En pleno corazón de Portugal se puede descubrir una de las fronteras más antiguas del mundo, la que marca el río Côa, y un puñado de aldeas históricas cargadas de encanto. Además, habrá momentos en los que te sientas en un safari africano. ¿Nos acompañas a recorrer esta línea fronteriza olvidada?
Mafalda Nicolau de Almeida y Joao, propietarios de Fly Camp. En un momento en el que los límites entre países se perciben un poco más, partimos a explorar una de las más misteriosas y desdibujadas líneas fronterizas europeas: el valle del Côa. Fue el límite de Portugal a lo largo de 1.200 kilómetros y, también, una disputada línea fronteriza en la lucha contra los musulmanes y, posteriormente, frente a la corona castellana y el reino leonés. Hasta que en tiempos de Fernando IV se definió la frontera mediante el Tratado de Alcañices (1297).
En este artículo seguimos esa línea desde la Sierra de Malcata , donde se inicia el curso del río Côa, y seguimos rumbo norte, hasta que entrega sus aguas al Duero. Ese camino define un mapa punteado de fortalezas, un mundo rural cuyas gentes no desean olvidar aquella antigua y olvidada frontera.
Puente de Sequeiros, en Sabugal. Tierra prometida del lince ibérico Si hubieses llegado a Sabugal hace 800 años ahora pisarías tierras leonesas. Estamos en el centro, en las proximidades de Guarda , y del concejo situado al pie de un joven río Côa. Este concejo fue fundado en el Medievo con fines repobladores del reino leonés en una elevación natural donde se divisa el castillo como principal baluarte. Los imponentes meandros del río y el verde homogéneo de los extensos pinares, frente a los bosques de roble, son el refugio prometido del lince ibérico, una vez que vuelvan los conejos, de los que se alimenta esta especie tan emblemática del paisaje mediterráneo. Las huellas de la vieja frontera surgen en el puente de Sequeiros . Su fortificación medieval vigilaba el tránsito por la calzada que conectaba Pinhel y Castelo Rodrigo mientras que en su torre se cobraba el peaje de paso.
Indicaciones de rutas en El Valle del Coa. Pueblos de frontera La tranquilidad se mide en los núcleos rurales con el paso de las estaciones y las labores agrícolas; un ritmo pausado que contrasta en el paisaje con la imponencia de sus pueblos. La mayoría, aunque pequeños y sosegados, conservan un formidable urbanismo fortificado. Como Vilar Maior que, sobre el valle del río Cesarão en su confluencia con el Côa, posee una ubicación panorámica sobre la que se eleva el castillo. Esta fortaleza ovalada, entre las más imponentes del Côa, conserva extramuros de la Ciudadela la torre del Homenaje, así como las ruinas de la iglesia románica de Santa María do Castelo .
Reserva de Faia Brava. Faia Brava, territorio de antaño A medida que el río Côa avanza hacia el norte, sus aguas se van encajando entre el granito creando un impresionante desfiladero de roca que muestra su mayor profundidad en Faia Brava . Este quebrado paisaje se ha convertido en una reserva privada de vida salvaje debido a la gran diversidad natural que acoge. Pretende recuperar el paisaje tal y como era hace 5.000 años, gracias a la nula intervención humana, y a la presencia de caballos salvajes de las razas garrano y sorraia. Estas razas, que se encuentran entre las más antiguas de nuestro continente, vuelven a campear en libertad por sus soledades. En estado silvestre también pastan las vacas maronesas, descendientes directas de esos grandes bóvidos que habrás visto en pinturas prehistóricas del viejo continente. Estas serían descendientes de los uros o ancestrales bóvidos que camparon en Europa.
Caballos de la raza sorraia, en libertad. Un safari con final feliz Deambular al pie del cañón entre viejos alcornoques y encinas por un paisaje de sabana te harán sentir en pleno safari, disfrutando frente a manadas de caballos, y águilas reales y perdiceras , mientras los buitres leonados destacan entre un centenar de especies de aves. Estarás viviendo los placeres de un safari al más puro estilo africano que culmina con una noche bajo las estrellas gracias al Star Camp (www.starcamp-portugal.com).
Descubrirás este placer exclusivo cuando Sara Novo, la impulsora de esta pionera experiencia ecoturística en Europa, te muestre la plataforma de madera sobre las que una espaciosa y cómoda tienda de lona se convertirá en tu estancia. Nada de antenas a la vista, solo naturaleza y la acogedora decoración moderna de tu tienda que, a la vez, es mirador privilegiado sobre la reserva natural. Cena al aire libre al caer la tarde y prepárate porque tu jornada de safari no ha terminado. Desde tu veranda sus noches estrelladas te pertenecen, incluso desde la cama si decides dejar abierta la lona frontal.
