Las escapadas cercanas donde las visitas se combinan con paseos por la naturaleza, buenos restaurantes y tiendas donde adquirir un bonito recuerdo siempre triunfan. Uno de esos lugares que no defrauda es Consuegra, un pueblo de Toledo que resulta perfecto para una excursión de ida y vuelta.
Atardecer desde el cerro de los molinos de Consuegra. Consuegra no puede competir con Toledo, a unos 60 kilómetros, ni tampoco quiere pero es un gran destino y resulta ideal como complemento para un fin de semana por las Tierras del Quijote. Este pueblo, que ya fue elegido por el Imperio romano como asentamiento, tiene mucho que ofrecer al viajero que sale de las ciudades en busca de entornos rurales auténticos. Además, probablemente ya hayas visto Consuegra desde la A-4 porque sus molinos, siempre oteando el horizonte, no pasan desapercibidos sobre el cerro Calderico. Pero debes saber que, además de molinos, también cuenta con un castillo, numerosos vestigios romanos, restaurantes donde saborear la cocina tradicional y tiendas de artesanía en las que adquirir un bonito recuerdo. A continuación te damos más detalles.
Qué visitar en Consuegra Doce molinos y un castillo En la cima de una colina observan el entorno doce molinos de viento del siglo XIX, además del imponente castillo de La Muela , que ha sido escenario de batallas cruentas y de la muerte del hijo del Cid Campeador. Sólo por subir a este cerro y admirar la llanura manchega hace que la visita a Consuegra ya valga la pena. Desde aquí se pueden admirar los atardeceres más bellos, mientras caminas por el complejo molinero más grande y mejor conservado de España. Una belleza que puedes conocer de primera mano con las visitas guiadas que se ofrecen en la oficina de turismo situada en el molino Bolero . En ellas podrás conocer las entrañas de un molino tradicional y las anécdotas más curiosas del paso de romanos, musulmanes y los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén por la fortaleza de Consuegra. Intrigas, luchas de poder, conquistas y batallas entre caballeros de brillante armadura que harán soñar a los más pequeños con historias de héroes cercanos.
Edificio de los Corredores, con los molinos de Consuegra al fondo. Casa la Tercia e iglesia del Santísimo Cristo En las calles del casco histórico de Consuegra se perciben vestigios de otras culturas como la romana, la visigoda y la musulmana. Algunos lugares que son especialmente llamativos son la Casa la Tercia, donde puedes ver un ábside, muestra de la mezquita que aquí se alzó siglos atrás, o admirar el mármol blanco con el que se levantó la fachada de la iglesia del Santísimo Cristo de la Veracruz , del siglo XVIII, barroco tardío por fuera, castellano-mudéjar por dentro y dos columnas salomónicas enmarcando la entrada.
Vistas de un molino desde el castillo de Consuegra. Huellas romanas en Consuegra En Consuegra hay restos romanos que te animamos a descubrir. No en vano, al Imperio Romano le debe su nombre romano: Consabura. Para reconocer el antiguo foro romano basta situarse en el medio de la plaza de España, el alma comercial, festiva y tradicional de la localidad.
También en el centro histórico está el Palacio Prioral Casa La Tercia , que ya hemos mencionado, donde puedes admirar dos estatuas romanas perfectamente conservadas junto a restos de columnas y basas. Este edificio incluso se levantó sobre las antiguas termas de la ciudad romana.
Presa romana, fuera del casco urbano Fuera del casco urbano, en un paisaje bañado de vides, olivares y campos de cereal, está la presa romana, que se abre paso por la llanura manchega como una inmensa culebra. Esta imponente construcción es prueba de la importancia que este enclave tuvo en el pasado. Si te acercas, estarás viendo la que fue la presa romana más grande de todo occidente. En sus instalaciones, contaba con tres canalizaciones: termas y baños, riego y consumo humano. Una majestuosa obra de ingeniería que sorprende a todo el que se acerca a Consuegra. Cerca de allí, el alfar (un horno romano y otro árabe). Algunas investigaciones también indican que un circo romano ocupaba esas tierras siglos atrás.
📌En la web de Turismo de Consuegra encontrarás más recomendaciones.
Interior del castillo de Consuegra. Dónde comer: en una cueva o en una casa tradicional Las mesas de Consuegra están repletas de sabores genuinos de la tierra: migas, gachas, duelos y quebrantos, pistos… Las culturas que dejaron huella en sus calles y monumentos también están presentes en sus recetas. Sentarse a reponer fuerzas en cualquier lugar es una experiencia en sí misma: vino de la tierra, pan y cuchara.
Si buscas una aventura gastronómica a todos los niveles entonces tienes dos citas ineludibles. En los antiguos archivos y graneros del Palacio Prioral Casa La Tercia se sirven platos de caza de Consuegra. Comer o cenar en una cueva del siglo XV, de la que dicen que se comunica con el castillo de La Muela, es una experiencia inolvidable.
Plato del restaurante El Retorno, en Consuegra. Como tampoco olvidarás los sabores del restaurante El Retorno (restauranteelretorno.es) con sus duelos y quebrantos, las trompetas, las migas, o la caldereta de cordero, versionados con el toque diferencial de la mano del chef Pedro Rodríguez .
📌Y si te quieres quedar a dormir, puedes hacerlo en el hotel rural La vida de antes (www.lavidadeantes.com), una casona del siglo XIX donde encontrarás todas las comodidades para disfrutar de un fin de semana por tierras manchegas.
Qué comprar en Consuegra: forja o cuero Si recorres las coquetas calles de Consuegra te sorprenderán tiendas y talleres en los que descubrir la complejidad del arte local. La forja toledana , el tallado en piedra, el arte de las vidrieras en el que se tintan cristales que recuerdan a la Edad Media. Cada detalle es un espectáculo en sí mismo y ver a los artesanos mimar sus piezas es una enseñanza de vida para niños y mayores. Vivir de cerca el arte de domar el cuero, su olor, su fuerza, o visitar el único alfar que mantiene viva la tradición consaburense, será una experiencia única. Procura hacerte con alguna pieza, aparte de su belleza, te llevarás a casa el recuerdo de un arte que sobrevive a los tiempos.
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