Si te gusta comer bien tienes que leer este artículo en el que Elisabeth G. Iborra te guía por San Sebastián y Guipúzcoa a través de sus restaurantes y bares de pintxos. Aprovecha y elige este destino para viajar sola o con amigas y darte un buen homenaje gastronómico.
Vista de la bahía de San Sebatián desde el monte Igueldo. © DSST Cuando entras en Euskadi, el paisaje ya te atrapa por la densidad de árboles por habitante –de las más altas de España– y por el verdor de sus valles. Conforme te vas adentrando en su magia, te aproximas hacia la escarpada costa, donde te esperan sorpresas tan apabullantes que han seducido a los buscadores de localizaciones de Juego de Tronos.
Con esa gama de verdes como fondo del lienzo, entras en Donostia, la señorial, la acaudalada, la favorita; la bañada por esas tres playas urbanas que se atestan aunque el sol caliente lo justito tras las nubes. Antaño era casi una celebración ver asomar al astro; ahora es bastante más habitual recibirlo con alegría y hasta sudar la camiseta.
Isla de Santa Clara en la bahía de la Concha. © Jochem Raat Seguro que lo primero que vas a querer hacer es una foto de la playa de la Concha . Sea pues: vete a caminar por su paseo marítimo o por la orilla si el tiempo acompaña, aprovecha que sus aguas son tranquilas para nadar, súbete a tomar el té a La Perla Talaso Sport y contrata sus clases de yoga en el agua, una modalidad que aúna los beneficios de ambos.
Pintxos por la Parte Vieja Seguro que también te han mencionado la Parte Vieja y te mueres de ganas de probar sus pintxos. No te cortes: por mucho que los donostiarras te adviertan de que ya apenas van por allí porque es una zona turística y cara, hay sitios que todavía merecen mucho la pena. Empezando por La Cuchara de San Telmo –con su foie y su oreja– y siguiendo por el Aste 148 Gastroleku –sorprendente el tartar de cerdo ibérico–, Casa Vergara 1948 –con el erizo y la bomba de morcilla– y el Atari Gastroleku , donde están buenísimos el huevo con picada de chorizo, el arroz con algas y salicornia, la carrillera y los canapés de brandada de bacalao y de cabrales.
Plaza de la Constitución y calle Mayor, en la Parte Vieja de San Sebastián. © DSST ¿Dónde comer por el centro de San Sebastián? Te tomas el café en la terraza del Txurrut contemplando la plaza de la Constitución y ya estás preparada para ir dando una vuelta hacia el Aquarium y subir a contemplar la espectacular panorámica desde ese extremo de la Concha hasta el bar-mirador El Polvorín del monte Urgull, pasando por la escultura ‘Construcción Vacía’ de Jorge Oteiza. A la vuelta, puedes seguir disfrutando las vistas con un cóctel en el bar público del Club Náutico, el GU : de lujo.
Mercado de San Martín con la catedral al fondo. © DSST Cerca de los bares de tapeo Zazpi y Antonio , siempre a tope, nos adentramos hacia la plaza del Buen Pastor , con su catedral y el mercado de San Martín. Aquí se suelen agregar, puntualmente, puestos de productores como los de Granja Goiburu , que está en Urnieta, y puedes cargarte con sus albóndigas de pato con salsa de hongos, su magret salpimentado, su confit, el foie… ¡Sensacional y sin ir a Francia!
Ante todo, no dejes de admirar las fachadas vayas por donde vayas, no hay ni una calle ni una plaza donde no alucines con el exquisito gusto arquitectónico que ha caracterizado a la villa desde su fundación (en torno al siglo XI), cuando comenzó a crecer alrededor del monasterio de San Sebastián.
Tapeo detrás de la Concha No te pierdas el tapeo en la zona de detrás de la Concha, en el Altuna Boutique Bar , con productos delicatessen ; y en el Sebastopol , que está justo al lado del Convent Garden , la terraza a pie de calle del hostel A Room in the City, cuyo restaurante conserva el mobiliario clásico del antiguo convento pero rompe la estética con una carta moderna y económica. Hay que subir al The Live Roof o bajar a la Cripta a ver conciertos en directo: buena programación.
Te alojes allí o no, inspecciona a la hora del aperitivo la calle San Marcial, donde se llenan La Espiga , el Sansse y, sobre todo, el Rojo y Negro , con sensacionales tapas a muy buen precio. Más carito pero ideal para sentarse en una buena mesa es el Bernardo Etxea , donde puedes comerte un rodaballo tú sola sin que se escandalicen puesto que ya te abrí yo el camino.
Playa de Ondarreta y vistas desde los jardines del Palacio de Miramar. © DSST Para quemar tanto aperitivo puedes subir al monte Igueldo haciendo senderismo, donde hay que pagar para poder acceder al mirador y su parque de atracciones, pero la panorámica bien lo vale. A la bajada, un bañito en la playa de Ondarreta , unas tapitas en el Pescaíto de la Bahía de Cádiz y una visita al Palacio de Miramar, donde veraneaba la reina María Cristina.
