El buen tiempo ha venido para quedarse y con él comienzas a recibir invitaciones de barbacoas, ‘copeteos’ y demás eventos estivales en las terrazas y jardines de tus amigos. Aquí te proponemos una lista de vinos para que puedas aportar algo a la fiesta y quedar estupendamente.
En verano siempre apetece una tarde con amigos. © Eric Nopanen
Una tarde al aire libre con amigos es un plan al que no se puede decir que no pero al que, en ocasiones, no sabes qué aportar. Para solucionarlo, te propongo esta selección de vinos escogidos por ser perfectos para tomar fresquitos y armonizar los tentempiés habituales en estas ocasiones y que, además, podrás acompañar, gracias a tu “catadora” personal (que soy yo), con un poco de ‘story telling’ y unas ligeras notas de cata. Y para que sea bien variado, los encontrarás para todos los públicos, colores y gustos. Vas a ser la reina de la fiesta.
Vinos blancos:
1. Para los divertidos.
La Sonrisa de Tares 2019. Dominio de Tares. DO Bierzo. Variedad de uva: Godello.
Al vino Sonrisa del Tares le van bien las brochetas de verdura y pollo.
La godello es una uva súper agradecida, tiene muchísima personalidad y, algo que valoramos mucho mi esofagitis y yo, es menos ácida que otras de sus hermanas atlánticas, conservando, sin embargo, su frescura. Así que si me hablas de un blanco gallego de godello siempre digo sí. Si, además, como este Sonrisa, se le acompaña de un diseño alegre y distendido y de una marca de confianza como Tares, pionera de los grandes vinos del Bierzo, el éxito está asegurado.
Pequeñas notas de cata para fardar: busca en él las características notas de cítricos maduros como el pomelo o de fruta blanca estival como el níspero y descubre esa cremosidad en boca, acompañada de la acidez necesaria para que no te canses, que ayuda a que no te des cuenta y te hayas bebido ya la botella.
Con qué me lo tomo: es, en el mejor sentido de la palabra, facilísimo de beber. Le va muy bien a unas gambas blancas de Huelva, al pulpo, a las brochetas de verduras o pollo, a la sepia y calamares y a los quesos si son cremositos. Pero simplemente es ideal para comenzar la tarde de terraceo y charlar con los amigos viendo cómo se pone el sol.
Precio aproximado en tiendas: unos 9 euros.
2. Para los glamurosos.
Larrosa Garnacha Blanca 2019. Bodegas Izadi. DO Ca. Rioja. Variedad de uva: Garnacha Blanca.
El Larrosa de bodegas Izadi marida perfectamente con un plato de sushi.
La garnacha blanca va a ser la próxima uva de moda, os lo adelanto. Otro “patito feo” que en realidad es un verdadero cisne de cuello largo. Es una variedad que se usa tradicionalmente en los vinos de Ródano franceses y en las mistelas catalanas y aragonesas, y que históricamente no tenía muy buena fama, ya que se decía de ella que se oxidaba pronto y era muy alcohólica. Como se ha demostrado con ésta y otras uvas a las que se les ponía los mismos “motes”, esto era más culpa de la forma de cultivo (buscando cantidad en vez de calidad) que a la propia uva, y ha demostrado que si se trata como se merece ofrece unos monovarietales (es decir, vinos elaborados solo con un tipo de uva) maravillosos. Aunque en Rioja han existido viñedos de garnacha blanca toda la vida, es una uva que apenas tenía presencia, más que para dar “un toque” a los vinos. De un tiempo a esta parte han empezado a surgir interesantes proyectos, como este de Larrosa, con ella como protagonista, un blanco elaborado a partir de tres pequeñas parcelas de viñas viejas que te va a encantar.
Pequeñas notas de cata para fardar: dentro de esta elegante y preciosa botella, encontraremos la esencia de la garnacha blanca. Sutileza, delicadeza, sedosidad y una frescura que no oculta que este vino tiene “chicha”, clase y cierta complejidad.
