Periodista y escritora por vocación y por pasión, exprime la vida en cada una de sus facetas y escribe sobre todo lo que experimenta para medios como eldiario.es, El Correo o las revistas del Grupo Zeta, y para grandes grupos editoriales nacionales como Planeta y Penguin Random House. El último de sus libros publicados, y con 41 años ya lleva 18, se titula La vuelta al mundo de Lizzy Fogg, de Ediciones Casiopea, un relato en primera persona sobre los países a los que recomienda viajar sola.

Elisabeth en Guatapé (Colombia).
Elisabeth se declara definitivamente hedonista, viajera, gastrónoma, irreverente, mente independiente, irónica y alma libre. Es una de esas mujeres profesionales y valientes que tanto nos gustan en Etheria Magazine.
1.¿Cuál es el primer viaje que guardas en tus recuerdos?
Pues en mis recuerdos no está registrado exactamente porque tenía 6 meses, pero me marcó porque fue con mis padres a Tánger en ferry y siempre he pensado que, empezando así, era lógico que acabara dando la vuelta al mundo.
2. ¿Cuál es tu principal motivación al viajar?
Saciar mi curiosidad por todo lo que me pueda ofrecer cada país, cada sociedad, cada cultura, cada persona, cada gastronomía, cada paisaje… Me declaré periodista a los 6 años por esa curiosidad y todavía no la he saciado.
3. ¿Qué consideras que te han aportado los viajes? ¿Por qué los aconsejarías?
Madurez, experiencia, conocimientos, humanidad, algo de paciencia (por narices), y, sobre todo, una capacidad resolutiva y una seguridad en mí misma que no tenía antes ni me parece alcanzable de otro modo. Por eso recomiendo viajar, te cambia hasta la estructura mental y la forma de tomarte la vida, dándole importancia sólo a lo fundamental. Mientras esté viva, todo tiene remedio.
4. Si pudieses elegir un compañero de viaje (real o de ficción). ¿Quién sería y por qué?
Sinceramente, prefiero viajar sola porque me gusta hacer lo que me da la gana y abrirme a conocer a los oriundos o a otros viajeros que no conocería si fuera con un acompañante. Pero bueno, a veces también viajo con amigas y me avendría a viajar en pareja si me enamorara locamente, ja ja ja.
5. ¿Sueles planificar con antelación tus viajes o prefieres improvisar?
Planifico lo justo, la verdad. En la primera parte de la vuelta al mundo lo tenía todo muy planificado y me di cuenta de que perdía ese factor de la improvisación y me limitaba para hacer cosas que me iban apeteciendo sobre la marcha.

Elisabeth en una tienda en Colombia.
6. ¿Cómo te entretienes en las esperas de los aeropuertos?
Escribiendo o leyendo, y comunicándome por las redes sociales para tranquilizar a mis seres queridos con que todo marcha sobre ruedas. Como suelo escribir siempre sobre los destinos a los que viajo, mientras voy viviendo voy tomando notas en mis cuadernos o me mando notas de voz a mí misma. Luego, en las horas muertas de salas de espera o durante el trayecto en medios de transporte, aprovecho para redactar artículos o capítulos del libro que tenga entre manos.
7. ¿Cuál ha sido el mejor viaje de tu vida? ¿Por qué?
Pues he estado en total en unos 65 países y me conozco España bastante a fondo, pero el mejor ha sido la vuelta al mundo sin ninguna duda, porque al salir de la rutina durante mucho más tiempo es cuando realmente viajas, desconectas de la cotidianeidad y estás más en contacto contigo misma. Vas sintiendo y reflexionando, vas observando tu evolución, los cambios que va suscitando en ti el viaje y cada experiencia vivida. Es algo excepcional que te transforma emocionalmente para siempre.
8. ¿Y tu último viaje? ¿Qué es lo que más y lo que menos te ha gustado de ese destino?
Mi último viaje ha sido este pasado verano a Marruecos y me encantó todo el país y su gente, la hospitalidad en especial; pero tuve un episodio muy desagradable en Ouazarzate con un agente que me sobornó amenazando con detener a un joven que me había alojado por couchsurfing y se prestó a llevarme a conocer una kasbah preciosa altruistamente. Lamentablemente, para el corrupto, se encontró con una mujer de armas tomar, ja ja ja, pues pedí hablar con el responsable del lugar, le denuncié y no paré hasta que le amonestó y le exigió devolverme el dinero. No os podéis imaginar mi satisfacción cuando me pidió perdón todo humillado y le obligué a pedirle perdón a mi anfitrión. Creo que no lo hará más y que controlarán más ese tipo de comportamientos que causan tan mala reputación al sector turístico de los países.
9. ¿Qué tres viajes que hayas realizado recomendarías a cualquier mujer?
Cualquiera de los 26 destinos que salen en este tomo de La vuelta al mundo de Lizzy Fogg. He quitado los países a los que fui pero desaconsejaría recorrer de la misma manera que lo hice yo y los he reservado para otro libro en el que les recomendaré ir a verlos, porque son preciosos, pero con otro tipo de viaje, quizás organizado. Básicamente para poder viajar en paz sin tener que estar todo el tiempo a la defensiva y reivindicando un trato justo. Sobre todo en Vietnam y Bolivia me pasé el viaje defendiéndome de los abusos de todos los que intentan sacarnos el dinero a los turistas como si fuéramos tarjetas de crédito caminantes.
10. Tres viajes pendientes…
Tengo un recorrido en mente que empieza por Laos, una belleza de país en el que quiero profundizar; sigue por Myanmar, el Borneo Malasio y Papúa Nueva Guinea, donde me desaconsejaron ir sola porque podía acabar asada a la parrilla; y acaba en las islas Fiji, que honestamente me encantaría disfrutar acompañada por una pareja, porque debe de ser supertriste estar allí sola viendo cómo los demás se dedican a darse el lote en plan idílico en aquellas playas maravillosas.