Ramuntxo Berri, Bergara y otros bares de pintxos en El Gros Por descontado, tienes que ir a la playa de Gros , especialmente si pretendes hacer surf o aprender a hacerlo en sus escuelas. Gros es el punto de partida para subir a hacer senderismo por el monte Ulia , si quieres hasta el albergue Monte Ulia (donde puedes comer bien, a buen precio y disfrutar desde su terraza de las vistas de la ciudad y sus playas).
También puedes dar una vuelta por el barrio residencial y seguir contemplando fachadas entre pintxo y pintxo del Ramuntxo Berri (ese queso al carbón de amapola con mermelada de tomate que se derrite en tu boca), del Bodegón Usarbi , del riquísimo Hidalgo , del Senra , del Matalauva, del Bergara … O, para comer, el restaurante vasco-latinoamericano Topa Sukaldería , de lo más original. Culturalmente, es un must la Tabakalera , antiguo edificio rehabilitado donde se concentra una interesante vida cultural de expos y conciertos.
Pintxo de queso al carbón de Ramontxu Berri y tacos en Topa Sukaldería. © DSST El pintxo-pote Coge la vereda desde el Kursaal para pasear, a lo largo de la desembocadura, hasta llegar frente el Hotel María Cristina, donde se alojan todas las estrellas del Festival de Cine de San Sebastián. Cruza por el histórico puente María Cristina, frente a la Estación de Renfe y de Autobuses, a la otra acera, con unas mansiones que te abocan hasta el barrio de Amara , mucho más popular y, por tanto, económico; más aún si vas en miércoles al pintxo-pote . Mención especial para el Txirrita, calidad desde hace décadas; o la Vermutería la Sebastiana , ambientazo los domingos a la hora del vermú. Por la zona se están poniendo de moda las vinotecas, como Divinum , Syráh , el Lukas de Don Serapio … Y, la mejor, Casa Agustín ¡a ver dónde vas a poder probar tú 150 referencias nacionales e internacionales por copas!
Ambiente en el barrio de Gros. © DSST La costa de Guipúzcoa hacia Francia El puerto de Pasajes pasó de ser el puerto comercial del Reino de Navarra al del Reino de Castilla, hasta que el puerto de Bilbao le quitó el protagonismo. Tienes que acercarte sí o sí, incluso por la bicisenda o atravesando el monte Ulia hasta el faro de la Plata y descendiendo hacia Pasajes de San Pedro. Desde ahí cruzas en barca hasta San Juan y te recomiendo llegar hasta la punta de la bahía a comerte unas sardinas antes de emprender el camino de vuelta o de darte un bañito en la desembocadura del río Oyarzun.
Puerto de Hondarribia. ©PB Rentería y Hondarribia Ya que estás por allí, hay dos poblaciones cercanas que has de visitar: Rentería , que bien merece un cafecito para ver sus callejuelas y algunas fachadas muy especiales como la del Herbolario Akelarre; y, sin duda, Hondarribia o Fuenterrabía , uno de los pueblos más bellos de la provincia, desde su muralla hasta su iglesia, haz un alto en el Parador de Carlos V, que tiene unas vistas fantásticas a Hendaya y de todos los veleros del puerto pintando de azul la foto. No dejes de contemplar sus viviendas tradicionales vascas, tipo caserío, y sus preciosas fachadas. La playa está alejada del centro, pero en verano se llena.
Antes de volver a Donostia, puedes aprovechar para visitar por dentro las minas de Arditurri (entre Oiartzun y Lezo) fundadas por los romanos, que, mientras sus esclavos trabajaban a destajo, se daban unas bacanales como la que tú te puedes meter en el caserío Olaizola . Ese enclave histórico tan interesante tiene como decorado la formación montañosa de las Peñas de Aia , donde la gente cree ver la forma de un enano.
La costa hacia Cantabria En Getaria puedes probar los mejores txakolis, cuyos viñedos tienen la tierra que le da ese sabor salino tan característico de la D.O. Obviamente, lo suyo es visitar el propio pueblo y a comerte el típico rodaballo salvaje en Elkano (con una estrella Michelin), antes de darte un bañito en su playa.
Zumaia y Zarautz Puedes seguir hacia Zumaia , en pleno geoparque. Intenta ir con la marea baja a la playa de Itzurun para poder observar las capas geológicas que dejaron los movimientos de las placas tectónicas para conformar uno de los paisajes más mágicos y misteriosos de la Península. Sin salir del municipio, disfruta de unos pintxos deliciosos en el Txikitxa , la vinoteca Idoia y la Taberna de la Amona . De ahí, a Zarautz , una playa inmensa para hacer surf.
Acantilados de Zumaia con la ermita de San Telmo. © Jordi Vich Navarro Merece la pena acercarse a ver las esculturas de Chillida Leku , el museo del grandioso artista guipuzcoano que muestra su obra y donde se realizan actividades como yoga y brunch en pleno campo rodeada de arboleda en Hernani.
Astigarraga A escasos kilómetros está Astigarraga , la cuna de las sidrerías vascas, destacando entre todas Petritegi , a la cual debes ir y volver en autobús porque es imposible salir sobria después de probar tantas kupelas (barricas enormes) de sidras diferentes, por mucho que lo empapes con la tortilla de bacalao, el bacalao con pimientos, el chuletón y el queso Idiazabal con nueces y membrillo.
Fotografías cedidas por Donostia San Sebastián Turismoa
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