Te presentamos un recorrido por algunas de las zonas más bellas de Brasil. En ellas, varias mujeres que nos desmitifican los prejuicios que existen sobre su libertad sexual y algunos hombres nos relatan cómo ven sus relaciones con sus compatriotas y con las turistas. Te contamos cómo disfrutar de Brasil sin mitos, siempre con el fondo de los maravillosos paisajes brasileños.
Teleférico de Pan de Azúcar (Río de Janeiro). En este artículo la escritora y periodista Elisabeth G. Iborra nos cuenta de primera mano cómo las cosas no son siempre lo que parecen. Un ejemplo es Brasil (un país que siempre merece un viaje) que proyecta una imagen en torno a la sexualidad muy diferente a la realidad.
Río Janeiro, ‘Cidade Maravilhosa’ Por supuesto, empezamos por Río de Janeiro, no en vano denominada la Cidade Maravilhosa . No es un mito, busca un alojamiento en lo más alto de Santa Teresa y levántate al amanecer para llorar con esa foto que se te va a grabar en la retina de las casas del barrio cayendo por la ladera hasta extenderse por los frondosos montes y por todo el valle hasta la Bahía de Guanabara. Una bahía a cuyo lado derecho se observa el impresionante Pan de Azúcar y, enfrente, Nitéroi, con otros montes y playas que conforman un paisaje espectacular. No verás otra ciudad tan integrada en la naturaleza y que absorba tanto su belleza como Río.
Cristo Redentor, en Río de Janeiro. Ipanema y Copacabana Aparte del Cristo Redentor , que no decepciona con su majestuosidad, una cita mitológica es Ipanema , que se extiende ante tu mirada con su arena blanca de postal, entre dos montículos, uno a cada vera. Pero no mires atrás, porque sólo verás edificios feos y, como te pille el viento, te va a desmontar la idealización. Casi que te va a parecer más virgen la playa de Copacabana , que además está más animada que Ipanema con sus chiringuitos en el paseo marítimo.
Playa de Copacabana. Barrio de Santa Teresa La noche, te recomiendo que la vivas en Santa Teresa , el barrio bohemio, donde todavía quedan lugares auténticos como el Botiquim do Gomes, que es de una estirpe de origen gallego que sobrevivió a crisis varias y donde se come de maravilla. Es allí donde Marina, diseñadora audiovisual , me revela que la liberación sexual de la mujer en Brasil es un mito y que eso sólo ocurre en Río, pues en el resto del país, especialmente en el interior, son incluso puritanas.
La consecuencia de esa imagen es que los turistas vienen a buscar su liberalidad. La imagen que se tiene en el extranjero de Brasil es sólo la del Carnaval, una época en la que todos andan bastante más ‘alegres’.
Niterói Pero si seguimos por Niterói , la ciudad dormitorio de Río, con muchos bares interesantes para comer, te vas a topar con mujeres que para nada cumplen con esa estética exuberante que vemos en los reportajes de camisetas cortas fosforescentes y pantalones ajustados. Érica, profesora universitaria de Historia , nos confirma que no sólo es que las mujeres no estén tan liberadas como pensamos, sino que además la mayor parte de la sociedad es bastante puritana y puede ver mal hasta que sus hijas tengan relaciones sexuales antes de casarse o vivan con alguien cuyos padres se han separado.
Lo más sorprendente es que ¡las brasileñas no usan tanga!, utilizan las bragas brasileiras que quedan a mitad del pompis. Otro mito caído.
Niterói, ciudad dormitorio cerca de Río de Janeiro. Salvador de Bahía Excepto en Salvador de Bahía, donde cada noche parece ser carnaval. Vas a alucinar con la pulsión sexual que exuda la ciudad, especialmente por parte de los profesores de capoeira, que empiezan por contarte la convulsa historia de Salvador y sus proyectos para sacar a niños de la calle y de la delincuencia. Pero enseguida te empiezas a temer que su verborrea sea el viejo truco para conquistar a las turistas. No son pocas las mujeres europeas y americanas que van a Brasil en busca de bellezones negros y mulatos, y ellos se dejan agasajar para, a cambio, dejarse mantener. Compruebo que muchos hombres sospechan lo mismo de ellas: nunca saben cuándo se les están acercando por interés (económico) o porque les parecen atractivos, así que algunos directamente huyen en cuanto alguna turista se aproxima. No es tan bonito ligar aquí como lo pintan.
Pero, ¿dónde están los brasileiros de anuncio? ¿En Búzios? Espera, que aún hay más: ni todos los brasileños son espectaculares ni todos te entran para ligar como si fueras la última mujer de la Tierra. No, queridas. La mayoría son normalísimos, como en todos lados; escasea la gente guapa y cuidada, bien vestida y siempre intachable. Incluso en la selecta zona de Cabo Frío, muy pocos destacan por un físico envidiable. En Búzios , un pueblo ideal de la costa, quizás la cosa cambia porque abunda la clase alta (Brigitte Bardot solía pasar allá sus vacaciones, de hecho tiene una escultura en el paseo marítimo). Como ella, aún hoy en día mucho famosillo pasa las noches en Pachá preocupándose sólo de cómo habrá quedado la foto en la cámara de los paparazzi , ni pensar en los 1.000 reales que se le puedan escurrir de la visa en una sola madrugada.
La belleza está en sus playas, sin duda alguna, disfrútalas y dale a la yuca con carne, riquísima.
Imagen de Búzios. Ouro Preto, más aprendizaje Dentro de la región de Minas Gerais, que está en el interior y es una maravilla, con toda su historia, sus iglesias y su gastronomía (de lo mejorcito del país) destaca Ouro Preto . Si Tiradentes es imperdible, esta ciudad es preciosa, no hay un edificio o un rincón no fotografiable. Tendrás que hacer un esfuerzo por verlo todo a través de tus propios ojos y no de la pantalla de la cámara. Excepcional. Desde el camino de la rodoviaria a la plaza Tiradentes, las vistas ya son impresionantes pero, además, las callejuelas, con sus edificios ideales para quedarse a vivir, te transportan a otro siglo.
Ouro Preto, una de las ciudades más bonitas de Brasil. Aquí, lo más curioso es que Sydney, un médico de Sao Paulo , nos aporta otro punto de vista sobre sus compatriotas que viene a negar de nuevo el mito: se queja de que las brasileñas se hacen mucho las remolonas o las interesantes y no se dejan seducir fácilmente. Por eso prefieren a las turistas, claro, pensando que con ellas todo es más fácil. Ilusos, como si no viajáramos para disfrutar de la cultura, la gastronomía y los paisajes tan excepcionales que nos brindan países como Brasil.
Honestamente, culmina tu periplo en Jericoacoara , un pueblito inigualable en medio de las dunas, mar y lagos de los Lençóis Maranhenses, repleto de posadas y puestos de cócteles en la mismísima arena, donde la mezcla de oriundos y windsurfistas resulta mucho más libre e igualitaria.
Playa de la zona de Jericoacoara. 📌 También te puede interesar:
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