Sania Jelic nos cuenta en primera persona su experiencia en Zanzíbar, una etapa agridulce en su viaje por África. Esta isla, que cuenta con innumerables atractivos naturales y culturales y unas playas increíbles, es muy compleja para una mujer que viaja sola. No te pierdas su análisis del turismo en Zanzíbar y sus consejos de viaje.
Playa de Nungwi, en Zanzíbar. © Sania Jelic. No era la primera vez que viajaba a la isla, ya había estado en Zanzíbar en 2001, exactamente en Stonetown y buceando en la zona norte de la isla. Hoy día es un destino turístico de playas paradisiacas conocido por su pasado como gran mercado de esclavos y especias. También por ser el lugar de nacimiento del famoso cantante Freddie Mercury. Pero viajar sola a Zanzíbar tiene muchos matices. Desde mi primer viaje hasta ahora he percibido un cambio notable, sobre todo, en relación a la mujer. Desde mi punto de vista, se ha producido por la radicalización de la población musulmana.
La experiencia en un destino suele estar condicionada por el tiempo y dinero que podemos invertir. En el caso de Zanzíbar, desde un primer momento conviene considerar alojarse en un hotel «todo incluido ”, de 4 o 5 estrellas, con piscina y contratar excursiones y tours guiados. Yendo por cuenta propia y en alojamientos de menos de 4 estrellas la experiencia es muy diferente, sobre todo, para las mujeres que viajan solas…
Stonetown Stonetown forma parte de Zanzibar City, la capital del archipiélago de Zanzíbar, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Casi el ochenta por ciento de sus bonitos edificios han sido construidos con piedra de coral, la mayoría del siglo XIX, pero están en mal estado de conservación o deshabitados. Parece que las condiciones locales hacen que la inversión extranjera sea compleja, incluso para la transformación de los edificios en hoteles. Así que ahí están, sujetos con postes de madera para que no se caigan. En el gran Palacio de las Maravillas, un edificio magnífico, se derrumbó una torre y desde el año 2000 está tapado a la espera de una reconstrucción completa.
Sania en una casa antigua de Stone Town. © Sania Jelic. En la ciudad merece la pena visitar el Mercado Darajani , el Mercado del parque Forodhani Gardens , con puestos de comida al aire libre con buenos crepes (ojo con comer en los puestos de pescado) y el Mercado de los Esclavos . Otras paradas imprescindibles en la ciudad son la terraza del Africa House, para ver la puesta de sol; el restaurante Lukmaan, con una gran oferta de comida local; y un desayuno con vistas en el Archipiélago Waterfront Café.
Nungwi y Kendwa
Estas zonas de playa están en el lado noroccidental de la isla, por lo que muestran las puestas de sol más bonitas de Zanzíbar. Nungwi, además, permite el baño todo el tiempo a pesar de las mareas y es un buen lugar para hacer buceo, esnórquel y salir a navegar para ver el ocaso.
Es la zona donde hay más presencia de masáis, lo que supone un problema para las mujeres que viajan solas . Al llegar hay que aprender algunas frases en suajili, como sitaki kitu (“no quiero nada”), para dejar claro que una no está buscando sexo. Entonces, sólo hay que negociar la circulación por la playa porque siguen insistiendo con “acompañar en los paseos”. Hay dos opciones: contratar un masái para que te acompañe en el paseo y al final pagarle o comprar souvenirs donde indica.
Dicho eso, Nungwi es un lugar seguro, con bellas playas y buen ambiente. Sobre todo, en la playa principal, donde al atardecer se reúne todo el mundo: las familias musulmanas con djihab, los turistas, los expatriados, los masáis, los jóvenes acróbatas que calientan músculos para las actuaciones posteriores delante de los restaurantes…
En Kendwa Rock se celebra cada mes “La Fiesta de la Luna Llena”, a la que acude gente de toda la isla y actuán grupos musicales.
