Sentirse observado forma parte del juego en el pueblo salmantino de Mogarraz, donde unos inmensos retratos callejeros despiertan la intriga de todo el mundo. ¿Qué opinas del resultado?, ¿entrañable o inquietante?
Plaza de la Torre del Campanil (s.XVII), una antigua torre vigía de defensa militar. ©KR La instauración del Documento Nacional de Identidad en España —el DNI— provocó situaciones peculiares en aldeas como Mogarraz . Era el año 1967 y los vecinos del pueblo tenían que embarcarse por carreteras comarcales hasta Salamanca capital para sacarse una simple fotografía . Por suerte, un vecino guardaba la solución que les evitaría tanto trastorno. Alejandro Martín , que emigró a Canarias para convertirse en piloto de aviación militar, llevó consigo a Mogarraz una cámara fotográfica que había adquirido en las islas.
Extendiendo una sábana blanca en una calle de la localidad, Alejandro improvisó un estudio fotográfico y comenzó a retratar, uno por uno, a cada uno de sus vecinos.
Sin saberlo, con esta acción cambiaría para siempre el futuro de su pueblo. E incluso el suyo propio. Años más tarde se convirtió en el primer alcalde en democracia de Mogarraz.
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Cada retrato lleva inscrito el nombre del protagonista. ©KR Halladas en una vieja caja de puros , hace diez años reaparecieron en un cajón todas esas fotografías, casi como una revelación —nunca mejor dicho—. Al encontrarlas, se pensó en digitalizar aquel tesoro genealógico, pero al comentar las intenciones con el artista Florencio Maíllo éste añadió una vuelta de tuerca a la idea: ¿por qué no reproducir aquellas 388 imágenes de DNI en grandes cuadros para regalárselos a cada uno de sus vecinos?
«Al encontrarme con ese recuerdo de infancia, me apeteció empezar a pintarlo”, reconoce el artista.
Cada rincón del pueblo contiene una historia familiar. ©KR Florencio se puso manos a la obra con pinceles, óleo y cera caliente —técnica pictórica conocida como encáustica—, y comenzó a dar a luz a Retrata2-388 , la exposición callejera que homenajea a Los Guardianes de Mogarraz , aquellos que permanecieron en el pueblo cuando el éxodo rural era una necesidad. La muestra se instaló en el año 2012 en las fachadas del pueblo con una duración inicial de seis meses pero, tras nueve años, los vecinos se niegan a retirar las obras de sus casas.
Los retratos han pasado a formar parte del ADN de Mogarraz.
Encontrarás 14 fuentes repartidas por toda la villa que datan desde el año 1600. ©KR Te proponemos un juego Agudiza la vista. Es muy probable que te cruces con los protagonistas de su exposición sentados en el poyete de sus casas o asomados a sus balcones. Eso sí, conviene tener en cuenta el paso del tiempo e incluso de la moda en las imágenes. Los cuadros reflejan las fotografías tal y como fueron tomadas en los años sesenta. “No me reconocía, yo era mucho más guapa”, comenta jocosamente una de las vecinas que, descontenta con su cuadro, decidió retirarlo de su fachada. Toda una excepción en un pueblo orgulloso con esta iniciativa.
Santiago Pacho, vecino de Mogarraz, posa junto a su retrato. ©KR La colección se ha ampliado desde los 388 retratos iniciales hasta los más de 800 con los que cuenta en la actualidad. En el Museo Etnográfico de Castilla y León, en Zamora, se exponen otros veinticinco retratos. El pintor Florencio Maíllo ha creado todas las obras de forma altruista y confiesa que “Los vecinos son los protagonistas, ellos son los cicerones, quienes cuentan el proyecto y lo ponen en valor”.
La última iniciativa en el pueblo ha sido crear el álbum ‘Identidades retratadas’, de la editorial Delirio. Se puede adquirir en cualquier local comercial de la zona y contiene cromos con las imágenes de los vecinos.
