Detalles que pueden pasar desapercibidos, rincones conocidos solo por los lisboetas o curiosidades de la historia portuguesa te esperan en estas direcciones que marcaremos en nuestro particular mapa de la capital portuguesa. Prepárate porque te invitamos a realizar 8 visitas originales en Lisboa que no están en las guías. Detalle de una farola en el barrio de Chiado. © Turismo de Lisboa No hay visita a Lisboa sin paseo por la Plaza del Comercio o sin atardecer junto a la Torre de Belem, eso está claro. Y no importa las veces que una recorra las calles de la capital portuguesa que habrá paradas que nunca faltan. Ahora, si se está buscando algún aliciente para repetir escapada a Lisboa, ¿qué tal buscar en las entrelíneas de su historia y de sus edificios un puñado de visitas originales en Lisboa? Llena de historia, esta ciudad es una joya donde cada rincón habla, cambia y evoluciona. Entre estas 10 ideas para redescubrirla encontrarás desde un ascensor de época escondido en una moderna tienda a la historia del primer helado que disfrutaron los lisboetas.
Cementerio escondido en Lisboa. © Cynthia Martín 1. El cementerio escondido de Lisboa “Ser un puerto natural hizo que Lisboa siempre haya sido lugar de mezcla de culturas”, explican desde Cosmopolitan Tours, un servicio de guías especializado en la historia de la ciudad de Lisboa y conocedores de sus secretos, mientras caminamos hasta una fachada ubicada en pleno corazón del barrio de la Catedral. Pero no es en el edificio religioso donde espera el primer secreto de Lisboa, sino en el edificio vecino ubicado en Travessa do Almad con o Largo da Madalenaa. “Aquí podemos leer el primer nombre que recibió la ciudad: Olissipo ”.
“Puerto seguro” significaba aquel nombre que los fenicios dieron a la hoy Lisboa y que los romanos mantuvieron y tallaron en una lápida de piedra que todavía puede leerse en la fachada de un edificio del siglo XVIII. Sin señalizar pero clasificadas como Monumento Nacional desde 1910, las cuatro lápidas conocidas como das Pedras Negras hacen referencia al dios Mercurio y la Diosa Cibeles y certifican que “esto fue una vez un cementerio romano”, cuentan los guías. Acérquese y busque la inscripción mantenida en el tiempo, “es el único escrito donde se ve de forma clara el primer nombre que recibió la ciudad de Lisboa”.
Iglesia de Antonio. 2. Iglesia de San Antonio La iglesia de San Antonio es, seguramente, el edificio religioso más querido por los lisboetas –más incluso que su Catedral–. Patrón de la ciudad, se dice que San Antonio nació el 15 de agosto de 1195 en Lisboa y después ingresó en la orden franciscana que le llevó a viajar por Francia e Italia, siendo la ciudad de Padua el lugar donde fallecería y sería canonizado. De hecho, es mejor no mentar nada sobre Antonio de Padua delante de un lisboeta.
Bromas aparte, los estudios han constatado que la iglesia del santo se encuentra junto a la Catedral no por querer darle la importancia que se merece el edificio, sino porque en este punto intramuros medieval era donde se encontraba la casa donde nació San Antonio . “El padre trabajaba en el Ayuntamiento, que se llamaba por entonces (siglo XII) Senado, y se encontraba aquí, no en la Plaza del Municipio al que se mudó tras el terremoto. De ahí que la vivienda familiar se encontrase al lado, lugar donde hoy está la cripta del Santo más rápidamente canonizado de la historia”. Largo de Santo António da Sé .
Iglesia escondida en Lisboa. © Cynthia M. 3. La iglesia escondida El cambio de ubicación del Ayuntamiento trae a colación el nombre del Marqués de Pombal , el valido del Rey que se encargó de darle a la ciudad de Lisboa un urbanismo moderno tras la tragedia más grande vivida en toda la historia portuguesa. Hablamos del terrible terremoto que asoló la ciudad en la mañana del 1 de noviembre de 1755. Eran las nueve de la mañana cuando el suelo tembló provocando un maremoto y un incendio que duraría tres días y tres noches y arrasaría el 80% de la ciudad. Se calcula que falleció un tercio de la población. De esa ciudad en ruinas nacería un nuevo mapa de la ciudad reflejo del despotismo ilustrado de su artífice.
Defensor absoluto del poder central y de la racionalización de la Administración, Pombal creó una Lisboa a imagen y semejanza de su ideología, aunando los poderes en un mismo lugar y eliminando los posibles resquicios del pasado que hubiesen sobrevivido al terremoto en la que él bautizó “la ciudad nueva”. Sin embargo, aún quedan algunas joyas escondidas en la zona, como una iglesia invisible a los ojos del turista . “Pombal no dejó reconstruir las iglesias tras el terremoto en su Ciudad Nueva pero dio a las hermandades la proporción del terreno que ocupaban”, cuentan en la visita guiada. Así, dentro de un edificio de viviendas espera aún en su planta baja la Igreja de Nossa Senhora da Oliveira (R. de São Julião 140) que, sin campanario ni torres, pero sí capitel de entrada, sigue ocupando el espacio que una vez tuvo.