Reunión de masáis en la playa de Nungwi. © Sania Jelic. Buceo en Nungwi El centro de buceo Spanish Dancing Divers , regentado por españoles, es de muy buena calidad, con excelentes instructores, buen equipo y conocimiento de los arrecifes. Me quedé encantada con las inmersiones que hice con ellos. Nos reímos mucho un día porque casi todos los que íbamos teníamos más de 60 años, pelo blanco y más de dos décadas de buceo a la espalda. Las mejores inmersiones son en la isla Mnemba, una zona protegida, aunque la «sobrepesca» ha provocado que no queden ejemplares grandes de vida marina ni tiburones ballena o tortugas. No obstante, los corales son maravillosos y los colores fascinantes. Y el trayecto en barco a la isla, muy bello.
Tradición pesquera La comunidad musulmana en el pueblo de pescadores de Nungwi es curiosa. Ellos se consideran un pueblo Ujamaa donde se prioriza el bienestar comunitario y la propiedad colectiva. Esto tiene su origen en los años 60, después de la Revolución de Zanzíbar, inspirados por el presidente Julius Nyerere y su idea de socialismo africano. Aquí, por ejemplo, los barcos de Nungwi son propiedad del pueblo, se acuerda de antemano la participación en las salidas con los barcos de pesca y los beneficios se reparten. No está permitido que nadie pase hambre en la comunidad.
Todo esto me lo enseñó y explicó un chico que estaba en la playa y que se ofreció para mostrarme el pueblo, aunque después me pidió 50$ por la visita, frente a la estricta mirada de las mujeres del pueblo. Una auténtica encerrona, aunque la visita fue muy interesante y se supone que ese dinero no era para él, sino para la comunidad.
Donde comer en Nungwi Hay bastante oferta para comer en Nungwi. Casi al lado de la lonja de pescado está el Fish Market , con pescado fresco; el Mamá Mia (mamamiarestaurantzanzibar.com/es) es conocido por las pizzas; y el Baraka , al lado, es famoso por el marisco y el pescado fresco. Otro lugar es el Baharat , con mesas en la arena, buenas raciones de pescado y, varias veces a la semana, música africana en vivo.
Jambiani y Paje, las playas del este Las playas de Jambiani y Paje están de moda, así que fui a verlas. Jambiani es una playa recta de arena blanca con mareas de hasta 3,5 metros, que varían cada 8 horas. A lo largo de entre 5 y 8 kilómetros hay alojamientos de diversa índole, no hay un pueblo como tal, sólo una calle paralela a la costa con algún restaurante local, quioscos de venta de productos básicos y casas muy humildes. Y la carretera principal por la que pasa el tráfico en este lado de isla y donde hay algunas tiendas y bares locales. No hay grandes actividades, más allá de la oferta de salidas en barco para hacer esnórquel.
Kitesurf en la playa de Paje. © Sania Jelic. Paje es una de las capitales mundiales de kitesurf , ya que se dan posiblemente las mejores condiciones para el aprendizaje este deporte. Las clases cuestan unos 90$. El ambiente es juvenil, deportivo y animado. Es muy agradable la zona de la playa, con bares, mujeres locales vendiendo pareos, jóvenes con bandejas de bolsas de cacahuetes, cocos, camisetas…
Kizimkazi, en el sur
Kizimkazi es el lugar natal de la actual presidenta de Tanzania, María Samia Suluhu Hassan o “Mamá Samia”, como la llaman aquí, donde dicen que ha comprado un hotel abandonado y que se construirá una carretera en breve. Eso cambiará la zona, donde ya se respira el crecimiento por las nuevas construcciones y el precio de los terrenos.
Kizimkazi es un oasis turístico, donde no hay acoso y se respira tranquilidad. Las mareas son pronunciadas y se pueden ver bonitas puestas de sol. Tiene tradición pesquera y su mercado de pescado deja que pensar por la cantidad de especies que atrapan las redes. Cerca de la costa el mar es muy profundo y, además de peces, las redes atrapan también mantas de hasta tres metros de diámetro, merlines, pez espada, tiburones, meros gigantes y, a veces, incluso delfines. Los pescadores regresan sobre las siete de la mañana, la captura se despliega en la arena y se subasta. Las piezas grandes se suelen llevar al mercado de pescado de Stonetown o a algún hotel.
Barcos de pesca en la playa de Kizimkazi en Zanzíbar. © Sania Jelic. El centro de buceo Divetime Zanzibar (divetimezanzibar.com) está regentado por una amable pareja húngara y ofrecen inmersiones en las que se pueden ver muchos tipos de coral.
