La preciosa villa modernista de Comillas, en Cantabria, sirvió de plató cinematográfico a la película ‘Primos’, una de las historias más conocidas del director Daniel Sánchez Arévalo. Y, con la excusa de sus fiestas patronales, viajamos hasta allí para recorrer sus escenarios y vivir nuestra propia aventura.
Texto: Elena Ruiz Fotos: Archivo del Ayuntamiento de Comillas
El Corro, en Comillas. Antes de empezar a leer, asegúrate de que esté sonando “Quiet town” de Josh Rouse. No por capricho propio, sino porque estás a punto de realizar un viaje de película y, como ocurre siempre con el cine, la banda sonora es una parte indivisible de la aventura.
Ahora, imagina un coche blanco atravesando por carretera los verdes prados cántabros en los que, plácidamente, pastan vacas y donde, inesperadamente, brilla el sol en un cielo despejado. Cinco chicas cantan mientras ven el mar acercarse. Imagina también que una de tus amigas de toda la vida se casa y que su película favorita es ‘Primos’, de Daniel Sánchez Arévalo .
Fotograma película ‘Primos’. Lleváis años viéndola juntas, os sabéis los diálogos y hasta habéis fantaseado con ir alguna vez a conocer las fiestas del pueblecito donde se rodó. Entenderás, entonces, que el destino del viaje para esta despedida de soltera estaba decidido incluso antes de que fuéramos conscientes de ello. Y, aunque la premisa del filme de Sánchez Arévalo te pueda hacer creer que no es buena idea llevar a una novia a este periplo, ya que la cinta comienza con Diego –interpretado por Quim Gutiérrez– siendo plantado en el altar, te adelanto que ninguna pareja sufrió daño alguno durante el rodaje de nuestra película.
Para aliviar su sufrimiento, Diego y sus primos Julián y José Miguel –Raúl Arévalo y Adrián Lastra, respectivamente–, deciden viajar al pueblo en el que pasaron las vacaciones de verano durante su infancia. Y ese es el lugar al que nos dirigimos nosotras: a Comillas.
Comillas, plató de cine Comillas es, posiblemente, una de las localidades más bonitas de Cantabria. Su situación no puede ser más envidiable, pues conjuga a la perfección la montaña, el mar, una inesperada arquitectura modernista y, para nuestro gozo, unas fiestas patronales que merece la pena vivir. Precisamente, aprovechando dichas festividades, queremos la experiencia completa. Por eso, nuestra ruta por Comillas pasa por visitar los escenarios en los que se rodaron algunas de las escenas de la película, pero, también, por experimentar, a nuestro modo, ciertas vivencias.
Palacio de Sobrellano. El Corro Campíos es, desde sus inicios, un lugar configurado para el ocio, donde se solía jugar a los bolos y se celebraban los bailes y fiestas. Para nosotras, es, sobre todo, el punto en el que, al principio de la película, Julián y Diego se encuentran con El Bachi –interpretado por Antonio de la Torre– sentado en una terraza. Es él quien les informa de que han llegado justo para las Fiestas del Santo Cristo del Amparo y que todo el mundo se encontraba en ese preciso instante en la romería . Actualmente, sigue manteniendo su carácter lúdico y de reunión. Por eso, nuestros pasos nos llevarán en varias ocasiones por aquí, especialmente al llegar la noche, pues es en la plaza donde tienen lugar las verbenas nocturnas .
© Fotograma de ‘Primos’. La iglesia de San Cristóbal Junto a Corro Campíos se encuentra la iglesia de San Cristóbal , construida entre los siglos XVII y XVIII. En su interior se grabó parte de la película , es la capilla en la que tiene lugar el monólogo inicial de Diego. En la ficción, esto ocurre en Madrid, pero la realidad es que se grabó en este templo religioso de Comillas.
