Corea del Sur es uno de esos destinos de los que no sabemos tanto como quisiéramos, y que saltó a la actualidad por su buen control del coronavirus durante los inicios de la pandemia. Para comprobar que existe, que se despierta a diario con los rayos del Sol Naciente, y que está dispuesto a recibir al viajero con los brazos abiertos, fuimos a conocerlo y os lo contamos. Contrastes arquitectónicos en Seúl. © KTO No hace tanto tiempo que Corea del Sur pertenecía a ese grupo de lejanos países a los que no se nos ocurría viajar; en parte porque no aparecía en los programas de agencias de viaje, y en parte porque no sabíamos mucho de su situación. Y, a pesar de que Korean Air hace años que tiene vuelos directos entre Madrid y Seúl, parecía que todos los viajeros pertenecían al sector de viajes de negocios. Corea era desconocido como destino vacacional, aunque su apuesta por nuestro país está clara, dada su presencia en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR). Y, naturalmente, me refiero a Corea del Sur , porque Corea del Norte se rige por otras coordenadas existenciales.
Puente Gwangandaegyo (Busan). © KTO ¿No os parece que el ansia de conocimiento que debe tener cualquier viajero que se precie es motivo más que suficiente para interesarse por la cultura de este país? Pues para comprobar que Corea existe –exactamente entre el mar Amarillo y el mar del Este, también conocido como mar del Japón–, que se despierta diariamente con los rayos del Sol Naciente, y que está dispuesto a recibir al viajero con los brazos abiertos, hemos ido a descubrir ese secreto oriental.
Como información rápida: los medios de transporte, alojamientos, restaurantes y toda la infraestructura que necesita el visitante tiene un nivel muy alto, buena organización y operatividad, más el añadido de seguridad garantizada… ¡Y todo muy limpio!
Corea del Sur, soplan vientos de cambio En una primera ojeada, una vez allí, quizá lo primero que se perciba sea el proceso de aceleración experimentado en los últimos años. El país ha emprendido una voluntariosa carrera para incorporarse al progreso y crear una industria a la altura de sus vecinos China y Japón. Ahora, el milagro económico es una realidad palpable. Aunque también es posible que en esa carrera de entrega al progreso se haya alejado de algunas tradiciones que, aunque no definitivamente olvidadas, sí han quedado relegadas a un segundo plano. Pero, como ahora es lo que hay, el turista debe viajar aleccionado para descubrir mejor la esencia de este país del Lejano Oriente. Por eso, hete aquí algunos consejos en este artículo.
Emociones viajeras: desde la vanguardia musical del K-pop hasta la Tripitaka, la colección de tablillas grabadas con las sagradas escrituras del budismo.
Grupo de pop Girl’s Generation, un buen representante del K-pop. Seúl, la reina del K-Pop Seúl , la capital, está a la cabeza de la tecnología globalizada bajo el ritmo del K-pop. ¿Os acordáis del vídeo Gangnam Style del cantante pop Psy? Pues aquello pertenecía (y pertenece) al fenómeno llamado Korean Wave (Ola Coreana), que hace referencia a la expansión de la vertiginosa cultura surcoreana. Ésta se extiende por el mundo en forma de K-música, K-arte o K-cine (sirva como ejemplo la película Parásitos , ganadora del Oscar 2020 a la mejor película extranjera). Así que todo lo que tenga que ver con la K-fashion (en general) está en Seúl: jóvenes que pavonean una sexualidad andrógina, luciendo peinados a trasquilones y flequillos rubios o rastas de colores; y se visten con ropas increíblemente sofisticadas.
Templo con guardianes tolharubang, en la isla de Jeju. © KTO Merece la pena verlo como fenómeno sociológico, pero para apreciar la ‘otra Corea’, la más tradicional y enigmática, tenemos que plantearnos un mínimo recorrido por otras ciudades del país. Algunas son Busan , importante ciudad portuaria; Kyeongju y Haeinsa , lugares patrimoniales; el Parque Nacional de Seoraksan … O incluso escaparse un par de días a la isla de Jeju . Es su ‘isla bonita’, donde caminos, aldeas, casas y negocios están protegidos por tótems de madera. Representan a espíritus, que junto a unas extrañas esculturas de basalto volcánico –los tolharubang (que significa literalmente abuelo)–, pertenecientes a alguna extinguida civilización animista, preservan a sus habitantes de posibles desgracias. La isla misteriosa.
Montaña Seoraksan. © KTO Qué ver en el resto de Corea del Sur Los llamados tesoros nacionales no empezaron a ordenarse, clasificarse y restaurarse hasta mediados de los años sesenta del pasado siglo. Estos tesoros hoy en día abarcan desde templos casi completamente destruidos hasta el estudio de su olvidado folclore.
