedra levantado hace 5.500 años que dividió la isla en dos, desde el norte al sur, y del que todavía se observan restos. También verás un gran menhir cuando alcances Stone of the Ripples y para poner el broche a tu estancia en la isla, observa las colonias de aves marinas y los simpáticos payasos del mar, los frailecillos que, con su colorido pico, no te cansarás de observar.
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