Si este encantador pueblo del sur de Francia sedujo a Matisse, Derain, Signac o Picasso por algo será. Y es que su luz, su rico patrimonio, su sabrosa gastronomía y su cercanía a España lo convierten en uno de los destinos más irresistibles de los Pirineos Orientales. Si estáis planeando un viaje con amigas, bienvenidas a Collioure y la Costa Bermeja, uno de los destinos más encantadores, sorprendentes y adictivos del sur de Francia.
Imagen de Collioure con el fuerte de San Telmo en lo alto. © Yolanda Cardo Collioure se abraza a una hermosa bahía enclavada en un paraje extraordinario, justo donde las estribaciones de los Pirineos Orientales se sumergen en las aguas del Mediterráneo. En la conocida como “perla de la Costa Bermeja” (Côte Vermeille ) cada paisaje es hipnótico. Da igual que mires hacia las suaves laderas montañosas cubiertas de viñedos, hacia el azul omnipresente del espléndido litoral o que poses la mirada sobre las casas coloridas del antiguo barrio de pescadores, es amor a primera vista. No en vano algunos de los grandes artistas del pasado siglo reavivaron su inspiración en este paraíso mediterráneo. El influjo de este enclave acogedor y luminoso se extiende hacia el sur en una ruta tan cautivadora como emocionante por la agreste Costa Bermeja.
Además, su agradable clima, una excelente oferta gastronómica y su cercanía con España lo convierten en el enclave perfecto para una escapada en cualquier momento del año.
Qué ver y qué hacer en Collioure Visitar el Castillo Real El imponente Castillo Real atestigua la importancia histórica de la localidad portuaria. Enclave estratégico durante siglos, Collioure pertenece a la región histórica del Rosellón , un territorio que formó parte del Reino de Mallorca, posteriormente de la Corona de Aragón. Después, quedó integrado en los dominios españoles con los Reyes Católicos hasta la firma del Tratado de los Pirineos en 1659, fecha en la que pasó definitivamente a manos francesas. Es por eso que conserva muchos vínculos con nuestro país, especialmente con Cataluña, con quien comparte un arraigado sentimiento de identidad.
Vista de la bahía de Collioure. © Yolanda Cardo. Tras la anexión, el monarca francés Luis XIV encargó a Vauban modernizar la ciudadela, quien no dudó en destruir la antigua villa para ampliar el recinto fortificado. En 1939 la fortaleza sirvió como prisión para algunos refugiados republicanos que huyeron de España al finalizar la Guerra Civil. Muchos otros acabaron recluidos en campos de concentración cercanos, como el de Argelès-sur-Mer o el de Saint-Cyprien . Una pequeña exposición en el castillo recuerda este triste episodio conocido como La Retirada.
El último viaje de Antonio Machado No todo el mundo sabe que el poeta más joven de la Generación del 98 murió en Collioure. Machado llegó junto a otros intelectuales exiliados el 28 de enero de 1939. Se instaló en el desaparecido Hotel Bougnol-Quintana esperando una ayuda que no llegó a tiempo. Murió el 22 de febrero de 1939 y tres días después falleció su madre, que no pudo superar su pérdida. “Estoy dispuesta a vivir tanto como mi hijo Antonio”, había pronosticado. Y así fue. Ambos descansan en el cementerio municipal. La tumba del poeta se ha convertido en un lugar de peregrinaje cargado de simbolismo donde no faltan las flores ni la bandera republicana.
La estela del fauvismo Henri Matisse y André Derain llegaron a Collioure en el verano de 1905 en busca de inspiración. La encontraron en el azul intenso del mar, en las coloridas fachadas de las casas de pescadores, en el ocre de los tejados y en la poderosa variedad cromática de las puestas de sol.
“No tengo más que cerrar mi ventana para conservar en mi habitación todos los colores del Mediterráneo”, decía Matisse en Collioure.
