Es la zona más exclusiva de Portugal, tan apetecible que hemos decidido regalarnos 48 horas entre glamour y belleza. Aquí se asientan los hoteles más lujosos y tienen su residencia las grandes familias y fortunas del país. Hablamos de la señorial Cascais y de sus vecinas Sintra y Estoril, un destino tan ideal como cercano para pasar un par de días en buena compañía.
Esplanada Capricciosa, Carcavelos (Cascais). © Rui Cunha Actualizado julio 2024 Dicen que Cascais, y sus vecinas Sintra y Estoril, conforman “la Riviera Portuguesa ”. Son como tres viejas amigas, porque estas localidades conviven en plena sintonía y se complementan. Se hallan en la costa al norte de Lisboa y todas conservan el encanto y el esplendor de un pasado glorioso. No en vano aquí se asentaron reyes, aristócratas y ricos con muy buen gusto. Y lo suyo sería disfrutar de las tres localidades, porque cada una de ellas posee una belleza singular.
Ciudadela de Cascais. © Rui Cunha/ T.Cascais Cascais es uno de esos lugares cosmopolitas y turísticos , de toda la vida, circunstancia a la que contribuye, sin duda, su cercanía con Lisboa, además de sus espectaculares paisajes y playas y su buen clima. La culpa de que esto sea así la tuvo el rey Luis I, quien a finales del siglo XIX decidió fijar aquí su residencia de verano. E, inmediatamente después, como moscas a la miel, fueron muchos los aristócratas y familias acomodadas que se apuntaron para disfrutar también de este enclave privilegiado, que se fue poblando de lujosos palacetes y quintas. Y así hasta hoy.
Una zona de espías (reales o no) Por si no lo sabéis, aquí nació el mítico James Bond , sí, el de las películas de 007. En este pedazo de tierra se inspiró el escritor y agente inglés Ian Fleming para crear a su personaje de ficción más famoso, a quien le ha hecho deambular por el Hotel Palacio , la pastelería Garret o el Casino de Estoril . Escenarios reales que también frecuentaban los espías británicos, japoneses y alemanes, los de carne y hueso, que poblaron la zona durante la Segunda Guerra Mundial, y que son lugares que aún hoy se pueden visitar.
Centro de Cascais. © Paulo Silva Una buena idea para tomar el pulso a Cascais es dar un paseo relajado, sin prisas, por su centro histórico y sin perder de vista su magnífica Ciudadela . Nos encontraremos en algún momento con la vieja iglesia de Nossa Senhora dos Navegantes , del siglo XVIII, una de las pocas construcciones que no se fue al garete por el tremendo terremoto que sacudió esta zona en 1755.
Después, podemos dirigir nuestros pasos hasta el Barrio de los Museos , porque la villa cuenta con un Museo del Mar , otro de Arte Moderno , uno más dedicado a la artista Paula Rego e, incluso, el palacio de los condes Castro Guimaraes alberga actualmente un museo con una excelente colección de pintura y una gran biblioteca. Para relajarnos, una buena idea es acercarnos hasta la Marina de Cascais y disfrutar de sus maravillosas vistas. Y, cómo no, detenernos en la heladería Santinni (santini.pt) donde, dicen, se ofrecen los mejores helados de todo Portugal.
Cascais junto con Sintra y Estoril forman la Riviera Portuguesa Cascais da para mucho, pero en un solo día podemos hacernos una idea y sentir todo lo que ofrece la urbe. Si queremos acercarnos también a Sintra y Estoril, tenemos que aligerar el paso y, de camino a Sintra, hacer dos paradas, breves pero obligatorias: en la Boca del Infierno y el Cabo da Roca . La primera es una espectacular gruta que debe su nombre al estruendo que provocan las olas cuando impactan en las rocas. Y en el impresionante Cabo da Roca –”el lugar donde la tierra acaba y el mar comienza”, decía Luís de Camoes– porque ocupa el punto más occidental de la Europa continental con acantilados que superan los 140 metros de altura.