Todo el pueblo respeta la arquitectura tradicional. ©KR Impasible al tiempo El Parque Natural de Las Batuecas somete a Mogarraz a un aislamiento natural que lo ha convertido en una villa de referencia medieval de la Sierra de Francia. La arquitectura civil de piedra y tramonera , el entramado de vigas de castaño que puede verse en sus fachadas, introduce al visitante en una realidad totalmente alejada de la actualidad. Los galos repoblaron la zona en el siglo XI —de ahí lo de Sierra de Francia — para servirse de su rica naturaleza, tan frondosa y fluvial, repleta de regueros, riachuelos y de neveros que aguantan los embates del calor cada verano.
Una vecina de Candelario asoma por su batipuerta. ©KR No hay frío salmantino que valga gracias a la invención de las batipuertas , uno de los símbolos etnográficos de la zona, así como del pueblo de Candelario , otra parada que debes añadir a esta ruta. El sistema evitaba la entrada de corrientes de aire frío en las viviendas y las protegía de las intensas nevadas.
Otra de las obsesiones de Mogarraz se ha convertido en traspasar, de generación en generación, el conocimiento de la artesanía tradicional de la comarca, por lo que las mogarreñas veteranas muestran la técnica del bordado serrano a las nuevas generaciones. Estas pequeñas piezas textiles se venden en locales del pueblo donde también es posible encontrar orfebrería salmantina como el botón charro , uno de los grandes símbolos de Salamanca.
El Museo Etnográfico —la Casa de las Artesanías— de Mogarraz repasa la historia y los modos de vida de la zona, marcados por el encuentro de arrieros que se dirigían a Andalucía y a tierras portuguesas mientras transportaban cerámica y lino.
Reunión y juegos en la plaza de la Torre del Campanil. ©KR Ya de paso… La asociación de los Pueblos más bonitos de España ha encontrado en esta zona de Salamanca un filón rural. Mogarraz es un gran ejemplo de belleza y tradición —declarado Bien de Interés Cultural en 1998—, pero en este entorno también se encuentran otros pueblos de gran interés histórico y cultural como La Alberca o San Martín del Castañar .
En la cercana Sierra de Béjar , a unos 50 kilómetros de Mogarraz, podremos visitar una de las plazas de toros más antiguas de España.
Apodada La Ancianita, su coso taurino data del siglo XVII y llama la atención por su construcción en grandes sillares de piedra.
El pimentón es un ingrediente crucial en las ‘patatas meneás’. ©KR Una gastronomía ‘meneá’ Todo en esta vida responde a una razón —o casi todo— por lo que, al viajar a la Sierra de Francia, comprobarás en la tez su frío, tan seco; y su viento, tan cortante. Es fácil darse cuenta de que las chacinas son las estrellas de la gastronomía de Salamanca porque precisamente necesitan ese aire frío y seco para curarse, aportando a la carne un punto especial de calidad.
Las contundentes recetas de la cocina tradicional salmantina nos ayudarán a afrontar su ruda meteorología.
Las patatas meneás —también conocidas en otras regiones como patatas revolconas— y el limón serrano , una peculiar ensalada hurdana elaborada con embutidos y cítricos, son opciones clásicas que encontrarás en casi todas las cartas de los restaurantes.
Conviene recordar que estamos en los dominios de Guijuelo , así que este viaje es una excelente ocasión para disfrutar de un buen plato de jamón ibérico de bellota.
Guía Etheria de Mogarraz Cómo llegar a Mogarraz La Sierra de Francia nos parece un destino ideal para un viaje en familia . Conviene disponer de automóvil para recorrer a fondo todos los rincones de la zona.
Aprovecha la oferta de alojamiento rural en este tipo de experiencias.
Dónde comer en Mogarraz Restaurante Mirasierra . Por sus bellas vistas y por las mimadas elaboraciones de su carta. www.restaurantemirasierra.com
Mesón Taurino . Por sus carnes a la brasa. www.mesontaurino.net
La Autóctona Taberna. Por su tapeo con gracia. Además, ha obtenido un Solete Repsol en 2021.
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