El área de la ciudad de Kyeongju , en el sureste de la península coreana, que durante mil años fue la cuna del esplendoroso reino de Shilla (circa 57 a.C.- 935 d.C.), es la que posee mayor concentración de tesoros artísticos. En el centro de la ciudad se encuentra el Parque Tumuli . Alberga una veintena de tumbas de reyes que, como si de pirámides faraónicas se tratara, algunas permanecen aún sin excavar. Buena parte de los tesoros encontrados en el Parque Tumuli están depositados en el Museo Nacional de la ciudad. Allí también se exhibe la legendaria campana Emile , la más grande y sonora de toda Asia.
Templo Bulguksa y Tumula Park, en Kyeongju. © KTO En los alrededores de Kyeongju se encuentra el templo Bulguksa , considerado el templo nacional del budismo coreano. Construido sobre terrazas escalonadas, refleja el más rico testimonio de la arquitectura religiosa. Se accede a través de varios puentes de caprichosa arquitectura y de sugerentes nombres como ‘puente de la nube azul’ o ‘puente de la nube blanca’. Cuando se cruzan los puentes de las nubes, se avanza por un serpenteante sendero hasta a un palafito que parece flotar sobre un lago. Recibe el nombre de Ja-ha-Moon , algo así como ‘la puerta de la púrpura dorada’. Es un lugar ideal para meditar, para escuchar música, para elucubrar haikus o simplemente para fantasear ¿Alguien ofrece más ensoñación?
En Ja-ha-Moon debería de estar prohibido llevar el móvil encendido, pero en Corea no se apagan los móviles ni en ‘el jardín del silencio’.
Buda Sakyamuni, en la gruta Sokkuram de Kyeongju. © KTO La visita al templo Bulguksa se completa con una agradable caminata hacia la montaña por un sendero que se abre entre un tupido bosque de pinos milenarios que conduce a la gruta Sokkuram . Allí, rodeada de divinidades, está la gigantesca imagen del buda Sakyamuni, que mira, estoicamente, hacia más allá de las colinas boscosas.
Templo Haeinsa. Tripitaka coreana. ©KTO El templo de Haeinsa es conocido por la comunidad budista mundial por ser el depositario de la llamada Tripitaka . Es la colección formada por 80.000 tablillas de madera de abedul en las que fueron grabadas las sagradas escrituras del budismo en el siglo XIII. Originariamente escritas en sánscrito, fueron traducidas al chino y ahora constituyen el canon budista más completo de esta religión.
Joven con sombrilla en Seúl, Corea del Sur. © Pedro Grifol Curiosidades de Corea del Sur Como en todas las culturas, para aprender y apreciar la idiosincrasia de sus gentes, la fuente primera de información son los mitos y leyendas que posteriormente desembocan en religiones. Aunque en la antigua Corea, como no podía ser de otra manera, todo empezó con el animismo y sus consecuencias mágicas, en la moderna Corea la mitad de sus más de 50 millones de habitantes, sorprendentemente no tienen una determinada creencia religiosa .
Es curioso ver cómo combinan, a lo largo de toda su vida, creencias tan arraigadas como el chamanismo o el confucionismo; fundidas con la pintoresca parafernalia –decorativa al uso– de ritos religiosos de la moda occidental. Llama la atención ver enlaces matrimoniales con la novia vestida de ‘blanco roto’ (con tules, blondas y cola) junto a un novio encorsetado en un frac azul celeste, como si de una boda en la mismísima Las Vegas se tratara. La religión es una excusa para montar la fiesta nupcial. El otro 50% de la población –la supuestamente creyente– pertenece a la comunidad budista (que no es una religión… pero como si lo fuera), con minorías repartidas entre católicos y protestantes.
Tótems en Seúl. © KTO La fragmentación política que divide la península coreana en dos Coreas desde 1953 es considerada como un anacronismo en nuestros días, ya que todos los coreanos se muestran conscientes de pertenecer a una misma etnia. Pero respecto a Corea del Norte bajemos un tupido telón.
CONSEJOS ETHERIA Muy recomendable la última edición de la guía Corea de Lonely PLanet (2019), en español (desde 23,75 euros en Amazon ). Encontrarás lo que tardarías semanas en ordenar por el procedimiento de ‘corta y pega’ por Internet. Corea del Sur es un país en el que puedes moverte por tu cuenta, pero el idioma (hangeul) ¡no es fácil! Este reportaje fue realizado antes de la pandemia por lo que las visitas recomendadas y las opciones para moverse por el país deben ser corroborados antes de hacer tu viaje .También te puede interesar: 5 recomendaciones para preparar un viaje a Japón
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