Star Camp, en Faia Brava. Aldeas históricas de cuento Cuando atravieses la puerta de la villa de Castelo Mendo , vigilada por dos contundentes torreones y dos magníficos verracos de piedra, vas a viajar al pasado. Deambulando por las estrechas calles que favorecían la defensa de la ciudadela hasta llegar al castillo, asentado sobre un morro granítico con vistas impresionantes del cortado al fondo del que discurre el Côa. Asómate a la vistosa iglesia de Santa María que incluso en ruinas resulta cautivadora.
Estás en el primer pueblo de Portugal que celebró un mercado por designación real. Hasta tres al año se podían realizar en este burgo tan bonito en el que te vas a quedar prendada de los detalles que adornan su arquitectura popular en piedra. Con elementos como las ventas manuelinas, los balcones que sobresalen, acogedores portales y hasta los tiradores de las puertas llamarán tu atención. Umbral adentro quedan incluso los pequeños espacios de culto que los judíos de Sefarad, huidos de las persecuciones religiosas, crearon en lo más secreto de sus viviendas.
Villa de Castelo Mendo. Gran Ruta del Côa, sendas para no perderse En cualquier momento del año que recorras el valle del Côa no dejes de echar pie a las sendas que se aproximan al río. A través de la Gran ruta del Côa dispones de 222 kilómetros para caminar o recorrer en bici a tu ritmo. En entretenidas etapas conectan los cinco municipios que recorre el río desde Sabugal hasta Vila Nova de Foz de Côa donde el río entrega sus aguas al Duero. Embalses que parecen lagos por lo naturalizado de su orilla como en Porto de Sao Miguel . Y entre bosques tan refrescantes como el de Ribeira do Piscos, con la humildad de los paisajes agrícolas con sus almendros y olivos, viejas casonas abandonadas, palomares y los corros circulares que abrigan los árboles de la dureza climatológica.
Gran ruta del Côa, 222 km para recorrer en bici o a pie. Un panorama ancestral Será plena noche cuando el todoterreno descienda vertiginoso hacia el fondo del valle desde Vila Nova de Foz Côa. Nos espera una de las paradas más sorprendentes del Côa: el conjunto prehistórico de arte rupestre del Côa . Grabado en la roca de esquisto, la mejor manera de apreciar uno de los más espectaculares conjuntos de arte Paleolítico es durante la noche y ayudados de focos. Miles de grabados de caballos, bóvidos, cabras, figuras humanas y símbolos misteriosos esperan en las rocas, sobre todo verticales, del complejo paleolítico. Se extiende 17 kilómetros y se complementa con los grabados de Siega Verde en la provincia salmantina. Lo que no verás son sus colores ocre y rojo que, afirman los arqueólogos, los decoraron originariamente.
Un lugar con tal concentración de arte rupestre al aire libre resulta excepcional, ya que la zona estuvo habitada durante 25.000 años, en continuidad, por neardentales y sapiens. Fueron nuestros ancestros quienes crearon estas formidables manifestaciones artísticas que hoy atestiguan su forma de vida.
Arte rupestre en el Valle del Côa. Wellington sí estuvo aquí Los primeros viñedos en las laderas ya nos indican que entramos en territorio Duero, una de las más antiguas demarcaciones vitivinícolas del mundo. Un paisaje cultural del que te enamorarás a primera vista, tanto más cuando te asomes al vertiginoso encuentro, entre roquedos del río Côa con el Duero. Estos paisajes vieron la presencia del duque de Wellington que utilizó el obstáculo fluvial como barrera defensiva ante el avance del ejército francés en la Guerra de la Independencia española.
Glamping junto al río Côa. Hoy nos detenemos entre sus ordenados viñedos para practicar glamping con vistas a los cultivos y el río . Porque el camping con glamour resulta prometedor ante la delicadeza en los detalles y el entusiasmo que Mafalda Nicolau, socia de Miles Away . Esta empresa ecoturística posibilita dormir en plena naturaleza con todo el confort y el lujo cargado de estrellas, las que iluminan la noche y ponen un techo exquisito a nuestro descanso.
Más información en Turismo de Portugal.
También te puede interesar: 9 planes en familia en el Centro de Portugal
8 visitas originales en Lisboa que (quizá) te quedan por hacer
Algarve con amigas: 6 experiencias que no puedes perderte