Son precisamente las ventanas abiertas sobre la bahía las que inspiraron las obras maestras del fauvismo. A Derain, en cambio, le gustaba pintar a pie de calle. Durante las pocas semanas que permanecieron aquí pintaron entre los dos cerca de 400 obras entre cuadros y bocetos. Hay reproducciones de algunas de estas pinturas repartidas por varios puntos de la ciudad que marcan el itinerario conocido como Senda del Fauvisme . El recorrido comienza en el animado paseo de Boramar, justo al lado de la Oficina de Turismo. Continúa hacia la iglesia de Notre-Dame des Anges, sobre la playa de San Vicente; y se adentra por la preciosa calle del Mirador hacia el colorido y empinado entramado de callejuelas medievales, antiguo barrio de pescadores, salpicado de galerías de arte, restaurantes y pequeñas tiendas.
Museo de Arte Moderno de Collioure La inmersión cultural continúa en el Museo de Arte Moderno, fundado en 1930 por el artista Jean Peské (1870-1949) y consagrado al arte moderno y contemporáneo. Se encuentra ubicado en la conocida como “Villa Pams” , una hermosa casa rodeada de jardines mediterráneos que conserva un bucólico claustro gótico originalmente adosado a un convento de monjes dominicos. No hay ninguna obra de Matisse, pero sí de otros grandes pintores como su buen amigo Charles Camoin, de André Masson, Henri Marre, Mela Muter, Louis Valtat o del catalán Virgilio Vallmajó. Una de las salas acoge el trabajo de artistas locales como François Bernardi, un “pintor-pescador” que encontró en el arte la manera de exorcizar sus miedos.
Saborear la Costa Bermeja La gastronomía merece un apartado especial, empezando por sus famosas anchoas que hasta 1960 se pescaban con los llamados barcos catalanes. Podéis saborearlas en alguno de los numerosos bares y restaurantes del paseo marítimo. O en Anchois Roque (17 route d’Argelès) uno de los pocos comercios de anchoas donde además os mostrarán cómo siguen elaborando este pescado azul de forma totalmente artesanal.
En Anchois Roque podéis descubrir la elaboración tradicional de la anchoa. © Yolanda Cardo. Ahora bien, si el plan es reuniros alrededor de una buena mesa, brindar con los excelentes vinos de la región mientras contempláis unas vistas impagables sobre la bahía, tomad buena nota de estas dos recomendaciones, que son también magníficos alojamientos. El chef Laurent Lemal, reconocido con una estrella Michelin, es el responsable de la propuesta gastronómica del restaurante La Balette , en el hotel Le Relais des Trois Mas. Ofrece diferentes menús, con nombres tan sugerentes como Certitude, Inspiration o Confiance, cuyos precios oscilan entre los 105 y los 160 euros por persona. Y en Le Mamma , el restaurante del acogedor hotel Les Roches Brunes, los sabores mediterráneos protagonizan una carta que cambia habitualmente para adaptarse al producto fresco y de temporada.
Otras sugerencias a tener en cuenta son Le 5ème Péché . Está situado en el nº 16 de la rue de la Fraternité, en pleno centro histórico, donde el chef Masashi Iijima elabora personalmente, y a diario, un menú que combina “el saber hacer catalán más el saber hacer japonés”; y Le Jardín de Collioure , justo al lado del Museo de Arte Moderno, especializado en carnes y pescados a la brasa.
Otros imprescindibles de la Costa Bermeja Anse de Paulilles, de antiguo complejo industrial a espacio natural protegido Dejamos atrás Collioure y ponemos rumbo al sur para explorar el sitio histórico protegido de Anse de Paulilles, en Port-Vendres . Un lugar de impresionante belleza entre el mar y la montaña, rodeado de viñedos y terrazas de alcornoques. Entre 1870 y 1984 albergó una gran fábrica de dinamita que llegó a emplear hasta 400 personas. Fundada por Paul Barbe, oficial ingeniero y amigo de Alfred Nobel, en su época de máximo apogeo llegó a producir hasta 20 toneladas de explosivo al día para abastecer a las más grandes obras de ingeniería del momento como el Canal de Panamá o la Base Espacial de Kourou.
