Todavía quedan oasis donde no llegan los wasaps en cadena de Nochevieja, los memes tras el discurso del Rey, ni las llamadas de trabajo. Y benditos sean.
Pero, si una vez en ellos la necesidad digital aprieta, quizá tengas que buscarte la vida y subirte a una piedra para poder tener contacto con el resto del mundo. O conquistar un castillo, conocer el Monte Perdido o viajar al Neolítico. Todo tiene su explicación.
Morder el polvo en el desierto En el centro de «la nada» más hollywoodiense se encuentra Fuente Santa , una remota aldea en el Desierto de Tabernas de Almería a la que no ha llegado el asfalto, y mucho menos la cobertura. La estación fantasma de tren recuerda un tiempo en el que los vecinos de otras poblaciones acudían para probar el agua de su fuente, considerada medicinal. El viento de levante arremolina el polvo en las esquinas y se desvanece, como el silbido de un western . La imagen demuestra que todo se hace lentamente en este lugar: contemplar el atardecer, observar las formas de los badlands , escuchar la nada y, por supuesto, olvidarse del teléfono móvil.
El Desierto de Tabernas revive su gloria cinematográfica gracias a los poblados del oeste que recrean filmes como ‘Por un puñado de dólares’ o ‘La muerte tenía un precio’.
Representación de un western en el Oasys MiniHollywood (Almería). © Joaquín Luján Los abrigos rupestres de Tormón En Teruel existe un pueblo que conserva pinturas rupestres del Neolítico, declaradas Bien Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fueron descubiertas y estudiadas por el arqueólogo Henri Breuil y el prehistoriador Hugo Obermaier en 1927, y hoy forman parte del Parque Cultural de Albarracín. El pueblo está rodeado del espectáculo fluvial de los Estrechos del río Ebrón , las Fuentes de la Dehesilla, de la Tejería, del Lavadero, del Pozo… Pero si quieres usar el teléfono móvil, tendrás que dar un paseo a través de sus paisajes hasta que los dioses prehistóricos —y las antenas— te brinden alguna raya de cobertura.
Tormón conserva restos de un castillo del siglo XII. © Lourdes Casas Para hacer llamadas, súbete a una piedra Los montañeros que visitan Soto de Sajambre se pierden entre sus hayedos y robledales, buscando recorrer el interior de los Picos de Europa y observar de cerca Peña Santa, una de las cumbres más emblemáticas del Parque Nacional. Desde hace algunos años, ‘La Piedra’ ha aumentado la gran fama de este pueblo y, aunque no se trate de un dolmen prehistórico, ni tenga una antigüedad valiosa, para muchos vecinos ha sido tomada casi como un objeto de culto. En los últimos tiempos, la única manera de encontrar cobertura telefónica en Soto de Sajambre ha sido subiéndose sobre ella.
Aunque las comunicaciones hayan mejorado, un cartel anuncia: “Sitúese encima de La Piedra, deje pasar unos segundos e inicie la llamada. Es muy importante no moverse”.
La historia de Soto presume de su escuela, hoy convertida en Museo. Es un edificio del año 1907, obra de Félix de Martino, y destaca por su peculiar arquitectura y por su innovador concepto educativo, propio de los cánones de la Institución Libre de Enseñanza. Si viajas en familia, el alojamiento La Casita del Árbol contiene en su interior un gran parque de juegos para los más pequeños.
Un vecino busca cobertura sobre ‘La Piedra’, en Soto de Sajambre (León). © Juan M. Blanco Vega Una remota aldea junto al Monte Perdido A los pies del Valle de Ordesa se encuentra un pueblo de cuento llamado Viu de Linás . Sus callejuelas empedradas invitan a la desconexión rural, pero esto no significa que no podamos realizar allí algún deporte. De hecho, sería una pena desaprovechar la oportunidad, ya que se encuentra a tan solo 10 kilómetros del Monte Perdido y muy cerca de las estaciones de esquí de Formigal y Panticosa . En la comarca de Sobrarbe hay que dejarse sorprender por las elaboraciones típicas aragonesas como el salmorrejo —con dos erres—, las tortetas, o las chiretas, platos basados en los productos derivados de la matanza.
Viu de Linás se encuentra al sur del Valle de Ordesa (Huesca). © Ordesa.net El Castillo de Doiras Quien conozca Doiras sabrá que desde hace siglos ha sido un lugar de paso clave para comerciantes leoneses y gallegos. Pero —contradicciones de la vida— la modernización le ha traído cierta desconexión. Aunque esto haya supuesto un problema para los vecinos en sus cuestiones de vida diaria, si lo que buscamos es relax, Doiras y su castillo cumplen a la perfección con nuestro objetivo. Esta fortaleza medieval, enclavada en plena Sierra de los Ancares, en Lugo, protagoniza leyendas propias de las tierras gallegas, como la tenebrosa historia de Aldara, la Mujer Cierva .
Castillo medieval de Doiras (Lugo). © Fundaciòn Xosé Soto de Fiòn Cada vez escuchamos menos «El usuario al que llama está fuera de cobertura», por eso agradecemos la existencia de estos recónditos lugares. Siempre nos quedarán los pueblos. En ellos, por fin hemos logrado la preciada y bendita desconexión .