A solo 30 km de Marsella se encuentra Aix-en-Provence, la ciudad que vio nacer y también morir a Paul Cézanne, el genial pintor francés considerado precursor de vanguardias pictóricas. En Etheria Magazine nos adentramos en los principales espacios que formaron parte de la vida del artista. Anímate a realizar esta escapada ‘a la francesa’ con tus mejores amigas. Bastide du Jas de Bouffan. © S. Spiteri Todo parecía indicar que el 19 de enero de 1839 sería un día más en la apacible Aix-en-Provence . Sin embargo, como bien saben, el destino es caprichoso y tenía otros planes. La ciudad tardaría décadas en reparar en su extraordinario regalo, pero ese frío día de invierno no iba a ser uno cualquiera, fue testigo del nacimiento de Paul Cézanne , “el padre de todos nosotros” como decía Picasso . Desde entonces la exquisita villa provenzal está inexorablemente ligada a la figura del pintor. Quizás por ello luce como un enorme lienzo bendecido por la luz, la misma que cautivó e inspiró al maestro a lo largo de toda su vida, como un exquisito paradigma de la casualidad.
Esta hermosa localidad situada en la idílica región de Provenza-Alpes-Costa Azul , al sur de Francia, es un cuadro lleno de vida. Conserva en sus elegantes avenidas, sus plazas y fuentes, en sus mansiones y casas de campo, toda la vitalidad y el encanto herencia de su histórico pasado como capital de la región. Su patrimonio arquitectónico barroco está considerado el tercer conjunto en importancia tras París y Versalles . El arte lo impregna todo creando una atmósfera artística excepcional. Súmenle un privilegiado clima, su renombrada gastronomía, prestigiosos museos, bulliciosos mercados y coquetas tiendas, agítenlo y obtendrán el cóctel perfecto para una inolvidable escapada en cualquier momento del año. ¿Nos acompañan?
Rincón de Aix-en-Provence. © Yolanda Cardo Los “lienzos” más íntimos del artista La Bastide de Jas de Bouffah Cuando el artista tenía apenas 20 años, su padre, Louis Auguste Cézanne, un próspero hombre de negocios, adquirió una casa de campo provenzal a la entrada de la localidad, la Bastide de Jas de Bouffah (1859/1899). Una espléndida mansión rodeada por 15 hectáreas de jardines y naturaleza. En este entorno, y pese a las reservas de su progenitor que nunca vio con buenos ojos su vocación artística, pintó alguno de sus cuadros más importantes como ‘Los jugadores de cartas’, ‘Hombres fumando con pipa’ o su primer ‘Sainte-Victoire’ (1870) , la querida montaña que tantas veces representó. En los jardines improvisó su primer estudio al aire libre y transformó, literalmente, las paredes de la gran sala oval de la residencia en un gran lienzo donde plasmó 12 composiciones de gran formato. Actualmente se encuentra cerrada al público. Tras una profunda rehabilitación reabrirá sus puertas en 2021 como un espacio cultural consagrado a su figura.
Atelier de Cézanne. ©Yolanda Cardo El Atelier Cézanne Si en Jas de Bouffah transcurrieron los primeros años de su genio artístico, el Atelier Cézanne supuso el refugio y la consagración de su última y fértil etapa. Construido sobre unos terrenos que adquirió en 1901 en la suave colina de Les Lauves , el taller es visita obligada. Su interior se conserva intacto, tal y como quedó tras su repentina muerte, ya anciano, por neumonía después de que pasara horas pintando al aire libre bajo la lluvia. Un gran ventanal, orientado al norte, ilumina este evocador espacio, privilegiado testigo de su genialidad. Aquí nacieron muchas de sus obras, como la emblemática “Les Grandes Baigneuses” . Paredes grises de altos techos contienen los muebles, herramientas y objetos originales. Atriles, escaleras, paletas, pinceles, libros, sus batas, sombreros… así como numerosas piezas de atrezzo para sus lienzos: cráneos, botellas, moldes, un frutero blanco, maniquíes articulados de madera, piezas de porcelana, etc.
Existe una ruta que recorre los lugares más significativos en la vida del pintor. La casa natal, las escuelas, los cafés… El itinerario, marcado por unas tachuelas con una C, se puede recorrer con un guía o por libre ya que se puede descargar en la página de la oficina de turismo.
Museos de Aix-en-Provence De origen romano, Aix-en-Provence fue en otra época capital de la histórica región de la Provenza. Ese legado cultural desbordante, convierte un simple paseo por sus calles en una lección de historia, pero para imbuirnos de un arte pleno deberemos atravesar las puertas de sus reputados museos.
Hôtel du Caumont. ©Yolanda Cardo L’Hôtel de Caumont Centre d’Art La primera parada nos lleva hasta el L’Hôtel de Caumont Centre d’Art . A escasos pasos de la avenida Cours Mirabeau, en pleno barrio de Mazarin, se encuentra este precioso palacete del XVIII que, tras una profunda restauración para acoger un centro de arte, abrió sus puertas en 2015. Desde entonces se ha convertido en uno de los referentes culturales de la región y cada año acoge dos exposiciones temporales dedicadas a las grandes figuras de la historia del arte. Precisamente en 2020 este dinámico espacio cobijará, desde el 30 de abril al 11 de octubre , una muestra dedicada al maestro valenciano Joaquín Sorolla . También merece la pena visitar el Hôtel, recorrer sus espléndidos y refinados salones y almorzar en su cafetería mientras disfrutamos de unas impagables vistas a los jardines franceses.
