La danza es “un arte fundamental que surge de la vida misma”, escribía Paul Valéry. “Bailar es vivir”, añadía Isadora Duncan. Para Roger Garaudy, “la danza es una forma de existir”. La alegría forma parte de una disciplina con numerosos beneficios físicos y psicológicos que además, te ayuda a reconectar con tu feminidad. Clásico, contemporáneo, danza-movimiento terapia… las opciones son infinitas. Como decía Isadora Duncan: “La danza se explica mejor bailando” así que ¿a qué esperas para probar? La danza, la mejor terapia para la mujer. © Ahmad Odeh
“La danza, a mi entender, no se limita a ser un ejercicio, una diversión, un arte ornamental y, en ocasiones, un juego de sociedad”, escribía Paul Valéry en su ‘Filosofía de la danza ‘, sino que es un asunto muy serio y, en ciertos aspectos, muy venerable”. Y efectivamente, desde el punto de vista neurológico, la danza es un proceso complejo en el que se activan circuitos neuronales, motores y sensoriales mientras la música estimula los centros de recompensa del cerebro. “Con el ejercicio todo lo que activas es beneficio puro”, asegura Mª Ángeles Hurtado, Doctora en Psicología, bailarina profesional y creadora de los talleres Danzathe , que explica que “la danza tiene beneficios físicos y psicológicos”. Entre otros, el ejercicio que se realiza al bailar ayuda a reducir el estrés , además de estimular la atención, la memoria, la coordinación y la conciencia espacio-temporal .
“Bailar es vivir”, decía Isadora Duncan. “La danza de la vida nunca debe parar”, sostiene Petra Klein, directora del Instituto Internacional de Danzaterapia. También para Roger Garaudy, autor de ‘Danzar su vida ‘, “la danza es una forma de existir”. Y para Mª Ángeles Hurtado, “la danza siempre está relacionada con la alegría: bailas cuando celebras algo”.
La danza es “un arte fundamental que surge de la vida misma”, como sostenía Valéry, “pues no es sino la acción del conjunto del cuerpo humano”.
La danza es una forma de expresión del ser humano. © Leon Liu Mª Ángeles Hurtado, que imparte los talleres Danzathe , explica que al bailar “hay muchas capas en las que puedes profundizar. Te puedes quedar en el aspecto lúdico o sentir cómo se estira tu cuerpo”. El cuerpo tiene un lenguaje verbal que la mayoría de las personas no llegamos a controlar. Para ella, la relación entre cuerpo y estado psicológico es obvia, aunque no sepamos muy bien cómo se relacionan.
La danza es movimiento, una de las primeras formas de expresión del ser humano y algo innato que empieza con el primer latido del corazón. “El movimiento es vida”, decía Isadora Duncan, que consideraba que la emoción interna trabaja como “motor” del movimiento. Roger Garaudy definía la danza como “movimiento pleno de sentido” y para el coreógrafo Maurice Béjart, se trata de una “meditación en movimiento”. En la danza, el movimiento coordinado de las distintas partes del cuerpo y la alineación corporal favorecen el funcionamiento correcto de los distintos sistemas del organismo, en especial del sistema nervioso. “La danza te permite tomar conciencia de ese movimiento”, explica Mª Ángeles Hurtado.
Nunca es tarde para aprender ballet. © Alexandre Dinaut Danza clásica o moderna Pocas actividades son tan relajantes como escuchar música clásica mientras se practica ballet. A pesar de su exigencia técnica, nunca es tarde para aprender esta disciplina de la que también se imparten clases para adultos . Considerada la madre de la danza moderna, Martha Graham tenía una particular forma de entender el movimiento que fue revolucionaria en su época y es la base de gran parte de la danza que conocemos en la actualidad. La Martha Graham Dance Company sigue ofreciendo espectáculos y su escuela profesional de danza es la más antigua de Estados Unidos. En ella puedes aprender su técnica y repertorio.
Si la danza clásica es demasiado para ti, la contemporánea es otra buena opción.
Si te interesa la danza moderna, Ruth St. Denis, Loie Fuller e Isadora Duncan son las precursoras. Puedes conocer más sobre su vida en los documentales La Bailarina e Isadora , ambos disponibles en Filmin. Para Duncan, la verdadera danza estaba controlada por el ritmo de la emoción interna. “La danza se explica mejor bailando ”, decía Duncan así que, si te apetece probar, la Fundación de Danza Isadora Duncan todavía ofrece clases en países como Estados Unidos de América o Grecia siguiendo la estela de “las Isadoras”.
Comienza el día, o acábalo, bailando. © Andrew Rice “Lo que yo entiendo por bailar es liberar mi cuerpo a la salida del sol”. La naturaleza era la base de la danza para Isadora Duncan, que la concebía como algo instintivo, como una misión que propone un modelo de mujer libre y natural .
