Paisajes costeros bellísimos, bosques que se asoman al mar, mucho arte y las huellas de un pasado compartido son algunos de los planes que nos ofrece Argelès-sur-Mer, una pintoresca comuna francesa de los Pirineos Orientales y fronteriza con España.
Mural de Niko Inko y Jean Rooble, en Argelès-sur-Mer. © Yolanda Cardo A los pies del macizo de la Albera se despliega un hermoso territorio donde las cimas pirenaicas descienden para sumergirse en el Mediterráneo. Es precisamente en esa confluencia, entre el mar y montaña, donde la naturaleza exhibe sus encantos prestándose generosa para el descanso y la desconexión. Pero además de espléndidos paisajes de playas kilométricas, acantilados rocosos y frondosas arboledas, en Argelès-sur-Mer perpetúa la impronta de siglos de historia compartida con la cultura y las tradiciones catalanas. Por algo estas tierras de la histórica comarca del Rosellón pertenecieron a la Corona de Aragón hasta la firma del Tratado de los Pirineos en 1659.
Si ya estáis pensando en vuestra próxima escapada, aquí os dejamos varias propuestas para disfrutar sin prisas de Argelès-sur-Mer en cualquier momento del año.
Qué ver y qué hacer en Argelès-sur-Mer 1. Pasear por el centro histórico de Argelès-sur-Mer Aunque la espléndida naturaleza se impone por doquier retándonos a explorarla a pie o en bicicleta, el casco histórico de la villa de Argelès-sur-Mer reclama su tiempo y debemos concedérselo. Los miércoles y los sábados son un buen momento ya que la animación se apodera de las calles ocupadas por coloridos puestos donde los productores locales venden frutas y verduras, una gran variedad de quesos, charcutería catalana como la butifarra, la longaniza o el fuet o dulces muy nuestros como los carquiñoles y los mantecados. Así, entre colores, aromas y sabores reconocemos gratamente uno de los vínculos con la cultura catalana y española, el amor por el buen producto y la gastronomía.
Observamos otro nexo en la doble nomenclatura de algunas de sus calles, como por ejemplo la rue de la Fraternité es también el carrer del Forn; la rue de la Paix, el carrer de la Mar o el impasse (callejón) de l’Avenir, el Carreró.
Una tranquila calle del centro de Argelès-sur-Mer. © Yolanda Cardo El bullicio callejero contrasta con el sosiego del interior de la iglesia de Notre-Dame dels Prats , un vetusto templo del siglo XIV cuyo campanario es uno de los más altos del Rosellón. No muy lejos de allí se encuentra otro punto destacado de la localidad, la Casa de l’Albera , un pequeño centro dedicado a la historia, las tradiciones y los paisajes de la zona. Pero antes de convertirse en un popular destino vacacional, estas tierras fueron testigos de un trágico acontecimiento ocurrido no hace mucho a este lado de la frontera. Por eso, la siguiente parada debe ser una vista imprescindible del recorrido.
2. Museo Memorial del Exilio Situado en la céntrica avenue de la Libération, el Memorial du Camp d’Argelès-sur-Mer (Museo Memorial del Exilio ) mantiene vivo el recuerdo de un oscuro episodio histórico que conviene no olvidar. Se trata de un espacio museístico que documenta cronológicamente los hechos acontecidos, hace ya más de ocho décadas, cuando tras la caída de Barcelona, al final de la Guerra Civil, cerca de 500.000 personas huyeron a Francia escapando de la represión franquista. A su llegada al municipio francés fueron conducidos a un improvisado campo de concentración ubicado en la playa, delimitado por alambradas, donde sufrieron todo tipo de penurias y muchos de ellos perdieron la vida.
Desde 2014 el Museo Memorial del Exilio explica a través de numerosos documentos, fotografías, objetos o testimonios audiovisuales esta dolorosa, incómoda y para muchos desconocida tragedia que padecieron miles de refugiados. Un monolito en homenaje a los republicanos españoles en el bulevar del Mar, justo en el punto donde se situaba la entrada sur del campo, y el llamado “Cementerio de los españoles”, en la avenida de la Retirada, completan esta Ruta de la Memoria .