Elisabeth con Luang Prabang (Laos) al fondo.
11. ¿Qué país te ha ganado con su gastronomía? ¿Destacarías algún plato o producto?
Ay, madre, yo cuando viajo me lo como todo, lo pruebo todo, pienso en cuando será la próxima vez que podré gozar de sus especialidades y soy incapaz de dejarme nada por testar. En Perú, en concreto, tuve que reconocer que no tiene la fama de ser la mejor gastronomía de Latinoamérica por casualidad, menudo nivel creativo. En Argentina, sus carnes y sus vinos, con esa uva Malbec que es mi preferida, me entusiasman. Y en Malasia comer es el deporte nacional ¡y yo fui la más deportista de todos!

A Elisabeth le apasiona probar la gastronomía local en sus viajes.
12. ¿En qué medio de transporte prefieres viajar?
Avión, de todas todas, y porque no existe el teletransporte. Detesto los autobuses por todos los motivos imaginables. En tren me haría el Transiberiano a gustísimo tarde lo que tarde, pero prefiero los de alta velocidad por lo general, va con mi carácter.
13. ¿Qué hotel te ha impresionado más y por qué?
El Península de Bangkok, por derecho. Cinco estrellas con todas las de la ley, el trato que recibí, desde la bienvenida al pequeño apartamento en el que me alojaron, con esos petit four deliciosos; pasando por el spa en el que me dieron un masaje durante horas, hasta el desayuno en el bufé y la cena tailandesa de lujo. Era tan magnífico todo, con ese elegante alarde de lujo asiático, que me costaba salir de allí para ver la capital; pero me esforcé y me la pateé como una jabata, por supuesto.

Recepción del spa del hotel Peninsula de Bangkok. ©The Peninsula Hotels.
14. ¿Qué es lo que nunca falta en tu bolsa de mano?
Lo que creo que no puede faltar en el equipaje de cualquier mujer es la copa menstrual, porque en muchos países encontrar tampones es como ir en busca del tesoro, y con esta cosita tan simple que no ocupa nada te ahorras tanto dinero como imprevistos del tipo encontrarte de repente en medio de un país subdesarrollado con una compresa-pañal remando en un kayak.
15. ¿Escribes un listado antes de hacer la maleta? ¿Cuáles son tus cinco imprescindibles?
No suelo hacer listados, los tengo en la cabeza. Ante todo, recomiendo llevar una mochila pero con tirador y rueditas, porque te evita ir cargando con ella a la espalda en terrenos llanos donde puedes ir cómodamente tirando como si fuera una maleta de cabina de avión. Luego hay que meter ropa combinable, enrolladita para que ocupe menos y no se arrugue. Y para mí fue una fórmula muy práctica meter unas botas de trekking y unas sandalias de goma con un poco de tacón, ya que podía usarlas tanto para ir a la playa como para salir de noche toda mona con un vestidito. Un kit de supervivencia y primeros auxilios con suero fisiológico y algo contra la diarrea siempre van bien. No es necesario meter muchas prendas, porque siempre puedes ir sustituyéndolas por otras nuevas cuando se desgastan.

De viaje en Australia.
No suelo comprar nada en los viajes, precisamente por no ir cargando con más peso de lo imprescindible. En todo caso, algún detallito para mis íntimas, motivo por el cual compré una botella de litro de aceite de argán este verano sin acordarme de que no podría colarla sin facturar en el avión. Tuve que tantear a todos los pasajeros de vuelta de Marrakech a Sevilla hasta que un señor tuvo a bien fiarse de que no le iba a meter una bomba en la maleta y me lo devolvió al aterrizar. Existe gente tan buena por el mundo que hay que viajárselo entero para volver a confiar en la humanidad.