Panorámica del sitio protegido Anse de Paulilles. © Yolanda Cardo. Alrededor de la fábrica se construyó un pequeño poblado para alojar a las familias de los obreros con escuela, iglesia y comercios. Tras el cierre, el espacio quedó abandonado hasta 1994 cuando el Departamento de Conservación del Litoral lo recuperó, transformándolo en un espléndido paraje natural. Del complejo apenas se conservan algunas estructuras como la central de vapor, la fábrica donde se producía la dinamita o un antiguo depósito de agua convertido en mirador. El recinto alberga, además, un taller de restauración de barcas catalanas.
Vinagrería La Guinelle, una parada gourmet La historia de la vinagrería La Guinelle comenzó en 1999 cuando Nathalie Lefort , una apasionada del vino, decidió comprar La Guinelle, una pequeña casa situada en una colina con vistas a la bahía de Paulilles. Su objetivo era fabricar vinagre de manera artesanal con los mejores vinos de la región. En poco más de cuatro años hizo realidad su sueño y sus vinagres son muy apreciados en todo el mundo. Shandra Brune , una antigua empleada, recogió el testigo manteniendo tenazmente el buen hacer y el prestigio de su antecesora. “Nosotras hemos decidido trabajar con el tiempo”, explica. Tiempo, buen vino y climatología (la elaboración se hace en el exterior) son las claves de unos vinagres que no faltan en las cocinas de los grandes chefs.
Shandra Brune, actual propietaria de la vinagrería La Guinelle. © Yolanda Cardo. Banyuls-sur-Mer. Un acuario, una bodega-cooperativa centenaria y un estrella Michelin Finalizamos en Banyuls-sur-Mer, cuna del escultor Aristide Maillol. En esta apacible localidad costera el profesor y biólogo Henri de Lacaze-Duthiers, inventor de la fotografía marina, creó en 1885 el Acuario de Banyuls . Situado frente al mar, a escasos metros de la Reserva Natural Marina de Cerbère-Banyuls , el acuario forma parte del Biodiversarium, un centro de investigación y observatorio oceanográfico asociados para preservar la biodiversidad terrestre y marina de los Pirineos Orientales. El acuario propone un fascinante recorrido por el hábitat natural de cerca de 300 especies de peces, invertebrados y plantas marinas en el que no faltan los caballitos de mar, los corales o la posidonia.
Si la inmersión os ha abierto el apetito, justo enfrente, con vistas al puerto deportivo, se encuentra Le Fanal , el restaurante con una estrella Michelin del chef Pascal Borrell. Su propuesta gastronómica se fundamenta en el respeto por el producto del territorio y a las tradiciones culinarias francesas y catalanas.
Las anchoas de Collioure forman parte de la carta del restaurante Le Fanal. © Yolanda Cardo. También en Banyuls se encuentra la bodega L’Etoile (26 Avenue Puig del Mas), una cava-cooperativa con 120 años de historia a sus espaldas, distinguida hace cuatro años como la mejor bodega de Francia. El amor por el terroir y la pasión por el vino y los viñedos son señas de identidad de esta cava centenaria que elabora hasta 130 tipos de vino. Como los famosos dulces naturales de Apelación de Origen Protegida (AOP): Banyuls, Banyuls Grand Cru y Collioure. Entre sus clientes se encuentra el prestigioso restaurante dos estrellas Michelin del lujoso hotel The Peninsula de París.
Si pernoctáis en la zona, el hotel Les Elmes es un buen lugar donde alojarse. Habitaciones confortables y un agradable restaurante de cocina mediterránea, La Littorine, con vistas a la playa, pondrán el broche de oro a una inolvidable jornada.
Consejos Etheria Cómo llegar Collioure está a poco más de una hora desde Girona y a unas dos horas de Barcelona en coche, un medio que además os permitirá moveros a vuestro ritmo. Pero también se puede llegar en tren vía Perpiñán.
Más información en Turismo de Pirineos Orientales .
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