La idea del placer está muy presente también en Gaga , un lenguaje de movimiento creado por el coreógrafo israelí Ohad Naharin, director de la compañía de danza contemporánea Batsheva al que dio a conocer el documental ‘Mr. Gaga ‘. La experiencia de libertad y placer conecta cuerpo y mente generando una sensación de bienestar, mejora la flexibilidad y la resistencia física . En países como Estados Unidos o Canadá y ciudades como Tel Aviv o Barcelona puedes encontrar “Gaga people ” para practicar.
“Reconectando tu feminidad mejora la autoestima” “La creatividad y el arte son uno de los medios más eficaces para provocar cambios físicos”, asegura Paz Corrales, creadora de la “danza interior” , y además, no tienen efectos secundarios: “daño no te va a hacer”, sino todo lo contrario: “transitar por distintos lenguajes es enriquecedor”. Gracias al teatro y la danza “me metí en un trabajo de reconciliación con mi mundo interno, de revisar cuáles eran mis heridas, donde se posibilitó la expresión hacia fuera”, nos cuenta la psicoterapeuta corporal, bailarina y actriz Luchy López , CEO del proyecto de innovación social Faldalas y Presidenta de la Asociación Sociocultural ‘Cuerpo que cuenta’ que imparte el programa A Corazón abierto, “ACa ”.
La idea de la emoción como origen del trabajo artístico ha dado origen a disciplinas posteriores como la danzaterapia , 5 ritmos o Biodanza , donde algunas propuestas son específicas para mujeres.
“Bailar profesionalmente fue una vía de empoderamiento de lo femenino, de visualización de la sensualidad, poder habitarla de modo alegre fue un proceso de muchísima sanación”, para Luchy López. “Fue recuperar la mujer que soy”, y asegura que la danza la reconcilió con un poder estar sostenida en el mundo por ella misma, obtuvo un empoderamiento de quién era y de aquello que tenía para dar al mundo. También entiende que hay una sabiduría inherente profunda a la que todos tenemos acceso.
La danza como terapia. © Ketan Rajput Paz Corrales, por su parte, ayuda a las mujeres a despertar su danza interior, ya que reconectando la feminidad mejora la autoestima . En las clases intenta “que las alumnas fabriquen sus propias herramientas con su lenguaje”. La suya es una actividad muy abierta donde es el alumno quien hace la clase y el profesor solo tiene que captar sus necesidades.
Danza oriental, el baile de la feminidad Si hay un baile femenino por excelencia es la danza oriental. La danza del vientre mejora el autoconcepto físico de la mujer.
Un estudio de la Universidad de Málaga realizado con mujeres con fibromialgia de edades comprendidas entre los 45 y los 70 años de varias ciudades españolas encontró cambios relativos a la mejora del estado de ánimo y disminución de la ansiedad y depresión , las variables psicológicas que más afectan a estas pacientes. Otro ensayo clínico que analizó la eficacia de la danza oriental como herramienta de rehabilitación en mujeres sugiere que se podría utilizar como un método complementario.
También a Luchy López le ayudó en la lucha contra el cáncer la danza oriental, una actividad que trabaja mucho con la cadera, el “centro neurálgico” del cáncer de cuello de útero que padeció. Para esta psicoterapeuta corporal, bailarina y actriz, “la belleza fue muy importante”.
El baile ayuda a combatir la ansiedad y la depresión. © Anton Shuvalov La danza en pacientes con cáncer La disciplina de Danza interior nació como fruto de la experiencia de Paz Corrales como paciente de cáncer, una enfermedad que también padecen algunas de sus alumnas. Se trata “de darles las herramientas desde un profundo respeto”.
Luchy López ha bailado durante años en la planta de oncología infantil del hospital universitario La Paz de Madrid. Ella recuerda el caso de una niña que vomitaba sin parar desde el día anterior y durante la actuación se le pasaron todos los síntomas, o el de otro niño que nadie conseguía que sonriera y recuperó la alegría. “Había un componente en la belleza como elemento que sana. Una radiancia del alma, no sólo belleza externa, sino una forma llena de la radiación del ser. Cuando hay un propósito de llegar al otro como quisiera llegarme a mí, de pronto se les abre un espacio y el tiempo se detiene, entra la belleza y con ella el amor, es muy difícil de describir y fácil de sentir”.
Nunca es tarde para comenzar a bailar, sea cual sea tu motivo o preferencia en la danza.
“¡Y demos por perdido el día en que
no hayamos bailado al menos una vez!”
Friedrich Nietzsche,
Así Hablo Zaratustra