Con qué me lo tomo: con algún pescado ahumado o con sushi va de maravilla.
Precio aproximado en tiendas: sobre 7 euros.
3. Para los entendidos.
Edetària Selecció Blanco. Bodegas Edetària. DO Terra Alta. Variedad de uva: Garnacha Blanca.
Nada mejor que acompañar unos espetos con el vino Edatària.
Es una de esas bodegas con alma y corazón, un proyecto personal de un enamorado de su tierra, Joan Àngel Lliberia, que ha decidido poner en el mapa los viñedos de su familia. Así, con una apuesta limpia y leal por la ecología (todos sus vinos son ecológicos), crea unos vinos que hablan fuerte y claro de su terruño, que reflejan esos paisajes únicos de La Gandesa y que, doy fe, envejecen majestuosamente. Esto lo consigue a través de una viticultura muy poco intervencionista y de esa mezcla de pasión y paciencia que es una unión perfecta. Su apuesta es por la garnacha blanca, y es una elección nada baladí, ya que 1/3 de todas las viñas de esta variedad estén plantadas en esta zona.
Pequeñas notas de cata para fardar: Puedes comentar, como quien no quiere la cosa, lo especialísimo que es su suelo, conocido como “panal”, una duna fósil de la que las viñas viejas de garnacha blanca sacan toda su identidad. Un vino que gana en complejidad con los años, con esas características notas minerales que nos encantan, pero que en esta añada más joven, seduce con un carácter más inmediato, de fruta cítrica y blanca y notas florales y de hierbas mediterráneas. En boca es potente, estructurado, con una estupenda acidez que te invita a seguir bebiendo, sedoso, largo, persistente y, sobre todo, muy elegante y con mucha vida por delante.
Con qué me lo tomo: Su paso de 8 meses por barricas francesas de 500 litros le hacen ideal tanto para pescaditos grasos, como un espeto de sardinas, como hasta con una buena panceta ibérica. Probad y me decís.
Precio aproximado en tiendas: 23 euros.
Vinos rosados:
4. Para los modernos.
Mencía Abadía da Cova Mencía 2018. Abadía da Cova. DO Ribeira Sacra. Variedad de uva: Mencía.
El Mencía de Abadía da Cova es perfecto para acompañar una refrescante ensalada de pasta.
Además de una etiqueta que no puede gustarme más, me encantan los aires que la nueva generación Moure han traído a esta bodega histórica de la Ribeira Sacra. Con una apuesta clara por las variedades de uva de su tierra, han creado una línea de vinos muy interesantes. Yo me quedo con sus rosados, que les han salido simplemente inmejorables y con los que, valientes donde los haya, abren una nueva puerta en esta denominación. Empezad por el Mencía, el más reconocible, pero luego dadle una oportunidad a la Merenzao, una uva casi desconocida cuando “baila sola” y que es una auténtica maravilla.
Pequeñas notas de cata para fardar: este Mencía procede del viñedo de A Granxa, de 35 años de edad. Me ha encantado el equilibrio que tiene en boca: jugoso, con una acidez presente pero nada molesta, un montón de fruta… uno de esos rosados que enamoran y que demuestran las cosas tan ricas que se pueden hacer en rosa.
Con qué me lo tomo: para mí, los rosados son los grandes olvidados, son súper versátiles y te van de maravilla con casi todo. Desde esa ensaladilla rusa o ensalada de pasta que no puede faltar en un buen picnic, hasta las chuletillas de lechazo de una barbacoa “top”.
Precio aproximado en tiendas: 11 €
5. Para los clásicos.
Vinea 2019. Finca Museum. DO Cigales. Variedad de uva: Tempranillo.
La brochetas de tomates cherry y mozzarella van fenomenal con el rosado Vinea.