Otra recomendación es el hotel Kameleon Blue , un auténtico oasis en la isla sin ser un “todo incluido”. Los dueños aportan su toque personal, lo que hace que sus clientes, muchos de larga estancia, se sientan aquí como en casa. Ofrecen habitaciones en el edificio y en cabañas, buena cocina, piscina y un bonito jardín. Está muy bien cuidado, a tres minutos de la playa y diez del pueblo y tienen un espacio común donde socializar con otros clientes.
Las ONG en Zanzíbar En la isla hay una serie de ONGs, la mayoría orientada a la ayuda a la mujer, sobre todo, a las que sufren violencia doméstica, a las divorciadas y a las viudas. En Kizimkazi hay algunas ONG enfocadas a la mejora del medio ambiente y la educación, sobre todo, femenina. Una es Green Zanzíbar , que se fundó en el año 2000 y ahora reúne a 68 mujeres, que se dividen en dos grupos por edad. Sus tres líneas de actuación son: la reducción del plástico de un solo uso ofreciendo agua filtrada, Kiziwater, en bidones de 25 litros por precios simbólicos; educación medioambiental en los colegios; y, cada semana, limpieza de la playa y del entorno con los niños. Además, tienen un huerto ecológico con el que suministran verduras a las socias y a la escuela local. Potencian el empoderamiento de las mujeres a través de programas educativos y de la venta de productos propios.
Actualmente, su prioridad es comprar una segunda máquina de filtro de agua y poder aumentar la producción, ya que hay margen de crecimiento. Necesitan una inversión de 11.000$ con amortización a largo plazo. Espero que encuentren algún donante o hagan una campaña de donación en alguna plataforma. Se puede colaborar con ellos a través del programa de voluntariado por un precio módico. Es enormemente gratificante colaborar sobre terreno con este grupo ya que la interacción es directa y el impacto de la colaboración inmediato.
Mujeres en la playa de Paje. © Marjkl Velner. Otra iniciativa en Kizimkazi es la Assalam Foundation , creada hace 6 años, un proyecto muy ambicioso con varias líneas de actuación. Facilitan la escolarización gratuita (que incluye comida, alojamiento y uniformes) a unos 130 niños. La mayoría son niñas y huérfanos. Para las mujeres adolescentes tienen talleres vocacionales de electricidad, fontanería, informática, creación de jabones, alfarería y costura. Cuentan con un programa de voluntariado y a veces puede haber hasta cincuenta voluntarios trabajando como profesores o educadores. Tienen varios huertos ecológicos que sirven para alimentar a los alumnos y para hacer donaciones. Han elaborado un “mapa de necesitados” del pueblo, en el que tienen identificados a los habitantes en situaciones precarias a los que visitan regularmente.
La situación de la mujer en Zanzíbar
Los comerciantes de origen omaní e indios se fueron en masa de la isla después de la revuelta de 1964, pero su legado musulmán está muy vivo. De hecho, el 95% de la población es musulmana, e intenta tener las cuatro esposas que su interpretación del Corán les permite. Casi la mitad de las mujeres en las calles va vestida de riguroso hiyab y nekab (niqab) completo. Las niñas deben llevar velo, el al-almira o khimar, a partir de los 3 años, que se ve incluso en los uniformes escolares. En un entorno donde el turismo internacional aporta más del 90% de los ingresos de la isla, la defensa férrea de esta cultura puede crear tensiones y malestar, sobre todo, a las turistas extranjeras.
Donde más se percibe es en Stonetown. Aquí está mal visto que las mujeres trabajen, sobre todo en la hostelería, para estos trabajos se utiliza mano de obra del continente. Tampoco deben tener contacto alguno con turistas, sobre todo con las mujeres extranjeras.
Niñas con uniforme en Stone Town. © Kaspars Eglitis. En mis viajes he estado prestando atención a la posición de las mujeres en la sociedad, a su calidad de vida y a su nivel de libertad. Hasta donde podía como viajera, hablaba con las mujeres locales. Reíamos o no. Más de una vez me sacaron del apuro cuando me quería meter por calles que no eran seguras o cuando me seguían hombres con intenciones dudosas. En Stonetown fue la primera vez en mi vida donde me sentí completamente desprotegida viendo que las mujeres me daban la espalda. Me afectó esta actitud hostil.
