Esculpidas en el ‘skyline’ berciano por el Imperio Romano, los impresionantes riscos arcillosos de Las Médulas traducen de forma sublime el significado de la ‘prestosidad’ leonesa, un particular placer que experimentan quienes se asoman por este balcón natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las Médulas aguardan a los pies de la Sierra de la Encina de la Lastra y de la gallega Sierra del Caurel (al fondo). © Kelu Robles Antes de que se echen encima los asturianos a los que también les “presta por la vida” contemplar ciertas maravillas, conviene aclarar algo: ciertamente, este sentimiento de especial gustirrinín, el prestar , es un disfrute compartido por leoneses y asturianos, que también recurren a esta expresión para transmitir el especial gozo que les producen algunos placeres. En Etheria Magazine , como si de la RAE (Real Academia Española) nos tratáramos, queremos definir qué es eso de la ‘prestosidad’ a través de un estimulante viaje a Las Médulas , las minas al aire libre más poderosas del Imperio Romano .
Uno de los tramos en la senda de las Valiñas. © KR Una maravilla impensable hoy Mirando hacia el noroeste de nuestra geografía, en la comarca leonesa de El Bierzo se abre una rojiza y profunda herida en la tierra, prueba de la tenacidad de unos (los astures) y del emprendimiento de otros (los romanos). Tras las batallas entre ambos —ya podemos imaginar quien las ganó—, los astures ofrecieron su mano de obra a los romanos para crear, con Trajano al frente, la mayor explotación de oro al aire libre de todo el Imperio Romano .
¿Se puede mirar con buenos ojos este paisaje natural manipulado por la mano del hombre? ¡Y tanto!
Las Médulas suponen una valiosa prueba del paso de los romanos por la península ibérica . Su existencia demuestra toda una lección de ingeniería de la época —las obras duraron hasta el siglo III d.C.—. Para observar de cerca estos puntiagudos farallones se pueden trazar varias rutas, todas asumibles en una excursión de un día .
Cartografía con los puntos más interesantes de Las Médulas. © Fundación Las Médulas Cómo acceder a Las Médulas desde Carucedo Resulta cuanto menos curioso que la estampa más típica de Las Médulas no se obtenga desde el pueblo que le da nombre, aunque allí nacen interesantes rutas en las que se pueden visitar pequeñas cavernas y contemplar desde sus cimientos estos gigantes de arcilla. De hecho, el principal acceso a Las Médulas es desde la localidad de Carucedo . Allí se encuentra el lago que nació como consecuencia de la explotación romana, que creó un nuevo ecosistema en toda la zona. Dicen que bajo sus aguas yace la antigua ciudad de Lucerna .
La aparición de la ninfa Carissia en el lago de Carucedo durante la noche de San Juan completa la colección de leyendas que tanto gustan a los bercianos.
Panorámica desde el Mirador de Orellán. © KR Mirador de Orellán Trece kilómetros y cuatrocientos metros de altura separan Carucedo del mirador más fotografiado de Las Médulas. La necesidad de dejar el automóvil en el parking que se encuentra a 650 metros añade un extra de satisfacción a la llegada (son 650 metros de considerable subida). De camino, el bosque atlántico de brezo y castaños pinta un nuevo paisaje en las cotas altas, pero las ruinas mineras le arrebatan todo el protagonismo.
El aula arqueológica del mirador de Orellán ofrece la posibilidad de revivir el trabajo de un romano de la época.
La actividad permite atravesar uno de los canales subterráneos que desembocan en un gran ventanal horadado en la pared del monte. La visita transcurre por el mismo camino que recorrieron el agua, la tierra y el oro, y actualmente los murciélagos también se resguardan en la oscuridad de sus grutas. La técnica romana conocida como Ruina Montium aprovechaba la fuerza y la presión del agua para arrastrar los sedimentos que contenían el oro. Una ronda perimetral recorre lo alto de Las Médulas y pasa por los miradores de La Frisga, Reirigo y Las Perdices .
Castaños, alcornoques, encinas, madroños, abedules, robles… la lista se alarga tanto como las raíces de algunos de los árboles centenarios de la zona. Diferentes especies enmarcan de forma dispar las sendas que recorren el Parque Natural de las Médulas .
Iglesia del pueblo de Las Médulas y árboles que podrían inspirar a Tim Burton. © KR ¡Será por rutas! En un viaje con niños, sin duda la Senda de las Valiñas es la opción más accesible. La ruta parte de la localidad de Las Médulas , donde el Centro de Recepción de Visitantes facilita todo tipo de información. Se trata de una apacible ruta circular de tres kilómetros de longitud sin grandes desniveles. En el recorrido se accede hasta La Cuevona y La Encantada , dos enormes e impresionantes cavidades recuerdo de la época romana que persisten a los pies de los cañones. El Centro de Interpretación y el Aula Arqueológica complementan la teoría necesaria para poner en contexto la existencia de este monumento natural.