Si lo que estás buscando es un buen Cigales con tipicidad, reconocible, armonioso, pero con una imagen modernita, creo que he encontrado tu vino. La botella no puede ser más bonita y tiene su “rollo”. La imagen es la de la cepa de la viña vieja de tempranillo de la que sale este rosado y sus raíces están hechas con mensajes en los que se va contando la historia del vino: los 800 metros de altitud del viñedo de donde proviene, sus suelos pobres, su viticultura sostenible mantenida durante estos años, el clima extremo de la zona y la característica principal del vino,“el equilibrio”.
Pequeñas notas de cata para fardar: un rosado que muestra todo desde el principio. Sencillo, muy bien equilibrado, muy cigaleño, fiel a su uva y a su tierra, encontrarás mucha fresa, algo de caramelo de violeta, pero sobre todo, te gustará esa boca refrescante, con una acidez muy rica y buen peso de fruta.
Con qué me lo tomo: se me antojan unas brochetas de tomate cherry y mozzarella o un variadito de quesos no muy curados.
Precio aproximado en tiendas: 7 €
6. Para los ‘eco’.
Dehesa de Luna Rosé 2019. DO. Finca Reserva Biodiversidad (VT Castilla). Variedades de uva: Cabernet Sauvignon.
Un plato de guacamole marida estupendamente con un Rosé Dehesa de Luna.
Es el primer vino con certificación ecológica, tanto en la viña como en el vino, de esta joven bodega, por lo que resulta perfecto para los amantes de todo lo “eco”. Y es que Dehesa de Luna está situada en un maravilloso enclave: una finca reserva de la biodiversidad, sobre todo para las aves, que mima su entorno natural y continúa su coherencia en sus vinos.
Pequeñas notas de cata para fardar: elaborado con las uvas cabernet Sauvignon de su finca Mata de La Culebra, es un rosado elaborado “a la provenzal”, es decir, sin buscar grandes colores ni mucho cuerpo en boca, sino intentando plasmar el espíritu jovial, fresco, de buena acidez y ligereza de los rosados de La Provenza. Encontrarás notitas de fruta blanca, manzana y algún floral en él. Cuidado, se bebe como el agua… o mejor.
Con qué me lo tomo: ideal para el aperitivo, por ejemplo, conjuga muy bien con el humus, el guacamole o, si no eres “veggie”, unas tostas de salmón.
Precio aproximado en tiendas: 8,5 €
Vinos espumosos:
7. Para los solidarios.
Estel Estima Brut Nature. Terra de Fanalitx. DO Cava. Variedades de uva: Xarel-lo, Parellada, Macabeu.
Los embutidos y el fuet son perfectos para tomar con el Estel Estima Brut Nature.
La relación de esta bodega mallorquina con la asociación pro salud mental Estel de Llevant viene de lejos, ya que éstos colaboraban sobre todo en el trabajo en viñedo. Este cava es el siguiente paso. Con la ayuda del prestigioso pintor mallorquín Rafel Joan, quien ha diseñado sus etiquetas, han creado un cava blanco y otro rosado, los Estel Estima, cuyos beneficios irán a parar a esta asociación íntegramente. Es una producción muy pequeña, de 5.000 botellas cada uno, y las etiquetas están numeradas y vestidas con 6 diseños en lienzo diferentes, etiquetas que por sí solas forman una colección de arte de 6 pinturas en miniatura. Uno de los retos fue el pegar las etiquetas de manera que el consumidor pudiera despegarlas y así poder conservarlas como obras de arte. Para conseguirlo se fabricó una cola de forma natural a partir de almidón de arroz. Aquí es donde han puesto sus esfuerzos los asociados de Estel de Llevant, recortando y pegando una a una las 10.000 botellas de la colección.
Pequeñas notas de cata para fardar: a mis manos ha llegado el cava blanco, elaborado con uvas xarel-lo de viñas viejas del Penedès y Parellada y Macabeu de viñas plantadas en la Conca de Barberà. Es un cava fresco, con abundancia de notas cítricas y un fondo sutil de pastelería (tiene un envejecimiento de 22 meses que le confieren esas notas “panaderas”) muy agradable. Un cava de corte sencillo para alegrarnos con su jovialidad.