Si se quiere pasear por Stonetown, lo mejor es apalabrar la compañía de un “guía” (no tiene que ser guía, basta que sea varón) y, así, poder caminar con relativamente poco acoso por la ciudad. De lo contrario, los hombres se sienten libre de acosar a las mujeres y gritarles desde los coches o directamente a la cara.
Información práctica Cómo llegar Se puede volar a Zanzíbar o hasta la capital tanzana Dar es Salam y desde el aeropuerto tomar un Uber (no taxi), a la terminal del ferry.
Cómo desplazarse por la isla Para los desplazamientos se puede ir en minivan local, llamados “dala dala”. Cuestan un par de dólares, son bastante regulares y, en algunos tramos y horarios, van bastante llenos. Para tramos cortos se pueden coger las moto-taxi o “boda boda”.
Los traslados en taxi cuestan entre 30 y 50$ por trayecto. La negociación puede ser ardua, así que es mejor informarse de antemano del precio orientativo del trayecto para poder negociar.
Tarjeta SIM Vodacom (que se vende en el aeropuerto de Dar es Salam) no tiene apenas cobertura en Zanzíbar. Es mejor comprar la local Airtel o Tigo. La tarjeta cuesta unos 7,50€ y hay paquetes de datos de 3,50€ (4,6GB) o 7,50€ (9,8 GB).
Eventos culturales Es muy conocido el festival de música africana Sauti Za Busara , que se celebra un fin de semana de febrero en el fuerte antiguo de Stonetown. Reúne a los músicos más importantes de la región, que además usan este espacio para crear vínculos y lanzar sus mensajes de paz. El ambiente es muy bueno, seguro, con poco alcohol y sensacionales actuaciones. También es muy popular el Festival de Cine de Zanzíbar , que se celebra a finales de junio.
Cortes de electricidad En la isla se producen regularmente cortes de electricidad a cualquier hora y de cualquier duración. Esto afecta a aires acondicionados, neveras, etc., y sólo los establecimientos con generadores pueden dar estos servicios. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de hacer las reservas en los alojamientos.
Mujer de Zanzíbar. © Majkl Velner. Las mareas A la hora de visitar la isla conviene fijarse en las mareas, que pueden llegar a los tres metros. Esto se traduce en ocasiones en no poder salir del hotel o caminar cuarenta minutos sobre el fango hasta llegar a una zona donde poder nadar. Se pueden consultar en las páginas web locales y es conveniente hacerlo para planificar el día e, incluso, el cómo volver a los hoteles de playa.
Turismo sexual En Zanzíbar se ha desarrollado el turismo sexual. En toda África se puede ver a hombres blancos con mujeres jóvenes negras, pero en Zanzíbar se ha ampliado el negocio a las mujeres blancas. Por eso en la parte norte de la isla, Nungwi, hay unos 300 masáis y, en temporada alta, hasta 500 que buscan a su “matrona”: mujer blanca y retirada (lo que se traduce en “rica”) que está dispuesta a financiar a un masái a cambio de favores sexuales. Vienen del interior y, me dicen, que con la intención de reunir el dinero para la dote (hasta 25 vacas a 300$ cada una) y casarse. Son bastante insistentes, aunque no agresivos, y no suelen molestar a mujeres jóvenes ni a grupos de mujeres. Su objetivo son mujeres mayores que viajan solas que se supone que vienen en busca de sexo pagado.
La venta de alcohol La venta de alcohol está limitada y, de hecho, en la época que estuve había escasez. La compra es posible sólo en la hostelería y en Stonetown había una tienda, medio clandestina, donde durante unas horas al día vendían alcohol a turistas.
La cultura de la negociación Otra faceta del legado árabe es la cultura de la negociación de precios de absolutamente todo. De los turistas se espera que paguen tarifas infladas. Los hombres, el doble que los locales, y las mujeres, sobre todo si son mayores, casi el triple. Luego depende de la habilidad de negociación de cada cual.
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