Palacio da Pena (Sintra). Ya hemos llegado a Sintra y, para aproximarnos a lo que nos ofrece esta bellísima y romántica ciudad, sólo apuntaremos dos datos: tiene la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y fue refugio temporal del exquisito Lord Byron y de su entrañable amiga Mary Shelley . Ambos escritores se dejaron seducir seguramente por esa niebla que otorga un halo mágico y misterioso a la villa y por la belleza de dos de los edificios que coronan la sierra de Sintra: el Palacio Nacional de Pena , levantado sobre las ruinas de un monasterio de jerónimos del siglo XV; y el Palacio de Queluz , antigua residencia de verano de la familia real portuguesa, más conocido como “el Versalles portugués”.
El Palacio de Queluz (Sintra) es conocido como el Versalles portugués. Alquimia y masonería Son muchos los atractivos que posee Sintra , pero algunos los tendremos que dejar para otra ocasión, aunque sí apuntaremos sus referencias para no olvidarnos: la Quinta da Regaleira , que esconde muchas historias vinculadas a la alquimia y la masonería; el Palacio Nacional de Sintra , convertido en símbolo de la ciudad con sus dos inmensas chimeneas gemelas; el Palacio de Mafra , construido en el siglo XVIII como regalo del rey Juan V de Portugal a su esposa, la archiduquesa María Ana de Austria, por darle descendencia; o el Castelo dos Mouros , junto al Palacio da Pena, un castillo totalmente recuperado y que fue construido por los árabes durante los siglos VIIII y IX.
Playa de Guincho (Cascais). Las playas de arena dorada y aguas cristalinas son otro de los grandes atractivos de esta zona y son perfectas para recorrerlas con amigas. Tienen mucho encanto porque forman pequeñas calas en un paisaje salpicado de villas elegantes y palacetes, como si de una pequeña Costa Azul se tratase. Nos quedamos con las de Guincho , bordeada por el inmenso campo de golf del magnífico hotel The Otaivos, o la de Adraga , en pleno parque natural, ambas convertidas en uno de los destinos soñados por los amantes del surf, por la personalidad y fuerza de sus aguas.
Casino de Estoril. Un pastel con el agente 007 ¿Y si comemos? Esta zona de Portugal es única para degustar platos elaborados a base de pescado y marisco, y a buen precio . Para cambiar de ambiente y antes de que se nos agote el tiempo de que disponemos, nos podemos ir a almorzar a Estoril , frente a su mítico Casino donde los pescadores siguen echando el anzuelo al agua para preparar con su “cosecha” parrilladas en la arena.
Hay que probar la cataplana , uno de los platos más sorprendentes de Portugal, hecha a base de pescado, marisco y verduras, bien acompañada con un vino de Colares o de Carcavelos. Y, de postre, el típico pastel de nata (o de Belem) o las queijadas de la antigua Pastelería Garret de Estoril , tan querida por los espías y los devotos de las novelas de Ian Fleming. No nos despistemos, porque en la cola nos podemos encontrar, ya lo hemos advertido, al agente 007. Para endulzar la aventura.
Cataplana de pescado. Guía práctica Cascais, Sintra y Estoril Cómo llegar Para llegar a Cascais la mejor opción es el coche para poder moverte después por la zona. Otra opción si no puedes conducir es ir a Lisboa en tren con Renfe o en avión (hay muchas opciones) y luego a Cascais en Cercanías .
Cómo moverte Si puedes, escápate a Lisboa . Si no dispones de un coche a mano para recorrer por la Estrada Marginal (EN6) los 34 kilómetros que separan Cascais de la capital portuguesa, puedes tomar un tren de Cercanías. Salen cada media hora y llegan en poco más de treinta minutos por una ruta que sigue la línea de la costa. Siempre es una delicia pasear un rato por plaza del Rocío o por las callejuelas de Alfama, Castelo o Mouraria. O simplemente acercarse hasta la plaza del Comercio. El trayecto cuesta 2,25 euros.
Dónde alojarte Si no has elegido aún alojamiento, te recomendamos el hotel The Oitavos (theoitavos.com). Gracias a sus propietarios, los biznietos de Carlos Champalimaud, la zona no se ha convertido en un “Benidorm” portugués. El bisabuelo ya intuyó el peligro al que se enfrentaba la zona y, poseedor de una de las grandes fortunas del país, adquirió 168 hectáreas de terreno que hoy integran el Parque Natural de Sintra-Cascais . El hotel se inauguró en el año 2010 y es un oasis de paz. Además, sus tarifas guardan una excelente relación calidad-precio.
Fotos: Turismo de Portugal y copyrights especificados.
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