El Museo del Memorial es una visita imprescindible. © Yolanda Cardo 3. Arte urbano y reciclado Dejemos atrás el pasado para descubrir el Argelès-sur-Mer más artístico y creativo . El festival Urb’Art ha tomado sus calles y plazas con impresionantes obras de gran formato firmadas por ocho artistas. La pintura gráfica del ilustrador y tatuador parisino Niko Inko ; las ilustraciones realistas del artista plástico Jean Rooble o los coloridos murales de Sodade Axelle , entre otros, decoran los muros de los edificios trazando un recorrido muy sugerente. Esta original galería al aire libre se extiende hasta el paseo marítimo donde se celebra, hasta diciembre de 2023, la 1ª edición de Recyclart . Un proyecto que permite a varios artistas franceses plasmar sus obras, inspiradas en la protección del medio ambiente, en paneles reciclados.
Recycl’Art en el paseo marítimo de Argelès-sur-Mer. © Yolanda Cardo 4. Desconectar en la Reserva de Mas Larrieu Como ya os habíamos dicho, la naturaleza es uno de los principales reclamos de la zona. Nos adentramos primero en la Reserva Nacional de Mas Larrieu , un excepcional paraje protegido de cañaverales, playas salvajes, dunas y humedales que despliega su belleza (160 hectáreas) al norte de Argelès-sur-Mer y Elne, a ambos lados de la desembocadura del río Tech. Es el lugar perfecto para caminar, dejando a un lado las preocupaciones y el estrés, y disfrutar del espectáculo que se muestra ante nuestros ojos. Numerosas especies de animales y plantas habitan esta área de gran valor ecológico. Existen varias rutas ecoturísticas , a pie o en bicicleta, para conocer a fondo la naturaleza de la zona mientras disfrutamos de un paraje excepcional.
La playa salvaje de la Reserva Natural Nacional Mas Larrieu. © Yolanda Cardo 5. El sendero del litoral De la confluencia de los Pirineos con el Mediterráneo nacen paisajes envolventes mires donde mires. Recorrer el sendero del litoral es una excelente forma de admirar y explorar la fachada marítima de Argelès-sur-Mer que se extiende desde la Reserva Natural Mas Larrieu hasta la playa de Ouille. Las espléndidas vistas de acantilados rocosos, pequeñas calas de aguas turquesa y playas arenosas, que conforman esta franja mediterránea conocida como costa Bermeja (Côte Vermeille, en francés; costa Vermella, en catalán), compiten en belleza con las suaves laderas montañosas cubiertas de viñedos y la omnipresente silueta del macizo del Canigó. Son, como bien define Ludovic Récha, guía de la oficina de turismo, “los jardines naturales de la región”. Lo aconsejable es hacer la ruta en varias etapas y una de las más accesibles parte precisamente desde Le Racou, uno de los rincones más encantadores de la población.
El sendero del litoral junto a la costa nos deja miradores excepcionales. © Yolanda Cardo 6. Barrio de Le Racou Apenas tres hileras de calles a pie de playa conforman este encantador barrio del sur del municipio. Arena en vez de asfalto, árboles y muchas plantas, adornos marineros decorando las pequeñas y coloridas casas, y mucha tranquilidad son las señas de identidad de un coqueto rincón cuyos habitantes decretaron su independencia en los años 60. Aunque, como era de esperar, la “Comuna libre del Racou” nunca fue reconocida, lo que sí ha conseguido la pequeña barriada es mantener su autenticidad.
Le Racou, un oasis de tranquilidad. © Yolanda Cardo 7. Los dominios del Château de Valmy Y de un oasis de paz a otro, pero esta vez hacia el interior, a los dominios del Château Valmy. La silueta de este bello edificio belle époque , construido entre 1888 y 1900 a los pies de las Albères, es visible prácticamente desde cualquier punto. Rodeado por una extensa superficie de viñedos, durante décadas sus vinos gozaron de gran prestigio gracias a Jules Pams y su esposa Jeanne Bardou-Job, los primeros propietarios. Hoy en día su reputación se mantiene intacta y desde hace unos años también es posible alojarse en el castillo, disfrutar de una cata o de la gastronomía local en su restaurante La Table de Valmy y pasear por sus bellos jardines abiertos al público.