Las senderistas más experimentadas gozarán recorriendo durante tres horas la Senda de Reirigo . En Carucedo, la Senda del Lago Sumido conlleva un paseo fácil de media hora y desde Orellán, la Ruta de Los Conventos discurre a lo largo de cuatro kilómetros en los que se observan otros ángulos de este paisaje cultural fósil.
Si todas estas rutas te parecen suaves, la ascensión al Catoute, uno de los picos más altos de la comarca (a 2.117 metros) puede que sea lo que necesitas.
Castaños Centenarios y Zufreiros del Frade Mientras los romanos extraían el oro de Las Médulas, también plantaban simultáneamente castaños en sus lindes para alimentar a las tropas con su fruto. Esto explica hoy la envergadura de una tradición como la del magosto , celebración otoñal por la que se recolectan castañas, se consumen asadas y, sobre todo, la tarea se lleva a cabo en compañía de familia y amigos.
Uno de los alcornoques de la senda de los Zufreiros del Frade. © Javier Ortiz En la Hispania Romana no existían patatas ni trigo, por lo que el magosto recuerda la importancia que tuvo un fruto como la castaña.
La majestuosa fisionomía de los Zufreiros del Frade , los alcornoques gigantes del Parque de las Médulas, no escapa a la atención de quien se tope con ellos, prodigios de la naturaleza. Aunque en realidad la cuestión estrella que los visitantes suelen preguntarse es otra…
¿Queda oro en Las Médulas? Un paisanín berciano respondería “Haberlo, haylo” , pero no en una concentración por la que merezca la pena la explotación de estas tierras.
Los templarios dejaron en Ponferrada uno de sus emblemas medievales: el Castillo del Temple. © Miguel E. Gil Y ya que estás… No te pierdas el Castillo de los Templarios de Ponferrada ni el ambiente en el que vive inmersa la ciudad natal del histórico locutor Luis del Olmo . Si eres una ferviente oyente de la radio, disfrutarás visitando el entrañable Museo de la Radio , fundado por el propio periodista.
Recorre el Valle del Silencio. Nunca un nombre le vino tan al pelo a una tierra de anacoretas como esta. El rumor del río Oza pone los acordes a esta escapada en la que la arquitectura pizarrosa de Peñalba de Santiago completa la vertiente más serena y espiritual de El Bierzo.
La vajilla de madera potencia el sabor del pulpo. © Javier Lastras Entre pulpeiras y uva mencía Si existe un mandamiento gastronómico en El Bierzo, es que no puedes irte de allí sin probar su botillo .
La suculenta pieza cárnica con forma de granada explosiva no contiene pólvora, aunque el pimentón que lo adereza —picante, picantón— pueda parecerlo.
Sorprende la calidad del pulpo y la maestría con la que se elabora en las tabernas de El Bierzo , así como en las ferias tradicionales donde no faltan pulpeiras que lo preparan a la gallega —a feria , en gallego— y con cachelos. La localidad de Cacabelos celebra mercados de este tipo el primer y tercer lunes de cada mes y los días 9 y 26.
La uva mencía —sin ignorar la garnacha y la godello— supone un 75% de la producción vinícola de la D.O. Bierzo , especialmente valorada por el toque afrutado de sus vinos color cereza. Los paladares poco entrenados también notarán la singularidad de los caldos de esta comarca.
Las viñas rodean al Palacio de Canedo. © Prada a Tope Entender el mundo culinario berciano pasa por visitar el Palacio de Canedo de Prada a Tope , empresa hostelera de envergadura nacional con epicentro en esta coqueta bodega que recuerda a los viñedos de Falcon Crest , pero con carácter autóctono. Entre la bodega, el hotel, el restaurante y sus conservas de productos típicos, destaca especialmente la excelente elaboración de sus pimientos asados .
Moraleja prestosa Confesados los encantos de este espectáculo visual, ahora entendemos un poco más esa prestosidad a la que los leoneses y asturianos hacen referencia. Y como defendemos que en las cuestiones del disfrute no debe haber fronteras, invitamos a descubrir qué es ese sentimiento más allá de sus confines. Que la única pandemia que vivamos sea la de la prestosidad. Visitar la ciudad de León escribirá el mejor epílogo a esta escapada.
Cómo llegar a Las Médulas de León La autovía A-6 conduce directamente desde Madrid hasta Ponferrada en un trayecto de cuatro horas en coche. Desde allí, se puede acceder por dos vías a la localidad de Carucedo : por la N-536 o por la N-120. El trayecto en tren desde Madrid hasta Ponferrada también dura cuatro horas.
Viajar sola a Las Médulas Un coche, tu cámara de fotos y tú. ¿Necesitas algo más? Seguramente, no, pero puede que esta fórmula no sea la más sostenible para recorrer Las Médulas, así que, ¿por qué no planteas esta escapada a tus amigas para cuando termine el confinamiento y así compartís automóvil?
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