Villa Berta, la calle de Lisboa que no es realmente una calle. © Cynthia M. 4. La calle que no es como las demás Tras la última parada del famoso tranvía 28 , en el barrio de Graça, espera una callejuela con dos hileras de casas alineadas y elegantes barandas, columnas de hierro y azulejos de colores. Lo que pudiese parecer a priori una calle es en realidad Villa Berta , una propiedad privada que fue construida en el siglo XX para albergar a la incipiente burguesía y a la gran mano de obra surgida de la revolución industrial.
Es Vila Berta una diminuta colonia que aún preserva su esencia desde hace más de 100 años a la que se accede a través de un túnel en el que de verdad se viaja en el tiempo.
Cafetería Martinho da Arcada, en Lisboa. © Cynthia M. 5. Cafetería Martinho da Arcada, el primer helado de Lisboa Sin duda la cafetería Martinho da Arcada , ubicada en pleno corazón de Lisboa, es un referente con historia propia. Por algo estamos ante una de las cafeterías más antiguas de Lisboa. Ubicada junto a la Plaza del Comercio, esta joya data del siglo XVIII. Sin embargo, no era café lo primero que aquí se servía.
Todo comenzó en 1778 como una modesta licorería en la que también se podía adquirir hielo. Y fue con este manjar con el que se creó el primer helado de Lisboa. Su dueño, Julião Pereira de Castro, pasó a hacer de la tienda la “Casa de la nieve ”, como una placa aún recuerda, haciendo mención a la venta de tan fría delicia entendida como el helado de la época. Por cierto, esta joya, ubicada en Terreiro do Paço y nacida para proporcionar bebidas y helados a la vecina corte real, aún sigue siendo un emblema cuando se habla de helados –ya con sabores–. Además, la historia se respira en sus rincones, pues desde el siglo XIX pasó a convertirse en epicentro de intelectuales, revolucionarios y artistas.
Un ascensor de época oculto en una tienda. © Cynthia M. 6. Un ascensor de época en una tienda La guinda de las sorpresas de estas visitas originales de Lisboa espera en la última planta del edificio donde se ubica la tienda de Benetton (rua Garret 83-93). Ubicada en Chiado, la zona más elegante para las compras en Lisboa, en el interior de la firma espera un ascensor que, a simple vista, conduciría a las diferentes plantas de la tienda. Entra sin miedo y ve hasta el último piso, donde se sitúa una galería de arte. Pero también a una joya de época preservada en el tiempo: el primer ascensor que tuvo una tienda en la ciudad y uno de los más antiguos de Europa.
Lugar de esplendor por excelencia desde hace más de dos siglos, en Chiado los edificios nobles aún siguen dominando la estampa a pesar de dar cobijo a tiendas más modernas. Y restos de esa riqueza es el antiguo ascensor que “Armazens Ramiro Leão” puso a disposición de su elegante clientela con el más puro estilo Art Nouveau en 1888 y al que hoy uno puede entrar a tomarse una fotografía sentado en su elegante banco aterciopelado con apliques dorados.
Árbol con las cenizas de Saramago, una de las 8 visitas originales en Lisboa. © Cynthia M. 7. Un olivo con las cenizas de Saramago En la comúnmente plaza conocida como Campo das Cebolas, lugar que fue el puerto de la ciudad hasta el siglo XV, un olivo se erige imponente. No es casualidad su ubicación, pues se ubica frente a la elegante Casa dos Bicos , sede de la Fundación José Saramago . Es bajo este árbol traído de su tierra natal, Azinhaga, donde descansan desde 2011 las cenizas del premio Nobel fallecido en la isla de Lanzarote junto a una emotiva piedra con la última frase de Memorial del convento, título fundamental de la obra del escritor: «Mais não subiu para as estrelas, se à terra pertenecia» (Pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía).
Merece la pena, por descontado, adentrarse en la Fundación, donde además de literatura y exposiciones, espera un fragmento de la antigua muralla romana y límite medieval así como el agua que sigue estando bajo los pies de esta zona ganada al mar.
Parking con obras pictóricas de diversos artistas. © Cynthia M. 8. Un parking con mucho arte No se puede hablar de Lisboa sin hacer referencia al arte urbano . Son muchos los ejemplos que se encuentran repartidos por toda la ciudad, en grandes murales comisionados, en sus trenes o en antiguas zonas industriales reconvertidas como LX Factory (donde si hay tiempo nunca está de más darse un paseo para descubrir sus tiendas de artesanía y gastronomía callejera). Pero existe un punto en particular donde el Street art es oro puro. Y no está a la vista de todos, sino en el interior de un parking, y esta es, por supuesto, otra de las visitas originales en Lisboa que te proponemos.
Merece la pena ascender andando las siete plantas del parking Chao do Loureiro (Largo Chão do Loureiro, 1100-535) para disfrutar del regalo que reconocidos artistas hicieron a la ciudad de Lisboa. Con una planta para cada uno de ellos, nombres como Paulo Arraiano, Miguel Januario o RAM iluminan y colorean las diferentes plantas de este garaje público convertido en una galería de arte.
Elevador de Santa Justa, en Lisboa. © Cynthia M. Más visitas originales en Lisboa… Ruta de fados en Lisboa de la mano de Amália Rodrigues .
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