La exposición ‘Balenciaga y la pintura española’ se puede visitar en el Museo Thyssen-Bornemisza hasta el 22 de septiembre. Es una magnífica oportunidad de disfrutar de los diseños de este gran modisto español junto a obras maestras de la pintura.
Colección de Hamish Bowles © Jon Cazenave. // Julia, de Ramón Casas Carbó.
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza exhibe actualmente una excelente muestra que une la creación de Cristóbal Balenciaga, uno de los diseñadores más admirados del mundo, con la pintura española de los siglos XVI al XX. Esta es la primera gran exposición en Madrid del modisto vasco y, también, la primera que exhibe sus creaciones junto a las obras que le inspiraron.
El comisario de la exposición, Eloy Martínez de la Pera, ha elegido 90 modelos procedentes del Cristóbal Balenciaga Museoa de Getaria, el Museo del Traje de Madrid, el Museu del Disseny de Barcelona y, también, de colecciones particulares.
Por su parte, el conjunto de pinturas ha sido cedido por el Museo Nacional del Prado, el de Bellas Artes de Bilbao y el Lázaro Galdiano, además de algunas fundaciones, como Santander y Casa de Alba, y colecciones como la de Alicia Koplowitz. Frente a los ojos del visitante, desfilan lienzos de El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda, Zurbarán, Goya, Madrazo y Zuloaga.
Museo Cristóbal Balenciaga. © Jon Cazenave. // La bailaora Josefa Vargas, de Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina. © Colección Duques de Alba.
Balenciaga se inspiraba en el arte español
En los diseños de Cristóbal Balenciaga siempre estuvieron presentes las referencias al arte y a la cultura española: las líneas minimalistas de los hábitos religiosos, el estilo de la bata de cola de una bailaora que se deja ver en los volantes de algunos vestidos o los brillos del traje de un torero que son trasladados al paillette bordado de una chaqueta bolero. El modisto revisaba la Historia del Arte y mantuvo esas influencias hasta en su periodo más vanguardista, recuperando hechuras históricas y reinterpretándolas de manera moderna.
Museo Cristóbal Balenciaga. © Jon Cazenave. // Retrato de Doña Juana de Austria, princesa de Portugal, de Alonso Sánchez Coello. © Museo Bellas Artes de Bilbao
Cómo visitar la exposición
El recorrido sigue un itinerario cronológico a través de las pinturas, a las que acompañan los vestidos vinculados a cada estilo o a cada pintor. De este modo, se crea un interesante diálogo entre moda y pintura, entre la creatividad de Balenciaga y su fuente de inspiración. Esta presentación permite, además, revisar el arte desde una mirada diferente, poniendo la atención sobre los pintores como creadores y transmisores de moda, y como maestros en la representación de telas, texturas, pliegues y volúmenes.
El comisario también ha querido rendir homenaje al color negro, uno de los tonos fetiche del diseñador, y a su figura como “arquitecto de la alta costura”, denominación que se ha perpetuado hasta nuestros días por la importancia de la línea y de las formas puras en sus diseños.
“Un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida”. (Cristóbal Balenciaga)
Balenciaga y el Arte
La exposición empieza con un apartado dedicado a la pintura que Balenciaga pudo admirar en su juventud, en el palacete de los marqueses de Casa Torres (que veraneaban en su Getaria natal), y que se convirtió en motor de inspiración desde sus inicios. Tres de los cuadros reunidos en la sala formaron parte de esa colección: una Cabeza de apóstol, de Velázquez; un San Sebastián, de El Greco; y El cardenal Luis María de Borbón y Vallabriga, de Goya, este último en diálogo con un conjunto de chaqueta y vestido en color rojo del Museo del Traje de Madrid.
Sala de El Greco.
La siguiente sala está dedicada a la influencia de El Greco y comienza con un abrigo de noche en terciopelo de seda negra, cuyo cuello fruncido remite al que luce a su lado el caballero retratado por el cretense hacia 1586. Le siguen varias obras de tema religioso a las que acompaña un conjunto de vestidos cuyo colorido parece surgir de la misma paleta cromática, la luminosidad y los matices con los que el artista pintó mantos y vestidos de vírgenes.
Colección de Inés Carvajal. ©Jon Cazenave. // Jarrón de cristal con flores, de Gabriel de la Corte.
Las flores son otro de los temas más recurrentes de la historia de la pintura, y fuente de inspiración para artistas de todas las épocas. Cuando Balenciaga llegó a París, entró en contacto con destacados creadores de tejidos y artesanos de la estampación, así como de botones, flores o plumas que convirtió en remates de lujo para sus creaciones. En la muestra se pueden ver un abrigo de noche en organza de seda con aplicaciones de flores, y un vestido rosa con tul bordado acompañados de una selección de bodegones de pintores españoles como Juan de Arellano, Gabriel de la Corte o Benito Espinós.
Museo del Traje de Madrid, © Jon Cazenave// Santa Isabel de Portugal, de Zurbarán.
Los tejidos de Zurbarán y el aire goyesco de Francisco de Goya
Considerado por muchos como uno de los primeros diseñadores de moda, Zurbarán destaca por su maestría en la representación de los tejidos y el movimiento de las telas en sus pinturas. La inspiración de Balenciaga en los volúmenes, pliegues y texturas de los escultóricos vestidos creados por el pintor extremeño para sus santas mártires se hace evidente al contemplar juntas las creaciones de ambos.
Otro de los pintores clave fue Francisco de Goya, no solo por la estética de los vestidos y complementos que lucen sus modelos, sino también por su manejo del color y su manera de transformar las formas en manchas tonales, que en las creaciones de Balenciaga se traduce en acertadas armonías cromáticas. Algunos de los emparejamientos destacados en esta sección son, por un lado, un vestido de noche blanco con muselina, perlas y lentejuelas y el retrato de La marquesa de Lazán, y por otro, un vestido de noche en satén verde claro con perlas y el cuadro La reina María Luisa con tontillo.
Museo Cristóbal Balenciaga. © Jon Cazenave. // Retrato de la duquesa de Alba, de Zuloaga. © Fundación Casa de Alba.
Los siglos XIX y XX
La vida cotidiana en Getaria y San Sebastián en su juventud y, en general, la indumentaria popular española, formaron parte del universo visual que Balenciaga trasladaría más tarde a sus diseños. Una identidad de lo español que se encontraba en las pinturas de la escuela costumbrista del XIX, o en la obra de Ignacio Zuloaga, a quien frecuentó en sus años en Donosti. La tradicional capa castellana presente en muchos de los cuadros del artista vasco, así como la estética taurina, formaban parte de ese mundo que Balenciaga había vivido en primera persona.
Con esta exposición tenemos una oportunidad única de disfrutar y conocer mejor la figura y las creaciones de Cristóbal Balenciaga. Además, el próximo 19 de septiembre tendrá lugar una Jornada en torno a la exposición que contará con la intervención de conservadores, académicos, investigadores y gestores culturales para profundizar en la figura del modisto y la relación de sus creaciones con la pintura española de los siglos XVI al XX
Más información
Museo Thyssen.
Precio entrada: 13 € (general), 9 € (mayores de 65 años y estudiantes), gratis para menores de 18 años.