Interior del museo Granet XXe. © J.C. Carbonne Museo Granet XXe No lejos de allí se encuentra el museo Granet XXe , asentado en el antiguo priorato de la Orden de Malta y considerado como uno de los más bellos de toda Francia. Entre 1857 y 1862 el joven Cézanne estudió dibujo entre sus muros cuando el recinto acogía una escuela gratuita. Seguramente nunca imaginó que décadas después una de sus salas llevaría su nombre. Lienzos de Braque, Delaunay, Picasso, Gris, Bonnard, Rembrandt, piezas arqueológicas, esculturas o una sala consagrada a Giacometti convierten este espacio de más de 4.000 m2 en una joya. Desde el 17 de abril al 20 de septiembre se podrá ver la exposición ‘Faraón, Osiris y la momia: el Antiguo Egipto’.
Pabellón Vendôme. © Yolanda Cardo Pabellón Vendôme Otro de los imprescindibles es el pabellón Vendôme , una hermosa mansión, legado del Grand Siècle francés. Fue construido por el duque Louis de Mercoeur para vivir su apasionado romance con Lucrèce de Forbin-Solliès conocida como “La Belle du Canet”. A día de hoy organiza exposiciones temporales y alberga una colección de muebles y objetos de los siglos XVII y XVIII.
Memorial du Camp des Milles y Fundación Vasarely El Memorial du Camp des Milles , un antiguo campo de internamiento y deportación reconvertido en museo de Ciencias e Historia y la Fundación Vasarely , con una arquitectura inspirada en la Bauhaus, dan las últimas pinceladas a este recorrido cultural.
Fundación Vasarely. © G. Cambreleng De las fuentes y los mercados Pero sentir ese ‘Je ne sais quoi’ tan francés pasa por recorrer sus calles, sus plazas y sus fuentes y peregrinar por los coloridos puestos de sus mercados. Comenzaremos en la plaza de la Fuente de la Rotonda y subiremos hacia el Coeurs Mirabeau . Esta ancha avenida es la arteria que conecta el barrio de Mazarin con el norte de la ciudad, flanqueada por plataneros, cafés y elegantes fachadas del XVII Y XVIII, es uno de sus focos más vibrantes. A lo largo de sus 440 metros, diversas fuentes adornan su recorrido: la fuente del Rey Renato y la de aguas termales conocida como “la del Musgo” , entre otras.
Frutas, flores, artesanía y jabones se pueden adquirir en los mercados de la ciudad. ©Yolanda Cardo Los días de mercado , prácticamente todos, Aix-en-Provence se inunda de coloridos puestos colmados de frutas, verduras, quesos y embutidos, vinos y licores, jabones, textiles, libros, artesanía y antigüedades. Es la ocasión perfecta para deambular por el entramado de sus callejuelas. Así, por ejemplo, podemos comprar un bouquet de flores y, a la vez, visitar la simbólica torre del Reloj, junto al Ayuntamiento, un bello edificio de estilo italiano construido en la segunda mitad del XVII. O acercarnos hasta la plaza de Los Mártires de la Resistencia y contemplar la catedral de St-Sauveur y su hermoso claustro o el antiguo palacio del Arzobispado , que acoge el actual museo de Tapices.
La torre del reloj junto al ayuntamiento de Aix-en-Provence. © Yolanda Cardo Hay tanto por ver que agradecerán hacer una pausa para relajarse. Es la ocasión perfecta para conocer las termas romanas de Sextius . Un santuario de bienestar en pleno corazón de la ciudad de las fuentes. El lugar que inspiró y que tanto debe al genial pintor. El exquisito paradigma de la casualidad.
Aix-en-Provence| Etheria Magazine Cómo llegar a Aix-en-Provence En avión hasta el aeropuerto internacional de Marsella-Provenza situado a 32 km de Aix-en-Provence.
En tren con TGV desde Barcelona hasta Aix-en-Provence (4 horas y 35 minutos). La estación de alta velocidad se encuentra lejos del centro, pero hay autobuses que salen cada 30 minutos hacia la ciudad.
Dónde comer en Aix-en-Provence Le Cambarou . Una elegante brasería con lounge-bar. Cours Mirabeau 13.Le Licantro . ¿Hay algo más chic que almorzar en un acogedor bistro? Y con formula midi a muy bien de precio. 18 rue de la Couronne.La Fromagerie du passage . Restaurante y tienda con el queso como protagonista. Passage Agard. 55 Cours Mirabeau.
Dónde dormir en Aix-en-Provence Hotel Le Pigonnet . Un precioso alojamiento en una antigua casa de campo del XVIII. Un edén a escasos minutos del centro de la villa. Obligatorio pasear por sus jardines.Villa Saint Ange . Encantador hotel boutique a escasos 8 minutos a pie del centro de la ciudad.Hôtel de France . Más económico (Desde 99 €) y en pleno centro.
Consejo Etheria Hacer una pausa en algún café de la avenida del Cours Mirabeau . Disfruten del momento charlando en buena compañía. Cèzanne era un habitual y seguramente compartió muchas charlas con su gran amigo Émile Zola.
Más información Oficina de turismo de Aix-en-Provence.
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