La entrada principal a dicha iglesia está en la plaza de la Constitución, donde se encuentra el ayuntamiento antiguo de Comillas. Es justo ahí donde Sánchez Arévalo sitúa uno de los momentos más memorables de su cinta: la actuación de “Backstreet Primos ” –tal vez sea buen momento para cambiar de canción y darle al play al tema que bailan, “As long as you love me ”, de los Backstreet Boys–.
Monumento al marqués de Comillas. Verbenas de verano Siguiendo por la calle de los Arzobispos se llega rápidamente a otro de los escenarios principales de la película: la plaza de la Fuente de los Tres Caños . En ella, una monumental fuente modernista, construida en 1889 y diseñada por el arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner, da nombre a la plaza. Es el lugar en el que, cuando los tres primos llegan a Comillas , dejan aparcado el coche, rodeados de coloridas y festivas banderolas. También nosotras paseamos bajo esa decoración, porque nunca pueden faltar en un pueblo en fiestas.
En la parte alta del pueblo, rodeado del verdor de la hierba, se encuentra el monumento al Marqués de Comillas , que sirve de homenaje al gran benefactor del pueblo, Antonio López y López, primer marqués de Comillas. La escultura se asemeja a un barco en dique seco y, en lo más alto del mástil, encontramos la figura del marqués. El recinto sirve como mirador desde el que se puede observar todo el pueblo y el mar desde las alturas. Allí, aparecen sentados junto a la escultura de piedra de una cruz, José Miguel y Toña –Alicia Rubio–, mientras charlan.
Cementerio modernista de Comillas. Ruta modernista en Comillas Muy cerca de allí, uno de los lugares más destacados de la ruta modernista de Comillas es, también, escenario de nuestro recorrido. De estilo modernista, el cementerio de Comillas está erigido sobre las ruinas góticas de lo que, antaño, fue la iglesia del pueblo. Fue también Domènech i Montaner quien llevó a cabo la reconstrucción y ampliación del mismo en el año 1893. Posiblemente, no sea la típica parada turística que una haría, pero siendo parte de nuestro peregrinaje peliculero, nos descubrimos entre abrumadoras esculturas, como la del ángel exterminador dominando desde la altura toda la necrópolis y que fue obra de Josep Llimona. El mar está tan cerca que, al mirar al horizonte, parece casi que navegamos sobre él.
En la misma calle, junto a la portalada de la antigua Universidad Pontificia, se encuentra la casona de Martina –Inma Cuesta– donde los tres primos pasaron los veranos de su infancia. Se trata de una propiedad privada, por lo que no está permitido entrar al enorme recinto que se entrevé desde fuera, pero un simple vistazo sirve para poder contextualizar un poco más esa casa en la que tienen lugar algunas de las escenas de la cinta.
Playa de Comillas. La playa y el puerto de Comillas Descendiendo hacia el mar, la playa de Comillas presenta la imagen de una postal, el verde brillante de las montañas que son casi lamidas por el agua, tan mansa que no parece cantábrica, y la arena amarilla, fina, fresca “parece mantequilla”, oigo decir a una de mis viajeras amigas mientras caminamos descalzas y mojadas sobre ella.
Puerto de Comillas. Y, junto a la playa, el puerto de Comillas. Pequeño y recogido, en él vimos al Bachi lanzarse a dormir al mar y a Diego coger la bandera en la famosa y tradicional cucaña que allí tiene lugar durante las fiestas. Siendo sincera, no había nada que nos apeteciera más que participar en dicha actividad. Y, sí, lo hicimos. Pero no, ninguna de nosotras consiguió cazar esa pequeña y verde bandera que esperaba temblorosa al otro lado del palo. Pero el tremendo y refrescante chapuzón tras intentarlo cambió el rumbo de nuestra aventura. Gracias, ‘Primos ‘, por descubrirnos Comillas. Gracias, “primas”, por este viaje. Sin duda, íbamos buscando una película y nos volvimos protagonizando otra.
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