Recorrer la costa de Llanes en coche, a pie o con ferrocarril de vía estrecha es una experiencia inolvidable. Te proponemos hacer una ruta asturiana al borde del mar siguiendo 30 kilómetros llenos de sorpresas: acantilados, cuevas, monasterios, playas…
Entorno de la Cueva Pindal, un gran atractivo de la costa de Llanes. (Actualizado 8/2023) La costa de Llanes asoma junto al mar como una opción perfecta para una ruta en coche por Asturias . Plantéatelo como una escapada en cualquier estación, ya que, en apenas 30 kilómetros , te asomas acantilados de vértigo, a playas de arenas blancas y a encantadoras aldeas. Cuevas e ídolos misteriosos completan un extraordinario mirador del Cantábrico, ese que en nuestras fotos nos hará más divas que nunca.
Ruta por la costa de Llanes Prepara un snack ligero y sube al coche porque nos ponemos en camino para recorrer una de las franjas litorales más hermosas del Cantábrico. En esta ruta que te proponemos encontrarás un poco de todo, en función del tiempo que quieras dedicarle puedes hacerla en un día o quedarte a dormir en alguna de las poblaciones e ir conociéndola poco a poco.
Cueva del Pindal Echamos a andar en Pimiango , que sobre un promontorio es la puerta natural del oriente asturiano, cuando los rayos de sol apenas son una tímida caricia. La costa acantilada cubierta de encinares nos da la bienvenida con una espesura vegetal que contrasta sobremanera con el intenso azul del Cantábrico. Con vistas al mar, en uno de sus parajes más sobresalientes se abre la cueva del Pindal . A lo largo de sus 300 metros visitables acoge una de las mayores muestras de pinturas paleolíticas . Entre caballos, ciervos y bisontes prehistóricos destaca la peculiaridad de albergar un pez y un mamut, fauna poco común en las representaciones magdalenienses del norte peninsular.
Alrededores de la cueva de Pindal (Asturias). Monasterio de Santa María de Tina y faro de San Emeterio Cuenta la leyenda que los restos de San Emeterio y San Celedonio, mártires celtas y patronos de la ciudad de Santander, llegaron a la costa de Pimiango en un barco de piedra que quedó varado en su litoral a merced de las olas. Allí se levantó la ermita de San Emeterio, a la que los vecinos acuden en romería el domingo siguiente al día del santo, el 3 de marzo, en busca de la sanación de males de huesos, como el reúma o la artrosis, gracias a la bendición del santo y al agua de la fuente que mana junto al santuario.
Iglesia de Santa Maria de Tina. Detrás del santuario, atravesando el tupido bosque entre encinas y madroños, se hallan los misteriosos restos del monasterio de Santa María de Tina . De su fundación visigoda queda su austera arquitectura que fue transmitiéndose hasta el medievo mientras que la imagen de su patrona, una talla medieval policromada, puede contemplarse en la iglesia de San Roque en Pimiango .
En sus inmediaciones, sobre la punta rocosa de San Emeterio, escondido por el encinar, asoma vertiginosamente el faro de San Emeterio al borde mismo del mar, del que apenas le separan 68 metros. Aislado contra el cantil, el entorno del faro no es lugar accesible. Por ello lo mejor es asomarnos al mirador del Picu , a mitad de camino del acceso a la cueva, donde tenemos una perspectiva excepcional de la costa que nos disponemos a descubrir.
Faro de San Emeterio (Asturias). Playa de la Franca, una belleza caribeña El mar nos llama y en Ribadedeva buscamos la arena blanquísima de la playa de La Franca . Un extraordinario triángulo arenoso contra el verde esmeralda del mar y las rocas que emergen de su fondo. Su abrigada orilla se recorta contra un paraíso para las gaviotas, el islote Castrón de Santiuste . Antes de proseguir la ruta es hora de darse un baño tempranero. La fama de esta playa, donde había un balneario desde tiempos decimonónicos, se ha prolongado hasta nuestros días. Camina hasta situarte sobre el cantil que se asoma a playa de La Acacia donde las vistas al cercano islote ofrecen un placer azul cobalto.