Con qué me lo tomo: juega muy bien con los ibéricos, con los quesos ahumados, con el fuet…
Precio aproximado en tiendas: 15 €
Vinos tintos:
8. Para los garnachistas.
La Bruja de Rozas 2018. Comando G. Do Vinos de Madrid. Uva: garnacha.
En una barbacoa aciertas seguro si llevas el tinto La Bruja de Rozas.
Con 93 puntos sobre 100 para Robert Parker, es un tinto que siempre recomiendo cuando quedo con amigos. Procedente de viejos viñedos de las garnachas de la sierra de Gredos (Las Rozas de Puerto Real), es un tinto que, por un lado, se bebe con una facilidad pasmosa gracias a su equilibrio, delicadeza, sutileza y grado alcohólico moderado, pero que por otro lado expresa tan bien el lado floral de la garnacha, esa elegancia única que tiene esta variedad, que gusta tanto a los “freaks” del vino y a los “garnacheros”, como a los que no entienden mucho y buscan un vino para tomarlo fresquito y punto. Su nombre divertido y estilo desinhibido, encierra el “rollito” modernete de la bodega que lo firma, Comando G, un proyecto que enlaza las carreras de dos de los viticultores jóvenes más prestigiosos del momento: Fernando García (Bodegas Marañones) y Daniel Gómez (Jiménez Landi) .
Pequeñas notas de cata para fardar: una neogarnacha de libro, con su abundancia de notas de fresa y de florecillas, con cierto perfil mineral que recuerda a la tiza y el ligero frescor del romero al fondo. En boca es ligero, fresco, muy frutal, se bebe facilísimo y deja el recuerdo de esa fruta casi en caramelo.
Con qué me lo tomo: con cualquiera de los productos “barbacoables” que haya en la fiesta.
Precio aproximado en tiendas: 15 €
9. Para los intrépidos.
GTX. No grape. No origin. No vintage.
Déjate sorprender por el tinto GTX.
Sin pistas. Sin variedad, ni origen, ni añada… Así se presenta este misterioso tinto que juega a que descubras, como en un mapa del tesoro, el vino “bucanero” que encierra en su interior. Nacido de la reunión de varios amigos en torno a una viña vieja, se propusieron conseguir un vino que emocionara más allá de lo políticamente correcto y establecido, sin necesidad de que un nombre y un apellido nos “guiara” en los gustos. Así que te proponemos una aventura: pruébalo y juega con nosotros a ponerle nombre a la variedad de uva, a la zona donde se encuentra la viña y al año de la cosecha. Ponte a prueba a ti y a tus amigos y nos cuentas.
Precio aproximado en tiendas: 21€
Y de postre (o de aperitivo):
10. Para los más dulces.
Semidulce Barón de Ley 2019. Barón de Ley. DO Ca Rioja. Uva: Sauvignon Blanc.
Para el postre, nada mejor que el semidulce Barón de Ley.
Aunque yo no soy mucho de semidulces, cuando lo caté por primera vez me sorprendió gratamente. Con una cuidada estética muy primaveral, detrás de este nuevo camino abierto por la bodega riojana (con una gran enóloga al frente, Mayte Calvo) se encuentra el deseo de “ponérselo fácil” a un público que comienza a interesarse por el vino, pero sin perder la esencia ni el trabajo bien hecho. Y es que, millenials, esto os va a gustar.
Pequeñas notas de cata para fardar: con poco más de 10 grados de alcohol,en él se reconocen todas las características de un sauvignon blanc (herbáceos estilo hierbabuena, florales de rosa blanca), junto con un ligero dulzor no empalagoso que lo hace muy fácil de beber.
Con qué me lo tomo: perfecto como aperitivo veraniego a solas o con unas brochetas de fruta o quesos suaves poco curados.
Precio aproximado en tiendas: 8 €.