El château de Valmy rodeado de viñedos. © Yolanda Cardo 8. Un paseo en barco Abandonamos tierra firme para explorar desde el mar las mejores panorámicas de la Côte Vermeille en un viaje de contemplación y puro disfrute. La naviera KapMer (www.kapmer.fr) ofrece, entre otros servicios, excursiones en barco entre el puerto de Argelès, Port-Vendres y Colliure con la posibilidad de bajarse y visitar estos pintorescos pueblos costeros. Una divertida, placentera y didáctica forma de conocer el destino desde otra perspectiva. Los billetes se pueden adquirir en el mismo puerto o desde su página web y los precios oscilan entre los 24€ para adultos y los 18 para niños de 3 a 11 años.
Colorido puerto de Port-Vendres. © Yolanda Cardo 9. Saborear el territorio: aceite, licores y vino Estamos en Francia y evidentemente la gastronomía es una parte esencial de su tradición y de su identidad cultural. Por eso, como última recomendación, os proponemos visitar a tres productores locales.
Empezamos con Mas Boutet (www.masboutet.com), una plantación olivarera de 12 hectáreas con magníficas vistas al mar, donde Gildas Girodeau elabora distintos tipos de aceite de gran calidad y productos derivados de las aceitunas cómo olivadas o confituras.
Frédéric Bey, propietario de La Mer Blanche y sus deliciosos licores. © Yolanda Cardo Acompañados por Frédéric Bey, propietario de la finca La Mer Blanche (la-mer-blanche.fr), y su simpático perro Tonga recorremos la granja orgánica donde cultiva una gran variedad de árboles frutales mediterráneos como granados, limoneros o naranjos con los que elabora una selecta gama de zumos, mermeladas y exquisitos licores como el limoncello , el caviarcello o el mandacello .
Terminamos en Saint Thomas (domaine-st-thomas.com), una bodega y finca agrícola regentada por Pierre-Jean y su esposa donde podréis adquirir frutas y verduras de temporada y probar los diferentes vinos que produce: tintos, blancos, rosados y también los vinos dulces naturales muy típicos de la región.
La vecina localidad de Colliure. © Yolanda Cardo Guía práctica Etheria Magazine Cómo llegar a Argelès-sur-Mer Argelès-sur-Mer está muy próxima a la frontera con España. Se puede llegar en unas dos horas en coche desde Barcelona o bien en tren (aunque normalmente es necesario hacer un cambio) y luego tendrías que alquilar un coche en el destino.
Dónde alojarse Aunque la oferta de alojamiento en Argelès-sur-Mer es generosa, el hotel Le Lido (www.hotel-le-lido.com) es una buena opción. Además de habitaciones individuales disponen también de apartamentos por si viajáis en familia o en grupo. Se encuentra en primera línea de playa, el personal es muy atento y dispone de piscina y restaurante.
Dónde comer 1. En el restaurante Fina Boca, a escasos pasos del hotel Le Lido, que ofrece una cocina mediterránea con especial atención al producto de mar.
2. “De la huerta al plato” es el lema de Arbor et Sens (www.restaurant-arbor-et-sens.com), un acogedor y sofisticado establecimiento con saludables platos elaborados con producto de temporada.
3. En La Table de Valmy (chateau-valmy.com), con impresionantes vistas a los viñedos, es posible disfrutar de una cocina de calidad acompañada de sus propios vinos.
4. Para un plan más informal, el Chai Deprade , cocina catalana y regional, ofrece una gran variedad de raciones y tablas de quesos y embutidos en un ambiente distendido.
Si os gusta el pescado y el marisco La Table du Coin en el puerto es una opción excelente.
Más información en Turismo de Argelès-sur-Mer .
✅ En Francia también te puede interesar…
Apuntes para un “bon voyage” a la sorprendente Nantes y sus viñedos .
Bourges, una ciudad tan desconocida como bonita (y a 2 horas de París) .
El Museo del Louvre en dos horas, un viaje exprés por el arte .