Vista aérea de la playa La Franca (concejo de Ribadedeva). Playa de interior Cobijeru y arco natural del Salto del Caballo El paisaje costero y marino de calas, playas y bufones en los que se cuela el mar produciendo espectaculares sonidos y escupiendo agua en espray con el embravecido oleaje hace que entre las aldeas de Buelna y Pendueles no queramos perder de vista su litoral. Aunque Buelna, con sus típicas casas de aldea con balconadas a modo de corredores y la imponencia barroca de su casona de Buelna, bien merezca deambular entre su caserío.
Las formaciones rocosas como El Picón, que salpican las playas de Buelna y Entremares, la convierten en visita imprescindible sobre todo durante la bajamar, cuando su arenal aparece como por arte de magia. Solo a pie se puede llegar a la curiosa playa de Cobijeru . Merece la pena el recorrido para contemplar una playa interior. Situada a 100 metros de la orilla es alimentada por el mar que penetra bajo los acantilados. Estos adquieren su perfil más tentador con el arco natural del Salto del Caballo y la cueva Cobijeru , ambos incluidos en el monumento natural.
Playa de Cobijero y arco natural del Salto del Caballo (Asturias). Senderismo entre verde y géiseres En Pendueles es momento de seguir con las ganas senderistas para completar el camino que nos separa 14 kilómetros de Llanes. Atravesando prados y pasarelas, con vistas a la concurrida playa de Vidiago y desviaciones hasta misteriosos patrimonios prehistóricos como el ídolo de Peña Tú , y siempre con la compañía inquebrantable de los magníficos acantilados del litoral asturiano.
Playa y acantilados de Pendueles (Asturias). Entre laureles y encinas, la senda hasta el ídolo de Peña Tú asciende hasta alcanzar una enorme roca en cuyos huecos hay pinturas rupestres y grabados de la Edad del Bronce. Entre todas las figuras destaca la de un enorme personaje con espada, el ídolo de Peña Tú. La versión más legendaria de su origen es en honor al caballero que venció al célebre personaje mítico asturiano con forma de serpiente alada, representado por la roca, que yace enterrado bajo ella.
Bufones de Arenillas En Puertas de Vidiago busca el borde de los acantilados para sentir el gemido del mar que surge desde las oquedades marinas de los bufones de Arenillas , una singularidad geológica que horada las rocas de la zona y crea un paisaje de espuma lanzada al viento cuando el mar está bravo y recuerda con sus estallidos a los géiseres.
Atravesamos por pasarela la desembocadura del río Purón, creando un magnífico entorno natural, antes de llegar a Andrín , en cuya playa podemos hacer un alto para recobrar fuerzas o bien en el chiringuito de la playa de Ballota con vistas al islote conocido como Castro Ballota .
Al dejar Cué a nuestra espalda no queda mucho para divisar la playa de Toró y detrás de ella se encuentra la villa de Llanes.
Qué ver en Llanes en un día ‘Cubos de la memoria’ de Llanes (Asturias). Cubos de la Memoria Llanes destaca en la distancia por las pinturas del artista vasco Agustín Ibarrola que decoran las enormes piedras de los bloques de hormigón de su rompeolas con los Cubos de la Memoria .
Puerto pesquero Un merecido descanso te espera en la marinera Llanes, villa medieval con restos de su muralla y torreones y un bonito conjunto histórico salpicado de palacios y casonas indianas. No podemos resistir a acabar la jornada sin buscar de nuevo la cercanía del mar. Recorre su puerto pesquero buscando como el oleaje se traga sus coloristas cubos de hormigón.
Puerto pesquero de Llanes (Asturias). El romántico faro Y antes de despedirte para disfrutar de la exquisita gastronomía asturiana, observa el halo rosado que envuelve al faro de Llanes.
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