¿Está entre tus placer hacer un viaje a Brasil con amigas? Una excelente propuesta es combinar Salvador de Bahía, una de las ciudades más vibrantes del país, con la tranquila zona playera de Praia do Forte. El éxito está asegurado.
Piscina del Iberostar Praia do Forte. Actualizado en abril de 2024.
Salvador de Bahía puede ser tu primera parada en este viaje a Brasil con amigas. El centro histórico de esta ciudad lo puedes recorrer con un plano en la mano o dejándote guiar por la intuición. Tú eliges. Y si eres de las que se documenta antes de viajar, no está de más que leas el libro ‘Bahía de todos los santos. Guía de calles y misterios ’, en el que Jorge Amado describe el lugar a través de sus personajes. Una vez en Salvador, no dejes de visitar su Casa Museo, está en pleno centro histórico y pasarás sí o sí por la puerta.
Pelourinho de Salvador de Bahía. ©PG El Pelourinho El Pelo, como lo llaman los soteropolitanos, es el casco antiguo de Salvador de Bahía. Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco , está formado por un entramado callejero anárquico y repleto de desniveles. Entre sus calles y callejones se abren plazas tan coloristas como la de José de Alencar , donde se sitúa la fundación de Jorge Amado y se hallaba la picota donde se ajusticiaba a los esclavos (ese es el significado real de ‘pelo’), o da Sé .
En el Museo Afro-Brasileiro (MAFRO) se exhibe, entre otras obras, una interesante colección de tablas que representan a los orixas, los dioses africanos. A la bahía de Salvador llegaban los esclavos traídos del golfo de Guinea y de las costas angoleñas para trabajar en los campos de caña de azúcar. Su presencia se percibe en la cultura, la gastronomía y en la fusión religiosa.
Plaza da Sé, con la iglesia de San Francisco al fondo. ©PG Iglesia y convento de San Francisco Dicen que antaño podías ir a misa a diario durante un año sin repetir templo. Actualmente, es cierto que existen muchas iglesias pero no llegan a 365. Una de las más espectaculares es la iglesia y convento de San Francisco , clasificada como una de las siete maravillas de origen portugués en el mundo. La sobriedad de su fachada no refleja la riqueza ornamental de su interior: más de una tonelada de oro repartida por altares, arcos, techos y otros revestimientos, y más de 55.000 azulejos pintados a mano por el célebre maestro Bartolomeu Antunes de Jesús.
Si te llama la atención la arquitectura religiosa, también puedes visitar la iglesia da Ordem Terceira del Carmo , la catedral basílica de Salvador y Nossa Senhora do Rosàrio dos Pretos (cada miércoles realizan una misa al ritmo de los instrumentos de candomblé).
Si queréis pedir tres deseos debéis llevar una pulsera con tres nudos en la muñeca y esperar a que se caiga sola. Os las ofrecerán en muchos sitios, pero donde alcanzan su máxima expresión es en el templo do Senhor do Bonfim (a pesar de estar un poco alejado del centro es uno de los más visitados).
Baiana en la puerta de un restaurante de Salvador de Bahía. P.G. Baianas y acarajés En el barrio colonial del Pelourinho, encontrarás pequeños puestos de bahianas (o baianas) que venden acarajés (una especie de buñuelo de origen africano relleno de vatapá –crema de camarones–, caruru, ensalada, pimienta y pequeños camarones). Una auténtica delicia para el paladar. Hay quien asocia la llamativa indumentaria de las bahianas con Angola y otros, más suspicaces, encuentran una burla hacia las clases pudientes a través de sus ostentosos tocados.
Si tienes interés en la gastronomía, puedes pasarte por el Museo de la Gastronomía Baiana (www.ba.senac.br/museu).
Elevador Lacerda, un ascensor histórico de Salvador de Bahía. ©PG Elevador Lacerda Este ascensor de estilo Art Decó , el primero de carácter público del mundo, lleva funcionando desde 1873 (aunque fue remodelado en 1930). Desde la parte superior se obtiene una bella panorámica que permite observar la Bahía de todos los Santos , bautizada así por Américo Vespucio, su descubridor, según dicen porque al ser tan grande no se podía dedicar a un solo santo. Un buen lugar para un primer selfie .
Mercado Modelo (edificio amarillo). ©PG Mercado Modelo Con el elevador Lacerda se salva el gran desnivel que lleva hasta este histórico mercado. En sus 263 tiendas se ofertan productos locales como la jalea de cacao, el dulce de coco, el ají o el camarón ahumado, y con artesanías como la muñeca baianinha de Salvador, instrumentos musicales o abalorios. Se cuenta que en el sótano del edificio se encerraba a los esclavos al llegar a puerto.
Faro de Barra, en Salvador de Bahía. ©PG Faro de Barra Este faro que forma parte del Fuerte de San Antonio fue construido tras el naufragio del galeón portugués Sacramento en la desembocadura del río Vermelho. Según cuentan es el más antiguo de América (fue inaugurado en 1698). Junto al mismo se halla el Museo Náutico , donde se conservan objetos personales de los más de 400 náufragos del galeón, y una concurrida playa de arena donde se despide el día con buen ritmo musical .
Playa de Praia do Forte. ©PG La Polinesia brasileña A unos 70 kilómetros de Salvador de Bahía se encuentran los arenales de Praia do Forte, jalonados por palmeras y resorts. Entre los hoteles se encuentra el Iberostar Praia do Forte, un cinco estrellas en primera línea de playa y con un increíble spa.
Es, en resumidas cuentas, un lugar idílico para desconectar durante los últimos días de vacaciones. En la costa, además, se puede practicar submarinismo , navegar para ver cetáceos o esnórquel en las pequeñas piscinas que se crean junto al arrecife.
Playa de la villa de Praia do Forte. ©PG Villa de Praia do Forte Esta población, antaño un pequeño pueblo de pescadores, trata de mantener su autenticidad pero se ha convertido en el lugar de encuentro de los viajeros alojados en los alrededores. Una plaza, una iglesia, muchas terrazas, restaurantes, heladerías y tiendas de artesanía conforman el ecosistema por el que turista se mueve, a veces, hasta el amanecer.
Instalaciones de Tamar. ©PG Protección tortugas marinas. Proyecto Tamar Un proyecto que merece la pena conocer en Praia do Forte es Tamar (www.tamar.org.br). El objetivo de esta fundación es proteger a los siete tipos de tortugas marinas que llegan a Brasil. Investigan, muestran al viajero su centro de interpretación e integran a la población local en su estructura ofreciéndoles actividades alternativas a la captura de estos animales. Algunos de los guías del centro son ya la tercera generación de aquellos pescadores que inicialmente consumían los huevos de estos animales. En las playas se suelen señalizar los nidos (con huevos de tortuga) para que no se pisen.
En la Reserva Sapiranga se pueden hacer caminatas, kayaking , tirolinas, etc. © PG Reserva Ecológica de Sapiranga De espaldas al mar, en Mata de Sâo Joâo, se encuentra la Reserva Ecológica de Sapiranga, que tiene unas 600 hectáreas protegidas. Un lugar perfecto para conocer la vegetación característica del bosque atlántico y descubrir flores y plantas autóctonas como las orquídeas y las bromelias. Una vez en el interior existen instalaciones donde se pueden alquilar kayaks, lanzarse en tirolina … o tomar un agua de coco en algún improvisado bar.
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